sábado, 9 de noviembre de 2019

Los 30 años caída del muro de Berlín y fracaso del socialismo.-a

Querido don Martín 


El día de hoy hace tres décadas, el jueves 9 de noviembre de 1989, ocurrió lo impensable, cayó el Muro de Berlín; que fue el comienzo de la división del mundo en bloques ideológicos y fin de la guerra fría.
Nosotros como meros espectadores, somos los afortunados, tenemos la vivencia de este momento trascendental en la historia de la Humanidad, vimos el proceso completo de la caída de los regímenes del socialismo real, que gobernó viejo continente y varias regiones del mundo.
El hecho mas importante fue la caída de la URSS, que fue un colapso espectacular, que en su momento dejó perplejos a muchas personas, incluyéndome a mí, y cuyas consecuencias se siguen sintiendo hoy en día. 
Don Martín ¿Cómo fue que el Imperio Soviético, vasto y poderoso, se desplomó tan rápida e inesperadamente hace tres décadas? 
¿Cómo fue que el bloque socialista, con semejante influencia política, ideológica, económica y tecnológica a nivel mundial, que marcó buena parte de la historia del siglo XX, dejó de existir casi de un día para otro?

La respuesta que yo pienso don martín es la siguiente: 
El origen de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas se remonta al año 1917, cuando la revolución bolchevique de octubre derrocó al gobierno provisional, que reemplazo al régimen zaristas y estableció un Estado socialista en los territorios que habían pertenecido al antiguo Imperio Ruso.
En 1922, nace la URSS, formado por republicas nacidas de la desintegración del imperio ruso. Si bien en sus orígenes la Unión soviética intento ser una sociedad democrática y socialista, el régimen terminó escogiendo el camino del autoritarismo, que se consolidó con la llegada al poder de José Stalin, a mediados de la década de 1920. 
La organización política y económica de la URSS, establecía que las regiones y las nacionalidades que formaban la Unión estarían representadas en un parlamento federal conocido como Soviet Supremo, y participarían en gobierno. Pero en la práctica todas las decisiones importantes, estaban en manos del Partido Comunista de la unión soviética y, más precisamente, de un pequeño grupo de dirigentes, el Politburó, que gobernaba el partido y el Estado.
Bajo el liderazgo de Stalin el Estado Soviético comenzó a controlar cada aspecto de la vida política, económica, cultural y social de sus habitantes. Aquellos que se oponían a sus medidas eran arrestados y enviados a campos de trabajo (los "Gulags"), o ejecutados. Tras la muerte de Stalin en 1953, los líderes soviéticos denunciaron la brutalidad de sus políticas, pero el Partido Comunista continuó dictando el destino del país.
El autoritarismo y la centralización de la Unión Soviética derivaron en una burocracia gigantesca, que extendió sus tentáculos por todos los rincones del territorio y todos los aspectos de la vida de sus habitantes. "La Unión Soviética acabó siendo un Estado sumamente ineficiente", según los economistas.
La centralización y la burocracia impactaron, a su vez, en el sistema económico. En la base de la Unión Soviética estaba la idea del economista y filósofo Carlos Marx, de la socialización de los medios de producción, distribución e intercambio. Esto significó que la economía de este enorme país fue dirigida por medio de los llamados planes quinquenales, que establecían metas para todas y cada una de las actividades productivas. La fuerza laboral, que alcanzó 150 millones en el ocaso de la Unión Soviética, se dedicaba mayormente a la industria y en mucho menor medida a la agricultura y servicios.
Stalin había dirigió un fuerte proceso de industrialización, y los principales sectores eran el petróleo, la siderurgia, química, madera, minería, procesamiento de alimentos, automotriz, aeroespacial, electrónica, telecomunicaciones y defensa.
Sin embargo, la Unión Soviética perdió con Estados Unidos la competencia por la hegemonía económica mundial. El Producto Bruto Interno (PIB) del bloque comunista, formado por la URSS y sus satélites, fue de US$2,6 billones a fines de los 80, apenas la mitad de lo que logró su rival occidental, los Estados Unidos.

