Este año 2018, ha sido el año-recordatorio del 200 aniversario del nacimiento de Karl Marx de quien no hace falta hacer presentación.
El veterano comunista e independentista galego Mauricio Castro ha escrito, durante este 2018, una serie de artículos sobre la vida de Marx, su obra y sobre el pensamiento marxista.
Andoni Baserrigorri: Bueno Mauricio, abarcar la vida de Marx y su obra durante un año en varios artículos de opinión o investigación es difícil, pensamos que te habrás dejado «mucha tela por cortar»… y es que para abarcar toda la obra de Marx se necesitaría muchísimos artículos más, la primera cuestión sería qué aspectos de la obra de Marx has tocado y por qué.
Mauricio Castro: Déjame empezar por aclarar que no fue mi intención presentarme como especialista, ni siquiera como estudioso, cuando decidí escribir esos textos divulgativos. Únicamente soy estudiante de la obra de Marx, porque considero que su densidad y profundidad exigen acceder a ella con esa actitud y no como simple lector, si realmente queremos comprenderla y asumir lo que ella implica. Me refiero sobre todo a El Capital, claro, pero en general toda la obra de Marx exige una dedicación que podría colmar prácticamente toda una vida de trabajo intelectual.
En esta serie, publicada en dos medios digitales gallegos durante todo el año 2018 (Sermos Galiza y Diário Liberdade), intenté hacer un trabajo seriado de tipo divulgativo para animar a quien me leyese, especialmente la militancia de izquierda gallega, a hacer su propio camino hacia Marx. Introduje algunas de sus categorías más importantes, como la de explotación, fuerza de trabajo, valor, plusvalía, clases sociales, etc. Pero además de eso, intenté conectar cada uno de los doce artículos con la actualidad del capitalismo y de la izquierda en nuestro país, Galiza. Mi intención fue mostrar de ese modo la vigencia del pensamiento marxista y su utilidad para que la izquierda se levante de nuevo después de una derrota histórica como la sufrida sobre todo con el fin de la Unión Soviética. También intenté transmitir la necesidad de delimitar las tareas de la clase trabajadora y situarla al frente de las grandes transformaciones que Galiza necesita.
El Marx filósofo, el Marx economista, el Marx periodista… pero sobre todo el Marx militante comunista… ¿Con cuál de ellos te quedas? ¿Qué Marx te interesa más?
Tanto Marx como otros grandes teóricos que ganaron la consideración de clásicos del movimiento revolucionario tienen como característica, en relación a la izquierda académica de la actualidad, su carácter militante. Esto en el caso de Marx es muy claro, pues fue un luchador social toda su vida adulta, obligado a abandonar diferentes países en sucesivos exilios por su militancia revolucionaria. Dicho eso, no sé si es posible hacer una división entre «diferentes Marx», ni en el plano teórico, como algunos intentaron hacer con su obra, ni en su vida como revolucionario teórico y práctico. Creo que se trata de aspectos de una totalidad, lo que no impide que se pueda hablar de una evolución y de un enriquecimiento a nivel intelectual a partir del estudio y de las experiencias como militante y pensador. Yo me quedaría con el Marx crítico; es decir, antidogmático, abierto y firme a la vez, capaz de reconsiderar, madurar o matizar posiciones propias, además de demoler las teorías pre-científicas de los diversos socialismos utópicos existentes en su tiempo, como vemos ya en elManifiesto del Partido Comunista, pero también cuando en su etapa final confirma su apuesta en la posibilidad de que países atrasados como Rusia pudiesen avanzar hacia el socialismo sin necesariamente pasar por cada una de las etapas seguidas previamente por Inglaterra como modelo del capitalismo más avanzado de su tiempo.
Quería preguntarte acerca de la dialéctica de Hegel que Marx desarrolla… ¿Piensas que la importancia actual de la dialéctica es tan grande debido al desarrollo que de ella hace Marx?
En realidad, el de la dialéctica es uno de los diferentes campos que Marx no llegó a desarrollar sistemáticamente, pero que en su obra se plasma con toda su riqueza en la forma como accede al conocimiento de la realidad, con vistas a su transformación. A partir del estudio atento de su método, comprobamos la prioridad del objeto sobre el sujeto de conocimiento, así como de la materia sobre la idea, sin por ello caer en lecturas unilaterales ni mecánicas, como las que caracterizaron algunas lecturas vulgares de su obra, sobre todo a partir de la Segunda Internacional.
