Su emergencia y difusión regional e internacional exorcizaban los intentos del «pensamiento único» de rendir inútil la resistencia, ineficaz la acción colectiva y arcaico todo deseo de cambio.... En un plano más amplio, el levantamiento zapatista se convertiría en referencia del naciente movimiento antimundialización neoliberal, que lentamente iba tomando cuerpo tanto en el norte como en el sur. En este camino, la realización del Primer Encuentro por la Humanidad y contra el Neoliberalismo (1996), en muchos sentidos, marcaría el primer paso en la construcción de este movimiento de movimientos, de carácter internacional, que tuviera su «bautismo de fuego» en la llamada batalla de Seattle (1999), y su espacio privilegiado de encuentro más amplio en la experiencia del Foro Social Mundial.
Las organizaciones.
Se trata de una red potencial y unilateral internacional que se coordina y organiza de forma más o menos horizontal y descentralizada, además de usar Internet y las nuevas tecnologías intensivamente para coordinarse y difundir sus ideas y noticias.
La falta de centralización y de jerarquía da lugar a que no existan portavoces ni manifiestos finales, si bien los colectivos que forman el movimiento pueden tenerlos. El movimiento está conformado por muchos grupos e individualidades de muy diversos orígenes y objetivos, a veces, incluso opuestos. Esto dificulta la definición del movimiento mismo en cuanto a término y significado. Las contracumbres y encuentros en el Foro Social Mundial son, fundamentalmente, las ocasiones en donde el movimiento antiglobalización se encuentra y obtiene impacto mediático.
Sus enemigos principales son las multinacionales y las grandes organizaciones económicas y políticas internacionales, fundamentalmente, el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM), para ellos estos dos grupos son los responsables de la pobreza en la que se encuentran la mayor parte de los países pobres.
Origen y efectos.
La sociedad civil mundial, como fuerza y como concepto, emergió gracias a este movimiento como una tercera fuerza global, se coloca al lado de las Empresas transnacionales y las Organizaciones internacionales gobernamentales (OI) como una de las instituciones globales claves que ahora intentan determinar la calidad y dirección de la globalización.
El movimiento altermundista se vuelve visible en la llamada batalla de Seattle y se ha constituido como un hecho histórico mundial. Existe un consenso generalizado en que a partir de su surgimiento en 1999 se produce una bisagra en la dirección que traía el proceso de globalización económica. Hasta ese momento, durante la década de los años 1990, la globalización era presentada con un lenguaje exclusivamente económica y afín por las empresas multinacionales (EMN) y los grandes grupos financieros mundiales. Desde entonces, incluso los sectores más conservadores comienzan a utilizar en su lenguaje términos y propuestas vinculadas a los derechos del trabajo, del ambiente, de los derechos humanos, de la pobreza y la distribución de la riqueza a nivel mundial.
El hecho de que por primera vez las organizaciones sindicales y ambientales pudieron unirse en una acción conjunta, abrió un proceso mundial de alianzas entre organizaciones heterogéneas que finalmente tuvo una de sus máximas manifestaciones en el Foro Social Mundial, cuya primera versión se realizó en Porto Alegre en 2001.
En el aspecto económico una parte importante del movimiento surgido ha ido enfocándose cada vez más propuestas autónomas a las vías gubernamentales y alternativas al corporativismo. Es el caso de la economía solidaria, un modelo voluntario y cooperativo de economía que incluye el comercio justo, la banca ética, el microcrédito, empresas asociativas, entre otras actividades propositivas.
Ideología y corrientes
Corrientes internas
Los siguientes movimientos sociales y corrientes ideológicas forman parte del movimiento:
Anticapitalismo: anarquismo, comunismo, economía participativa, autonomismo.
Movimiento ecologista en favor del desarrollo sostenible o del decrecimiento.
Movimiento de liberación animal.
Pacifismo y antimilitarismo.
Grupos preocupados por la pobreza y la justicia Norte-Sur (algunas ONG).
Movimientos indigenistas.
Movimiento obrero, sindicatos y organizaciones estudiantiles.