"Estaba claro que las políticas económicas estaban fallando. La tasa de crecimiento estaba declinando desde fines de los años 50", dice el profesor de economía Archie Brown, de la Universidad de Oxford.
Con los problemas económicos surgió un mercado negro de productos, controlado por la mafia y los contrabandistas. Economista Brown añade que, debido a los problemas económicos, se redujo la expectativa de vida de los hombres (hecho vinculado por muchos observadores al excesivo consumo de alcohol) y aumentó la mortalidad infantil, los índices demográficos de la URSS, mostraba que vida de población estaba decayendo y disminuyendo, comparado con demás países. 
A su vez, el estancamiento llevó al fuerte crecimiento del sector informal y del mercado negro. "En determinado momento los jerarcas debieron reconocer que la Unión Soviética necesitaba urgentes reformas económicas", completa Brown.
Deseo de reforma de la población soviética 
Con los años, el nivel general de instrucción de los soviéticos fue mejorando y millones de personas se sumaron a la educación superior y obtenía una educación general. Si bien el Estado restringía los contactos con el mundo exterior, estos individuos empezaron a tener un mayor conocimiento del mundo que los rodeaba. "Los profesionales bien educados terminaron convirtiéndose en un grupo social significativo e influyente", explica Archie Brown.
"Estaban abiertos a la liberalización que vendría luego, a mediados de la década de 1980, de la mano del reformista Mijaíl Gorbachov", completa.
Reforma frustrada
Según Brown, si bien los factores anteriores contribuyeron al desplome de la URSS, no alcanzan por sí mismos para explicar el fenómeno. Para él, si hay una causa determinante en el desplome de la URSS, ese es el propio Gorbachov: llegó al poder como un transformador del sistema soviético, pero acabó siendo su enterrador.

Cuando se convirtió en secretario general del Partido Comunista de la URSS en marzo de 1985, lanzó un dramático programa de reformas. Había heredado una economía estancada y una estructura política ineficiente e insostenible.
La "Perestroika" (o reestructuración) consistía en relajar el control del gobierno sobre la economía soviética. Gorbachov y sus grupos de colaboradores pensaban que la iniciativa privada impulsaría la innovación, de modo que les permitió a individuos y cooperativas ser propietarios de negocios por primera vez desde los años 20. Además, promovió las inversiones extranjeras en las empresas soviéticas. Y les concedió a los trabajadores el derecho a huelga para exigir mejores salarios y condiciones laborales.
Mientras que "Glasnost" (apertura, transparencia) consistía en eliminar los resabios de la represión estalinista, tales como la prohibición de obras de autores como George Orwell y Alexander Solzhenitsyn, y darles más libertades a los ciudadanos soviéticos.
Se liberó a presos políticos, y a los medio de comunicación  se les permitió publicar artículos críticos hacia el gobierno. Se instauraron elecciones legislativas y por primera vez agrupaciones políticas ajenas al Partido Comunista pudieron participar en los comicios.
Al final del gobierno de Gorbachov la escasez de productos y las filas para conseguirlos se volvieron un verdadero problema. La democratización fue celebrada. Pero las reformas para introducir la economía de mercado tardaron demasiado en dar frutos, el retraso provocado por la economía socialista en la URSS, era enorme, existiendo un subdesarrollo y atraso tecnológico enorme.
Hubo aumentos de precios, racionamiento y filas interminables para conseguir productos que escaseaban. Los soviéticos se mostraron cada vez más frustrados con el gobierno de Gorbachov.
Derrumbe de la URSS
La grave crisis económica y política de la URSS, obligo a Gorbachov abandonar la costosa carrera armamentista que tenía con los Estados Unidos, y, además, retiran las tropas soviéticas de Afganistán, donde combatían desde 1979, y redujo la presencia militar y política en Europa Oriental.
Estas políticas acabaron con la Guerra Fría y con los gobiernos comunistas de los países satélites de la Unión Soviética en Europa. Lo que, a su vez, e involuntariamente, acabó dándole el tiro de gracia a la Unión Soviética. La primera revolución ocurrió en 1989 en Polonia, donde el movimiento sindical no comunista Solidaridad de Lech Valesa logró que se celebraran elecciones libres y llegó al gobierno. Ese mismo año cayó en Alemania el Muro de Berlín, el gran símbolo de la división Este-Oeste, y en Checoslovaquia la "revolución de terciopelo" depuso al gobierno comunista. En Rumania el levantamiento se tornó violento: fusilaron al líder comunista Nicolae Ceaucescu.
"Cuando polacos, checos y otros países bajo influencia soviética consiguieron manejar sus asuntos, esto tuvo un efecto desestabilizador en la propia URSS", le explica Brown. La política no intervencionista de Gorbachov y los problemas económicos soviéticos encendieron la mecha de los movimientos independentistas en las repúblicas marginales de la Unión soviética. Los Estados bálticos (Estonia, Lituania y Letonia) fueron los primeros en romper con Moscú. Luego se separaron, Bielorrusia, la Federación Rusa y Ucrania, que crearon la Comunidad de Estados Independientes.
El líder reformista también enfrentó una fuerte oposición de la línea dura del Partido Comunista, que intentó derrocarlo en 1991. Este levantamiento fracasó gracias a las muestras de apoyo popular y al respaldo del líder ruso Boris Yeltsin. Con todo, Gorbachov renunció al cargo el 25 de diciembre de ese año y al día siguiente se firmó la declaración oficial de la disolución de la Unión Soviética.
En su discurso de despedida, el ultimo líder de la URSS reconoció: "El viejo sistema colapsó antes de que el nuevo comenzara a funcionar".

