miércoles, 31 de enero de 2018

Karl Marx 1818-2018 a







Este año 2018, ha sido el año-recordatorio del 200 aniversario del nacimiento de Karl Marx de quien no hace falta hacer presentación.
El veterano comunista e independentista galego Mauricio Castro ha escrito, durante este 2018, una serie de artículos sobre la vida de Marx, su obra y sobre el pensamiento marxista. 

Andoni Baserrigorri: Bueno Mauricio, abarcar la vida de Marx y su obra durante un año en varios artículos de opinión o investigación es difícil, pensamos que te habrás dejado «mucha tela por cortar»… y es que para abarcar toda la obra de Marx se necesitaría muchísimos artículos más, la primera cuestión sería qué aspectos de la obra de Marx has tocado y por qué.

Mauricio Castro: Déjame empezar por aclarar que no fue mi intención presentarme como especialista, ni siquiera como estudioso, cuando decidí escribir esos textos divulgativos. Únicamente soy estudiante de la obra de Marx, porque considero que su densidad y profundidad exigen acceder a ella con esa actitud y no como simple lector, si realmente queremos comprenderla y asumir lo que ella implica. Me refiero sobre todo a El Capital, claro, pero en general toda la obra de Marx exige una dedicación que podría colmar prácticamente toda una vida de trabajo intelectual.

En esta serie, publicada en dos medios digitales gallegos durante todo el año 2018 (Sermos Galiza y Diário Liberdade), intenté hacer un trabajo seriado de tipo divulgativo para animar a quien me leyese, especialmente la militancia de izquierda gallega, a hacer su propio camino hacia Marx. Introduje algunas de sus categorías más importantes, como la de explotación, fuerza de trabajo, valor, plusvalía, clases sociales, etc. Pero además de eso, intenté conectar cada uno de los doce artículos con la actualidad del capitalismo y de la izquierda en nuestro país, Galiza. Mi intención fue mostrar de ese modo la vigencia del pensamiento marxista y su utilidad para que la izquierda se levante de nuevo después de una derrota histórica como la sufrida sobre todo con el fin de la Unión Soviética. También intenté transmitir la necesidad de delimitar las tareas de la clase trabajadora y situarla al frente de las grandes transformaciones que Galiza necesita.

El Marx filósofo, el Marx economista, el Marx periodista… pero sobre todo el Marx militante comunista… ¿Con cuál de ellos te quedas? ¿Qué Marx te interesa más?

Tanto Marx como otros grandes teóricos que ganaron la consideración de clásicos del movimiento revolucionario tienen como característica, en relación a la izquierda académica de la actualidad, su carácter militante. Esto en el caso de Marx es muy claro, pues fue un luchador social toda su vida adulta, obligado a abandonar diferentes países en sucesivos exilios por su militancia revolucionaria. Dicho eso, no sé si es posible hacer una división entre «diferentes Marx», ni en el plano teórico, como algunos intentaron hacer con su obra, ni en su vida como revolucionario teórico y práctico. Creo que se trata de aspectos de una totalidad, lo que no impide que se pueda hablar de una evolución y de un enriquecimiento a nivel intelectual a partir del estudio y de las experiencias como militante y pensador. Yo me quedaría con el Marx crítico; es decir, antidogmático, abierto y firme a la vez, capaz de reconsiderar, madurar o matizar posiciones propias, además de demoler las teorías pre-científicas de los diversos socialismos utópicos existentes en su tiempo, como vemos ya en elManifiesto del Partido Comunista, pero también cuando en su etapa final confirma su apuesta en la posibilidad de que países atrasados como Rusia pudiesen avanzar hacia el socialismo sin necesariamente pasar por cada una de las etapas seguidas previamente por Inglaterra como modelo del capitalismo más avanzado de su tiempo.

Quería preguntarte acerca de la dialéctica de Hegel que Marx desarrolla… ¿Piensas que la importancia actual de la dialéctica es tan grande debido al desarrollo que de ella hace Marx?

En realidad, el de la dialéctica es uno de los diferentes campos que Marx no llegó a desarrollar sistemáticamente, pero que en su obra se plasma con toda su riqueza en la forma como accede al conocimiento de la realidad, con vistas a su transformación. A partir del estudio atento de su método, comprobamos la prioridad del objeto sobre el sujeto de conocimiento, así como de la materia sobre la idea, sin por ello caer en lecturas unilaterales ni mecánicas, como las que caracterizaron algunas lecturas vulgares de su obra, sobre todo a partir de la Segunda Internacional.
 Su recurso a Hegel le sirvió para superar tanto el positivismo como el agnosticismo, pero también las lecturas románticas o subjetivistas de la historia, yendo al mismo tiempo más allá del idealismo objetivo. Tomó de Hegel, por ejemplo, la consideración del ser como proceso y no como «cosa», pero situó ese proceso como base del conocimiento, descartando toda especulación autónoma de la realidad en la cabeza del observador, o cualquier teleología histórica que garantizase un curso determinado a la historia.

Situando las condiciones materiales como momento determinante de la reproducción de la vida social, Marx reconoció el papel de la actuación consciente del ser humano (a través del trabajo) en la transformación de la naturaleza primero y de la sociedad después. Y, coincidiendo también en eso con Hegel, atribuyó al sujeto colectivo, en su caso la clase, la prioridad sobre la actuación individual, contra el criterio liberal, pero afirmando la imposibilidad de que las contradicciones fuesen subsumidas por un Estado racionalmente impuesto, como Hegel creía. 
La historia dio la razón a Marx y, lejos de cualquier armonía o fin de la historia, el Estado burgués no apagó la lucha de clases, que continua hasta hoy, marcando el desarrollo de las sociedades con división social del trabajo en que aún nos encontramos.

También su reconocimiento del papel progresivo de la burguesía en la historia se enfrentó con la profunda crítica del mundo burgués, a la cual dedicó su obra, una contradicción dialéctica que, originando su contrario, posibilitó en la realidad, y no únicamente en la cabeza de Marx, que un nuevo sujeto histórico, el proletariado, protagonizase su superación. Que el proceso no haya culminado aún no niega su vigencia, pues las mismas luchas de clases continúan hasta hoy. Y que su resolución no tenga garantías de éxito aparece ya formulado en el propioManifiesto, cuando Marx afirma que la lucha puede acabar con una transformación de la sociedad entera o con la destrucción de las dos clases en lucha.

Y, en definitiva, ¿qué mayor muestra de la esencia dialéctica de la realidad del capitalismo que la contradicción entre el carácter crecientemente social de la producción y la apropiación privada del excedente? Es la resolución de esa y de toda una larga serie de contradicciones dialécticas existentes en la realidad y caracterizadoras del capitalismo la que determinará el curso de la historia, a través de las luchas de clases. Corresponde a Karl Marx la comprensión y exposición de principios teóricos como ese, válidos mientras el capital siga comandando la reproducción de la vida social y profundamente caracterizadores de su carácter dialéctico.

¿Qué papel atribuyes a Marx en la Primera Internacional?

Bueno, sabemos que hay quienes intentan limitarlo al papel de «intelectual invitado», pero lo cierto es que, a partir de su posición democrática radical burguesa de juventud, desde su ida a París en 1843, vista la imposibilidad de hacer trabajo político en la Alemania por la represión del Estado prusiano, irá realizando y asumiendo una militancia revolucionaria que desde 1845 es ya explícitamente comunista. Durante su etapa de refugiado en Bélgica y sus primeros viajes a Inglaterra participa decisivamente en la fundación de la Liga de los Comunistas, consiguiendo su reorientación para posiciones inequívocamente de clase que quedarían sintetizados en su consigna de ¡Proletarios de todos los países uníos!). Esta lucha interna y la etapa desde su salida de Alemania hasta la adopción del programa de clase, en confrontación con Proudhon, y la publicación delManifiesto, se reflejan bien en la películaEl joven Marx, del haitiano Raoul Peck, que recomiendo vivamente a quien tenga interés en aproximarse a su figura.

La experiencia de las revoluciones de 1848, en que Marx y Engels participan activamente, los lleva a reorientar sus posiciones, comprendiendo que el capitalismo podrá resistir más de lo previsto. Continúa su participación política, junto al estudio y elaboración teórica de la que será su gran obra (El Capital). Participa desde el primer momento en la fundación de la Primeral Internacional, que se concreta en 1864, e incluso redacta su mensaje inaugural que incluye algunos de sus principios políticos y hace aparecer a la clase trabajadora como fuerza independiente frente a una burguesía ya embarcada en formas de expansionismo bélico que anteceden el imperialismo explícito.

La lucha ideológica en su seno es constante, con Marx a la cabeza de la orientación más política de la Internacional, frente a diferentes corrientes utópicas, pequeño-burguesas y chauvinistas presentes en su interior. Frente a Bakunin, Proudhon y Lassale, entre otros, y aun sin obviar que la explosión revolucionaria de París en 1871 confirmó precisamente la hegemonía de las orientaciones no marxistas, lo que no impidió su apoyo solidario a los communards. Con sus limitaciones e incluso implicando la implosión de la Internacional, la experiencia de París fue un avance en el proceso histórico de la lucha internacional por el socialismo. No podemos olvidar que el fin de la Internacional dio paso a una nueva fase de mayor expansión del movimiento revolucionario bajo nuevas formas partidarias en toda Europa, con tendencias más o menos revolucionarias y más o menos reformistas. Marx y Engels tomaron partido durante todo ese largo período hasta el fin de sus vidas. Fueron militantes y dirigentes del movimiento real de la toma de conciencia y organización de la Internacional.

Marx empieza a explicar el papel histórico del proletariado y desarrolla la tesis de la «dictadura del proletariado» ¿Piensas que quizá algunos dirigentes lo aplicaron bien y quizá donde decía dictadura del proletariado ellos plantearon dictadura del partido y lo que conllevó a la emergencia de una nueva clase social (el aparato del partido) que es una de las causas del derrumbe del socialismo en Europa del Este?

En mi opinión, esa cuestión es suficientemente compleja para no «despacharla» en unas pocas líneas, pero debemos empezar por enmarcar su definición de «dictadura» como hegemonía de una clase, es decir, como contenido principal del sistema social que podrá tener formas diversas, más o menos democráticas. Del mismo modo que el capitalismo conoce diferentes regímenes de dominación de la clase burguesa, según las necesidades de la época o del momento, incluyendo formas de fascismo, monarquías absolutas y parlamentarias, bonapartismos y repúblicas de diverso signo, también el dominio de clase del proletariado podrá tener diversas formas. El ejemplo de la Comuna de París mostró a Marx la necesidad de ejercer la violencia para aniquilar la resistencia del enemigo de clase, evitando así que se repitiesen los errores que derivaron en la masacre que puso fin a la experiencia de los communards. En todo caso, será esa una «dictadura» de la mayoría trabajadora sobre la minoría burguesa, constituyendo al mismo tiempo una democracia superior frente a la meramente formal vigente en el capitalismo y evitando, eso sí, la reintroducción de los mecanismos materiales de reproducción del capital.

En cuanto a la concreción histórica de todo eso en el siglo XX, habría que empezar por explicar que es a partir del agotamiento de toda posibilidad de desarrollo social del modo de producción capitalista que surge la necesidad y posibilidad de construcción de un modelo social superior, el socialismo. El hecho de que fuese en sociedades de capitalismo atrasado que surgiesen procesos revolucionarios de transición al socialismo y la incapacidad de su extensión a países avanzados marcó los límites de aquellas transiciones y problemas como el fortalecimiento imprescindible del Estado y no su superación como forma social.

Mi impresión es que las experiencias del siglo XX fueron muy enriquecedoras a pesar de sus limitaciones y que sirvieron para que una nueva ola revolucionaria puediera avanzar sobre su ejemplo, como en su día ellas hicieron en relación a las revoluciones europeas de 1848 o a la Comuna de París de 1871. La historia no ha terminado y no tengo dudas sobre la apertura de nuevas oportunidades, aunque tampoco tenemos garantías de que una nueva civilización socialista, la que Marx primero llamó «emancipación humana» y después «comunismo», vaya a llegar.

