sábado, 26 de marzo de 2016

El fascismo según Umberto Eco.-a

El semiólogo italiano Umberto Eco, fallecido hace dos años, fue mundialmente conocido a partir de 1980 por su novela «El nombre de la rosa», un portentoso relato en el que su protagonista, Guillermo de Baskerville, investiga unos asesinatos en una abadía benedictina de la Italia del siglo XIV. Jean-Jacques Annaud, director muy aplaudido por «El oso», realizó una meritoria versión cinematográfica de «El nombre de la rosa».
Eco ya fue relevante en la década de 1960, en círculos universitarios y de medios de comunicación, entre otros, por su ensayo «Apocalípticos e integrados», en el que sostenía que los «apocalípticos» lo constituían quienes veían en la cultura de masas una deriva catastrófica para el hombre, y los «integrados», al contrario, creían en una suerte de democratización de la cultura. 
Sin embargo, el Eco más académico y sustancial lo encontramos en algunos de sus estudios más sesudos, como en «Los límites de la interpretación» (… «en la interpretación, además de que -i- una expresión puede ser sustituida por su interpretación, sucede también que -ii- este proceso es teóricamente infinito, o al menos indefinido, y que -iii- cuando usamos un sistema de signos determinado podemos tanto rechazar la interpretación de sus expresiones como elegir las interpretaciones más adecuadas según los diferentes textos», pág. 243 de la segunda edición de Lumen de 1988). 

O «Semiótica y filosofía del lenguaje» («Aristóteles, aunque solo sea de forma confusa, lo percibió: al nombrar una cosa con el nombre de otra se niega una de las propiedades que le pertenecen. El escudo de Ares también podría ser nombrado como «copa sin vino» [Poética, 1457b, 32]», pág. 184 de la tercera edición de Lumen de 1988). Por supuesto, para quien desee profundizar en las teorías del que fuera catedrático de Semiótica de la Universidad de Bolonia, puede recurrir a su manual «La estructura ausente. Introducción a la semiótica», también publicada por la editorial Lumen. 


El fascismo eterno.

Pues bien, Umberto Eco fue invitado en 1995 a dar una conferencia en la Universidad de Columbia, titulada «El fascismo eterno», y su repercusión aconsejó, dos años más tarde, a que el texto que Eco leyó fuese recogido en un librito: «Contra el fascismo».Eco empieza recordando que, de niño, era fascista: «Toda mi infancia había estado marcada por los grandes discursos históricos de Mussolini, cuyos pasajes más significativos aprendíamos de memoria en el colegio» (¿no recuerdo esto el franquismo de antaño y el catachalismo actual?).
 «En Italia, hoy en día, hay personas que dicen que la guerra de liberación [del fascismo y del nazismo] fue un trágico episodio de división, y que ahora necesitamos una reconciliación nacional» (¿se parece en algo a la España de hoy en día? Afirmativo). Para Eco, «detrás de un régimen y de su ideología hay una manera de pensar y de sentir, una serie de hábitos culturales, una nebulosa de instintos oscuros y de pulsiones insondables» (¿acaso los aberchales, catachales, valenchales, balearchales, galegochales y asturchales carecen de «instintos oscuros»?).«Hubo un solo nazismo», prosigue Humberto Eco, «y no podemos llamar nazismo al falangismo hipercatólico de la España de Franco, puesto que el nazismo es fundamentalmente pagano, politeísta y anticristiano, o no es nazismo».
 Y dos páginas más adelante: «Añádanle al fascismo italiano un anticapitalismo radical (que nunca fascinó a Mussolini) y obtendrán a Ezra Pound. Añádanle el culto a la mitología celta y el misticismo del Grial (completamente ajeno al fascismo oficial) y obtendrán a uno de los gurús fascistas más respetados: Julius Evola. A pesar de esta confusión, considero que es posible elaborar una lista de características de lo que me gustaría denominar ur-fascismo, o fascismo eterno. Tales características no pueden quedar encuadradas en un sistema: muchas se contradicen mutuamente, y son típicas de otras formas de despotismo o fanatismo, pero basta con que una de ellas esté presente para hacer coagular una nebulosa fascista»
Y las 14 características que enumera Umberto Eco de esta «nebulosa fascista» son:

1) Culto a la tradición: «La verdad ya ha sido anunciada de una vez por todas».
2) Irracionalismo: «La ideología nazi se basaba en la sangre y en la tierra» (se me aparecen aquí los contornos y geográficos y los dintornos sociópatas catalanes, vascos…).
3) Pensar es una castración: «El irracionalismo se deriva también del culto a la acción por la acción. La acción es bella de por sí y, por tanto, debe actuarse antes de y sin reflexión alguna. Pensar es una forma de castración». 
4) Sincretismo acrítico: «El desacuerdo es traición».
5) Racismo: «El desacuerdo es, además, un signo de diversidad… El ur-fascismo es, pues, racista por definición».
6) Burguesía amenazada: «El ur-fascismo surge de la frustración individual o social. Lo cual explica por qué una de las características típicas de los fascismos históricos ha sido el llamamiento a las clases medias frustradas, desazonadas por alguna crisis económica o humillación política» (la retórica nacionalista en España).
7) Nacionalismo: «A los que carecen de una identidad social cualquiera, el ur-fascismo les dice que su único privilegio es el más vulgar de todos: haber nacido en el mismo país». 
8) La fuerza del enemigo: «Los seguidores deben sentirse humillados por la riqueza que ostentan los enemigos y por su fuerza» (Torra y sus CDR: «represión de la policía fascista española»).
9) La guerra permanente: No hay lucha por la vida, sino «vida para la lucha» (bien lo saben en el País Vasco y Cataluña).
10) Elitismo de masa: «un aspecto típico de toda ideología reaccionaria, al ser fundamentalmente aristocrática» (burguesía vasca y catalana).11) Héroe mitológico: «el heroísmo es la norma» para todos (los vándalos que tienen en estado de sitio a Cataluña son los héroes que señala Eco).
 12) Sexo: «Puesto que tanto la guerra permanente como el heroísmo son juegos difíciles de jugar, el ur-fascista proyecta su voluntad de poder a cuestiones sexuales», como la debilidad de la mujer, la homofobia, etcétera.
13).-El líder: El pueblo es monolítico, un todo (atributivo que envuelve a sus partes entretejidas, que diría Gustavo Bueno desde su teoría del todo y las partes, pero en cuanto a la perspectiva de «unidad», no de «identidad»), que sigue a un líder indiscutible.
14) Lenguaje infantil: «Todos los textos escolares nazis o fascistas [como los catalanes] se basan en un léxico pobre y en una sintaxis elemental». (Al principio de este texto hablé de dos películas de Annaud, y quiero terminar con un deseo: que Tarantino acometa la segunda parte de «Malditos bastarnos», pero, en lugar de tener por escenario Francia, que la ruede en Cataluña).


EDUARDO GARCÍA MORÁN 
REDACCIÓN 27/10/2019 

martes, 22 de marzo de 2016

Anti globalizadores.-a



Introducción.

El movimiento antiglobalización , es un amplio conjunto de movimientos sociales formado por activistas provenientes de distintas corrientes políticas y países del mundo, que a finales del siglo XX convergieron en la crítica social al proceso de globalización.

El antiglobalismo acusa al actual proceso de globalización de beneficiar a las grandes multinacionales y a los países más ricos​ acentuando la precarización del trabajo, y consolidando un modelo de desarrollo económico injusto e insostenible. También lo acusa de socavar la capacidad democrática de los Estados, entre otros aspectos negativos.

Su emergencia y difusión regional e internacional exorcizaban los intentos del «pensamiento único» de rendir inútil la resistencia, ineficaz la acción colectiva y arcaico todo deseo de cambio.... En un plano más amplio, el levantamiento zapatista se convertiría en referencia del naciente movimiento antimundialización neoliberal, que lentamente iba tomando cuerpo tanto en el norte como en el sur. En este camino, la realización del Primer Encuentro por la Humanidad y contra el Neoliberalismo (1996), en muchos sentidos, marcaría el primer paso en la construcción de este movimiento de movimientos, de carácter internacional, que tuviera su «bautismo de fuego» en la llamada batalla de Seattle (1999), y su espacio privilegiado de encuentro más amplio en la experiencia del Foro Social Mundial.

Las organizaciones.

Se trata de una red potencial y unilateral internacional  que se coordina y organiza de forma más o menos horizontal y descentralizada, además de usar Internet y las nuevas tecnologías​ intensivamente para coordinarse y difundir sus ideas y noticias.