Como conclusión don Martín, el árbol soviético, estaba podrido por dentro, Gorbachov trato reparar el tronco, pero era imposible, el árbol cayo al final, el viento de reforma lo tumbo. 

Consecuencia 

A tres décadas después caída del muro, don Martín, la Unión Soviética y el bloque del Este es historia; el gran perjudicado de este hecho histórico es rusia, una gran potencia en lento declive, económico, social y político.
La cultura rusa, dejó ser importante a nivel mundial; las naciones sucesoras de la unión soviética, y los países del este de Europa han promovido sus lenguas nacionales y su cultura local, esto ha fomentado la disminución del conocimiento del idioma y la cultura rusa, inclusive en muchos países existen fuertes sentimiento anti ruso. En los países ex soviéticos de Asia central abandonaron el alfabeto ruso, y han implantaron el alfabeto latino, para distanciarse de la influencia rusa que duro un siglo y medio.
La economía de Rusia es una economía mixta de mercado de ingresos medio altos, cuyas características actuales provienen en gran medida de las grandes reformas de fines del siglo XX, cuando se privatizó la mayor parte de la industria y la agricultura rusas, aunque el Estado mantiene la propiedad en áreas estratégicas de la economía, especialmente en sectores relacionados con defensa y energía. En 2018 era la sexta mayor economía del mundo en términos de paridad de poder adquisitivo y la duodécima en términos nominales. 
Como país más grande del mundo, su vasta geografía es determinante para su actividad económica, ya que algunas fuentes señalan que el país posee más del 30% de los recursos naturales del mundo, con un valor total estimado por el Banco Mundial en 75 billones de dólares, estando considerado una superpotencia energética. En efecto, Rusia depende para impulsar la mayor parte de su economía y crecimiento de los ingresos obtenidos de la venta de energía, al poseer gran cantidad de petróleo, gas natural y metales preciosos, que además representan la mayor parte de sus exportaciones. Posee las mayores reservas probadas de gas natural con diferencia y es uno de los tres principales productores y exportadores de petróleo del mundo. 
Otro de sus principales pilares es una grande y sofisticada industria militar, capaz de diseñar, fabricar y exportar equipos militares de alta tecnología, es de hecho el segundo mayor exportador de armas, solo después de Estados Unidos, gracias a las ventas al extranjero de aviones, sistemas de defensa aérea, barcos y submarinos. Aunque tecnológicamente no puede competir con Estados Unidos.


Como conclusión don Martín la revolución rusa, y el régimen soviético arruinaron a Rusia, como potencia económica y política; a comienzo del siglo XX, Rusia era una de las economías más potencialidad del mundo, los economistas pensaban que iba superar a Europa occidental y los Estados Unidos a mediados del siglo XX; ahora 2019 es un país explotador de materias primas, con grandes masas de su población viviendo en la pobreza, y una élite, los oligarcas, disfrutando de la riqueza. La falta de esfuerzos en la modernización de las infraestructuras, el mal endémico en el país de la corrupción generalizada y el envejecimiento son también problemas estructurales de su economía.
El Socialismo fracasó completamente en Rusia.



A 30 años de la caída del Muro de Berlín: aún hoy, un trago amargo para los rusos
 03/11/2019 - 
Clarín.com