Háblanos de Engels y la importancia que le das en la obra de Marx…

Bien, en realidad es un hecho conocido que Engels, a pesar de ser un miembro de la clase burguesa industrial alemana, se convirtió en firme militante y teórico comunista antes que el propio Marx, y que le sirvió de referente para su introducción al estudio crítico de la economía burguesa. Es decir, no exageramos si reconocemos en Engels una pieza imprescindible en la construcción del socialismo científico, así como en el trabajo político de ambos, tanto por su influencia en Marx como por sus contribuciones teóricas concretas, y tanto en vida de Marx como después de su muerte, siendo también su principal divulgador.

El Manifiesto del Partido Comunista escrito entre Marx y Engels sigue siendo un documento único en interpretar la historia… ¿Compartes esta opinión?

Sin duda, es así. A pesar de su reducida extensión, sintetiza de modo genial las tesis del movimiento revolucionario liderado por Marx y Engels, pero también del socialismo científico, situando ya abiertamente la posición central y las tareas de la clase trabajadora para la superación del mundo burgués-capitalista. Si bien eso está ya presente en su obra anterior (Miseria de la filosofía, de 1846), elManifiesto lo presenta de modo sintético y bajo responsabilidad colectiva, como programa de la Liga de los Comunistas. Su influencia posterior hasta hoy nadie puede negarla, constituyendo la mayor prueba de su valía.

¿Piensas que Lenin ha sido quien mejor ha interpretado a Marx y llevado a la práctica sus teorías?

Debo admitir que siento una especial admiración por la figura de Lenin y diría que sí, que es tal vez el único que alcanza un grado comparable al de Marx como talento teórico, con una obra monumental en extensión y variedad, que no deja de sorprender cuando tenemos en cuenta que, en simultáneo, fue capaz de organizar y dirigir la toma del poder por un pequeño partido, que consiguió ganar los corazones de millones de habitantes del antiguo imperio zarista. También me parece admirable su capacidad crítica de la realidad, lejos de todo dogmatismo y con gran fertilidad teórica, lo que también lo acerca al genio alemán que, sin duda, era su principal referente teórico. Sus estudios de tipo económico sobre la implantación del capitalismo en Rusia, en polémica con los populistas; la posterior disputa con las corrientes reformistas y economicistas en la construcción del Partido Bolchevique; incluso la pugna en el interior de la dirección de este durante el proceso revolucionario para orientarlo a la toma del poder y, después, su flexibilidad táctica para rectificar, por ejemplo, retomando parcialmente el mercado en tiempos de la NEP para salvar el país del colapso e incluso avanzando parte de los problemas que irían a afectar a la revolución en los años posteriores a su muerte…
Tampoco podría olvidar, como gallego, sus posiciones avanzadas en materia de derechos nacionales, enfrentándose a la corriente chauvinista en su propio partido antes y después de la toma del poder. También ahí Lenin apeló a la posición de Marx en relación a la lucha del pueblo irlandés, afirmando frente a otros líderes bolcheviques la vigencia de la lucha nacional también en la Europa Occidental. Me parece, en definitiva, el mayor líder revolucionario de la historia y el más sólido seguidor de las ideas de Marx, sin duda.

Voy a ir acabando, no deseo acribillarte a cuestiones… ¿Cual es el estado de salud del marxismo hoy día en 2019 en el mundo y en las naciones como la tuya y la mía sin Estado?

Como dije, creo que la izquierda a nivel mundial sufrió una derrota histórica con el fin del llamado «campo socialista», de la cual está lejos de recuperarse. A día de hoy, el marxismo está fuera de los programas de la inmensa mayoría de fuerzas significativas de izquierda, lo que es especialmente visible en Europa, y en su lugar contenidos social-demócratas y posmodernos se presentan como alternativas moralizadoras a la universalización del paradigma neoliberal, que no es más que la forma actual del capitalismo de siempre.

Es por eso que considero imprescindible volver a Marx. Estudiar su obra, evitando cualquier doctrinarismo y aplicando la crítica a todo lo existente, como él siempre defendió. Recuperar la centralidad de la clase como única vía de transformación radical de la realidad, en un mundo capitalista que camina hacia el desastre civilizacional. Sin negar el papel de las llamadas «luchas extraeconómicas», que en realidad están incluidas y determinadas por las luchas de clases, debemos ser capaces de integrarlas todas, evitando la fragmentación y reconstruyendo una lucha común por la revolución socialista. Todo ello sin confundir internacionalismo con falsos cosmopolitismos. Las luchas se desarrollaran a partir de cada realidad nacional, pero en coordinación con la perspectiva de que, tal como el capitalismo tiene dimensión mundial, el proceso revolucionario solo podrá vencer con sucesivas victorias en más y más países, incluyendo los del centro del sistema. Las naciones oprimidas deberán jugar su papel ahí, con protagonismo de la clase trabajadora, como ya lo jugaron en todas y cada una de las revoluciones del siglo XX.

miércoles, 3 de enero de 2018

La infiltración del marxismo en la educación superior.-a

Manifestantes protestan en la Universidad de Utah contra un evento en el que se presentaba un orador conservador en Salt Lake City el 27 de septiembre de 2017. (GEORGE FREY/GETTY IMAGES)

Por Mike Shotwell
19/12/2018


El escrutinio de cualquier periódico y programa de noticias estadounidense deja a una gran parte de los habitantes del país con un sabor agrio a políticas progresistas forzadas sobre ellos por décadas.
Muchos entre el público estadounidense finalmente están llegando a darse cuenta que las instituciones básicas de nuestra herencia occidental, tanto económicas como culturales, están bajo ataque: el capitalismo, las bases judeo-cristianas, la familia, nuestro sistema legal, nuestra Constitución, nuestra democracia representativa, y nuestra civilidad básica; todas las instituciones que nos dieron tanta seguridad y prosperidad por 250 años.


El motor más grande que hace andar este tren ha sido la continua transformación de la mayoría de nuestros colegios y universidades de instituciones que albergaban un debate abierto y el intercambio de ideas, a incubadoras de socialismo, marxismo cultural y activismo político de izquierda, formando generaciones de gente joven.
Muchos informes demostraron la inclinación izquierdistas de nuestras instituciones de educación superior, entre ellos un exhaustivo estudio publicado por Mirchell Langbert en el sitio web de la Asociación Nacional de Académicos de EE. UU. el 24 de abril.
Langbert descubrió que la inscripción a partidos políticos de los profesores con títulos doctorales en las universidades de artes liberales más destacadas es abrumadoramente demócrata, y que un 39 por ciento de las universidades carecían de profesores republicanos.
Además de la inscripción política en los partidos, el estudio descubrió que la afiliación política es en gran parte demócrata, mientras que más del 78 por ciento de los departamentos académicos no tienen representación política conservadora. Pese a que existen excepciones, entre las instituciones de artes liberales hay pocas.
El sesgo de estas cifras es “más notable en las áreas de humanidades y ciencias sociales, donde la batalla de ideas es más importante”, dijo Carson Holloway, profesor asociado de ciencias políticas de la Universidad de Nebraska Omaha, a The Daily Signal.
Estas cifras plantean la pregunta: ¿Qué produjo este sospechoso desequilibrio, especialmente teniendo en cuenta que las cifras no reflejan la composición del público estadounidense? Una encuesta de Gallup de 2014 mostró que el 38 por ciento de los estadounidenses se identifican como conservadores, versus un 24 por ciento que se identifican como progresistas. Como veremos, los ancestros de la academia liberal moderna provienen de los niveles más altos de la izquierda radical.

La Ilustración


Tal vez sea sorprendente, pero los comienzos del camino pueden ser rastreados hasta la Ilustración, o la Era de la Razón, aproximadamente de 1685 a 1815. Esta era vio muchos avances científicos positivos; no obstante, en términos de reforma social, cambiar las filosofías social y política fundamentalmente impactó a las poblaciones occidentales, por ejemplo, con la revuelta política de la Revolución Francesa y su Reino del Terror.

En su ensayo “Pascal en el mundo post-cristiano”, publicado en el diario Era Moderna, Ann Hartle cita a Vicenzo Ferrone en lo que respecta al ambiente intelectual y revolucionario desde mediados de los años 1600 hasta los años 1800.

“La Ilustración fue un ‘proyecto de emancipación’ que tiene el fin de crear una ‘nueva civilización’ basada en la autonomía de la razón humana y la centralidad del hombre. Entonces, ante todo, la Ilustración significa la emancipación de la tradición, especialmente de la tradición religiosa y la eliminación de la trascendencia de lo divino a favor de un ‘punto de vista completamente inmanente [humano]'”, escribe Hartle.

En 1848, infundido con ideales de la Ilustración, Karl Marx y Friedrich Engels escribieron “El Manifiesto Comunista”, un ideal imaginario de trabajadores oprimidos del mundo unificados en una revolución sangrienta para derrocar a sus opresores: oligarcas y capitalistas del mundo. De los escombros, formarían una sociedad nueva y perfecta gobernada por una “dictadura del proletariado” benevolente, de la cual los flagelos del crimen y la pobreza, la necesidad de cárceles y ejércitos y, ciertamente, el gobierno mismo, se derretirían.

El pensamiento político de Marx se estableció poderosamente en los ideales del estrato intelectual europeo de escritores y artistas, posteriormente esparciendo su mensaje tóxico a las universidades. Un estudiante entusiasta era Vladimir Ilyich Lenin, el bolchevique que lideró la revolución rusa. En efecto, muchos de la élite educada de Europa, Gran Bretaña y Estados Unidos fueron cautivados con las promesas socialistas/comunistas de Lenin y Stalin, de un nuevo paraíso en la Tierra.

La Sociedad Fabiana

En Inglaterra, en 1884, la Sociedad Fabiana fue formada para insertar clandestinamente el socialismo en las instituciones británicas y causar el deceso del capitalismo. A principios del siglo XX, los líderes de la sociedad incluían a H. G. Wells, Sidney y Beatrice Webb, y al dramaturgo George Bernard Shaw.


Los Fabianos eran socialistas marxistas; no obstante, diferían de Marx en cuanto a la necesidad de guerra de clases y revolución violenta. En cambio, apuntaban a las instituciones establecidas para difundir su influencia, utilizar las herramientas del “sigilo, intriga, subversión y el engaño de nunca llamar al socialismo por su nombre” para lograr sus objetivos. Su mascota era una tortuga, que representaba su lenta y agobiante metodología.

Bernard Shaw, el indiscutido líder de los Fabianos, elogiaba a Benito Mussolini (“el tipo correcto de tirano”), a Josef Stalin (“un caballero georgiano” sin “malicia en él”), e incluso a Adolf Hitler (“un hombre muy extraordinario”). Su visión era la de un gobierno socialista mundial gobernado por un dictador fabiano.

Penetrando aún más en la estructura educacional de Gran Bretaña, los fabianos fundaron la Escuela de Economía de Londres para promover sus principios económicos socialistas. Como institución educativa, se convirtió en la base del Partido Laborista británico. Con el telón de fondo de la Gran Depresión de los años 1930, también descubrieron el interés empático de sus pares socialistas en Estados Unidos.

Más allá de la economía y las instituciones sociales de Gran Bretaña durante los años 1930 y 1940, la arena científica vio el establecimiento del movimiento de ciencia radical. Sus miembros estaban cercanamente asociados con las comunidades científicas comunistas de la Unión Soviética y China.

Entre este grupo estaban algunos de los científicos y profesores de más alto nivel del sistema universitario británico, tales como J.B.S. Haldane (editor del periódico comunista de Gran Bretaña, el Daily Worker), Hyman Levy (miembro del Partido Comunista en los años 1950), Joseph Needham (embaucado sin piedad por espías y agentes chinos), Lancelot Hogben (socialista marxista y proselitista ateo), y J. D. Bernal (marxista y militante ateísta con lealtad ciega a Stalin).

Estos personajes encabezaron la intrusión comunista en la academia británica en su investigación, escritura y enseñanza, que pronto se superpondría con la investigación científica en las universidades estadounidenses.


Aún más peligroso que los fabianos, fue la Escuela de Frankfurt. Fue fundada en 1923 en la Universidad de Goethe en Frankfurt, Alemania, bajo el inofensivo nombre de “Instituto de Investigación Social” (Institut für Sozialforschung). Su objetivo era el desarrollo de los estudios marxistas en Alemania.