La falta de centralización y de jerarquía da lugar a que no existan portavoces ni manifiestos finales, si bien los colectivos que forman el movimiento pueden tenerlos. El movimiento está conformado por muchos grupos e individualidades de muy diversos orígenes y objetivos, a veces, incluso opuestos. Esto dificulta la definición del movimiento mismo en cuanto a término y significado. Las contracumbres y encuentros en el Foro Social Mundial son, fundamentalmente, las ocasiones en donde el movimiento antiglobalización se encuentra y obtiene impacto mediático.

Sus enemigos principales son las multinacionales y las grandes organizaciones económicas y políticas internacionales, fundamentalmente, el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM), para ellos estos dos grupos son los responsables de la pobreza en la que se encuentran la mayor parte de los países pobres.

Origen y efectos.

La sociedad civil mundial, como fuerza y como concepto, emergió gracias a este movimiento como una tercera fuerza global, se coloca al lado de las Empresas transnacionales y las Organizaciones internacionales gobernamentales (OI) como una de las instituciones globales claves que ahora intentan determinar la calidad y dirección de la globalización. 

El movimiento altermundista se vuelve visible en la llamada batalla de Seattle y se ha constituido como un hecho histórico mundial. Existe un consenso generalizado en que a partir de su surgimiento en 1999 se produce una bisagra en la dirección que traía el proceso de globalización económica. Hasta ese momento, durante la década de los años 1990, la globalización era presentada con un lenguaje exclusivamente económica y afín por las empresas multinacionales (EMN) y los grandes grupos financieros mundiales. Desde entonces, incluso los sectores más conservadores comienzan a utilizar en su lenguaje términos y propuestas vinculadas a los derechos del trabajo, del ambiente, de los derechos  humanos, de la pobreza y la distribución de la riqueza a nivel mundial.

El hecho de que por primera vez las organizaciones sindicales y ambientales  pudieron unirse en una acción conjunta, abrió un proceso mundial de alianzas entre organizaciones heterogéneas que finalmente tuvo una de sus máximas manifestaciones en el Foro Social Mundial, cuya primera versión se realizó en Porto Alegre en 2001.

En el aspecto económico una parte importante del movimiento surgido ha ido enfocándose cada vez más propuestas autónomas a las vías gubernamentales y alternativas al corporativismo. Es el caso de la economía solidaria, un modelo voluntario y cooperativo de economía que incluye el comercio justo, la banca ética, el microcrédito, empresas asociativas, entre otras actividades propositivas.

Ideología y corrientes

Corrientes internas

Los siguientes movimientos sociales y corrientes ideológicas forman parte del movimiento:​

Anticapitalismo: anarquismo, comunismo, economía participativa, autonomismo.

Movimiento ecologista en favor del desarrollo sostenible o del decrecimiento.

Movimiento de liberación animal.

Pacifismo y antimilitarismo.

Grupos preocupados por la pobreza y la justicia Norte-Sur (algunas ONG).

Movimientos indigenistas.

Movimiento obrero, sindicatos y organizaciones estudiantiles.

Movimientos de liberación y nacionalistas.

Antirracismo

Otros: esperantistas, grupos pro medicamentos genéricos, activistas contra los organismos modificados genéticamente (OMG).

Algunas personas provienen de varias de estas corrientes, otras no se identifican con ninguna de ellas. Incluso puede apreciarse un rechazo a la globalización por parte de grupos más conservadores (algunos de los cuales son tachados de neo-fascistas o nacionalistas en numerosos medios), de pequeños empresarios y personas de otros sectores comúnmente interpretados como contrarios a los expuestos anteriormente. 

Muchas personas se oponen también a este proceso por motivos religiosos, éticos, o morales relativos a su cultura, la cual se ve amenazada por la imposición de unos valores "universales" que nacen del ideario e intereses de otras potencias, ajenas estas a su tierra, y aparentemente despreocupadas por la misma y por la gente que habita en ella. Muchos movimientos nacionalistas, como la Agrupación Nacional, el Partido de la Libertad de Austria, la Liga Norte,​ Amanecer Dorado​ o el Partido Nacionaldemócrata de Alemania​ se oponen a la globalización, pero argumentan que la alternativa para la globalización es la protección del estado-nación. 

Otros grupos, influenciados por la tercera posición, también son clasificables como antiglobalización. Sin embargo, su visión global del mundo es rechazada por grupos como Acción Global de los Pueblos y Acción Antifascista. En respuesta, los movimientos nacionalistas contra la globalización, sostienen que la posición izquierdista de la anti-globalización es en realidad un apoyo al altermundialismo. Otras fuerzas de la derecha política, entre ellas el presidente estadounidense Donald Trump, manifiestan su oposición al concepto particular del globalismo.

Propuestas más conocidas.

Tasa Tobin, impuesto sobre las transacciones financieras internacionales para desarrollar  a los países menos desarrollado y frenar la especulación.

Supeditación de las multinacionales al control político democrático por parte de los ciudadanos.

Reforma o supresión de las instituciones financieras internacionales (Fondo Monetario internacional, Organización Mundial del Comercio, Banco Mundial).

Eliminación de las negociaciones multilaterales para la liberalización del comercio agroalimentario, especialmente en el seno de la OMC, pero también a través de tratados bilaterales. Avanzar hacia la soberanía alimentaria.

Introducir el concepto de Índice de bienestar económico sostenible en lugar del PIB como único indicador del estado de una nación y dar más importancia al Índice de Desarrollo Humano. Conceptos como la huella ecológica también debería entrar en el debate político cotidiano.

Introducir la democracia participativa según el modelo de Porto Alegre, cuyo gobierno local consulta a sus ciudadanos sus prioridades sobre cómo gastar el dinero público.

Objeto de la critica la globalización .

El movimiento antiglobalización crítica al «libre comercio»  mundial.

La crítica central es que las condiciones para que todos puedan competir en pie de igualdad no se cumple casi nunca y que tanto las clases privilegiadas como los países poderosos parten con una ventaja abrumadora.

Los activistas saben que el libre comercio crea riqueza, pero se oponen al privilegio corporativo de los gobiernos hacia las multinacionales, los lobbies empresariales, el «comercio forzado» por tratados y organismos internacionales, y la economía cartelizada y blindada que pretenderían imponer estas transnacionales formando monopolios u oligopolios, que en definitiva serían la negación misma de un comercio libre para los ciudadanos comunes. Otros se oponen a la manera de repartir la riqueza tan poco equitativa de manera que crea agentes externos. Las externalidades ocurren cuando las acciones económicas afectan a terceros. Según varios economistas, como Robin Hahnel, las externalidades provocan fallos del mercado si el mecanismo de precios no considera los “costos sociales y ambientales totales” y los “beneficios sociales y ambientales totales” que tienen la producción y el consumo. Estos costos podrían ser añadidos o restados al precio según su impacto social y ambiental, a través de un impuesto ecológico o social.

El índice de bienestar económico sostenible (IBES) es un indicador económico alternativo que debería -según este punto de vista- reemplazar al Producto Interno Bruto (PIB) como indicador de bienestar social, por reflejar más fielmente los indicadores que de verdad importan en el desarrollo humano.

Crítica a la mercantilización de la sociedad mundial.

El aumento de las privatizaciones, reducción del sector público y políticas de redistribución de la riqueza, la supeditación de toda actividad humana a la rentabilidad, son para los activistas razón de preocupación. Por otro lado se denuncia la fe en el mercado como solución universal para todos los problemas, incluso los no comerciales, como en el caso del mecanismo de compraventa de derechos de emisión de gases de efecto invernadero en el Protocolo de Kioto.

Crítica a las grandes instituciones financieras internacionales (FMI, OMC, Banco Mundial...)

Se cree que están influidas por el poder económico y por potencias poderosas (Estados Unidos, Unión Europea, Japón, G-8) y no responden a las necesidades humanas.

La globalización que proponen los neoliberales sería la de maximizar el beneficio del capital privado de los países ricos.

Crítica al poder de las grandes multinacionales en detrimento de la soberanía nacional y la democracia.

Los activistas argumentan que, bajo el nombre de globalización existe un intento de potenciar el poder de la banca y de las multinacionales. Otra crítica frecuente es que es el sector privado quien directamente financia a los partidos políticos, erosionando su independencia. El ejemplo más flagrante sería la connivencia entre el partido Demócrata y el Republicano en Estados Unidos, y las grandes multinacionales como Halliburton y el vicepresidente Cheney.

Organización

No es un movimiento organizado jerárquicamente, sino que se trata de una red de diversos movimientos de varios países y regiones, que se coordinan y organizan de forma horizontal y descentralizada. Esto da lugar a que no existan portavoces ni manifiestos finales, si bien los colectivos que forman el movimiento pueden tenerlos.