Movimientos de liberación y nacionalistas.
Antirracismo
Otros: esperantistas, grupos pro medicamentos genéricos, activistas contra los organismos modificados genéticamente (OMG).
Algunas personas provienen de varias de estas corrientes, otras no se identifican con ninguna de ellas. Incluso puede apreciarse un rechazo a la globalización por parte de grupos más conservadores (algunos de los cuales son tachados de neo-fascistas o nacionalistas en numerosos medios), de pequeños empresarios y personas de otros sectores comúnmente interpretados como contrarios a los expuestos anteriormente.
Muchas personas se oponen también a este proceso por motivos religiosos, éticos, o morales relativos a su cultura, la cual se ve amenazada por la imposición de unos valores "universales" que nacen del ideario e intereses de otras potencias, ajenas estas a su tierra, y aparentemente despreocupadas por la misma y por la gente que habita en ella. Muchos movimientos nacionalistas, como la Agrupación Nacional, el Partido de la Libertad de Austria, la Liga Norte, Amanecer Dorado o el Partido Nacionaldemócrata de Alemania se oponen a la globalización, pero argumentan que la alternativa para la globalización es la protección del estado-nación.
Otros grupos, influenciados por la tercera posición, también son clasificables como antiglobalización. Sin embargo, su visión global del mundo es rechazada por grupos como Acción Global de los Pueblos y Acción Antifascista. En respuesta, los movimientos nacionalistas contra la globalización, sostienen que la posición izquierdista de la anti-globalización es en realidad un apoyo al altermundialismo. Otras fuerzas de la derecha política, entre ellas el presidente estadounidense Donald Trump, manifiestan su oposición al concepto particular del globalismo.
Propuestas más conocidas.
Tasa Tobin, impuesto sobre las transacciones financieras internacionales para desarrollar a los países menos desarrollado y frenar la especulación.
Supeditación de las multinacionales al control político democrático por parte de los ciudadanos.
Reforma o supresión de las instituciones financieras internacionales (Fondo Monetario internacional, Organización Mundial del Comercio, Banco Mundial).
Eliminación de las negociaciones multilaterales para la liberalización del comercio agroalimentario, especialmente en el seno de la OMC, pero también a través de tratados bilaterales. Avanzar hacia la soberanía alimentaria.
Introducir el concepto de Índice de bienestar económico sostenible en lugar del PIB como único indicador del estado de una nación y dar más importancia al Índice de Desarrollo Humano. Conceptos como la huella ecológica también debería entrar en el debate político cotidiano.
Introducir la democracia participativa según el modelo de Porto Alegre, cuyo gobierno local consulta a sus ciudadanos sus prioridades sobre cómo gastar el dinero público.
Objeto de la critica la globalización .
El movimiento antiglobalización crítica al «libre comercio» mundial.
La crítica central es que las condiciones para que todos puedan competir en pie de igualdad no se cumple casi nunca y que tanto las clases privilegiadas como los países poderosos parten con una ventaja abrumadora.
Los activistas saben que el libre comercio crea riqueza, pero se oponen al privilegio corporativo de los gobiernos hacia las multinacionales, los lobbies empresariales, el «comercio forzado» por tratados y organismos internacionales, y la economía cartelizada y blindada que pretenderían imponer estas transnacionales formando monopolios u oligopolios, que en definitiva serían la negación misma de un comercio libre para los ciudadanos comunes. Otros se oponen a la manera de repartir la riqueza tan poco equitativa de manera que crea agentes externos. Las externalidades ocurren cuando las acciones económicas afectan a terceros. Según varios economistas, como Robin Hahnel, las externalidades provocan fallos del mercado si el mecanismo de precios no considera los “costos sociales y ambientales totales” y los “beneficios sociales y ambientales totales” que tienen la producción y el consumo. Estos costos podrían ser añadidos o restados al precio según su impacto social y ambiental, a través de un impuesto ecológico o social.