Cuando cayó el Muro de Berlín, la Unión Soviética dio un paso al costado, dejando que el gobierno comunista de Alemania Oriental se desmoronase y aceptando prontamente la unificación alemana. El presidente ruso Vladimir Putin ​lamenta hoy la inocencia de los líderes soviéticos de entonces que despejó el camino para la expansión de la OTAN, la alianza militar occidental, hacia el este. Lo llamativo es que muchos en Rusia comparten esa visión y consideran que tras la caída del Muro y la reunificación de Alemania, Moscú trató de lanzar una nueva era de cooperación con Occidente y fue engañada por las potencias occidentales.
El presidente soviético de entonces Mijaíl Gorbachov alentó a los líderes comunistas del centro y el este de Europa a que siguiesen sus pasos y adoptasen reformas liberales, y no hizo nada por ayudar a los gobiernos que empezaban a caer ante la presión de fuerzas democráticas. En 1989, sectores reformistas tomaron el poder en las naciones del bloque soviético y pusieron fin a cuatro décadas de gobierno comunista.
La velocidad con que se produjo el cambio sorprendió al propio Gorbachov. El exlíder soviético dijo en una reciente entrevista que vio con buenos ojos los cambios democráticos en Alemania Oriental y en otras naciones del bloque, pero que no anticipó que el Muro de Berlín caería tan rápidamente. “No solo nosotros. Nuestros socios de Occidente tampoco esperaban que la historia se moviese a tanta velocidad”, afirmó al diario Izvestia.
Los incidentes y las grandes manifestaciones contra el muro comenzaron el 4 de noviembre de 1989, y a la mañana siguiente Gorbachov convocó al politburó del Partido Comunista para analizar la respuesta soviética. “El politburó decidió por unanimidad que había que descartar el uso de la fuerza. Algunos sin duda querían ‘restaurar el orden’ con los tanques, pero no dijeron nada en ese momento”, señaló Gorbachov.
Pavel Palazhchenko, quien era intérprete de Gorbachov por entonces, contó que “cualquier otra decisión hubiera acarreado consecuencias muy graves, podría haber sido el principio de un desastre”. En ese momento, la Unión Soviética tenía más de 300.000 soldados y unos 12.000 tanques y vehículos blindados en Alemania Oriental.
“Podrían haber cerrado toda la frontera con sus tanques, pero permanecieron en sus cuarteles”, relató Vladislav Zubok, experto en la historia soviética de la School of Economics de Londres. “La conducción soviética tenía claro que era imposible volver a poner la pasta en el tubo. Había comenzado una nueva era”, agregó.
Nikolai Andreyev, quien era coronel del ejército soviético en Alemania Oriental, recordó que se sintió aliviado al ver que los soviéticos no trataban de sofocar el alzamiento por las armas. “Me alegré de que todo se diese pacíficamente, sin un conflicto militar, sin tiros ni derramamientos de sangre”, manifestó.
La propia Unión Soviética atravesaba por un tumultuoso período de cambios internos. Sectores reformistas liberales del nuevo Parlamento querían poner fin al monopolio del poder por parte del Partido Comunista (PC) y movimientos proindependentistas ganaron rápidamente terreno en las repúblicas soviéticas. La prensa soviética, transformada por la apertura de Gorbachov, informó libremente acerca de la caída del Muro de Berlín.
“Estaba seguro de que nuestras unidades militares no tomarían medidas radicales. Las políticas de Gorbachov lo garantizaban”, dijo Vyacheslav Mostovoi, quien cubrió la caída del muro para la televisión estatal soviética.
Tras la caída del muro, Gorbachov aceptó que se entablasen negociaciones aceleradas sobre la reunificación de Alemania y, para sorpresa de muchos en Occidente, aceptó también su incorporación a la OTAN. Le dijo a Izvestia que “eliminé toda fuente de tensión en el centro de Europa” y ayudó a mejorar sustancialmente las relaciones con Alemania.

En Rusia actual, no obstante, muchos siguen pensando que Gorbachov traicionó a Alemania Oriental, un firme aliado soviético, e ignoró intereses vitales de Moscú. Entre ellos figura Putin, quien acusó al viejo líder soviético de confiar inocentemente en las promesas occidentales de que la OTAN no trataría de incorporar a países del bloque soviético, sin firmar compromiso alguno.
“Gorbachov se equivocó”, dijo Putin. “Es necesario documentar las cosas en la política. Él lo único que hizo fue hablar del tema y pensó que con eso estaba cocinado”. Gorbachov respondió que hubiera sido absurdo exigir a Occidente un compromiso escrito de que ningún miembro del Pacto de Varsovia -la alianza del bloque soviético- se incorporaría a la OTAN porque eso hubiera equivalido a dar por desaparecida la alianza militar liderada por los soviéticos, mucho antes de que dejase de existir formalmente en julio de 1991.
Mientras el Kremlin negociaba la reunificación de Alemania, la Unión Soviética comenzó a desmoronarse en el marco de una fuerte crisis económica y de agitación política. El país se quedó sin reservas y el Kremlin no podía pagar sus cuentas, lo que dejaba a Gorbachov en una posición negociadora débil. “La Unión Soviética estaba en crisis y no pudo negociar desde una posición de igualdad con Occidente”, explicó Zubok. Los problemas económicos continuaron tras la ruptura del bloque soviético en 1991 y Rusia dependió mucho de la ayuda financiera de Occidente en la década del 90’. En los años siguientes, poco pudo hacer el Kremlin para evitar la expansión de la OTAN, que incorporó a Polonia, Hungría y la República Checa en 1999.
La expansión de la OTAN hacia el este fue vista en Rusia como una prueba de sus intenciones hostiles, lo que alimentó un sentimiento antioccidental. “Esa desconfianza en Occidente sigue vigente”, sostiene Konstantin Kosachev, quien preside la Comisión de Asuntos Extranjeros de la Cámara alta del Parlamento ruso. Occidente, afirma, ansioso por declararse victorioso en la Guerra Fría, dejó pasar una oportunidad de construir un mundo más seguro. “La Unión Soviética y Rusia decidieron poner fin a la confrontación con Occidente y empezar a cooperar. Pudo haber sido una situación en la que todos salían ganando, pero para ello las naciones occidentales debieron haber sido mucho más sabias y generosas”, afirma Kosachev.

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