El denominador común de los grupos involucrados se basa en ideas por oposición a las políticas imperantes. Sin embargo, se intenta con éxito que los diversos grupos adopten las causas de los demás, logrando así propuestas en positivo y una mayor sensación de unidad, creando redes sociales que no se rompen necesariamente tras una contracumbre o un Foro Social.

Uso de la tecnología y los medios de comunicación

Los movimientos sociales anti-globalizaciones han hecho uso intensivo las posibilidades que ofrecen las nuevas tecnologías (principalmente móviles e internet) para informarse, comunicarse internamente y coordinarse.

Medios alternativos.

Internet, como fuente de información difícil de controlar por los Estados o por los grandes medios de comunicación, es apreciado y usado extensivamente entre los activistas para informar e informarse. Los activistas adoptan un discurso crítico con medios de comunicación convencionales por considerarlos como filtro para las noticias incómodas con el poder político y económico. Para contrarrestar el filtro de los medios convencionales la producción y difusión de contenidos informativos forma una parte importante de la estrategia de los activistas.

Así, existen medios digitales, a veces mencionados como contrainformativos,​ que ofrecen contenidos de interés para los activistas y no serían aceptados por los grandes medios de comunicación. Algunos de los sitios web más conocidos son: Rebelión, Indymedia, La Insignia, La Haine y Kaosenlared, etc. Estos sitios web suelen más participativos que los medios tradicionales y muchas veces son los propios lectores los que producen las noticias o artículos.

A nivel organizativo interno los grupos o colectivos de activistas, utilizan herramientas como las listas de correo, email, sitio web y redes sociales como Facebook.

A veces las listas de correo y las direcciones de email, no están únicamente dedicadas a labores organizativas internas (reuniones, etc.) sino que pueden dar lugar a debates políticos y cadenas de mensajes para difundir mensajes.

El sitio web es un instrumento ya consolidado en la presentación mediática de cualquier organización en casi todo el mundo y los colectivos de activistas no son una excepción.

Más novedosas son las campañas de comunicación llevadas a cabo exclusivamente a partir de sitios de redes sociales como Facebook. En ellas se aprovecha la capacidad de marketing viral que estas redes proporcionan, lo que ofrece la posibilidad tanto de difundir una idea rápidamente como de crear una red de simpatizantes que puede ser usada para recaudar fondos o captar colaboradores. Un buen ejemplo resulta la campaña «¿65 horas? ¡Ni de coña!» contra la propuesta de la Unión Europea de ampliar el horario laboral de los trabajadores, que logró reunir a miles de personas para apoyar esa causa rápidamente y sin medios económicos.

Otro ejemplo de uso activista de la red, que puede servir para indicar el futuro del activismo en la red, lo encontramos en Avaaz.org, un grupo activista totalmente global que intenta influir con éxito sobre la agenda internacional sobre cuestiones como el cambio climático, derechos humanos y conflictos religiosos, que ha sido concebido para la internet, donde ha llegado a tres millones de simpatizantes a través de más de trece lenguas.

Tensiones

Aunque la coordinación de los colectivos es buena teniendo en cuenta su heterogeneidad, existen ciertas diferencias internas de diferente orden.

Transformadores y reformistas: Esencialmente estas diferencias se dan entre los más o transformadores (radicales anticapitalistas, anarquistas) y la más moderada o reformistas (socialdemócratas, ONG, etc). Por un lado los primeros acusan a los segundos de querer jerarquizar el movimiento y ceder en sus reivindicaciones más ambiciosas, lo que les lleva a veces a organizar eventos paralelos en los foros sociales.Por el contrario, los moderados, creen que hay que colaborar con partidos y sindicatos mayoritarios, y reformar el sistema sin grandes rupturas.

Pacíficos y violentos: Aunque una gran parte de los individuos y colectivos que participan en las contracumbres son pacíficos y actúan en consecuencia, hay algunos individuos y colectivos radicales como los que siguen la táctica del Bloque Negro, que usan abiertamente la violencia contra los símbolos capitalistas (bancos, multinacionales...) o incluso contra la policía.

Nacionalismo radical y el resto: Batasuna quiso tomar parte activa y plena en las movilizaciones de Barcelona en 2001, lo que generó tensiones, dando lugar a que se manifestara de forma semiautónoma en la manifestación final. Muchos integrantes del movimiento no ven con buenos ojos la incorporación del nacionalismo radical, defensor de la violencia política, a las actividades de las contracumbres.

Críticas al movimiento.

El movimiento antiglobalización o altermundialista ha sido criticado en muchos aspectos por los políticos, institutos conservadores, economistas liberales y otras personas favorables a la economía de mercado, pero también por los mismos activistas que lo forman.

El movimiento ha cosechado críticas desde sectores pertenecientes a la derecha política en general, y en especial del liberalismo y de los defensores del libre mercado que sostienen que la libertad económica es una expresión indispensable de la libertad individual.

Algunos críticos señalan que aunque las protestas giran en torno a cuestiones que la mayoría reconocen como graves problemas (como las violaciones de derechos humanos, el calentamiento global y la pobreza crónica de algunas partes del mundo), sólo ocasionalmente se generan soluciones o propuestas concretas. Los activistas suelen aceptar parte de la crítica pero señalan que en pocos años han sido capaces de lanzar diversas e interesantes propuestas de corte intervencionista como la Renta Básica o la Tasa Tobin, y otras como la condonación de la deuda externa, la profundización en la democracia participativa, etc.

Algunos temen que las motivaciones finales de algunas corrientes, como la comunista o anarquista, sean revolucionarias. La réplica habitual es que el movimiento cuenta con una estructura horizontal, pacífica y minoritaria, con lo que no supone una amenaza al orden establecido.

Una de las críticas más comunes que surgen cuando se producen hechos violentos en las contra cumbres es la naturaleza violenta del movimiento y su naturaleza extremista y radical.

Una de las críticas que más a menudo recibe el movimiento, que no necesariamente viene de sus oponentes, es la carencia de metas comunes y que los puntos de vista de sus activistas se oponen a veces entre ellas. Muchos no ven este hecho como un problema central mientras tengan un enemigo común al que oponerse. Ciertamente las diferencias de culturas organizativas e ideológicas complican la construcción de alternativas comunes.

miércoles, 9 de marzo de 2016

Éxodo al "paraíso" de Corea del Norte.-a

Repatriación de coreanos residentes en Japón en el puerto de Niigata. Comité Internacional de la Cruz Roja

23 FEB. 2019

Miembro del Partido Comunista de Japón, Kojima Harunori se dedicó durante meses a plasmar el éxodo en fotografías. Una de estas instantáneas en blanco y negro muestra a cuatro niños embarcando en el paquebote. Acarrean pequeñas maletas y exhiben una significativa sonrisa. Otra deja ver a un pequeño que asciende la pasarela portando un retrato de Kim Il Sung. Una tercera exhibe a un grupo de féminas que agita banderas norcoreanas en la borda.
La colección de fotos no deja duda. El periplo se organizó como si fuera una gran fiesta. Por eso los viajeros eran aclamados por cientos de personas que les despedían con flores y confeti, como permite apreciar otro de los trabajos de Harunori. "¡Una fervorosa bienvenida a nuestros compatriotas de Japón en su regreso a casa!", se leía en una de las pancartas que adornaban los dos buques soviéticos, el Krylio y el Tobolsk, que se encargaron durante los primeros años del trasvase humano.
Hiroko Sakakibara coincide con el resto de la media docena de norcoreanos de origen japonés que se han reunido en torno a la mesa. Ella fue una de esas pequeñas que se dejó contagiar por la propaganda. Recuerda que cuando su padre aceptó abandonar el país capitalista para instalarse en la nación comunista "se puso a aplaudir". "Era mi sueño. Estaba tan contenta", dice. Tenía sólo 11 años en 1961 y, pese a que había nacido en Hiroshima y estudiaba en un colegio japonés, su vida en este país estaba asociada a las carencias.  Su madre había sufrido una trombosis y su padre, un obrero de la construcción, tuvo que dejar de trabajar para cuidarla. 
Bajo esas circunstancias no resultó difícil convencer a la familia. Los miembros de la Asociación General de Residentes de Corea en Japón (conocida por las siglas Chongryon) comenzaron a venir "casi a diario" -añade- a su domicilio mostrándoles fotografías de Corea del Norte y asegurando que "allí el estado lo pagaba todo: la escuela, la vivienda, la atención médica.."
La señora reconoce que la fantasía comenzó a resquebrajarse en cuanto embarcaron en el navío que les trasladó desde el puerto japonés de Niigata al norcoreano de Chongjin. Una manzana fue el primer signo de su terrible equivocación. "En los carteles de Corea del Norte que nos enseñaron las manzanas parecían enormes, coloradas, brillantes, fantásticas. Pero esa manzana era verde y amarga. Los edificios de Chongjin tampoco eran como los de las fotografías. Eran todos grises. Y la ropa de la gente que nos recibía... Era una niña, pero comprendí que nos habían traicionado", asegura mientras sus compañeros asisten en silencio a una narración que han escuchado mil veces.