Su recurso a Hegel le sirvió para superar tanto el positivismo como el agnosticismo, pero también las lecturas románticas o subjetivistas de la historia, yendo al mismo tiempo más allá del idealismo objetivo. Tomó de Hegel, por ejemplo, la consideración del ser como proceso y no como «cosa», pero situó ese proceso como base del conocimiento, descartando toda especulación autónoma de la realidad en la cabeza del observador, o cualquier teleología histórica que garantizase un curso determinado a la historia.
Su recurso a Hegel le sirvió para superar tanto el positivismo como el agnosticismo, pero también las lecturas románticas o subjetivistas de la historia, yendo al mismo tiempo más allá del idealismo objetivo. Tomó de Hegel, por ejemplo, la consideración del ser como proceso y no como «cosa», pero situó ese proceso como base del conocimiento, descartando toda especulación autónoma de la realidad en la cabeza del observador, o cualquier teleología histórica que garantizase un curso determinado a la historia.
Situando las condiciones materiales como momento determinante de la reproducción de la vida social, Marx reconoció el papel de la actuación consciente del ser humano (a través del trabajo) en la transformación de la naturaleza primero y de la sociedad después. Y, coincidiendo también en eso con Hegel, atribuyó al sujeto colectivo, en su caso la clase, la prioridad sobre la actuación individual, contra el criterio liberal, pero afirmando la imposibilidad de que las contradicciones fuesen subsumidas por un Estado racionalmente impuesto, como Hegel creía.
La historia dio la razón a Marx y, lejos de cualquier armonía o fin de la historia, el Estado burgués no apagó la lucha de clases, que continua hasta hoy, marcando el desarrollo de las sociedades con división social del trabajo en que aún nos encontramos.
La historia dio la razón a Marx y, lejos de cualquier armonía o fin de la historia, el Estado burgués no apagó la lucha de clases, que continua hasta hoy, marcando el desarrollo de las sociedades con división social del trabajo en que aún nos encontramos.
También su reconocimiento del papel progresivo de la burguesía en la historia se enfrentó con la profunda crítica del mundo burgués, a la cual dedicó su obra, una contradicción dialéctica que, originando su contrario, posibilitó en la realidad, y no únicamente en la cabeza de Marx, que un nuevo sujeto histórico, el proletariado, protagonizase su superación. Que el proceso no haya culminado aún no niega su vigencia, pues las mismas luchas de clases continúan hasta hoy. Y que su resolución no tenga garantías de éxito aparece ya formulado en el propioManifiesto, cuando Marx afirma que la lucha puede acabar con una transformación de la sociedad entera o con la destrucción de las dos clases en lucha.
Y, en definitiva, ¿qué mayor muestra de la esencia dialéctica de la realidad del capitalismo que la contradicción entre el carácter crecientemente social de la producción y la apropiación privada del excedente? Es la resolución de esa y de toda una larga serie de contradicciones dialécticas existentes en la realidad y caracterizadoras del capitalismo la que determinará el curso de la historia, a través de las luchas de clases. Corresponde a Karl Marx la comprensión y exposición de principios teóricos como ese, válidos mientras el capital siga comandando la reproducción de la vida social y profundamente caracterizadores de su carácter dialéctico.
¿Qué papel atribuyes a Marx en la Primera Internacional?
Bueno, sabemos que hay quienes intentan limitarlo al papel de «intelectual invitado», pero lo cierto es que, a partir de su posición democrática radical burguesa de juventud, desde su ida a París en 1843, vista la imposibilidad de hacer trabajo político en la Alemania por la represión del Estado prusiano, irá realizando y asumiendo una militancia revolucionaria que desde 1845 es ya explícitamente comunista. Durante su etapa de refugiado en Bélgica y sus primeros viajes a Inglaterra participa decisivamente en la fundación de la Liga de los Comunistas, consiguiendo su reorientación para posiciones inequívocamente de clase que quedarían sintetizados en su consigna de ¡Proletarios de todos los países uníos!). Esta lucha interna y la etapa desde su salida de Alemania hasta la adopción del programa de clase, en confrontación con Proudhon, y la publicación delManifiesto, se reflejan bien en la películaEl joven Marx, del haitiano Raoul Peck, que recomiendo vivamente a quien tenga interés en aproximarse a su figura.