Al igual que los fabianos, la Escuela de Frankfurt evitaba las ideas de Marx y Lenin de revolución violenta y en cambio se concentraba en desarrollar formas alternativas e insidiosas para imponer su ideología y destruir las instituciones de la civilización judeo-cristiana occidental.

Marxismo cultural
Este movimiento, distinto del marxismo económico, se hizo conocido como “marxismo cultural”. Entre los filósofos fundadores estaban Herbert Marcuse, Max Horkheimer, Erich Fromm y Theodor Adorno.

Horkheimer desarrolló un plan de estudios llamado “teoría crítica”, una ideología poco sólida y filosófica directamente opuesta a los principios de la civilización occidental, que se convirtió en la razón de ser de la Escuela de Frankfurt.

La teoría crítica planteaba que cualquier persona que viva bajo una sociedad capitalista era, de forma inconsciente, esclavizada, oprimida y vulnerable al fascismo. Por lo tanto, cualquier tema que atacara a las instituciones capitalistas, era comidilla justificada para el estudio crítico y repudio. Era natural, entonces, que las instituciones educativas de EE. UU. eventualmente estuviesen en su mira.


Durante los años 1930, la “Década Roja”, los miembros de la Escuela de Frankfurt ganaron relevancia en los círculos pedagógicos de izquierda. Pero con el ascenso de Adolf Hitler, se dieron cuenta que tendrían que irse de Alemania, puesto que los filósofos fundadores de la escuela eran principalmente judíos seculares. Desde Estados Unidos, llegó un ángel en la forma de educador socialista soviético, John Dewey, padre de la “educación moderna” en Estados Unidos.
Con el financiamiento de la Fundación Rockefeller y otras instituciones, llevó a miembros destacados de la Escuela de Frankfurt a las mejores universidades [de EE. UU.] tales como la Universidad de California-Berkeley, la Universidad de Princeton, la Universidad Brandeis -pero la más prestigiosa fue la Universidad de Columbia en Nueva York y su bien conocida Facultad de Magisterio.

En pocos años Adorno, Fromm y Marcuse estarían “derribando campus, vilipendiando la decencia, glorificando la violencia y la pornografía y nazificando el deletreo de ‘Amerika'”, escribió el periodista e investigador Ralph de Toledano en su libro “¡Griten caos!: La gran caída de América y cómo sucedió”.

Los horizontes de su influencia eran de tan amplio alcance que de Toledano describió al ingenuo Estados Unidos como “una vaca mugiendo para ser ordeñada”. Los grandes cimientos de Estados Unidos ahora estarían a su disposición, financiados por “una vasta piscina de fondos corporativos acomodados para evadir impuestos… lista para pasar sus millones y miles de millones a aquellos dedicados a destruir el sistema que les brindó esta riqueza… por un personal directivo que detestaba la sociedad [estadounidense]”.
Así nació el lento e incesante desplazamiento hacia la izquierda de la academia estadounidense.

Amor libre
Un gran principio de la filosofía de la Escuela de Frankfurt, desarrollado por George Lukacs, Adorno, Fromm, Wilhelm Reich, y otros, fue la siniestra creencia que el sexo sin restricciones podría ser un instrumento útil y devastador si se lo impulsaba para que corra desenfrenadamente. Promovían “la promiscuidad imperativa, los hogares de un solo progenitor, el sexo prematiral y la homosexualidad”, lo que atacó el corazón de los valores centrales de la familia y los hijos como pilares de la sociedad occidental. Los detractores eran condenados de fascistas y cómplices de la depravación capitalista.

En 1922, Lukacs junto con un pequeño puñado de teóricos intelectuales del Instituto Marx-Lenin en Moscú, elaboraron el esquema que seguiría la Escuela de Frankfurt, los objetivos eran la “abolición de la cultura [occidental]” y la meta de Marx: “la destrucción despiadada de todo lo existente”.

Como Ministro de Educación y Cultura, en el corto y sangriento gobierno comunista húngaro-soviético bajo el mando de Bela Kun en 1919, el camarada Lukacs introdujo el insidioso plan de quitar a los hijos del cuidado parental e introducir la educación sexual en la currícula de escuela primaria -este plan fue precursor de la filosofía de la Escuela de Frankfurt llamada “freudomarxismo”, incluso a pesar que Freud se refería a los adherentes de esta teoría como “moralmente desquiciados” y pensaba que sus ideas eran “completamente lunáticas”, según Paul Kengor en su libro ‘Demantelamiento: de comunistas a progresistas, cómo la izquierda saboteó la familia y el matrimonio’.
Durante los años 1960 y 1970 en Estados Unidos, los estudiantes eran educados dentro del marco del socialismo y marxismo cultural fabiano y de la Escuela de Frankfurt, con la estimulante mezcla de sexualidad abierta y la agitación social del ‘todo vale’. Gravitaron hacia los demagogos de la Escuela de Frankfurt tales como Marcuse, proclamado “padre de la Nueva Izquierda” y líder académico de la “revolución sexual”. Él alentaba no solo la militancia revolucionaria de grupos como las Panteras Negras y los Weatherman, sino también la agitación generalizada, los disturbios estudiantiles y el control de los campus.


No sorprende que estas nuevas ideas fueran internalizadas vigorosamente entre los rangos de los jóvenes recientemente “liberados” de nuestros colegios y universidades. Ésto fue precursor de la sofocante corrección política que estableció las pautas de la inestabilidad cultural y política de la que hemos sido testigos en las últimas décadas.

Los miembros de la Escuela de Frankfurt no se limitaron a la cultura, las ciencias sociales y la política; también fueron capaces de ganar asideros en las artes, Hollywood y la prensa- todos blancos maduros.

Sociedad amplia

En la arena científica de Estados Unidos, a partir de los años 1980, los profesores líderes, como Stephen Jay Hould y Richard Lewontin, educados dentro del reino marxista, se convirtieron en los portavoces principales de los campos de la antropología y la ciencia de la evolución. Desde sus púlpitos en la Universidad de Harvard, Columbia y otras instituciones, proclamaban orgullosamente sus creencias marxistas como un cimiento creíble para sus teorías científicas.
Juntos, con sus camaradas del área científica, expresaban libremente su ideología socialista-marxista en publicaciones radicales como Solidaridad, Ciencia para el Pueblo, y Repensando el Marxismo. Gould también estaba en el gabinete de asesores del Foro Marxista Brecht y patrocinaba la Escuela Marxista de Nueva York. Su impacto en el campo de la ciencia fue profundo.
Así, gracias a la “Ilustración”, Karl Marx y Friedrich Engels, los Fabianos, la Escuela de Frankfurt, el movimiento de ciencia radical, y muchos más; el sistema educativo de Estados Unidos tiene una cicatriz indeleble causada por esta lenta marcha de idealismo izquierdista destructivo.
Los resultados que finalmente están siendo revelados representan una letanía de ataques no solo a los valores tradicionales occidentales, sino a la libertad de expresión fundamental. La corrección política se convirtió en un término tan común que es fácil pasar por alto su propósito fundamental -concretamente, sofocar la libertad de expresión y los puntos de vista opuestos, llevando a una tiranía y represión en los campus y en la arena pública.
La continua revolución propugnada por Marx está viva y floreciente en la forma de una constante agitación y división sembradas por la izquierda, desde el trampolín de la academia. Marx y Lukacs se sentirían gratificados con la matanza que engendraron.
Pero la cortina se está corriendo, revelando la verdadera naturaleza que domina la educación superior. Y cuando se eche luz sobre la verdad, al menos tendremos la posibilidad de reivindicar nuestras instituciones.
Mike Shotwell fue criado en un hogar marxista y conoce íntimamente la historia comunista estadounidense y sus efectos en el siglo XX. Es autor de “Inmerso en rojo: Mis años de formación en un hogar marxista”. También es docente, investigador de la Guerra Civil y arquitecto forense retirado que vive con su esposa en Atlanta, Georgia.

martes, 2 de enero de 2018

El lago Caburgua o de los presidentes.-a



(a veces mal llamado Caburga), es un lago chileno ubicado en la comuna de Pucón, Región de la Araucanía al noreste del Lago Villarrica.
Al este del lago se encuentra el Parque Nacional Huerquehue. Ha sido elegido lugar de descanso por diversas figuras públicas como la Presidentes de Republica, doña Michelle Bachelet, y don  Sebastián Piñera, entre otros.
El principal recurso de Caburgua es el turismo, que florece principalmente durante la época estival (diciembre a febrero local).

Toponimia

El lago recibe su nombre del mapudungun Kafürwe, "Lugar donde se escarba", debido a la forma del lago.

Geografía

El lago ocupa un valle glacial. En el Holoceno, la lava de los volcanes de Caburgua contribuyó a bloquear los desagües del lago.​ Por las orillas este y oeste de este lago pasan sendas fallas que pertenecen a la zona de falla Liquiñe-Ofqui.
Se distingue entre los lagos de la Araucanía y del país por su perdurable cristalinidad, debida a desagües tanto subterráneos como invernales, los cuales filtran sus aguas de toxinas y aceites recibidos en la época estival, y por la tibieza de sus aguas, unos 6 °C más que los lagos vecinos del área, posiblemente por surgencias termales en sus profundidades.
La hoya hidrográfica donde se encuentra ubicado Caburgua es pequeña y de pocos afluentes, rodeada en gran parte por bosques nativos. Estos crecen, en su mayoría, en Reservas Naturales y Parques Nacionales del sector. Es este entorno de bosques, bajo régimen de protección; de escasa población y agricultura, lo que posibilita al lago Caburgua la transparencia y pureza que caracterizan sus aguas, siendo unos de los últimos lagos chilenos incontaminados por proliferación de algas; o lo que se conoce como fenómeno "piscina sucia", eutrofización.

Historia


La historia de Caburgua se remonta a varios siglos. Los primeros habitantes fueron los pehuenches, una subdivisión de los mapuches que habitaron los bosques de la región entre el Océano Pacífico y la pampa argentina. Dichos bosques eran antiguos y muy productivos. El árbol más importante fue el Pehuén que hoy se conoce como el pino Araucaria y que produce grandes cantidades de piñones. En otoño cuando maduran los piñones, la gente de Caburgua sube hasta las cumbres de la cordillera donde se encuentran los bosques de araucarias para recoger los piñones en sacos. Hay varias maneras de consumir los piñones. Se tuestan, los muelen, los hierven y los fermentan para hacer chicha. Los piñones todavía se consumen en cantidades apreciables y durante el invierno se venden en los mercados de Pucón.
En los tiempos antes de la conquista, los mapuches sembraban maíz, papas, y otras verduras en las praderas. Usaron el sistema de roce del fuego para limpiar lugares de siembra, pero no fue fácil debido a árboles gigantes como el coihue, el roble, y el raulí que cubrían la región de los Andes. Usando fuego los mapuches hacían canoas para navegar los ríos y los lagos, pero sin herramientas de hierro no podían hacer tablas de construcción. Después de la conquista de esta región, los españoles tampoco aprovecharon bien los bosques porque les faltó maquinaria y un transporte adecuados.

La conquista y la sublevación mapuche

A pesar de encontrarse Caburgua aislada, no significa de que le faltara una historia interesante. Al poco tiempo de llegar a Chile en el siglo XVI, los españoles fundaron varios pueblos:

Santiago en 1541
Concepción en 1550
Villarrica en 1552.