Del capitalismo al comunismo.

Como Sakakibara, el sexteto que se ha congregado en la ciudad de Osaka -una villa japonesa conocida por su influyente comunidad coreana- formó parte de uno de los proyectos más inusuales y controvertidos de la Guerra Fría: el éxodo de 93.000 coreanos asentados en la nación nipona que decidió abandonar ese país para instalarse en Corea del Norte. La transferencia de ese significativo contingente humano se extendió entre 1959 y 1984, se convirtió en uno de los proyectos más simbólicos del dictador Kim Il Sung y contó con la colaboración entusiasta de Japón y de la Cruz Roja Internacional. 
La historia recuerda que no fue el único caso de una emigración multitudinaria de una nación capitalista a otra regida por el comunismo. Decenas de miles de chinos regresaron a su país de origen desde Indonesia tras la victoria de las tropas de Mao Zedong en la década de los 50 y 60. Lo mismo ocurrió con parte de la diáspora armenia, que volvió a ese territorio bajo el padrinazgo de Joseph Stalin. Miles de esos chinos y armenios terminaron siendo víctimas de las purgas de ambas dictaduras. La reunión de los desertores norcoreanos ha sido organizada por Yamada Fumiaki, dirigente de la Sociedad para Ayudar a los Retornados de Japón a Corea del Norte.
 El profesor universitario fundó esta agrupación en 1994 tras conocer a uno de los emigrantes "cuyo hermano fue ejecutado (en esa nación) acusado de ser un espía", argumenta. Fumiaki no lo admite, pero se intuye que en su determinación pesó su idilio intelectual con el régimen norcoreano durante su juventud. "Creía en el socialismo y pensaba que Kim Il Sung era un gran líder. Era un defensor fanático de Corea del Norte. Siempre dije que en esos años, si yo hubiera sido coreano, me habría sumado a esa campaña de emigración", apunta el enseñante. 

"Un paraíso en la tierra"

Las palabras del japonés describen una época en la que todas las fuerzas políticas locales, incluido el primer ministro de entonces, Nobusuke Kishi -abuelo del actual jefe del gobierno, Shinzo Abe- apoyaban con euforia manifiesta o a penas contenida esa iniciativa.
Tras ocupar el país entre 1910 y 1945, y utilizar a cientos de miles de coreanos en sus factorías, en el ejército, o como parte de las llamadas "mujeres de confort" -el apelativo que recibieron las esclavas sexuales que fueron usadas por el ejército imperial-, Japón retiró en 1952 la nacionalidad a la mayor parte de la comunidad de origen coreano que residían en su territorio y que en aquel entonces todavía eran más de 600.000 personas.
A ojos de Tokio, el plan norcoreano suponía una oportunidad inmejorable para intentar desembarazarse de los Zainichi -así se les llama-, según apunta Tessa Morris-Suzuki en su libro 'Exodo a Corea del Norte: Sombras de la Guerra Fría de Japón'. Según Human Right Watch, "en 1962 había suficientes indicios de abusos" y "el Gobierno japonés debería haber cesado de facilitar esa campaña y otorgarle credibilidad. En su lugar continuó con este proyecto durante dos décadas". 

El ambicioso plan fue coordinado por Chongryon -una organización controlada por Pyongyang- y recibió un sobrenombre ciertamente explícito: 'Un paraíso en la tierra'. Se suponía que los coreanos volvían a un estado idílico. Aprovechando el actual proceso de negociación entre el líder norcoreano, Kim Jong-un, y el presidente de EEUU, Donald Trump, cuatro desertores norcoreanos entre los que figura Hiroko Sakakibara y una japonesa han decidido reactivar la triste memoria de este proceso y exigir responsabilidades a Pyongyang.Demanda por "secuestro bajo engaño"
El pasado 19 de agosto, el quinteto -todos ellos víctimas de 'Un Paraíso en la tierra'- presentaron una demanda contra ese país en la que exigieron el pago de 500 millones de yenes (casi cuatro millones de euros). Para ellos aquello no fue más que un "secuestro bajo engaño patrocinado por ese estado", según consta en el texto que presentaron ante el juzgado de Tokio. 
Otra integrante de esa camarilla, Eiko Kawasaki, había presentado en febrero del mismo año una petición en la Corte Penal Internacional de La Haya afirmando que todo ese proyecto constituyó un "crimen contra la humanidad". Pese a que Corea del Norte acogió con un notable fervor a los Zainichi en un principio, el deterioro progresivo del país y la idiosincrasia de una autocracia dominada por la paranoia terminaron por convertir a los inmigrantes en objetivos de las purgas promovidas por el poder local.
Tei Fukusei -la coreana dice que utiliza su nombre nipón- pasó de ser una privilegiada de las familias de altos cargos de Chongryon que también emigraron a Corea del Norte a terminar en el lúgubre campo de concentración de Yodok "acusada de ser una espía japonesa".
 "Los coreanos japoneses seguían siendo un grupo privilegiado gracias a los envíos desde Japón. Durante la hambruna, hasta la policía pasaba penurias y comenzaron las denuncias. Me detuvieron junto a una docena de hijos de altos cargos de Chongryon. Todos los hombres fueron ejecutados", asevera.
 El traslado de los Zainichi al país norteño no sólo desbarató la vida de esos coreanos. La misma suerte corrieron más de 6.000 japonesas casadas con miembros de ese conglomerado. Hiroko Saito era una de ellas y la única japonesa que se ha sumado a la iniciativa legal contra Pyongyang. Tenía 19 años cuando se unió en matrimonio con un coreano. 
Doce meses más tarde se vio arrastrada a emprender un viaje sobre el que siempre tuvo enormes dudas, dice. "Nos fuimos el 18 de junio de 1961. Yo acaba de tener un bebé. No quería ir pero mi suegra me amenazó: me dijo que me quitaría el niño si no acompañaba a mi marido", relata.
La señora, que ahora tiene 78 años, asegura que nunca tuvo oportunidad de hacer valer su opinión. "Fue mi suegro quien decidió que toda la familia se iba. Los de Chongryo me explicaron que, al ser japonesa, podía volver a Japón al cabo de tres años. Mentían, claro", señala. La odisea del retorno.
El desengaño de ese clan también comenzó nada más llegar al territorio norcoreano. Las autoridades locales les enviaron a la ciudad de Hyesan, en la frontera con China. Al llegar allí se acercó a una tienda para intentar gastar los yenes que traía. "La tienda estaba llena de botellas pero estaban vacías. Las habían colocado allí como decoración. Las cajas también estaban vacías", recuerda. Al igual que muchos de los Zainichi, Saito consiguió sobrevivir gracias a los envíos de su familia desde Japón. Le permitían trocar esa ropa por comida. 
La mujer tuvo otros cinco hijos en Corea del Norte. Sólo sobrevivió uno. "Dos murieron mientras que yo estaba allí. Enfermaron del pulmón. Los otros dos fallecieron cuando yo ya había huido -escapó en 2001. Me lo contó hace algunos años el traficante que me ayudó a escapar. Uno murió de malnutrición y otra de mis hijas en la cárcel", afirma.

Los más afortunados, gente como Sakakibara o Sito, consiguieron reunir el suficiente capital para huir de Corea del Norte emprendiendo otra arriesgada odisea a través de China y de países como Tailandia o Laos. Jiro Oshimaru, un periodista japonés residente en Osaka y especialista en la información referente al país vecino, estima que cerca de 200 de estos Zainichi han conseguido volver a Japón y otros 400 han recalado en Corea del Sur. 
Olvidados por la historia, los protagonistas de este extraordinario periplo aclaran que la intención principal de su requerimiento judicial es incidir en la suerte de las decenas de miles cuyo destino se desconoce. "Queremos rescatar a esa gente", apunta la japonesa Sito. "Nos prometieron el paraíso y terminamos en el infierno", sentencia Fukusei.

martes, 8 de marzo de 2016

Hijo de Fulgencio Batista, entrevista.-a



Roberto Francisco (Bobby)  Batista Fernández (Nueva York, 1947), uno de los nueve hijos de Fulgencio Batista y Zaldivar, el expresidente de Cuba que precipitó el advenimiento del Castrismo, no tiene ningún reparo para admitir que el golpe de Estado del 10 de marzo de 1952 fue el mayor error político de su padre: “Una acción innecesaria que se saltó la Constitución legítima de 1940 y acabó manchando su legado.”