La experiencia de las revoluciones de 1848, en que Marx y Engels participan activamente, los lleva a reorientar sus posiciones, comprendiendo que el capitalismo podrá resistir más de lo previsto. Continúa su participación política, junto al estudio y elaboración teórica de la que será su gran obra (El Capital). Participa desde el primer momento en la fundación de la Primeral Internacional, que se concreta en 1864, e incluso redacta su mensaje inaugural que incluye algunos de sus principios políticos y hace aparecer a la clase trabajadora como fuerza independiente frente a una burguesía ya embarcada en formas de expansionismo bélico que anteceden el imperialismo explícito.
La lucha ideológica en su seno es constante, con Marx a la cabeza de la orientación más política de la Internacional, frente a diferentes corrientes utópicas, pequeño-burguesas y chauvinistas presentes en su interior. Frente a Bakunin, Proudhon y Lassale, entre otros, y aun sin obviar que la explosión revolucionaria de París en 1871 confirmó precisamente la hegemonía de las orientaciones no marxistas, lo que no impidió su apoyo solidario a los communards. Con sus limitaciones e incluso implicando la implosión de la Internacional, la experiencia de París fue un avance en el proceso histórico de la lucha internacional por el socialismo. No podemos olvidar que el fin de la Internacional dio paso a una nueva fase de mayor expansión del movimiento revolucionario bajo nuevas formas partidarias en toda Europa, con tendencias más o menos revolucionarias y más o menos reformistas. Marx y Engels tomaron partido durante todo ese largo período hasta el fin de sus vidas. Fueron militantes y dirigentes del movimiento real de la toma de conciencia y organización de la Internacional.
Marx empieza a explicar el papel histórico del proletariado y desarrolla la tesis de la «dictadura del proletariado» ¿Piensas que quizá algunos dirigentes lo aplicaron bien y quizá donde decía dictadura del proletariado ellos plantearon dictadura del partido y lo que conllevó a la emergencia de una nueva clase social (el aparato del partido) que es una de las causas del derrumbe del socialismo en Europa del Este?
En mi opinión, esa cuestión es suficientemente compleja para no «despacharla» en unas pocas líneas, pero debemos empezar por enmarcar su definición de «dictadura» como hegemonía de una clase, es decir, como contenido principal del sistema social que podrá tener formas diversas, más o menos democráticas. Del mismo modo que el capitalismo conoce diferentes regímenes de dominación de la clase burguesa, según las necesidades de la época o del momento, incluyendo formas de fascismo, monarquías absolutas y parlamentarias, bonapartismos y repúblicas de diverso signo, también el dominio de clase del proletariado podrá tener diversas formas. El ejemplo de la Comuna de París mostró a Marx la necesidad de ejercer la violencia para aniquilar la resistencia del enemigo de clase, evitando así que se repitiesen los errores que derivaron en la masacre que puso fin a la experiencia de los communards. En todo caso, será esa una «dictadura» de la mayoría trabajadora sobre la minoría burguesa, constituyendo al mismo tiempo una democracia superior frente a la meramente formal vigente en el capitalismo y evitando, eso sí, la reintroducción de los mecanismos materiales de reproducción del capital.
En cuanto a la concreción histórica de todo eso en el siglo XX, habría que empezar por explicar que es a partir del agotamiento de toda posibilidad de desarrollo social del modo de producción capitalista que surge la necesidad y posibilidad de construcción de un modelo social superior, el socialismo. El hecho de que fuese en sociedades de capitalismo atrasado que surgiesen procesos revolucionarios de transición al socialismo y la incapacidad de su extensión a países avanzados marcó los límites de aquellas transiciones y problemas como el fortalecimiento imprescindible del Estado y no su superación como forma social.
Mi impresión es que las experiencias del siglo XX fueron muy enriquecedoras a pesar de sus limitaciones y que sirvieron para que una nueva ola revolucionaria puediera avanzar sobre su ejemplo, como en su día ellas hicieron en relación a las revoluciones europeas de 1848 o a la Comuna de París de 1871. La historia no ha terminado y no tengo dudas sobre la apertura de nuevas oportunidades, aunque tampoco tenemos garantías de que una nueva civilización socialista, la que Marx primero llamó «emancipación humana» y después «comunismo», vaya a llegar.
Háblanos de Engels y la importancia que le das en la obra de Marx…
Bien, en realidad es un hecho conocido que Engels, a pesar de ser un miembro de la clase burguesa industrial alemana, se convirtió en firme militante y teórico comunista antes que el propio Marx, y que le sirvió de referente para su introducción al estudio crítico de la economía burguesa. Es decir, no exageramos si reconocemos en Engels una pieza imprescindible en la construcción del socialismo científico, así como en el trabajo político de ambos, tanto por su influencia en Marx como por sus contribuciones teóricas concretas, y tanto en vida de Marx como después de su muerte, siendo también su principal divulgador.