Los mapuches destruyeron a este último, pero los españoles lo reedificaron. Sin embargo en 1603 los mapuches obligaron a los españoles abandonar a Villarrica y a otros pueblos sureños. Durante tres largos siglos desaparecieron estos poblados. Fue sólo cuando llegó la línea ferroviaria al sur, en la década de 1880, que los Chilenos reedificaron Villarrica. Tres años más tarde en 1883 el gobierno construyó la primera fortificación de Pucón. Nuevos inmigrantes. A comienzos del siglo XX el gobierno fomentó mercedes de tierras, la industria maderera y asentamientos campesinos. Así se colonizó desde el Lago de Villarrica hasta la frontera con la Argentina. Aunque se formaron algunos fundos grandes en el área, debido a las arenas volcánicas entre los ríos Trancura y Liucura y las corridas de lava en el valle de Caburgua, dichos campos no fueron repartidos en grandes mercedes de tierras. 
Como resultado los que formaron la comunidad original de Caburgua fueron los mapuches originales, los campesinos chilenos y los inmigrantes alemanes. Es de notar que anteriormente a través de tratados, el gobierno nacional había cedido muchos terrenos a los mapuches. Los campesinos chilenos venían del Valle CEs un dato curioso de que varios de los campesinos chilenos habían vivido como gauchos en la Argentina. Don Segundo Luengo, por ejemplo, nació en Angol, acompañó a su padre a través de las pampas argentinas, pero luego regresó a Chile para aprovechar la oportunidad de ser un colono.
 En 1917 se casó con Zoila Espinosa y comenzó a criar animales en Cunco. Sin embargo, unos latifundistas echaron a los Luengos y a otros colonos de las tierras fértiles de Cunco, lo que los obligó a establecerse en tierras marginales de Caburgua. Como a un kilómetro al sur del lago, trabajaron juntos limpiando el terreno, construyendo una casa y formando una familia. El hijo mayor llamado Enrique nació en Caburgua y trabajó en el campo con sus padres durante toda su vida.

Flora y fauna

Tres hermosas áreas protegidas enmarcan la cuenca del lago Caburgua. Al oriente el Parque Nacional Huerquehue y la Reserva Nacional Hualalafquen, coronada por los Nevados de Sollipulli que destellan en el horizonte al atardecer; y al poniente la Reserva Nacional Villarrica, Sector Quiembre. En el Parque Nacional Huerquehue, junto al Lago Tinquilco a unos 40 minutos, en la altura, lagos y lagunas de cristalinas aguas relucen entre el verde del bosque de Araucarias. Desde allí se aprecia el valle del río Pucón, hasta el volcán Villarrica. Y si se tiene suerte verá la majestuosidad del cóndor volando o divisará un culpeo, un pudú, o las huellas de un puma. Lagunas y lagos cordilleranos ambientan peces, crustáceos y moluscos de interés; mientras, ajenos a las indeseables consecuencias que su proliferación genera en el ambiente nativo, jabalíes y ciervos rojos europeos han hecho su aparición.
La Laguna del Espejo, en el sector norte del lago, es un sitio ornitológico notable. Allí se avistan aves autóctonas y migratorias de paso; en conjunto, todos estos nichos ecológicos preservan una diversidad natural entre la que hay muchas especies ya en vías de extinción.
Durante los primeros meses del 2007 se fundó la Fundación Lago Caburgua para proteger, rescatar y conservar el patrimonio de este lago.

Atractivos turísticos

Caburgua es una zona reconocida año a año por turistas tanto nacionales como extranjeros por la llamativa naturaleza que le rodea. A la belleza del lago, se agrega una cercana conectividad con Argentina, que ha abierto un flujo creciente de visitantes hacia uno y otro país, fortaleciendo el turismo. Esto es promovido por el Circuito Binacional Integrado.
Cerca de Caburgua está el sector "La Puntilla", lugar donde se juntan dos ríos, y que cuenta con lugares especiales para acampar. También se puede visitar un asentamiento mapuche llamado Kui-Kui, donde se puede conocer más sobre esta etnia.

Ojos del Caburgua

En los Ojos del Caburgua no se puede bañar, pero si se puede contemplar el hermoso paisaje desde sus pasarelas y senderos debidamente señalizados, de esa forma se mantiene intacto este bello lugar. Una de las principales atracciones de la zona son los Ojos del Caburgua, pozos de agua color azul eléctrico, de gran atractivo turístico. El agua de estos pozos proviene de un desagüe subterráneo del Lago Caburgua, y de esta nace un río. Se puede acceder a los ojos tanto en vehículo como en bicicleta. El Lago fue aposado en el Holoceno por una represa de corrimiento (probablemente por un terremoto como el que causó el Riñihuazo). El agua socavó la base de esta represa, fabricando un túnel subterráneo que fue a salir varios kilómetros más abajo, en los Ojos del Caburgua.

Negro Piñera detalla cómo fue el famoso asado junto a la ex presidenta Bachelet
El hermano del Presidente Sebastián Piñera dijo que la ex mandataria "canta increíble y es muy amorosa".

Las redes sociales cada cierto tiempo recuerdan una fotografía que escapa a los cánones de formalidad que caracterizan a los políticos.
Se trata del famoso encuentro en el lago Caburgua de los hermanos Sebastián y Miguel Piñera con la ex presidenta Michelle Bachelet, el cual se produjo cuando esta última era ministra de Defensa (2002-2004).

En entrevista con Revista Capital, el 'Negro' reveló que todo ocurrió cuando paseaba en lancha junto al actual Presidente, pero que de repente vio a Bachelet a través de sus lentes largavista.
"Sebastián, está la ministra Bachelet  tomando sol en la playa con dos amigas, invitémosla a un asadito", recordó Miguel Piñera.
Tras recibir un "ya po" de parte de la ex jefa de Estado, Piñera dijo que ella compartió con la familia, donde primero "todo fue muy formal, primero con su pisquito sour".

"Después saqué la guitarra y canté (...) De ahí, ella tocó la guitarra y se cantó unos temas. Tiene una voz increíble, es muy amorosa", finalizó.

lunes, 1 de enero de 2018

Discurso de Fidel Castro por la victoria del 8 enero 1959.-a




DISCURSO PRONUNCIADO POR EL COMANDANTE FIDEL CASTRO RUZ, A SU LLEGADA A LA HABANA, EN CIUDAD LIBERTAD, EL 8 DE ENERO DE 1959.




(VERSION TAQUIGRAFICA DE LAS OFICINAS DEL PRIMER MINISTRO)


Compatriotas:

Yo sé que al hablar esta noche aquí se me presenta una de las obligaciones más difíciles, quizás, en este largo proceso de lucha que se inició en Santiago de Cuba, el 30 de noviembre de 1956. 
El pueblo escucha, escuchan los combatientes revolucionarios, y escuchan los soldados del Ejército, cuyo destino está en nuestras manos.
Creo que es este un momento decisivo de nuestra historia:  la tiranía ha sido derrocada.  La alegría es inmensa.  Y sin embargo, queda mucho por hacer todavía.  No nos engañamos creyendo que en lo adelante todo será fácil; quizás en lo adelante todo sea más difícil.
Decir la verdad es el primer deber de todo revolucionario.  Engañar al pueblo, despertarle engañosas ilusiones, siempre traería las peores consecuencias, y estimo que al pueblo hay que alertarlo contra el exceso de optimismo.
¿Cómo ganó la guerra el Ejército Rebelde?  Diciendo la verdad.  ¿Cómo perdió la guerra la tiranía?  Engañando a los soldados.
Cuando nosotros teníamos un revés, lo declarábamos por “Radio Rebelde”, censurábamos los errores de cualquier oficial que lo hubiese cometido, y advertíamos a todos los compañeros para que no le fuese a ocurrir lo mismo a cualquier otra tropa.  No sucedía así con las compañías del Ejército.  Distintas tropas caían en los mismos errores, porque a los oficiales y a los soldados jamás se les decía la verdad.
Y por eso yo quiero empezar —o, mejor dicho, seguir— con el mismo sistema:  el de decirle siempre al pueblo la verdad.
Se ha andado un trecho, quizás un paso de avance considerable.  Aquí estamos en la capital, aquí estamos en Columbia, parecen victoriosas las fuerzas revolucionarias; el gobierno está constituido, reconocido por numerosos países del mundo, al parecer se ha conquistado la paz; y, sin embargo, no debemos estar optimistas.  Mientras el pueblo reía hoy, mientras el pueblo se alegraba, nosotros nos preocupábamos; y mientras más extraordinaria era la multitud que acudía a recibirnos, y mientras más extraordinario era el júbilo del pueblo, más grande era nuestra preocupación, porque más grande era también nuestra responsabilidad ante la historia y ante el pueblo de Cuba.
La Revolución tiene ya enfrente un ejército de zafarrancho de combate.  ¿Quiénes pueden ser hoy o en lo adelante los enemigos de la Revolución?  ¿Quiénes pueden ser ante este pueblo victorioso, en lo adelante, los enemigos de la Revolución?  Los peores enemigos que en lo adelante pueda tener la Revolución Cubana somos los propios revolucionarios.

Es lo que siempre les decía yo a los combatientes rebeldes:  cuando no tengamos delante al enemigo, cuando la guerra haya concluido, los únicos enemigos de la Revolución podemos ser nosotros mismos, y por eso decía siempre, y digo, que con el soldado rebelde seremos más rigurosos que con nadie, que con el soldado rebelde seremos más exigentes que con nadie, porque de ellos dependerá que la Revolución triunfe o fracase.
Hay muchas clases de revolucionarios.  De revolución hemos estado oyendo hablar hace mucho tiempo; hasta el 10 de marzo se dijo que habían hecho una revolución, e invocaban la palabra revolución, y todo era revolucionario; a los soldados los reunían aquí y hablaban de “la Revolución del 10 de marzo”  (RISAS).

De revolucionarios hemos estado oyendo hablar mucho tiempo.  Yo recuerdo mis primeras impresiones del revolucionario, hasta que el estudio y alguna madurez me dieron nociones de lo que era realmente una revolución y de lo que era realmente un revolucionario.  Las primeras impresiones del revolucionario las escuchábamos nosotros de niño, y oíamos decir:  “Fulano fue revolucionario, estuvo en tal combate, o en tal operación, o puso bombas”, “Mengano era revolucionario...”, incluso se creó una casta de revolucionarios, y entonces había revolucionarios que querían vivir de la revolución, querían vivir a título de haber sido revolucionarios, de haber puesto una bomba o dos bombas; y es posible que los que más hablaban eran los que menos habían hecho.  Pero, es lo cierto que acudían a los ministerios a buscar puestos, a vivir de parásitos, a cobrar el precio de lo que habían hecho en aquel momento, por una revolución que desgraciadamente no llegó a realizarse, porque estimo que la primera que parece que tiene mayores posibilidades de realizarse es la Revolución actual, si nosotros no la echamos a perder... (EXCLAMACIONES DE:  “¡No!”  Y APLAUSOS).

El revolucionario aquel de mis primeras impresiones de niño andaba con una pistola 45 en la cintura, y quería vivir por sus respetos; había que temerle:  era capaz de matar a cualquiera; llegaba a los despachos de los altos funcionarios con aire de hombre al que había que oír; y en realidad se preguntaba uno:

¿Dónde está la revolución que esta gente hizo, estos revolucionarios?  Porque no hubo revolución, y hubo muy pocos revolucionarios.

Lo primero que tenemos que preguntarnos los que hemos hecho esta Revolución es con qué intenciones la hicimos; si en alguno de nosotros se ocultaba una ambición, un afán de mando, un propósito innoble; si en cada uno de los combatientes de esta Revolución había un idealista o con el pretexto del idealismo se perseguían otros fines; si hicimos esta Revolución pensando que apenas la tiranía fuese derrocada íbamos a disfrutar de los gajes del poder; si cada uno de nosotros se iba a montar en una “cola de pato”, si cada uno de nosotros iba a vivir como un rey, si cada uno de nosotros iba a tener un palacete, y en lo adelante para nosotros la vida sería un paseo, puesto que para eso habíamos sido revolucionarios y habíamos derrocado la tiranía; si lo que estábamos pensando era quitar a unos ministros para poner otros, si lo que estábamos pensando simplemente era quitar unos hombres para poner otros hombres; o si en cada uno de nosotros había verdadero desinterés, si en cada uno de nosotros había verdadero espíritu de sacrificio, si en cada uno de nosotros había el propósito de darlo todo a cambio de nada, y si de antemano estábamos dispuestos a renunciar a todo lo que no fuese seguir cumpliendo sacrificadamente con el deber de sinceros revolucionarios (APLAUSOS PROLONGADOS).  Esa pregunta hay que hacérsela, porque de nuestro examen de conciencia puede depender mucho el destino futuro de Cuba, de nosotros y del pueblo.