El índice de bienestar económico sostenible (IBES) es un indicador económico alternativo que debería -según este punto de vista- reemplazar al Producto Interno Bruto (PIB) como indicador de bienestar social, por reflejar más fielmente los indicadores que de verdad importan en el desarrollo humano.
Crítica a la mercantilización de la sociedad mundial.
El aumento de las privatizaciones, reducción del sector público y políticas de redistribución de la riqueza, la supeditación de toda actividad humana a la rentabilidad, son para los activistas razón de preocupación. Por otro lado se denuncia la fe en el mercado como solución universal para todos los problemas, incluso los no comerciales, como en el caso del mecanismo de compraventa de derechos de emisión de gases de efecto invernadero en el Protocolo de Kioto.
Crítica a las grandes instituciones financieras internacionales (FMI, OMC, Banco Mundial...)
Se cree que están influidas por el poder económico y por potencias poderosas (Estados Unidos, Unión Europea, Japón, G-8) y no responden a las necesidades humanas.
La globalización que proponen los neoliberales sería la de maximizar el beneficio del capital privado de los países ricos.
Crítica al poder de las grandes multinacionales en detrimento de la soberanía nacional y la democracia.
Los activistas argumentan que, bajo el nombre de globalización existe un intento de potenciar el poder de la banca y de las multinacionales. Otra crítica frecuente es que es el sector privado quien directamente financia a los partidos políticos, erosionando su independencia. El ejemplo más flagrante sería la connivencia entre el partido Demócrata y el Republicano en Estados Unidos, y las grandes multinacionales como Halliburton y el vicepresidente Cheney.
Organización
No es un movimiento organizado jerárquicamente, sino que se trata de una red de diversos movimientos de varios países y regiones, que se coordinan y organizan de forma horizontal y descentralizada. Esto da lugar a que no existan portavoces ni manifiestos finales, si bien los colectivos que forman el movimiento pueden tenerlos.
El denominador común de los grupos involucrados se basa en ideas por oposición a las políticas imperantes. Sin embargo, se intenta con éxito que los diversos grupos adopten las causas de los demás, logrando así propuestas en positivo y una mayor sensación de unidad, creando redes sociales que no se rompen necesariamente tras una contracumbre o un Foro Social.
Uso de la tecnología y los medios de comunicación
Los movimientos sociales anti-globalizaciones han hecho uso intensivo las posibilidades que ofrecen las nuevas tecnologías (principalmente móviles e internet) para informarse, comunicarse internamente y coordinarse.
Medios alternativos.
Internet, como fuente de información difícil de controlar por los Estados o por los grandes medios de comunicación, es apreciado y usado extensivamente entre los activistas para informar e informarse. Los activistas adoptan un discurso crítico con medios de comunicación convencionales por considerarlos como filtro para las noticias incómodas con el poder político y económico. Para contrarrestar el filtro de los medios convencionales la producción y difusión de contenidos informativos forma una parte importante de la estrategia de los activistas.
Así, existen medios digitales, a veces mencionados como contrainformativos, que ofrecen contenidos de interés para los activistas y no serían aceptados por los grandes medios de comunicación. Algunos de los sitios web más conocidos son: Rebelión, Indymedia, La Insignia, La Haine y Kaosenlared, etc. Estos sitios web suelen más participativos que los medios tradicionales y muchas veces son los propios lectores los que producen las noticias o artículos.
A nivel organizativo interno los grupos o colectivos de activistas, utilizan herramientas como las listas de correo, email, sitio web y redes sociales como Facebook.
A veces las listas de correo y las direcciones de email, no están únicamente dedicadas a labores organizativas internas (reuniones, etc.) sino que pueden dar lugar a debates políticos y cadenas de mensajes para difundir mensajes.
El sitio web es un instrumento ya consolidado en la presentación mediática de cualquier organización en casi todo el mundo y los colectivos de activistas no son una excepción.