En el preludio de 1959, él y toda su familia tuvieron que huir de la isla para seguir con vida, antes de la entrada de los barbudos rebeldes en La Habana. Lo hicieron en sendos aeroplanos que les llevaron a un exilio permanente, pero que tampoco les fue fácil.

Harto de que la historia de su padre sea tergiversada, escribe memorias con su legado más íntimo. "Jamas en la historia de Cuba ha habido un presidente tan calumniado como el general Fulgencio Batista”, dice.

Aunque por las circunstancias de la vida política de su padre, nació en Nueva York, su infancia está marcada por Cuba, adonde llegó con dos años en el verano de 1949 y permaneció  hasta que se fueron definitivamente, hace ahora 60 años. Bobby tenía entonces nueve años.

—¿Cómo fue su salida de Cuba?

—Salimos dos días antes de la llegada de año nuevo. Llegamos el 30 de diciembre de 1958 a Nueva York, mi hermano Carlos Manuel y yo con la ilusión de pasar las Navidades cuando, en realidad, nos íbamos para siempre.

—¿Y que pasó en Nueva York?

—(Se emociona) Fue el momento más duro que recuerde jamás. Nos recibió una turba de gente profiriendo insultos y gritándonos a dos niños de 9 y 11 años que no sabíamos de nada. Escuché los improperios y las groserías mas horrendas que se podían oír. Ese día fue de gran confusión porque no sabía lo que pasaba con mi padre, y tampoco comprendía la razón de esa palabrería.

—¿Cómo conocieron los cambios que se estaban dando en La Habana?

—En la madrugada del 1 de enero de 1959, mi hermano y yo despertábamos en un hotel de Nueva York, todavía con el sobresalto de la llagada. En la televisión vimos las imágenes de una Habana confusa con disturbios callejeros por todas partes y la noticia ingrata de la salida de mi padre. Entonces -aún inocentes- ya asumíamos la conciencia de lo que pasaba.
Ese día, mi madre (Marta Fernández Miranda) nos llamó para comunicarnos que estaban a salvo en República Dominicana, tras ser negada la entrada de mi padre a los Estados Unidos. Poco después, mi madre se reencontró con nosotros en Nueva York y desde allí fue un alma consejera y mediadora en el momento más nefasto en la vida política de mi papá, que no solo se vio conminado a dejar Cuba sino  que vivió bajo un asedio constante del gobierno de (Rafael Leónidas) Trujillo, mientras permaneció en República Dominicana hasta mediados de 1959.

—¿Cómo fueron los primeros años de exilio?

—De Dominicana, mi padre consiguió viajar a Lisboa, Portugal y encontrarse allí con mi madre, mis hermanos Jorge, Rubén, Carlos Manuel y yo. Mi hermana Mirta con su marido e hijos, tomaron residencia en Newton, Massachusetts. Mi hermana Elisa Aleida y su marido, partieron rumbo a Madrid, España. Carmelita viajó a Fort Lauderdale, Florida, donde tomaron residencia. Fulgencito y Marta María, fueron a nuestra casa en Daytona Beach, Florida.

—¿Y cómo fue en Portugal?

—En Portugal, el presidente (Antonio de Oliveira) Salazar nos ofreció protección a todos. Nos instalamos en la isla de Madeira y más tarde en Estoril. Mientras nosotros estudiábamos, mi padre vivió en Portugal los primeros años de destierro, inmerso en los manuscritos de lo que serían después los libros de sus memorias que publicó a lo largo de 14 años de exilio. A partir de 1964, nuestra residencia se estableció en España, ya al abrigo de Francisco Franco.

—¿Y su padre no pudo volver a los Estados Unidos?

—Mi padre nunca pudo regresar a los Estados Unidos porque se lo prohibieron. Yo si pude ir y volver porque soy americano, nacido allí.

—Siempre se ha dicho que Batista se fue de Cuba con una gran fortuna. Los críticos lo acusaron, incluso, de llevarse millones al exilio. ¿Es cierto eso?

— Se comentó mucho, pero no hubo pruebas.

—¿La familia Batista ha percibido la pobreza?, ¿han conocido las dificultades?

—Dificultades económicas, no. El que conoció dificultades económicas fue mi padre, por todo lo que pasó desde muy niño.

Nació en el campo, en un bohío del oriente cubano, en la pobreza más absoluta, y poco a poco se fue labrando caminos. Trabajó en los ferrocarriles, trabajó en un campo de caña y se educó en un colegio pequeño que había cerca de Banes (Holguín). Se hizo taquígrafo hasta que fue militar y sargento.

—¿Admira a su padre?

—Yo siento un gran respeto hacia mi padre. El recuerdo de mi padre es muy vivo. El recuerdo y la imagen de mi padre están sumamente presentes porque fue un gran padre; fue muy cariñoso y comprensivo. Nos educó muy bien. Tuvo siempre prioridad por nuestro bienestar y nuestra felicidad.

—¿Qué les contaba su padre sobre Cuba?

—Bueno, pues nosotros hablábamos con él, y él hablaba de Cuba siempre porque su gran amor era Cuba. Y en todo momento, defendía a la Patria por encima de todo. Quería el bienestar y quería una Cuba democrática.

—La Cuba de Batista  y la de Castro. ¿Qué tiempo fue peor?

—Hombre, es que no cabe duda que seis años de dictadura de Batista comparados con 60 años de dictadura Castrista, la diferencia es brutal. De entrada mi padre, se puede decir, que quitando el periodo de 1952-1954; bajo los Estatutos Constitucionales, fue el hombre fuerte de la República porque a partir de 1954, digan lo que digan, fue electo presidente y gobernó nuevamente al amparo de la Constitución de 1940, restituida el 24 de febrero de 1954.

—¿Cuál fue el error político de su padre?

— Creo que el 10 de marzo de 1952 fue un error político de mi padre. Yo tenía cuatro años. Pero fue un contrasentido porque el 10 de marzo, en realidad, se saltó la Constitución del 40 y derrocó al gobierno democráticamente elegido de Carlos Prío Socarrás, tres meses antes de las elecciones presidenciales.

En la madrugada del 10 de marzo de 1952, en mangas de camisa y acompañado por 16 amigos, entró Fulgencio Batista en el Estado Mayor del Ejército y dirigiéndose al personal que estaba allí, les dijo: "Yo soy Batista, ayúdenme a resolver el problema de Cuba". Hubo aplausos, y seis llamadas telefónicas a los mandos resolvieron el problema.

—¿Qué opinión le merece ese acto de su padre?

—En mi opinión este no era el momento político más conveniente para mi padre. Si hubiese esperado a las próximas elecciones, su popularidad habría probablemente aumentado y por lo tanto habría tenido más papeletas para ser elegido presidente.  Pero se precipitó. Fue una acción innecesaria que acabó manchando su legado.

La historia recoge que al día siguiente del golpe, ningún banco se fue de Cuba, ninguna fábrica cerró, las escuelas continuaron abiertas, y a nadie, ni a los que no aceptaron el 10 de marzo -militares y civiles-, dejó de respetárseles su decisión y sus derechos. Nadie fue encarcelado, ni se le intervinieron sus negocios o expropiado sus casas.

Ese cuarto de siglo, de 1933 a 1958, fue uno de los períodos más creativos del país. Cuba estuvo mejor que nunca en logros económicos. El 67% de los capitalistas eran cubanos. Y las leyes sociales, la educación, la salud pública, las exportaciones eran, en muchos casos, más altas que las de países más grandes y más antiguos.

—La Constitución cubana de 1940 fue proclamada como ley fundamental el 10 de octubre de 1940 en la oriental cuidad de Güáimaro, Camagüey, y considerada la más avanzada y progresista de su tiempo en América. Aun después de restaurada por Batista en 1954, la Revolución la volvió a ignorar e implantó su propia Constitución en 1976. ¿Qué piensa de eso?

—La Constitución del 40 ha sido el gran acierto político de Cuba de todos los tiempos. Queda claro que la Revolución no abogaba por la soberanía del pueblo, más bien por la suya propia como ha demostrado a lo largo de la historia. Ojalá más temprano que tarde sea restaurada.

1952-1958: "A lo largo de ese período se cometió algún que otro atropello, alguna que otra falta a la obediencia constitucional, y se le pasó factura a mi padre."

—¿Cómo ha pesado en el rumbo de Cuba el error político de su padre?