Cuando yo oigo hablar de columnas, cuando oigo hablar de frentes de combate, cuando oigo hablar de tropas más o menos numerosas, yo siempre pienso:  he aquí nuestra más firme columna, nuestra mejor tropa, la única tropa que es capaz de ganar sola la guerra:  ¡Esa tropa es el pueblo!  (APLAUSOS.)

Más que el pueblo no puede ningún general; más que el pueblo no puede ningún ejército.  Si a mí me preguntaran qué tropa prefiero mandar, yo diría:  prefiero mandar al pueblo (APLAUSOS), porque el pueblo es invencible.  Y el pueblo fue quien ganó esta guerra, porque nosotros no teníamos tanques, nosotros no teníamos aviones, nosotros no teníamos cañones, nosotros no teníamos academias militares, nosotros no teníamos campos de reclutamiento y de entrenamiento, nosotros no teníamos divisiones, ni regimientos, ni compañías, ni pelotones, ni escuadras siquiera (APLAUSOS PROLONGADOS).

Luego, ¿quién ganó la guerra?  El pueblo, el pueblo ganó la guerra.  Esta guerra no la ganó nadie más que el pueblo —y lo digo por si alguien cree que la ganó él, o por si alguna tropa cree que la ganó ella (APLAUSOS).  Y por lo tanto, antes que nada está el pueblo.

Pero hay algo más:  la Revolución no me interesa a mí como persona, ni a otro comandante como persona, ni al otro capitán, ni a la otra columna, ni a la otra compañía; la Revolución al que le interesa es al pueblo (APLAUSOS).

Quien gana o pierde con ella es el pueblo.  Si el pueblo fue quien sufrió los horrores de estos siete años, el pueblo es quien tiene que preguntarse si dentro de 10 o dentro de 15, o de 20 años, él, y sus hijos, y sus nietos, van a seguir sufriendo los horrores que ha estado sufriendo desde su inicio la República de Cuba, coronada con dictaduras como las de Machado y las de Batista (APLAUSOS PROLONGADOS).

Al pueblo le interesa mucho si nosotros vamos a hacer bien hecha esta Revolución o si nosotros vamos a incurrir en los mismos errores en que incurrió la revolución anterior, o la anterior, o la anterior, y en consecuencia vamos a sufrir las consecuencias de nuestros errores, porque no hay error sin consecuencias para el pueblo; no hay error político que no se pague, más tarde o más temprano.

Circunstancias hay que no son las mismas.  Por ejemplo, estimo que en esta ocasión existe más oportunidad que nunca de que en realidad la Revolución cumpla su destino cabalmente.  Es quizás por eso que sea tan grande el júbilo del pueblo, olvidándose un poco de lo mucho que hay que bregar todavía.

Una de las ansias mayores de la nación, consecuencia de los horrores padecidos, por la represión y por la guerra, era el ansia de paz, de paz con libertad, de paz con justicia, y de paz con derechos.  Nadie quería la paz a otro precio, porque Batista hablaba de paz, hablaba de orden, y esa paz no la quería nadie, porque hubiese sido la paz a costa del sometimiento.

Tiene hoy el pueblo la paz como la quería:  una paz sin dictadura, una paz sin crimen, una paz sin censura, una paz sin persecución (APLAUSOS PROLONGADOS).

Es posible que la alegría mayor en este instante sea la alegría de las madres cubanas.  Madres de soldados o madres de revolucionarios, madres de cualquier ciudadano, hoy experimentan la sensación de que sus hijos, al fin, están fuera de peligro (APLAUSOS).

El crimen más grande que pueda cometerse hoy en Cuba, repito, el crimen más grande que pueda hoy cometerse en Cuba sería un crimen contra la paz.  Lo que no perdonaría hoy nadie en Cuba sería que alguien conspirase contra la paz (APLAUSOS).

Todo el que haga hoy algo contra la paz de Cuba, todo el que haga hoy algo que ponga en peligro la tranquilidad y la felicidad de millones de madres cubanas, es un criminal y es un traidor (APLAUSOS).  Quien no esté dispuesto a renunciar a algo por la paz, quien no esté dispuesto a renunciarlo todo por la paz en esta hora, es un criminal y es un traidor (APLAUSOS).

Como pienso así, yo digo y yo juro ante mis compatriotas que si cualquiera de mis compañeros, o nuestro movimiento, o yo, fuésemos el menor obstáculo a la paz de Cuba, desde ahora mismo el pueblo puede disponer de todos nosotros y decirnos lo que tenemos que hacer (APLAUSOS).  Porque soy un hombre que sabe renunciar, porque lo he demostrado más de una vez en mi vida, porque eso he enseñado a mis compañeros, tengo moral y me siento con fuerza y autoridad suficientes para hablar en un instante como este (APLAUSOS Y EXCLAMACIONES DE:  “¡Viva Fidel Castro!”).

Y a los primeros que tengo que hablarles así es a los revolucionarios; y si fuere preciso, o mejor dicho, porque es preciso decirlo a tiempo.

No está tan lejana aquella década que siguió a la caída de Machado; quizás uno de los males más grandes de aquella lucha fue la proliferación de los grupos revolucionarios, que no tardaron en entrarse a tiros los unos a los otros (APLAUSOS).  Y en consecuencia lo que pasó fue que vino Batista y se quedó 11 años con el poder.

Cuando el Movimiento 26 de Julio se organizó, incluso cuando iniciamos esta guerra, yo consideré que si bien eran muy grandes los sacrificios que estábamos haciendo, que si bien la lucha iba a ser muy larga, y lo ha sido, porque ha durado más de dos años, dos años que no fueron para nosotros un paseo, dos años de duro batallar, desde que reiniciamos la campaña con un puñado de hombres, hasta que hemos llegado a la capital de la República a pesar de los sacrificios que teníamos por delante, nos tranquilizaba, sin embargo, una idea:  era evidente que el Movimiento 26 de Julio contaba con la inmensa mayoría del respaldo y de la simpatía popular (APLAUSOS); era evidente que el Movimiento 26 de Julio contaba con el respaldo casi unánime de la juventud cubana (APLAUSOS).  Parecía que esta vez una organización grande y fuerte iba a recoger las inquietudes de nuestro pueblo y las terribles consecuencias de la proliferación de organizaciones revolucionarias no se iba a presentar en este proceso.

Creo que todos debimos estar desde el primer momento en una sola organización revolucionaria:  la nuestra o la de otro, el 26, el 27 o el 50, en la que fuese, porque, si al fin y al cabo éramos los mismos los que luchábamos en la Sierra Maestra que los que luchábamos en el Escambray, o en Pinar del Río, y hombres jóvenes, y hombres con los mismos ideales, ¿por qué tenía que haber media docena de organizaciones revolucionarias?  (APLAUSOS.)

La nuestra, simplemente fue la primera; la nuestra, simplemente fue la que libró la primera batalla en el Moncada, la que desembarcó en el “Granma” el 2 de diciembre (APLAUSOS), y la que luchó sola durante más de un año contra toda la fuerza de la tiranía (APLAUSOS); la que cuando no tenía más que 12 hombres, mantuvo enhiesta la bandera de la rebeldía, la que enseñó al pueblo que se podía pelear y se podía vencer, la que destruyó todas las falsas hipótesis sobre revolución que habían en Cuba.  Porque aquí todo el mundo estaba conspirando con el cabo, con el sargento, o metiendo armas en La Habana, que se las cogía la policía (APLAUSOS), hasta que vinimos nosotros y demostramos que esa no era la lucha, que la lucha tenía que ser otra, que había que inventar una nueva táctica y una nueva estrategia, que fue la táctica y la estrategia que nosotros pusimos en práctica y que condujo al más extraordinario triunfo que ha tenido en su historia el pueblo de Cuba (APLAUSOS).

Y yo quiero que honradamente el pueblo me diga si esto es o no es verdad (APLAUSOS Y EXCLAMACIONES DE:  “¡Sí!”)

Hay, además, otra cuestión de hecho:  el Movimiento 26 de Julio era la organización absolutamente mayoritaria, ¿es o no es verdad?  (EXCLAMACIONES DE:  “¡Sí!”)  Y, ¿cómo terminó la lucha?  Lo voy a decir:  el Ejército Rebelde, que es el nombre de nuestro ejército, del que se inició en la Sierra Maestra, al caerse la tiranía tenía tomado todo Oriente, todo Camagüey, parte de Las Villas, todo Matanzas, La Cabaña, Columbia, la Jefatura de la Policía y Pinar del Río (APLAUSOS).

Terminó la lucha de acuerdo con la correlación de fuerzas que había, porque por algo las columnas nuestras atravesaron las llanuras de Camagüey, perseguidas por miles de soldados y por la aviación, y llegaron a Las Villas; y porque el Ejército Rebelde tenía al comandante Camilo Cienfuegos (APLAUSOS PROLONGADOS), en Las Villas, y porque tenía al comandante Ernesto Guevara en Las Villas (APLAUSOS PROLONGADOS) el día 1º de Enero, a raíz de la traición de Cantillo (EXCLAMACIONES DE:  “¡Fuera!”)...  Porque los tenía allí, digo, el día Primero le pude dar la orden al comandante Camilo Cienfuegos de que avanzara con 500 hombres sobre la capital y atacara Columbia (APLAUSOS); porque tenía al comandante Ernesto Guevara en Las Villas, pude decirle que avanzara sobre la capital y se apoderara de La Cabaña (APLAUSOS).

Todos los regimientos, todas las fortalezas militares de importancia, quedaron en poder del Ejército Rebelde, y esas no nos las dio nadie, no es que nadie dijera:  “Vete para allí, vete para allí, vete para allí”; fue nuestro esfuerzo y nuestro sacrificio, nuestra experiencia y nuestra organización, lo que condujo a esos resultados (APLAUSOS).

¿Quiere decir que los otros no hayan luchado?  No.  ¿Quiere decir que los otros no tengan méritos?  No.  Porque todos hemos luchado, porque ha luchado todo el pueblo.  En La Habana no había ninguna Sierra, pero hay cientos de muertos, de compañeros que cayeron asesinados por cumplir con sus deberes revolucionarios.  En La Habana no había ninguna Sierra y, sin embargo, la huelga general fue un factor decisivo para que el triunfo de la Revolución fuera completo (APLAUSOS).

Al decir esto, lo único que hago es poner las cosas en su sitio, el papel del Movimiento 26 de Julio en esta lucha, cómo guió al pueblo, en aquellos momentos en que aquí se hablaba de elecciones y de electoralismo.  Tuve que escribir un artículo una vez desde México, que se titulaba:  “Frente a todos”, porque realmente estábamos contra todas las opiniones, defendiendo nuestra tesis revolucionaria, la estrategia de esta Revolución, que la trazó el 26 de Julio, y la culminación de esta Revolución, que fue la derrota aplastante de la tiranía, en manos sus fortalezas más importantes de las fuerzas del Ejército Rebelde, organizado por el Movimiento 26 de Julio.

No solo trazó las pautas en la guerra el Movimiento 26 de Julio, sino que además enseñó cómo había que tratar al enemigo en la guerra.  Ha sido esta quizás en el mundo la primera revolución donde jamás se asesinó a un prisionero de guerra (APLAUSOS PROLONGADOS); donde jamás se abandonó a un herido, donde jamás se torturó a un hombre (APLAUSOS); porque esta pauta fue la que trazó el Ejército Rebelde.        Y algo más: esta es la única revolución en el mundo donde no ha salido un general (APLAUSOS), ni un coronel siquiera, porque el grado que me puse yo o me pusieron mis compañeros, fue el de comandante, y no me lo he cambiado, a pesar de que hemos ganado muchas batallas y hemos ganado una guerra; sigo siendo comandante, y no quiero otro grado (APLAUSOS).

Y el efecto moral, el hecho de que los que iniciamos esta guerra hubiésemos determinado una gradación determinada en la jerarquía militar, hizo que nadie se atreviera a ponerse aquí más grados que los de comandante —aunque haya más comandantes de la cuenta, a juzgar por lo que parece.

Creo que el pueblo esté de acuerdo en que hable claro, porque haber luchado como he luchado por los derechos de cada ciudadano, me otorga aunque sea el derecho a decir la verdad en voz alta (APLAUSOS).  Y, además, porque estando de por medio los intereses de la patria, no transijo absolutamente con la menor contemporización con los riesgos que puedan sobrevenir a la Revolución Cubana (APLAUSOS).