El Manifiesto del Partido Comunista escrito entre Marx y Engels sigue siendo un documento único en interpretar la historia… ¿Compartes esta opinión?
Sin duda, es así. A pesar de su reducida extensión, sintetiza de modo genial las tesis del movimiento revolucionario liderado por Marx y Engels, pero también del socialismo científico, situando ya abiertamente la posición central y las tareas de la clase trabajadora para la superación del mundo burgués-capitalista. Si bien eso está ya presente en su obra anterior (Miseria de la filosofía, de 1846), elManifiesto lo presenta de modo sintético y bajo responsabilidad colectiva, como programa de la Liga de los Comunistas. Su influencia posterior hasta hoy nadie puede negarla, constituyendo la mayor prueba de su valía.
¿Piensas que Lenin ha sido quien mejor ha interpretado a Marx y llevado a la práctica sus teorías?
Debo admitir que siento una especial admiración por la figura de Lenin y diría que sí, que es tal vez el único que alcanza un grado comparable al de Marx como talento teórico, con una obra monumental en extensión y variedad, que no deja de sorprender cuando tenemos en cuenta que, en simultáneo, fue capaz de organizar y dirigir la toma del poder por un pequeño partido, que consiguió ganar los corazones de millones de habitantes del antiguo imperio zarista. También me parece admirable su capacidad crítica de la realidad, lejos de todo dogmatismo y con gran fertilidad teórica, lo que también lo acerca al genio alemán que, sin duda, era su principal referente teórico. Sus estudios de tipo económico sobre la implantación del capitalismo en Rusia, en polémica con los populistas; la posterior disputa con las corrientes reformistas y economicistas en la construcción del Partido Bolchevique; incluso la pugna en el interior de la dirección de este durante el proceso revolucionario para orientarlo a la toma del poder y, después, su flexibilidad táctica para rectificar, por ejemplo, retomando parcialmente el mercado en tiempos de la NEP para salvar el país del colapso e incluso avanzando parte de los problemas que irían a afectar a la revolución en los años posteriores a su muerte…
Tampoco podría olvidar, como gallego, sus posiciones avanzadas en materia de derechos nacionales, enfrentándose a la corriente chauvinista en su propio partido antes y después de la toma del poder. También ahí Lenin apeló a la posición de Marx en relación a la lucha del pueblo irlandés, afirmando frente a otros líderes bolcheviques la vigencia de la lucha nacional también en la Europa Occidental. Me parece, en definitiva, el mayor líder revolucionario de la historia y el más sólido seguidor de las ideas de Marx, sin duda.
Voy a ir acabando, no deseo acribillarte a cuestiones… ¿Cual es el estado de salud del marxismo hoy día en 2019 en el mundo y en las naciones como la tuya y la mía sin Estado?
Como dije, creo que la izquierda a nivel mundial sufrió una derrota histórica con el fin del llamado «campo socialista», de la cual está lejos de recuperarse. A día de hoy, el marxismo está fuera de los programas de la inmensa mayoría de fuerzas significativas de izquierda, lo que es especialmente visible en Europa, y en su lugar contenidos social-demócratas y posmodernos se presentan como alternativas moralizadoras a la universalización del paradigma neoliberal, que no es más que la forma actual del capitalismo de siempre.
Es por eso que considero imprescindible volver a Marx. Estudiar su obra, evitando cualquier doctrinarismo y aplicando la crítica a todo lo existente, como él siempre defendió. Recuperar la centralidad de la clase como única vía de transformación radical de la realidad, en un mundo capitalista que camina hacia el desastre civilizacional. Sin negar el papel de las llamadas «luchas extraeconómicas», que en realidad están incluidas y determinadas por las luchas de clases, debemos ser capaces de integrarlas todas, evitando la fragmentación y reconstruyendo una lucha común por la revolución socialista. Todo ello sin confundir internacionalismo con falsos cosmopolitismos. Las luchas se desarrollaran a partir de cada realidad nacional, pero en coordinación con la perspectiva de que, tal como el capitalismo tiene dimensión mundial, el proceso revolucionario solo podrá vencer con sucesivas victorias en más y más países, incluyendo los del centro del sistema. Las naciones oprimidas deberán jugar su papel ahí, con protagonismo de la clase trabajadora, como ya lo jugaron en todas y cada una de las revoluciones del siglo XX.
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