viernes, 29 de noviembre de 2019

Los 60 Guardias Civiles asturianos enterrados en valle de los caidos sin «merecerlo» a

Cruz Laureada de San Fernando.


Para sacar los restos de Franco del Valle de los Caídos, un mausoleo en el que reposan casi 34.000 cadáveres, el gobierno socialista de Pedro Sánchez aduce que el dictador que dio un golpe de Estado y gobernó España cuatro largas décadas no murió en batalla. Y que, por tanto, no hay espacio para él en un lugar que pretende servir de memoria de las víctimas de la Guerra Civil. Franco, de este modo, forma parte de un reducidísimo número de casos excepcionales que completa un grupo que llegó desde Asturias.
Se trata de unos sesenta Guardia Civiles que fallecieron en Sama de Langreo durante luchas de la revolución de 1934 y que fueron trasladados después al mausoleo por la insistencia de sus viudas.  “Cuando solicitaron espacio para sus esposos al principio no se lo concedieron”, cuenta Carmen García, profesora titular de la Universidad de Oviedo y directora de varias investigaciones sobre la represión.
Las autoridades apuntaron que el Valle de los Caídos serviría de homenaje sólo para los caídos en la contienda. Pero las mujeres no admitieron la negativa. “Siguieron presionando y lograron el gobierno trasladase allí los restos de sus esposos”, destaca la experta. Y asegura que “son los únicos, junto con el dictador”, que se encuentran en el Valle de los Caídos a pesar de que no murieron luchando en el conflicto cainita.
Junto a ellos, se encuentran otros casi 3.600 cadáveres más procedentes de Asturias, que sí fallecieron durante la Guerra Civil. Los que estaban identificados, más o menos la mitad de los totales y en su gran mayoría del bando nacionalista, llegaron al mausoleo en cajas individuales. Y el resto, más o menos la mitad, lo hicieron en cajas colectivas. Sin nombre y con el único detalle de su lugar de procedencia. De esta forma, los estudios de Carmen García certifican que al Valle de los Caídos fueron a parar militares y Guardias Civiles de Grado (47), Las Regueras (17), Navia (5), Salas (21), Somiedo (6) y Tineo (7)
A estos hay que sumar otros 108 militares trasladados desde Oviedo. Desde la capital de Asturias llegaron también 16 milicianos y 1018 difuntos sin identificar que se movieron cuando se desmanteló el cementerio municipal de guerra de San Pedro de los Arcos. Y al Valle de los Caídos fueron a parar, además, los cadáveres de fosas comunes de lugares de toda Asturias, como los enclaves ovetenses del Monte Naranco o La Cadelllada.

El mausoleo de los Caidos, que en “un primer momento se pensó sólo para los caídos por Dios y por España (en referencia al bando encabezado por el dictador). Y más adelante, debido a lo mucho que tardó en construirse, recibió traslados muchos cementerios de guerra de toda España con fallecidos de ambos bandos”.

Nota sobre Sama de Langreo (Asturias)

Escudo del concejo de Langreo (Asturias): Escudo cortado y medio partido. Primer cuartel: la Cruz de los Ángeles en oro y piedras preciosas, acompañado de dos ángeles arrodillados. Este es el emblema del Arzobispado de Oviedo al que perteneció el concejo. Segundo cuartel partido: diez yelmos de plata.Tercer cuartel, pico y pala puesto en aspa cargado de una rueda dentada, el todo surmontado de la Cruz de la Victoria.

Mantuvo especial relevancia durante los hechos acontecidos en la Revolución de Asturias cuando milicianos socialistas a las órdenes de Belarmino Tomás asaltaron el cuartel de la Guardia Civil muriendo prácticamente los 80 guardias civiles y guardias de asalto que lo defendían, incluido su capitán José Alonso Nart, quien recibió la Cruz Laureada de San Fernando.