¿Tienen todos la misma autoridad moral para hablar?  Yo digo que el que tenga más méritos tiene más autoridad para hablar que el que tenga menos méritos.  Creo que para que los hombres se igualen en prerrogativas morales, tienen que igualarse primero en méritos.  Creo que la Revolución ha terminado como debía, cuando el comandante Camilo Cienfuegos —veterano de dos años y un mes de lucha— (APLAUSOS), es el jefe de Columbia; cuando el comandante Efigenio Ameijeiras, que ha perdido tres hermanos en esta guerra y es veterano del “Granma” y comandante por las batallas que ha librado (APLAUSOS), es jefe de la policía de la República, y cuando el comandante Ernesto Guevara —héroe verdadero, expedicionario del “Granma” y veterano de dos años y un mes de lucha en las montañas más altas y más ásperas de Cuba—, es el jefe de La Cabaña (APLAUSOS); y cuando al frente de cada regimiento en las distintas provincias hemos puesto a los hombres que más se han sacrificado y más han luchado en esta Revolución.  Y si eso es así, nadie tiene derecho a ponerse bravo.

Antes que nada ríndase culto al mérito, porque el que no le rinde culto al mérito no es más que un ambicioso (APLAUSOS); el que sin tener los méritos de otros quiere en cambio tener las prerrogativas de otros.

Ahora la República, o la Revolución, entra en una nueva fase.  ¿Sería justo que la ambición o los personalismos viniesen aquí a poner en peligro el destino de la Revolución?  (EXCLAMACIONES DE:  “¡No!”)  ¿Qué es lo que le interesa al pueblo, porque el pueblo es quien tiene que decir aquí la última palabra?  (EXCLAMACIONES DE:  “¡Libertad!”, “¡Libertad!”)  Le interesa, en primer lugar, las libertades, los derechos que le arrebataron, y la paz.  Y los tiene, porque en estos instantes tiene todas las libertades, todos los derechos, que le arrebató la tiranía, y tiene la paz (APLAUSOS).

¿Qué le interesa al pueblo?  Un gobierno honrado.  ¿No es un gobierno honrado lo que le interesa al pueblo?  (EXCLAMACIONES DE:  “¡Sí!”)  Ahí lo tiene:  a un magistrado honorable de Presidente de la República (APLAUSOS).  ¿Qué le interesa, que hombres jóvenes y limpios sean los ministros del Gobierno Revolucionario?  (EXCLAMACIONES DE:  “¡Sí!”)  Ahí los tienen:  analicen uno por uno los ministros del Gobierno Revolucionario, y díganme si hay ahí un ladrón, o un criminal, o un sinvergüenza  (EXCLAMACIONES DE:  “¡No!”).

Son muchos los hombres que pueden ser ministros en Cuba por su honradez y su capacidad, pero todos no pueden ser ministros, porque los ministros pueden ser 14, 15 ó 16.  Y aquí no le importa al pueblo que “Don Fulano” o “Don Mengano” sea, sino que el que sea, sea un hombre joven y un hombre honrado (APLAUSOS).  Y aquí lo que importa es que los que han sido designados reúnan esas cualidades, no que no esté Fulano o no esté Mengano, porque los menganos y los fulanos importan un bledo en este momento a la Revolución y a la República (APLAUSOS).

¿Puede alguien, por no ser ministro, intentar ensangrentar este país?  (EXCLAMACIONES DE:  “¡No!”)  ¿Puede algún grupo, por el hecho de que no le hayan dado tres o cuatro ministerios, ensangrentar este país, y perturbar la paz?  (EXCLAMACIONES DE:  “¡No!”)  Si el equipo gobernante que en este momento tiene el pueblo de Cuba no sirve, tiempo tendrá el pueblo de botarlo, pero no de votarlo en las urnas, sino de botarlo en unas elecciones (APLAUSOS).  Este no es el caso de que si no fuera idóneo el equipo gobernante, fuera nadie aquí a hacer una revolución o un golpe de Estado para quitarlo, cuando todo el mundo sabe que va a haber unas elecciones y si no sirve, el pueblo se encargará de decir la última palabra libremente; no hacer lo que hizo Batista, que a 80 días de unas elecciones, porque decía que estaba combatiendo a tal gobierno, y hacía una serie de imputaciones contra ese gobierno, decir que él lo tenía que quitar y que eso era lo patriota, porque aquí se acabaron para siempre los golpes de Estado y los atentados contra la Constitución y el Derecho (APLAUSOS).

Es necesario hablar así, para que no surja la demagogia y el confusionismo y el divisionismo y que el primero que asome las orejas de la ambición, el pueblo lo conozca (APLAUSOS).  Y por mi parte les digo que como al que quiero mandar es al pueblo, porque es la mejor tropa y que prefiero al pueblo que a todas las columnas armadas juntas, les digo que lo primero que haré siempre, cuando vea en peligro la Revolución, es llamar al pueblo (APLAUSOS).  Porque hablándole al pueblo nos podemos ahorrar sangre; porque aquí, antes de tirar un tiro, hay que llamar mil veces al pueblo y hablarle al pueblo para que el pueblo, sin tiros, resuelva los problemas.  Yo, que tengo fe en el pueblo, y lo he demostrado, y sé lo que puede el pueblo, y creo que lo he demostrado, les digo que si el pueblo quiere aquí no vuelve a sonar nunca más un tiro en este país (APLAUSOS).  Porque la opinión pública tiene una fuerza extraordinaria y tiene una influencia extraordinaria, sobre todo cuando no hay dictadura.  En la época de dictadura la opinión pública no es nada, pero en la época de la libertad la opinión pública lo es todo, y los fusiles se tienen que doblegar y arrodillar ante la opinión pública (APLAUSOS).  ¿Voy bien, Camilo?  (EXCLAMACIONES DE:  “¡Viva Camilo!”)

Le hablo al pueblo en esta forma porque siempre me ha gustado prever, y creo que hablándole previsoramente al pueblo la Revolución puede evitar los únicos peligros que le quedan por delante; y yo les diré que no son tan grandes, pero sí quisiera que para que la Revolución se consolidara, no hubiera que derramar una sola gota más de sangre cubana (APLAUSOS).

Mi gran preocupación es que en el extranjero, donde esta Revolución es la admiración del mundo entero, no tenga que decirse dentro de tres semanas, o cuatro semanas, o un mes, o una semana, que aquí se volvió a derramar sangre cubana para consolidar esta Revolución, porque entonces no sería ejemplo esta Revolución (APLAUSOS).

No hubiera hablado yo así cuando nosotros éramos un grupo de 12 hombres, porque cuando éramos un grupo de 12 hombres todo lo que teníamos por delante era pelear, pelear y pelear, y había mérito en combatir en esas circunstancias; pero hoy, que nosotros tenemos los aviones, los tanques, los cañones y la inmensa mayoría de los hombres armados, la marina de guerra, numerosas compañías del ejército y un poder enorme en el orden militar (EXCLAMACIONES DE:  “¡Y el pueblo!”, “¡Y el pueblo!”)  Pueblo...  voy a la idea que les quería decir:  hoy que tenemos todo eso, me preocupa mucho ver combatir, porque así no hay mérito en combatir; preferiría irme a la Sierra Maestra otra vez, con 12 hombres, a pelear contra todos los tanques, a venir con todos los tanques a tirarle un tiro a nadie aquí (APLAUSOS).

Y a quien le pido que nos ayude mucho, al que le pido de corazón que me ayude, es al pueblo (APLAUSOS), a la opinión pública, para desarmar a los ambiciosos, para condenar de antemano a los que desde ahora están empezando a asomar las orejas (APLAUSOS).

Yo no voy a extenderme hoy en ataques de tipo personal o específico, porque es muy reciente y demasiado pronto para entrar en polémicas públicas —aunque cuando haya que entrar, no me importa, porque tengo la frente alta y estoy dispuesto a discutir con la verdad cuando sea necesario—, porque hay una alegría muy grande en el pueblo, y porque en la masa de los combatientes, no voy a decir que en todos sus líderes, aunque sí en la mayor parte de los líderes, porque en la mayor parte de los líderes —y ahí está Carlos Prío Socarrás como ejemplo, que ha venido a Cuba en una actitud de ayudar a la Revolución incondicionalmente, como dice, y no aspirar absolutamente a nada— (APLAUSOS); no ha protestado del hecho, no ha protestado absolutamente nada, no ha mostrado la menor queja, ni la menor inconformidad por el gabinete, sabe que hay un gabinete de hombres honrados y de hombres jóvenes, que bien merece que se le otorgue un voto de confianza para trabajar.

Y ahí están los dirigentes de otras organizaciones, en la misma disposición.  Y también hay una cosa:  las masas de los combatientes, los hombres que pelearon y que no se guían más que por ideales, los hombres que combatieron, de todas las organizaciones, esos están en una postura muy patriótica y son de sentimientos muy revolucionarios y muy nobles, pues pensarán siempre como piensa el pueblo, porque yo estoy seguro de que el que trate de ponerse con la locura de tratar de provocar una guerra civil, va a tener la condenación del pueblo entero (APLAUSOS), y el abandono de los combatientes de fila, que no lo seguirán.  Y hay que estar verdaderamente loco para retar, no solo a la fuerza en las condiciones en que la tenemos hoy, sino a la razón, al derecho de la patria y al pueblo entero de Cuba (APLAUSOS).

Y todo esto lo digo, porque quiero hacerle una pregunta al pueblo; quiero hacerle una pregunta al pueblo que me interesa mucho, y le interesa mucho al pueblo, que la responda:  ¿Para qué estar almacenando armas clandestinamente en estos momentos?  ¿Para qué estar escondiendo armas en distintos lugares de la capital?  ¿Para qué estar contrabandeando armas en estos momentos?  ¿Para qué?  Y yo les digo que hay elementos de determinada organización revolucionaria que están escondiendo armas (EXCLAMACIONES DE:  “¡A buscarlas!), que están almacenando armas, y que están contrabandeando armas.  Todas las armas que agarró el Ejército Rebelde están en los cuarteles, que de ahí no se ha tocado una sola, no se las ha llevado nadie para su casa, ni las ha escondido; están en los cuarteles, bajo llave; lo mismo en Pinar del Río, que en La Cabaña, que en Columbia, que en Matanzas, que en Santa Clara, que en Camagüey y que en Oriente; no se han cargado camiones con armas para esconderlos en ninguna parte, porque esas armas deben estar en los cuarteles.

Les voy a hacer una pregunta, porque hablando claro y analizando los problemas es como se resuelven, y yo estoy dispuesto a hacer lo que esté al alcance de mi mano por resolverlos como se deben resolver:  con la razón y la inteligencia, y con la influencia de la opinión pública, que es la que manda, no con la fuerza; porque si fuera a creer en la fuerza, que tenía que resolverse con la fuerza, no habría que hablar con el pueblo, ni plantearle este problema, sino ir a buscar las armas esas (APLAUSOS).

Y lo que hay que buscar aquí es que los combatientes revolucionarios, los hombres idealistas, que pueden ser engañados con esa maniobra, abandonen a los falsos lidercillos que están en esa postura y vengan a ponerse al lado del pueblo, que es al que tienen que servir antes que nada.

Yo les voy a hacer una pregunta:  ¿Armas para qué?, ¿para luchar contra quién?, ¿contra el Gobierno Revolucionario, que tiene el apoyo de todo el pueblo?  (EXCLAMACIONES DE:  “¡No!”)  ¿Es acaso lo mismo el magistrado Urrutia gobernando la República que Batista gobernando la República?  (EXCLAMACIONES DE:  “¡No!”)  ¿Armas para qué?, ¿hay dictadura aquí?  (EXCLAMACIONES DE:  “¡No!”)  ¿Van a pelear contra un gobierno libre, que respeta los derechos del pueblo?  (EXCLAMACIONES DE:  “¡No!”), ¿ahora que no hay censura, y que la prensa es enteramente libre, más libre de lo que ha sido nunca, y tiene además la seguridad de que lo seguirá siendo para siempre, sin que vuelva a haber censura aquí?  (APLAUSOS), ¿hoy, que todo el pueblo puede reunirse libremente?, ¿hoy, que no hay torturas, ni presos políticos, ni asesinatos, ni terror?, ¿hoy que no hay más que alegría, que todos los líderes traidores han sido destituidos en los sindicatos, y que se va a convocar inmediatamente a elecciones en todos los sindicatos?  (APLAUSOS.)  Cuando todos los derechos del ciudadano han sido restablecidos, cuando se va a convocar a unas elecciones en el más breve plazo de tiempo posible, ¿armas, para qué?, ¿esconder armas, para qué?  ¿Para chantajear al Presidente de la República?, ¿para amenazar aquí con quebrantar la paz?, ¿para crear organizaciones de gánsteres?  ¿Es que vamos a volver al gangsterismo?, ¿es que vamos a volver al tiroteo diario por las calles de la capital?  ¿Armas, para qué?