—Como hijo de mi padre, me gusta siempre pensar que lo hizo por el bien de la Patria; y yo creo que sí, que su intención era sacar a la Patria adelante. Pero lo digo y lo repito, no era el momento más adecuado de hacerlo. Fue un error político porque mi padre tenía que haberse mantenido como candidato a las presidenciales del año 1952 con su partido, que era el Partido de Acción Unitaria (PAU). Sin embargo, no lo hizo y se saltó ese momento. Gobernó y gobernó muy bien, pero tuvo luces y sombras. Las luces por el progreso, porque (el fidelismo) heredó la Patria, heredó la República cuando él se marchó. Y las sombras fueron que a lo largo de ese período (1952-1958), pues se cometió algún que otro atropello, alguna que otra falta a la obediencia constitucional y se le pasó factura a mi padre.

—Visto lo que pasa hoy en tantos países llamados democráticos y en las dictaduras latinoamericanas propiamente, ¿asume como polémico el mandato de su padre?

—Mi padre fue polémico porque casi nadie quiso creer en sus previsiones, que resultaron correctas si se estudia la realidad de Cuba a partir del 10 de marzo de 1952.  Todo lo que mi padre sentenció acerca del movimiento comunista en Cuba, ha sucedido en nuestra Patria y en otros países latinoamericanos.

—¿Se arrepintió su padre alguna vez del golpe del 10 de marzo?

—Yo creo que mi padre en muchas ocasiones, quizá no hubiese, no deseaba esos acontecimientos sino que se vio forzado a provocarlos de alguna forma.

—¿Y qué lo forzó? ¿Hubo algún factor externo? porque el 27 de marzo de 1952 Estados Unidos reconoció oficialmente al régimen de Batista.

— Mucho se ha hablado acerca de este tema. Seguramente mi padre estimó que la República estaría mejor conducida bajo su mandato.  Ningún factor externo le ayudó.  Se coció todo entre él y miembros del Ejército, y algún que otro político.

—¿Y cuál fue el lado positivo de ese golpe, si lo hubo?

—La trayectoria política de mi padre se remonta antes de 1933. Y el 10 de marzo tuvo el acierto de llevar a Cuba a la prosperidad económica de todas las clases sociales, muy en especial las profesionales como las de los  médicos, abogados, arquitectos, ingenieros y el mundo de las finanzas en general. Se trabajó muy duro en todo lo relativo a la educación y a la salud pública. Ahí están las obras en esos terrenos y además el volumen de obras públicas. Tras el golpe de marzo, Cuba se puso en un momento de gran auge económico, y eso había que agradecerlo al ímpetu de mi padre.

—Recoge la historia que tras instaurar un régimen militar en Cuba, Batista aumentó el salario de las fuerzas armadas y de la policía, se otorgó él un salario anual superior al del presidente de Estados Unidos entonces, suspendió el Congreso y entregó el poder legislativo al Consejo de Ministros, suprimió el derecho de huelga, restableció la pena de muerte (prohibida por la Constitución de 1940) y suspendió las garantías constitucionales. ¿Es cierto todo eso?

— Si te refieres al Golpe de Estado de 1933, es verdad que mi padre abogó y logró que todo lo relativo al Ejército fuese mejorado, y desde luego, los sueldos.  Hago hincapié en esto porque uno de los fines de la Revolución de los Sargentos –la del golpe del 33– residía en lograr la mejora castrense a todos los niveles. En aquel entonces no pudo subirse el sueldo por sí mismo. El 8 de septiembre de 1933 bajo la Pentarquía, lo ascienden a coronel del Ejército y por ende habrá tenido el salario correspondiente. Ahora, si te refieres al Gobierno de Marzo, golpe de estado incruento como lo había sido el 4 de septiembre, los Estatutos Constitucionales en vigor hasta 1954 mantuvieron el espíritu de la Constitución de 1940 en su parte dogmática, y por lo tanto no existía ni pena de muerte y se mantuvieron las garantías constitucionales en la medida de lo posible, tomando en consideración que estábamos inaugurando un nuevo amanecer patrio.

—Tras el golpe de marzo, la producción azucarera nacional fue en caída, y sólo en el año 1957 fue cuando único generó más ingresos que en 1952 con 630,8 millones de pesos. ¿Qué opinión le merece?

—En cuanto al tema del azúcar, ten en cuenta que en 1952 hubo un excedente injustificable de la zafra. Imprescindible fue tomar medidas para evitar el desastre económico que acechaba. Si posteriormente bajó el precio del azúcar, esto no entorpeció el avance de la economía cubana que ya en 1958 había situado el peso cubano a la par con el dólar norteamericano (hoy un dólar se cambia por poco más de 20 pesos en la isla). El país alcanzó una pujanza extraordinaria desde el punto de vista económico. Con la llegada de los rebeldes al poder se mal administra esta industria, y debido a los grandes errores de este régimen, cae en picado para no recuperarse nunca más.

No se comprende cómo se puede tener a un país tan arruinado cuando se han tenido 60 años para gobernar.

—¿Qué diferencia haría hoy entre la era de Fulgencio Batista y la era de Fidel Castro ?

—Lo que no se comprende es cómo se puede tener a un país tan arruinado cuando se han tenido 60 años para gobernar y cuando heredaron, porque ellos (el castrismo) sí que heredaron una Cuba, una República pujante, rica y en gran progreso. El progreso más grande que haya conocido la República de Cuba, lo conoció con Fulgencio Batista; no bajo esta gente. Esta gente ha sido nefasta.

—¿Y cómo se demuestra eso?

—Mejor que yo te lo diga, es referirse al libro “Respuesta", y al otro libro: "Piedras y leyes”, porque ahí se plasman las verdades de mi padre; las verdades históricas, probadas y con cifras fehacientes y de manera sólida y constructiva. Pero me remito igualmente al importante volumen de literatura producida por terceros acerca de la República y la era castrista.  Hay un denominador común entre todos los autores que analizan desde fuera los resultados de un régimen absolutista.

—La opinión pública conoció la existencia de una guerrilla en Cuba en febrero de 1957, tras la histórica entrevista a Fidel Castro que realizó Herbert Matthews del New York Times. Batista confesaría después en sus memorias que gracias a esa entrevista “Castro empezó a ser un personaje de leyenda”. ¿Piensa usted hoy lo mismo?

—No me cabe ninguna duda de que así fue.

—Muchas fuentes han culpado a Estados Unidos por haber incautado las armas destinadas a las fuerzas armadas bajo el régimen de Batista en su lucha contra los guerrilleros de Castro. Y culparon también al Departamento de Estado por respaldar la conjura internacional dirigida por los comunistas para adueñarse de Cuba. ¿Cómo justificó su padre la derrota de Cuba?

—Fueron varios los factores que contribuyeron a su caída: el desplome de la moral del Ejército constitucional después del embargo de armas a mi padre por parte de Estados Unidos, decretado el 13 de marzo de 1958; la imagen mediática que se le dio a este personaje tan sui géneris (se refiere a Fidel Castro); y finalmente la política negativa en general del Departamento de Estado de EEUU en contra de mi padre.

Se nos tachó de muchas cosas. Pero mi padre siempre intentó inculcarnos el amor a la Patria

—¿De qué hablaba Batista ya exiliado en el seno familiar?

—La verdad es que mi padre se sentaba muy a menudo a hablar con nosotros. A mí, por ejemplo, me costaba mucho preguntarle sobre Cuba porque para mí era muy doloroso, porque sufrimos mucho con la salida del país. Pero mi padre siempre intentó inculcarnos el amor a la Patria; y hablaba con nosotros de todo lo que se podía hablar. Él era un patriota siempre agradecido del pueblo cubano, y siempre tenía como meta el bienestar y el progreso del pueblo cubano. Esa era su gran meta, su gran idea, su ideal. Pero claro, ¿cómo iba a valorar al gobierno que le derrocó? No podía tener una opinión favorable. Es imposible.

—¿Sentía su padre admiración por alguien?

—Siempre José Martí, por sus valores patrióticos y de reverencia hacia la Patria. Precisamente, tomó una cita de Martí para presentar su libro “Respuesta”: “Los hombres van en dos bandos: los que aman y fundan, los que odian y destruyen”.  Con esto está todo dicho en su manera de pensar.

—¿Qué no se ha dicho de Fulgencio Batista que las generaciones actuales deberían conocer?

—Estas generaciones tienen que leer los textos donde se refleja la verdad histórica. Todos los textos, de la tendencia que sean, pero que digan la verdad histórica. Hay muchos historiadores, dentro y fuera de Cuba, que hablan mucho de esta realidad que aconteció y que sufrió la Patria y que sigue sufriendo bajo las mentiras y las manipulaciones del gobierno rebelde.

—¿Cree usted que los gobiernos de corrupción dictatorial han prevalecido siempre en Cuba?

—Por desgracia ha sido así. Aunque para contestar a este pregunta se necesita meditar sobre los distintos periodos de nuestra historia y ver cómo este error se puede subsanar de cara al futuro para que se gobierne con transparencia y honestidad, construyendo una Patria sólida en democracia.