Más novedosas son las campañas de comunicación llevadas a cabo exclusivamente a partir de sitios de redes sociales como Facebook. En ellas se aprovecha la capacidad de marketing viral que estas redes proporcionan, lo que ofrece la posibilidad tanto de difundir una idea rápidamente como de crear una red de simpatizantes que puede ser usada para recaudar fondos o captar colaboradores. Un buen ejemplo resulta la campaña «¿65 horas? ¡Ni de coña!» contra la propuesta de la Unión Europea de ampliar el horario laboral de los trabajadores, que logró reunir a miles de personas para apoyar esa causa rápidamente y sin medios económicos.
Otro ejemplo de uso activista de la red, que puede servir para indicar el futuro del activismo en la red, lo encontramos en Avaaz.org, un grupo activista totalmente global que intenta influir con éxito sobre la agenda internacional sobre cuestiones como el cambio climático, derechos humanos y conflictos religiosos, que ha sido concebido para la internet, donde ha llegado a tres millones de simpatizantes a través de más de trece lenguas.
Tensiones
Aunque la coordinación de los colectivos es buena teniendo en cuenta su heterogeneidad, existen ciertas diferencias internas de diferente orden.
Transformadores y reformistas: Esencialmente estas diferencias se dan entre los más o transformadores (radicales anticapitalistas, anarquistas) y la más moderada o reformistas (socialdemócratas, ONG, etc). Por un lado los primeros acusan a los segundos de querer jerarquizar el movimiento y ceder en sus reivindicaciones más ambiciosas, lo que les lleva a veces a organizar eventos paralelos en los foros sociales.Por el contrario, los moderados, creen que hay que colaborar con partidos y sindicatos mayoritarios, y reformar el sistema sin grandes rupturas.
Pacíficos y violentos: Aunque una gran parte de los individuos y colectivos que participan en las contracumbres son pacíficos y actúan en consecuencia, hay algunos individuos y colectivos radicales como los que siguen la táctica del Bloque Negro, que usan abiertamente la violencia contra los símbolos capitalistas (bancos, multinacionales...) o incluso contra la policía.
Nacionalismo radical y el resto: Batasuna quiso tomar parte activa y plena en las movilizaciones de Barcelona en 2001, lo que generó tensiones, dando lugar a que se manifestara de forma semiautónoma en la manifestación final. Muchos integrantes del movimiento no ven con buenos ojos la incorporación del nacionalismo radical, defensor de la violencia política, a las actividades de las contracumbres.
Críticas al movimiento.
El movimiento antiglobalización o altermundialista ha sido criticado en muchos aspectos por los políticos, institutos conservadores, economistas liberales y otras personas favorables a la economía de mercado, pero también por los mismos activistas que lo forman.
El movimiento ha cosechado críticas desde sectores pertenecientes a la derecha política en general, y en especial del liberalismo y de los defensores del libre mercado que sostienen que la libertad económica es una expresión indispensable de la libertad individual.
Algunos críticos señalan que aunque las protestas giran en torno a cuestiones que la mayoría reconocen como graves problemas (como las violaciones de derechos humanos, el calentamiento global y la pobreza crónica de algunas partes del mundo), sólo ocasionalmente se generan soluciones o propuestas concretas. Los activistas suelen aceptar parte de la crítica pero señalan que en pocos años han sido capaces de lanzar diversas e interesantes propuestas de corte intervencionista como la Renta Básica o la Tasa Tobin, y otras como la condonación de la deuda externa, la profundización en la democracia participativa, etc.
Algunos temen que las motivaciones finales de algunas corrientes, como la comunista o anarquista, sean revolucionarias. La réplica habitual es que el movimiento cuenta con una estructura horizontal, pacífica y minoritaria, con lo que no supone una amenaza al orden establecido.
Una de las críticas más comunes que surgen cuando se producen hechos violentos en las contra cumbres es la naturaleza violenta del movimiento y su naturaleza extremista y radical.
Una de las críticas que más a menudo recibe el movimiento, que no necesariamente viene de sus oponentes, es la carencia de metas comunes y que los puntos de vista de sus activistas se oponen a veces entre ellas. Muchos no ven este hecho como un problema central mientras tengan un enemigo común al que oponerse. Ciertamente las diferencias de culturas organizativas e ideológicas complican la construcción de alternativas comunes.
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