Pues yo les digo a ustedes que hace dos días elementos de determinada organización fueron a un cuartel, que era el cuartel San Antonio, cuartel que estaba bajo la jurisdicción del comandante Camilo Cienfuegos y bajo la jurisdicción mía, como Comandante en Jefe de todas las fuerzas, y las armas que estaban recogidas allí se las llevaron, se llevaron 500 armas y 6 ametralladoras y 80 000 balas (EXCLAMACIONES DE:  “¡A buscarlas!”).

Y honradamente les digo que no se pudo haber cometido provocación peor.  Porque hacerles eso a hombres que han sabido    pelear aquí por el país durante dos años, a hombres que hoy están responsabilizados con la paz del país y quieren hacer las cosas bien hechas, es una canallada y es una provocación injustificable.

Y lo que hemos hecho nosotros no es ir a buscar los fusiles esos; porque, precisamente —lo que les decía antes— lo que querernos es hablar con el pueblo, utilizar la influencia de la opinión pública, para que los lidercillos que andan detrás de esas maniobras criminales, se queden sin tropa.  Para que los combatientes idealistas —y los hombres que han combatido en cada organización aquí son verdaderos idealistas—, lo sepan, para que exijan responsabilidad por esos hechos.

Y es por eso que nosotros no nos hemos dejado ni provocar, los hemos dejado tan tranquilos por ese robo de armas, robo injustificado, porque aquí no hay dictadura y nadie tema que nosotros nos vayamos a convertir en dictadores, y les voy a decir por qué, se los voy a decir:  se convierte en dictador el que no tiene al pueblo y tiene que acudir a la fuerza, porque no tiene votos el día que tenga que aspirar (APLAUSOS).  No nos podemos convertir en dictadores los hombres que hemos visto tanto cariño en el pueblo, un cariño unánime, total y absoluto en el pueblo; aparte de nuestros principios, porque jamás incurriremos en la grosería de ostentar por la fuerza una posición, porque repugnamos eso, que por algo hemos sido los abanderados de esta lucha contra la asquerosa y repugnante tiranía (APLAUSOS).

Nosotros jamás necesitaremos de la fuerza, porque tenemos el pueblo, y además porque el día que el pueblo nos ponga mala cara, nada más nos ponga mala cara, nos vamos (APLAUSOS).  Porque entendemos esto corno un deber, no corno un placer; entendernos esto como un trabajo, que por algo ni dormimos, ni descansamos, ni comemos, recorriendo la isla y trabajando honradamente por servir a nuestro país; que por algo no tenemos nada, y por algo seremos siempre hombres que no tendremos nada (APLAUSOS Y EXCLAMACIONES DE:  “¡Tienes al pueblo!”).  Y jamás nos verá el pueblo con una inmoralidad, ni concediendo un privilegio a nadie, ni tolerando una injusticia, ni robando, ni enriqueciéndonos, ni cosas por el estilo; porque el poder lo concebimos como un sacrificio, y créanme que si no fuera así, después de todas las muestras de cariño que yo he recibido del pueblo, de toda esa manifestación apoteósica de hoy, si no fuera un deber el que uno tiene que cumplir, lo mejor era irse, retirarse, o morirse; porque después de tanto cariño y de tanta fe, ¡miedo da el no poder cumplir como uno tiene que cumplir con este pueblo!  (APLAUSOS PROLONGADOS.)

Y si no fuera por ese deber, si no fuera por ese deber —lo digo— lo que yo haría sería despedirme del pueblo, y quedar siempre con el cariño que tengo hoy, y que me llamen con las mismas frases de aliento con que me han llamado hoy.

Sin embargo, yo sé que el poder es una tarea ardua, complicada, que las misiones y las tareas de nosotros como este mismo problema que se nos presenta, realmente es un problema difícil y está lleno de amarguras, y lo afronta uno porque lo único que uno no le va a decir al pueblo en esta hora es:  “Me voy.”  (EXCLAMACIONES DE:  “¡Viva el padre de la patria!”  SEGUIDO DE UNA OVACION CERRADA.)

Además, por otra razón no nos interesa la fuerza:  porque el día que alguien se alzara aquí con la fuerza, y yo me atrevería a llamar al peor enemigo y al que menos simpatizara conmigo, si estuviera dispuesto a cumplir con el pueblo, y le diría:  “Mire, tome todas esas fuerzas, todas esas tropas y todas esas armas”, y me quedaría tan tranquilo, porque sé que el día que se alzara con la fuerza, me iba yo otra vez para la Sierra Maestra e íbamos a ver cuánto duraba la dictadura esa ahí en el poder (APLAUSOS).

Yo creo que son razones más que suficientes para que todo el mundo crea que a nosotros no nos interesa controlar ningún poder por la fuerza.

El Presidente de la República me ha encomendado la más     espinosa de todas las tareas, la tarea de reorganizar los institutos  armados de la República y me ha asignado el cargo de Comandante en Jefe de todas las fuerzas de aire, mar y tierra de la nación (APLAUSOS    Y EXCLAMACIONES DE:  “¡Te lo mereces!”).  No, no me lo merezco, porque eso es un sacrificio para mí, y en definitiva para mí eso no es ni motivo de orgullo, ni motivo de vanidad, y lo que es para mí es un sacrificio.  Pero yo quiero que el pueblo me diga si cree que debo asumir esa función (APLAUSOS PROLONGADOS Y EXCLAMACIONES DE:  “¡Sí!”).

Creo que si hicimos un ejército con 12 hombres, y esos 12 hombres hoy estén al frente de los mandos militares, creo que si enseñamos a nuestro ejército que a un prisionero jamás se asesinaba, que a un herido jamás se abandonaba, que a un preso jamás se golpeaba, somos los hombres que podemos enseñar a todos los institutos armados de la República las mismas cosas que enseñamos a ese ejército (APLAUSOS).  Para tener unos institutos armados donde ni uno solo de sus hombres vuelva jamás a golpear a un prisionero, ni a torturarlo, ni a matarlo (APLAUSOS).  Y porque, además, podemos servir de puente entre los revolucionarios y los militares decentes, los que no han robado, ni han asesinado, porque esos militares, los que no han robado y los que no han asesinado, tendrán derecho a seguir perteneciendo a las fuerzas armadas (APLAUSOS); como también les digo que el que haya asesinado, no lo salva nadie del pelotón de fusilamiento (APLAUSOS PROLONGADOS).

Además, todos los combatientes revolucionarios que deseen pertenecer a las fuerzas regulares de la República tienen derecho, pertenezcan a la organización que pertenezcan, con sus grados...  Las puertas están abiertas para todos los combatientes revolucionarios que quieran luchar y que quieran hacer una tarea en beneficio del país.  Y si eso es así, si hay libertades, si hay un gobierno de hombres jóvenes y honrados, si el país está contento, si tiene confianza en ese gobierno y en los hombres que están mandando las fuerzas armadas, si va a haber unas elecciones, si las puertas están abiertas para todos, ¿por qué almacenar armas?

Yo quiero que me digan si el pueblo lo que quiere es que haya paz, o lo que quiere es que en todas las esquinas haya un tipo armado con un fusil; yo quiero que me digan si el pueblo está de acuerdo o considera que es correcto que todo el que quiera aquí tenga un ejército particular, que no obedezca más que a su jefecito (EXCLAMACIONES DE:  “¡No!”); si así puede haber orden y paz en la República (EXCLAMACIONES DE:  “¡No!”).

(ALGUIEN EXCLAMA:  “¡Depuración de las fuerzas armadas!”)  Superdepuración, no depuración (APLAUSOS).

(EXCLAMACIONES DE:  “¡Habla de Raúl!”)  Raúl está en el Moncada, que es donde tiene que estar ahora.

Y esos son los problemas que hoy he querido plantear ante el pueblo.  Lo antes posible tienen que marcharse los fusiles de las calles y desaparecer los fusiles de las calles (APLAUSOS).  Porque ya no hay enemigo enfrente, porque ya no hay que pelear contra nadie; y si algún día hay que pelear contra un enemigo extraño o contra un movimiento que venga contra la Revolución, no pelearán cuatro gatos, peleará el pueblo entero (APLAUSOS PROLONGADOS).

Donde las armas tienen que estar es en los cuarteles, que nadie tiene derecho a tener ejércitos particulares aquí (APLAUSOS).

Esos elementos que andan con esas maniobras sospechosas, tal vez hayan encontrado pretexto para hacer eso en el hecho de que yo haya sido designado, y los compañeros míos, para un trabajo que es el que nos asignó el Presidente, y han hablado de que si hay ejército político.  ¿Ejército político, cuando como les dije a ustedes, tenemos a todo el pueblo, que ese es de verdad nuestro ejército político?

Hoy yo quiero advertir al pueblo, y yo quiero advertir a las madres cubanas, que yo haré siempre cuanto esté a nuestro alcance por resolver todos los problemas sin derramar una gota de sangre (APLAUSOS).  Yo quiero decirles a las madres cubanas que jamás, por culpa nuestra, aquí volverá a dispararse un solo tiro; y yo quiero pedirle al pueblo, como le quiero pedir a la prensa, como le quiero pedir a todos los hombres sanos y responsables del país, que nos ayuden a resolver estos problemas con el apoyo de la opinión pública, no con transacciones, porque cuando la gente se arma y amenaza para que le den algo, eso es una inmoralidad, y eso no lo aceptaré jamás (APLAUSOS).  Porque después que determinados elementos se han puesto a almacenar armas, digo aquí que no aceptaré la menor concesión, porque eso sería rebajar la moral de la Revolución (APLAUSOS).  Y que lo que hay que hacer es que el que no pertenezca a las fuerzas regulares de la República —a donde tiene derecho a pertenecer todo combatiente revolucionario—, que devuelva las armas a los cuarteles, porque aquí las armas sobran cuando ya no hay tiranía y está demostrado que las armas solo valen cuando se tiene la razón, y se tiene al pueblo, y de lo contrario, no sirven más que para asesinar y para cometer fechorías (APLAUSOS).

Quiero decirle además al pueblo que puede tener la seguridad de que las leyes del país serán respetadas y que aquí no habrá gangsterismo, ni pandillerismo, ni bandolerismo; sencillamente, porque no habrá tolerancia.  Las armas de la República están hoy en manos de los revolucionarios.  Esas armas, tengo la esperanza de que no habrá que usarlas jamás, pero el día que el pueblo lo ordene para garantizar su paz, su tranquilidad y sus derechos, cuando el pueblo lo pida, cuando el pueblo lo quiera, cuando ya sea una necesidad, entonces esas armas cumplirán con lo que tienen que cumplir, y cumplirán con su deber, sencillamente (APLAUSOS).

Nadie piense que vamos a caer en provocaciones, porque estamos demasiado serenos para caer en provocaciones, porque tenemos unas responsabilidades muy grandes para precipitarnos nunca en tomar medidas, ni en hacer alardes ni cosa que se parezca, y porque estoy muy consciente de que aquí hay que agotar siempre —y agotaré siempre— todos los medios persuasivos, y todos los medios razonables, y todos los medios humanos para evitar que se derrame una sola gota de sangre más en Cuba.  Así que en provocaciones, nadie tema que caiga; porque cuando la paciencia se nos haya acabado a todos nosotros, buscaremos más paciencia, y cuando la paciencia se nos vuelva a acabar, volveremos a buscar más paciencia; esa será nuestra norma (APLAUSOS).  Y esa tiene que ser la consigna de los hombres que tienen las armas en la mano y de los que tienen el poder en la mano:  no cansarse nunca de soportar, no cansarse nunca de resignarse a todas las amarguras y a todas las provocaciones, excepto cuando ya se vayan a poner en peligro los intereses más sagrados del pueblo.  Pero eso cuando de verdad se demuestre, eso cuando ya sea una demanda de la nación entera, de la prensa, de las instituciones cívicas, de los trabajadores, y de todo el pueblo; cuando lo pidan, y solo cuando lo pidan.  Y lo que haré siempre, en cada una de esas circunstancias, es venir y decirle al pueblo:  “Miren, ha pasado esto.”