—¿Es un golpe de desgracia que en tres cuartos de siglo los cubanos no hayan conocido un gobierno auténticamente democrático?

—A partir de 1933, gobiernos verdaderamente democráticos fueron los de mi padre en el periodo de 1940-1944, el del Dr. Ramón Grau San Martín, 1944-1948 y el del Dr. Carlos Prío Socarrás, entre 1948 y 1952. A continuación, puede decirse que el mandato de mi padre de 1954 a 1958 tuvo características democráticas al ser elegido conforme a la Constitución de 1940.

¿Cuándo existió bajo ningún presidente que los cubanos tuviesen que dejar la isla a nado, en balsas y a merced de los tiburones? 

—¿A qué atribuye que Cuba esté hoy como está?

—Todo se vino abajo porque hubo un conjunto de circunstancias que provocaron el declive de Cuba.  Pero además existe un sinfín de libros que tratan este tema, incluidos los libros de mi padre. Y se siguen publicando cada vez más.

—¿Cree que el último medio siglo, verdaderamente ha sido el peor para Cuba?

—Eso que lo diga la gente. ¿Cuándo existió bajo ningún presidente (anterior a la Revolución) que los cubanos tuviesen que dejar la isla a nado, en balsas, a merced de los tiburones y el escándalo continuo del exilio? El tener que salir como puedan de la isla, de su propia Patria. ¡Hombre! ¿Quién ha visto eso?

—Actualmente casi un millón 800 mil cubanos viven en Estados Unidos y, probablemente, más de dos millones estén dispersos por el mundo. ¿Es un golpe de suerte o de desgracia?

—(Indignado) ¡Que no, que no! El exilio ha hecho mucho daño con familias enteras divididas. Emigrar siempre ha sido muy duro. Lo peor es la división de las familias: unos en Miami, otros en California. Otros por Japón, unos en Madrid. Eso es muy duro; los hermanos separados, padres e hijos desperdigados por el mundo. No hay unión familiar cubana, es imposible; el exilio lo ha roto todo, hasta la identidad.

—Siendo un hombre de raíces cubanas y habiendo nacido en América, ¿dónde se siente más a gusto?

—No hay un lugar específico donde me sienta más satisfecho. Mi corazón está roto por tener parte de mi vida en Nueva York y parte en Madrid.

—¿Cuba le ha roto el corazón?

—Cuba nos tiene roto el corazón hace ya mucho tiempo. Se vivieron momentos muy tristes, y se siguen viviendo momentos tristes y duros. Pero está la esperanza de que algún día brille la luz y la caridad, y se pueda volver a vivir en paz en un ambiente político democrático con pluralidad de partidos y con respeto a una Constitución. La Constitución, digo yo, es como una estrella polar que nos debe guiar a todos. Sin ella no existe rumbo fijo.

De Batista se ha dicho que era elegante y exigente en el vestir; que era muy cubano en el comer, y no era extravagante en sus gustos. Era un padre extraordinario, que aceptaba las quejas llorosas de sus hijos pequeños que regresaban de la escuela, donde sus compañeritos le decían que su padre era un asesino… Y, aun así, el presidente tenía el tiempo, las ganas y la paciencia de sentarse a conversar con sus hijos y explicarles lo que no entendían de la escuela.

—¿Qué siente hoy hacia su padre después de tantos años?

—Yo creo que mi padre como todos los políticos, tuvo sus aciertos y tuvo sus errores. Debemos poner en una balanza lo positivo y lo negativo de sus magistraturas porque, sobre todo, llevó la Patria al progreso más absoluto que jamás haya conocido la República. Y bueno, tuvo fallos como el del golpe de Estado del 10 de marzo. Y quizás se le haya ido de las manos el control del orden público cuando empezaron los rebeldes a interrumpir la paz diaria de las ciudades y del pueblo cubano. Pero digamos, que la actuación policial se ejercía únicamente cuando se infundían sus atropellos y crímenes sobre la población. Así es, así es...

Bobby siente una inmensa añoranza  por Cuba y sus raíces. Desde Banes, Holguín, donde nació su padre, le enviaron una fotografía del panteón de sus abuelos. Sueña con recorrer la isla de punta a cabo, pero ese día no ha llegado. Sus abuelos fueron africanos y españoles. "Dicen que soy una buena mezcla entre mi madre con raíz gallega y mi padre de raíz africana". 

—¿Qué más admira de Cuba alguien que tuvo una infancia vinculada al poder?

—Yo lo que más admiro de Cuba es que el cubano es currante, que el cubano sabe salir adelante. Yo admiro que el cubano puede con todo y por eso tengo esperanza de que Cuba pueda un día volver a la democracia y a la libertad.

—¿Qué se siente al ser heredero de una familia histórica?

—Disfruto porque el camino transitado hasta aquí no ha sido en vano. Y la familia está hoy unida, sin arrepentimientos ni remordimientos, y con el orgullo de formar parte de la historia de nuestra isla.

—¿Dejó Batista una familia numerosa?

—Mi padre creó dos familias y las dos familias que creó nos hemos quedado muy, muy unidas. Y nos queremos con honestidad, con sinceridad y con gran amor. Hemos heredado eso de nuestro padre que supo sembrar el amor en las dos familias que él educó.

El 13 de marzo de 1957, un comando de 64 jóvenes del Directorio Revolucionario estudiantil asaltó el Palacio Presidencial con el objetivo de linchar a Fulgencio Batista. La operación fue un fracaso que costó la vida a 40 de los asaltantes.

—¿Alguien no creyó en Batista alguna vez?

—Muchísima gente. Eso está visto. Cuando el abortado ataque a Palacio, el 13 de marzo de 1957. No se me olvida. Mi madre vivía el sexto mes de embarazo de mi hermana Marta, y mi padre se mantuvo inclaudicable. Poco tiempo después hubo una gran manifestación a su favor: 250 mil personas concentradas frente al mismo Palacio Presidencial. Todos a alabar y hacerle un desagravio a mi padre. Y hubo después unos grandes comités cubanos que fueron a Palacio a condenar el ataque tan brutal y criminal que un grupo decidió cometer contra la familia Batista; no solamente contra nuestro padre porque querían matarnos a todos. Sin embargo, uno o dos años después, esa gran muchedumbre estaba en contra de mi padre.

—¿Cuándo comenzó el liderazgo de su padre?

—En el momento en que el presidente Gerardo Machado quería transformar la Constitución, a finales de los años 20 se produce un alzamiento de sargentos entre los que estaba mi padre y que condujo a la Revolución del 4 de septiembre de 1933, también conocida como Revuelta de los Sargentos que acabó con el gobierno provisional de Carlos Manuel de Céspedes y Quesada.


En ese periodo, mi padre alcanza la jefatura de las Fuerzas Armadas, y con el grado de coronel toma el control del país y establece una junta de gobierno conocida como Pentarquía, y favorece el clima para llegar a la Constitución del 40, una etapa de la historia de la que poco se habla y al amparo de la cual es elegido presidente. Gobierna cuatro años en coalición con comunistas y otras tendencias hasta 1944, en que concluye su primer mandato y se marcha a residir en los Estados Unidos, periodo en el que nací yo.

En 1948, tras ser elegido senador en el exilio, Batista retorna a Cuba y se perfila como candidato a las elecciones de 1952. Vuelve a ser activo y funda su propio partido (PAU) hasta que el golpe de estado del 10 de marzo apoyado por parte del ejército nacional que no le favoreció, lo retorna al poder.

En 1960, el presidente Kennedy habla de las supuestas brutalidades de Batista y cita  que “el régimen asesinó a 20.000 cubanos en siete años”. Pero la historia demostró que esa cifra fue una mentira mediática propalada. En todo el período del batistato no murieron más de 3000 personas. La revista cubana Bohemia se "inventó ‘los veinte mil muertos', escribió después de huir al exilio su propietario y director, Miguel Ángel Quevedo, poco antes de suicidarse en 1969.

—¿Hubo mucha farsa mediática para desprestigiar a Batista?

—De tres mil personas muertas durante el “batistato”, nada de nada.  Fueron, según opinión generalizada, menos de 1,500.  Y que conste, no porque estuviésemos provocando.

—El objetivo era atacar a Batista y destruirlo. ¿No cree?

—De sobra es conocido que se prefirió al tiranuelo de Birán a mi padre porque la imagen que los medios crearon (de Castro) le hicieron aparecer como el libertador. No se sabe bien de qué, porque al nivel que estaba Cuba (la de Batista), pocas repúblicas latinoamericanas le hacían competencia.

—¿Culpa a alguien?