Alonso Nart, José. Sama de Langreo (Asturias), 28.IX.1897 – 6.X.1934. Militar y caballero Laureado de San Fernando.
Fueron sus padres el comandante de la Guardia Civil Marcelino Alonso Arenas y María del Rosario Nart y Fernández Campa. En agosto de 1913 obtuvo plaza de alumno en la Academia de Infantería de Toledo, siendo en 1916 promovido a segundo teniente y destinado al Regimiento del Príncipe, al que se incorporó en Oviedo, dándosele el mando de la Sección de Explosivos.
En 1918 fue ascendido a primer teniente y al año siguiente destinado al Batallón de Cazadores de Ibiza, en el que sirvió hasta que en mayo de 1920 se le concedió destino en el Cuerpo de la Guardia Civil, Comandancia de Orense, y al mando de la Línea de Carballino, de donde en el mes de diciembre pasó a la Comandancia de Caballería del 10.º Tercio y al mando de la Línea de Lugones (Oviedo). Durante el tiempo que permaneció en Asturias hizo la carrera de perito mecánico en la Escuela Industrial de Gijón.
En 1922 sirvió en la Comandancia de Segovia y seguidamente en el 1.er Tercio de Caballería; en 1926, en la Comandancia de Caballería del 27.º Tercio; en 1928, tras su ascenso a capitán, en la Comandancia de Melilla; en 1929, en la Plana Mayor del 10.º Tercio (Oviedo); en 1931, en la Comandancia de Vizcaya y, de nuevo, en el 10.º Tercio, con el mando de la 3.ª Compañía, en La Felguera.
Al estallar en Asturias el movimiento revolucionario del mes de octubre de 1934 se encontraba destinado en Sama de Langreo, encargándose en las primeras horas del día 5 de la defensa del cuartel, que fue atacado con dinamita y armamento de todo tipo por un grupo de revolucionarios, cuyo número fue en aumento a lo largo del día, llegando a estar rodeados por alrededor de cinco mil hombres. La compañía contaba con un oficial, tres suboficiales y treinta y seis guardias, siendo baja en los primeros ataques veinte de ellos, entre muertos y heridos.
Conminado a rendirse por el jefe de los revolucionarios con la amenaza de incendiar el cuartel, se negó a ello, por lo que comenzó el lanzamiento de cartuchos de dinamita sobre el tejado del edificio, derrumbándose parte del techo y de la segunda planta, por lo que el resto de la guarnición se vio obligada a refugiarse en la primera planta y en la baja.
Al día siguiente habían sido destruidos el segundo piso y la planta baja, destrozado el primero y casi agotadas las municiones, por lo que decidió abandonar el cuartel y tratar de llegar a Oviedo, dejando a los muertos y heridos al cuidado de sus familiares en las casas contiguas.
A través de un intenso fuego se efectuó la salida, a cuyo frente iba el capitán Alonso Nart, abriéndose paso a través del enemigo lanzando granadas de mano, una de las cuales cayó sobre el polvorín de los revolucionarios, que voló por los aires con sus ocupantes, recibiendo en ese momento una herida grave, que no le impidió seguir dirigiendo el repliegue de los escasos supervivientes que quedaban, tratando de buscar refugio en la montaña, pero durante la huida fue apresado y asesinado.
Abierto juicio contradictorio para determinar su derecho a la Cruz Laureada de San Fernando, se consideró su actuación como heroica, lo que hizo que por orden de 12 de abril de 1945 se le concediese tan preciada condecoración.

Fuentes y bibl.: Archivo General Militar (Sevilla), Secc. 1.ª, leg. A-1401.


A. de Ceballos-Escalera y Gila, J. L. Isabel Sánchez y L. Ceballos-Escalera y Gila, La Real y Militar Orden de San Fernando, Madrid, Ministerio de Defensa, 2003.

1 comentario:

  1. El valle de los caídos es un lugar digno para ser recordado en las próximas generaciones

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