Esta vez he omitido nombres, porque no quiero envenenar la atmósfera, porque no quiero aumentar la tensión; lo que simplemente quiero es prevenir al pueblo de esos peligros, porque sería muy triste que esta Revolución que tanto sacrificio ha costado —no que se vaya a frustrar, porque esta Revolución no se frustra de ninguna manera, porque ya se sabe que con el pueblo y con todo lo que hay a favor del pueblo, no hay el menor peligro—, pero sí sería muy triste que después del ejemplo que se ha dado a América, aquí se vuelva a disparar un tiro.

Es verdad que en casi todas las revoluciones, después de la lucha, viene otra, y después viene otra —y observen la historia de todas las revoluciones, en México y en todas partes.  Sin embargo, parecía que esta iba a ser una excepción, como ha sido una excepción en todo lo demás; ha sido extraordinaria en todo lo demás, y quisiéramos que también fuera extraordinaria en el hecho de que no se disparara más un tiro aquí; y creo que se logrará, creo que la Revolución triunfará sin que se dispare más un tiro, ¿saben por qué?  Porque es realmente admirable el grado de conciencia que se ha desarrollado en el país, el civismo de este pueblo, la disciplina de este pueblo, el espíritu de este pueblo; realmente, me siento orgulloso de todo el pueblo, tengo una fe extraordinaria en el pueblo de Cuba (APLAUSOS).  Vale la pena sacrificarse por nuestro pueblo.

Hoy tuve el gusto de dar un ejemplo delante de toda la prensa:  estaba la multitud delante del Palacio Presidencial, y me decían que hacía falta 1 000 hombres para salir de allí; entonces, me paré y le pedí al pueblo que hiciera dos filas, que no hacía falta ningún hombre, que yo solo iba a ir allí, y en pocos minutos el pueblo hizo sus dos filas, y pasamos por allí, sin problemas de ninguna clase.  Ese es el pueblo de Cuba, y esa prueba se dio delante de todos los periodistas (APLAUSOS).

Desde ahora, ya se acabaron los agasajos y las ovaciones; desde ahora, para nosotros:  a trabajar, mañana será un día igual que otro cualquiera, y todos los demás igual, y nos acostumbraremos a la libertad.  Ahora estamos contentos porque hacía mucho tiempo que no éramos libres, pero dentro de una semana nos preocuparán otras cosas:  si tenemos dinero para pagar el alquiler, si la luz eléctrica, si la comida,      que esos son los problemas que de verdad tiene que resolver el Gobierno Revolucionario, el millón de problemas que tiene el pueblo de Cuba, y    que para eso tiene un consejo de ministros de hombres jóvenes que yo   sé que están poseídos de un entusiasmo, que tengo la seguridad de      que van a cambiar a la República, tengo la seguridad (APLAUSOS PROLONGADOS).  Además porque hay un Presidente que está seguro en el poder, que no lo amenaza ningún peligro, porque los peligros de que yo hablaba, no eran los peligros de que el régimen sufriera algún peligro de ser derrocado, son a mil leguas de distancia de eso; yo hablaba del peligro de que se derramara una sola gota de sangre más.  Pero el Presidente de la República está consolidado, reconocido ya por todas las naciones —no todas, pero rápidamente lo están reconociendo todas las naciones del mundo—, y cuenta con el respaldo del pueblo y con el respaldo de nosotros, con el respaldo de las fuerzas revolucionarias; y respaldo verdadero, y respaldo sin condiciones, respaldo sin pedir ni reclamar nada, porque aquí hemos luchado por los fueros del poder civil, y lo vamos a demostrar, que para nosotros los principios están por encima de toda otra consideración y que no luchamos por ambiciones.

Creo que hemos demostrado suficientemente haber luchado sin ambiciones.  Creo que ningún cubano albergue sobre ello la menor duda.

Así que ahora todos tenemos que trabajar mucho.  Yo, por mi parte, estoy dispuesto a hacer todo lo más que se pueda en beneficio del país, como sé que están todos mis compañeros, como sé que está el Presidente de la República y como sé que están todos los ministros, que no van a descansar.  Y yo les aseguro que si hoy sale uno de Cuba y regresa dentro de dos años, no va a conocer esta República.

Veo un extraordinario espíritu de colaboración en todo el pueblo, veo a la prensa, a los periodistas, a todos los sectores del país, deseosos de ayudar, y eso es lo que hace falta.  Y es que el pueblo de Cuba ha aprendido mucho, y en estos siete años ha aprendido por setenta.  Se dijo que el golpe de Estado había sido un retraso de veinticinco años; si fue así —y aquello era de verdad un retraso de veinticinco años—, ahora hemos dado un avance de cincuenta.  La República está desconocida:  nada de politiquería, nada de vicio, nada de juego, nada de robo.  Hemos empezado hace unos días, y ya está casi desconocida la República.

Ahora nos queda un trabajo grande por hacer.  Todos los problemas relacionados con las fuerzas armadas, son problemas que estarán relacionados con nuestras futuras actividades, pero, además, siempre haremos todo lo que esté al alcance de nuestras manos por todo el pueblo, porque yo no soy militar profesional, ni de carrera, ni mucho menos; yo estaré aquí el tiempo mínimo, y cuando termine aquí voy a hacer otras cosas porque, sinceramente, yo no voy a hacer falta aquí en esto (EXCLAMACIONES).  Me refiero a que no voy a hacer falta dentro de las actividades de tipo militar, y que tengo otras ilusiones, de otras clases.      Y eso mismo, entre otras cosas:  el día que quiera tirar tiros, pelear, cimentar una inquietud, hay mucho campo aquí donde hacer las cosas (APLAUSOS).

(EXCLAMACIONES DE:  “¡Hay que fomentar fuentes de trabajo!”)  Si no resolvemos todos esos problemas, esta no sería una revolución, compañeros, porque creo que el problema fundamental de la República en estos momentos, y lo que dentro de poco estará necesitando el pueblo, cuando pase la alegría del triunfo, es trabajo, la manera de ganarse la vida decorosamente (APLAUSOS).

Pero no es eso solo, compañeros; hay mil cosas más de las cuales yo he estado hablando todos estos días, que imagino que ustedes, el que más y el que menos, habrá escuchado por la radio y por la prensa, y además, porque no vamos a agotar todos los temas en una sola noche.

Vamos a quedarnos pensando en estos problemas de los que les he hablado hoy, y vamos a concluir la larga jornada —que aunque yo no estoy cansado, sé que ustedes tienen que regresar a las casas y están lejos.  (EXCLAMACIONES DE:  “¡No importa!”, “¡Sigue!”)

Yo tenía el compromiso de ir al programa “Ante la Prensa” esta noche a las 10:30 o a la hora que fuera, y ya es la 1:30 (EXCLAMACIONES DE:  “¡Mañana!”)  Bueno, lo dejaré para mañana.

Ustedes tendrán oportunidad de escuchar por la prensa, por la radio y por todos los medios posibles, a los ministros.

Todos los amigos míos de tanto tiempo, de dondequiera han venido:  de la escuela, del barrio.  Casi estoy por decirles que conozco ya a todos los cubanos...

Y decía que tendrán oportunidad de oír a los ministros, cada uno de los cuales tiene sus planes y expondrán su programa; y cada uno de los hombres que está en el consejo de ministros está grandemente compenetrado con todos los demás elementos revolucionarios.

El Presidente de la República, con el derecho que le corresponde    —porque se eligió sin condiciones—, ha elegido una mayoría de ministros del Movimiento 26 de Julio.  Tenía su derecho, y al pedir nuestra colaboración, la ha tenido plenamente, y nos responsabilizamos con ese Gobierno Revolucionario.

Lo que yo he dicho en otra parte:  nadie vaya a creer que las cosas se van a resolver de la noche a la mañana.  La guerra no se ganó en un día, ni en dos, ni en tres, y hubo que luchar duro; la Revolución tampoco se ganará en un día, ni se hará todo lo que se va a hacer en un día.  Además, le he dicho al pueblo en otros actos que no se vayan a creer que esos ministros son unos sabios —empiezo por decirles que ninguno ha sido ministro antes, o casi ninguno.  Así que nadie sabe ser ministro, eso es una cosa nueva para ellos; lo que están es llenos de buenas intenciones.  Y yo digo en esto, igual que digo de los comandantes rebeldes:  miren, el comandante Camilo Cienfuegos no sabía de guerra, ni de manejar un arma, absolutamente nada.  El Che no sabía nada; cuando conocí al Che en México se dedicaba a disecar conejos y hacer investigaciones médicas.  Raúl tampoco sabía nada; Efigenio Ameijeiras tampoco sabía nada; y al principio no sabían nada de guerra, y al final se les podía decir, como les dije:  “Comandante, avance sobre Columbia, y tómela”; “Comandante, avance sobre La Cabaña, y tómela”; “Avance   sobre Santiago, y tómelo”, y yo sabía que lo tomaban... (APLAUSOS PROLONGADOS).  ¿Por qué?  Porque habían aprendido.

Es posible que los ministros ahora no tengan grandes aciertos, pero estoy seguro de que dentro de unos meses van a saber resolver todos los problemas que les presente el pueblo, porque tienen lo más importante:  el deseo de acertar y de ayudar al pueblo; y, sobre todo, estoy seguro de que ni uno solo, jamás, cometerá una de las faltas clásicas de los ministros.  ¿Ustedes saben cuál es, no?  (EXCLAMACIONES DE:  “¡Robar!”, “¡Robar!”)  ¡Ah!, ¿cómo lo saben?

Pues, sobre todo, eso:  la moral, la honradez de esos compañeros.  No serán sabios, porque aquí nadie es sabio, pero sí les aseguro que     hay honrados de sobra, que es lo que se está pidiendo.  ¿No es lo          que ha estado pidiendo el pueblo siempre, un gobierno honrado?  (EXCLAMACIONES DE:  “¡Sí!”)  Entonces, vamos a darles un voto de confianza, vamos a dárselo, vamos a esperar (EXCLAMACIONES).  Sí, son del “26” la mayoría, pero si no sirven, después vendrán los del 27, o los del 28.  Ya sabemos que hay mucha gente capacitada en Cuba, pero todos no pueden ser ministros.  ¿O es que acaso el “26 de Julio” no tiene derecho a hacer un ensayo de gobernar la República?  (EXCLAMACIONES DE:  “¡Sí!”).

Así que eso es todo por hoy.  Realmente, nada más me falta algo...  Si supieran, que cuando me reúno con el pueblo se me quita el sueño, el hambre; todo se me quita.  ¿A ustedes también se les quita el sueño, verdad?  (EXCLAMACIONES DE:  “¡Sí!)

Lo importante, o lo que me hace falta por decirles, es que yo creo que los actos del pueblo de La Habana hoy, las concentraciones multitudinarias de hoy, esa muchedumbre de kilómetros de largo —porque esto ha sido asombroso, ustedes lo vieron; saldrá en las películas, en las fotografías—, yo creo que, sinceramente, ha sido una exageración del pueblo, porque es mucho más de lo que nosotros merecemos (EXCLAMACIONES DE:  “¡No!”).

Sé, además, que nunca más en nuestras vidas volveremos a presenciar una muchedumbre semejante, excepto en otra ocasión —en que estoy seguro de que se van a volver a reunir las muchedumbres—, y es el día en que muramos, porque nosotros, cuando nos tengan que llevar a la tumba, ese día, se volverá a reunir tanta gente como hoy, porque nosotros ¡jamás defraudaremos a nuestro pueblo!

(OVACION.)

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