—A estas alturas, en mi opinión, no se debe hablar de culpables; se debe hablar de un frente unido de compatriotas cubanos (dentro y fuera de la isla) contra el régimen que todos conocemos.

—«El Padrino II» de Francis Ford Coppola. La Cuba de Batista retratada como «Las Vegas caribeña». ¿Exagera los tiempos de Batista?

—Esa película con su mérito cinematográfico, no refleja sin embargo la verdadera Cuba de entonces.

—Los Batista de Banes y los Castro de Birán son de la misma tierra oriental cubana: Holguín. ¿Tuvo Fidel Castro algún vínculo con la familia Batista antes de revelarse con su Revolución?

—Fidel Castro, a principios de los años 50, antes de los sucesos del 26 de julio de 1953, fue una vez a la biblioteca que mi padre tenía en la finca Kuquine en Arroyo Arenas, La Habana. Fue allí junto a su cuñado Rafael Lincoln Díaz Balart y Gutiérrez, el hijo de Rafael José Díaz Balart, íntimo amigo de mi padre. Todos ellos eran de Banes, y la hija de Díaz Balart (Mirta Francisca de la Caridad) estaba casada entonces con Fidel Castro. Por eso fue allí y le hizo una observación sobre su colección. Castro le dijo: "Batista, el único libro que le falta es "Técnicas de golpe de Estado” de Curzio Malaparte (1931)." Pareciera una premonición de lo que mi padre hizo después.

—¿Tal vez allí, ya mostraba Castro  los instintos de su ofensiva revolucionaria?

—Me remito a la intervención de mi padre después en la Reunión de Presidentes en Panamá en 1956, donde alertó de los peligros del comunismo y del brote de disturbios que éstos provocaban por las Américas.

—Se decía en Cuba que su padre fue el padrino de Raúl Castro , que él lo bautizó. ¿Que de cierto tiene eso?

—Es falso.

—Siempre se ha dicho que la historia habría tenido otro curso, si Batista no hubiera liberado en mayo de 1955 a Fidel Castro y a los otros presos del asalto al Cuartel Moncada. ¿Usted que cree?

—Muchos afirman que la amnistía fue un error. Pero en eso estoy con mi padre al ciento por ciento; hizo muy bien en dar una lección de grandeza política a sus adversarios y liberar a los asaltantes del Moncada.

—¿Su padre era un hombre del sillón o un hombre de la calle?

—Era un hombre popular, era un hombre de la calle. Cualquiera que haya conocido a mi padre puede hablar de su amabilidad, de su simpatía, de su sonrisa y de su empatía. Era un hombre de mucha empatía que sabía ponerse en el lugar ajeno y compartir los sentimientos de los demás.

—¿Sintió su padre temor en los últimos años en la isla?

— Yo era muy niño. Pero si te pones a ver los acontecimientos del momento, con la cantidad de atentados terroristas que había y con la cantidad de motines y de golpes de estado que se querían dar, pues entonces era imposible que tuviese paz. Sus últimos dos años en Cuba tuvieron que ser un calvario para él.

—¿Cuál es el mejor legado de Fulgencio Batista?

—Pues el mejor legado fue el del amor entre todos nosotros. Era amoroso, era un ser muy sensible. Parece mentira porque él sale de la nada, sale de la pobreza más absoluta y, sin embargo, resulta un hombre que se hace a sí mismo y que adoraba el arte en todas sus formas. Cuando llegó a España se desesperaba por ir a galerías y conocer de pinturas. Visitaba, entre otros, el museo del Prado y le apasionaba El Rastro...

—¿Le quedó alguna ilusión por realizar?

— Quizá yo me puedo aventurar a 60 años vista, a 50 años vista, y decir quizá, lo que él hubiese deseado siempre era volver a Cuba.

—¿Volver a Cuba? Eso implicaba un cambio en Cuba.

—Volver a Cuba en buena forma, no en son de guerra. Es lo que él hubiese deseado.

—¿Como tantos cubanos célebres que nunca volvieron, como le pasó a Celia Cruz ... y a tantos otros?

—Bueno, pues sí, también como a Celia, tan querida.

—¿Admiraba la familia Batista a Celia Cruz?

—Y a Olga Guillot...

—¿Cuéntenos de eso?

—Cuando Olga Guillot cantaba en Madrid, mis padres iban a verla, y fueron a ver a Celia también. Incluso, les enviaba flores.

—¿Cómo califica hoy la Cuba que vino después de Batista?

—No hay ningún paralelo con la de Batista. En Cuba había división de poderes. Hoy eso no existe. En Cuba se podrá criticar o no la democracia que brindó mi padre. Quizá haya sido una dictadura blanda, quizá haya sido una democracia blanda. Eso está en la historia. Pero en lo que no caben dudas es que lo que vino después fue una hecatombe dictatorial totalmente abusiva.

—¿Luchó Batista por Cuba estando en el exilio?

—Desde el principio del exilio abogó por la unidad de todos los cubanos con independencia de su creencia política.

—De no haber sido presidente de Cuba, ¿qué otra cosa hubiese deseado ser Fulgencio Batista?

—Creo que historiador o literato. Le hubiese gustado algo relacionado con el arte, y luego la política. (Sonríe)

—¿Le hubiera gustado a Bobby Batista haber nacido en Cuba?

— Pues sí, si me hubiese gustado, sí porque ahí está la tradición y la raíz familiar. Pero bueno, dicho esto, tengo que defender a la ciudad de Nueva York porque la quiero y la admiro, y me siento muy feliz como auténtico neoyorquino. Pero claro, me tira mi padre, me tira mi madre, y ellos son cubanos por encima de todo.

—¿Qué vivencias guarda de su niñez?

—Hombre, yo recuerdo muy bien a Cuba. Tengo vivencias de estar en el kindergarten, de estar en "La Salle" de Miramar... Fueron siete u ocho años de mi vida que pasé en Cuba. Recuerdo muy bien nuestra residencia personal que era la finca Kuquine, y recuerdo nuestra etapa en Palacio Presidencial y nuestras temporadas en la Ciudad Militar Columbia, adonde nos desplazábamos para atender las necesidades administrativas de mi padre.

—¿Y esas vivencias, solo las guarda en el recuerdo?

—He empezado a escribir apuntes sobre mi familia, sobre la historia de mi familia, lo cual me permite meditar sobre determinados acontecimientos de la historia de Cuba, básicamente acontecimientos de la política de mi padre.

 Si algún día pudiera llevar los restos de mi padre a Cuba, no lo dudaría

—¿Cómo fue el final de su padre, Bobby?

—Lo que debemos tomar todos en consideración es que mi padre supo rehacer su vida en el exilio, rodeado siempre de su familia y amigos, además de nuevas amistades que cosechó con gran cariño en Portugal y España. Y en tal ambiente falleció, con todos a su lado.

El día de la desgracia, en el verano de 1973, estábamos todos en Marbella. Mi padre había llegado de Portugal con Rubén y su mujer, Carmita; con mi madre, con Jorge y Rosa, la que entonces era su mujer, y con otros amigos. En la frontera portuguesa con España se detuvieron a almorzar, y creo que mi padre comió exageradamente ese día. Llegó a Marbella, volvieron a cenar, y esa noche cuando regresaron al hotel, una villa de Guadalmina, mi padre se sintió indispuesto. En ese momento tuvo un malestar; mi madre llamó al médico y cuando llegó, mi padre ya estaba muerto. Lo velamos en Marbella y a la mañana siguiente, siete de agosto de 1973, fue enterrado en el cementerio de San Isidro, en Madrid, en el mismo lugar donde estaba enterrada la madre de mi madre y mi hermano Carlos Manuel, y donde siguen todos enterrados.

Tras el óbito de Batista, Marta Fernández Miranda, su mujer, vivió el resto de sus días en su casa de West Palm Beach, Florida, EEUU. Fue una mujer de bien apoyando a organizaciones médicas de beneficencia. El propio Bobby, ha dicho sobre ella:" Tenía el don de la caridad".

—¿Cómo fue el final de su madre?

—Mi madre no se recuperó del golpe de la muerte de mi padre ni de mi hermano Carlos Manuel con 19 años. Aún así, vivió muchos años más, pero sufrió después la terrible enfermedad del Alzheimer y falleció en octubre 2006. Hoy descansa en el panteón familiar de Madrid.

—¿Qué pregunta no le han hecho y le gustaría que le hicieran?

—Pues te soy honesto, para mí lo principal es que me hagan las preguntas que lleven a relucir la verdad histórica de la Patria a lo largo de la historia de Cuba. Y en mi caso, desde luego, en todo lo referente a mi padre. De todos es sabido que se ha dicho mucha mentira sobre Fulgencio Batista, como político e incluso como persona. Se ha calumniado mucho sobre él.

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