“Soy partícipe de la historia de este partido, pero creo que debo entrar a una nueva etapa” |
DOMINGO 22 ABRIL 2018
Dice que esta ha sido la “decisión más dura y triste que me ha tocado vivir en política”, en una trayectoria que incluye haber dirigido el partido, ser ministra, senadora y candidata presidencial. Y aquí explica las razones que le hacen poner término a más de 50 años de militancia en la DC.
La noche del sábado 21, la exsenadora Soledad Alvear tenía previsto hacer una gestión dolorosa: en una carta cuya destinataria es la presidenta de la DC, Myriam Verdugo, notificaría su renuncia al partido tras un poco más de 50 años de militancia. Apenas 48 horas antes, la también extimonel de la falange había asistido junto a su esposo Gutenberg Martínez a la iglesia del Colegio San Ignacio de El Bosque a una misa por la conmemoración de los dos años de la muerte del expresidente Patricio Aylwin. La última actividad que la reunió con sus ahora excamaradas.
La decisión de Alvear fue meditada durante los últimos meses tras la crisis desatada por los magros resultados de la candidatura de Carolina Goic, la primera en que la DC se mide en una candidatura presidencial sin sus socios del PS-PPD. Figura emblemática de la DC -fue senadora, ministra, candidata presidencial y timonel partidaria-, también es un referente de la Concertación, alianza política que gobernó durante 25 años el país y su partida -probablemente- marcará un hito en la historia de esa colectividad.
Hoy, Alvear anuncia que sus inquietudes políticas se concentrarán en la creación de un movimiento que promueva el humanismo cristiano, descuidado en medio de la crisis interna en la que se encuentra su ahora expartido.
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Usted se había declarado en un proceso de reflexión respecto de su permanencia en la DC, ¿llegó a una conclusión?
Sí. He concluido que el pensamiento humanista cristiano que nos inspira necesita de una nueva expresión en el espectro político chileno.
¿Cómo se explica eso?
La globalización ha traído cambios gigantescos, los cuales contienen muchos aspectos positivos, pero también otros de carácter negativo, como el mensaje y práctica de un individualismo exacerbado, que invade la sociedad y también la política. Esta última sufre la vertiginosidad de estos cambios y le cuesta seguir el ritmo, pero, además, cae en una visión muy pragmática y cortoplacista de su quehacer, olvidando o no priorizando los principios y valores que le dan sentido a la acción política concreta.
¿Cómo se expresa ese cortoplacismo en la DC?
Este es un desafío a todos los partidos, en que la coyuntura es muy demandante y eso genera la dificultad de situarse a partir de una mirada más larga. Mirada que, además, debe sustentarse en los principios y valores de cada partido. Así, la educación no puede concebirse como un tema puramente estructural, de edificios y de finanzas. Una buena política realiza prospectiva, dimensiona las necesidades de futuro a 20 o 30 años, y ahí genera una política pública integral, que prioriza en las personas y en la calidad.
¿Eso le incomoda en la DC?
Me incomoda en la política chilena actual. Pero debo serle muy clara respecto del PDC. Quiero como nadie al partido. He militado desde niña, con mi padre de la mano participé en la marcha de la Patria Joven, me dediqué por años a la formación y la reflexión en nuestro ideario y luego entré a la vida pública, a su presidencia y a representarlo como candidata presidencial. Soy partícipe de su historia y lo seguiré siendo siempre. Pero creo que debo entrar a una nueva etapa que implica una superación en positivo de mi partido.
¿Eso implica su renuncia a la colectividad? ¿En qué consiste esa superación en positivo?
Los jóvenes de la Acción Católica entraron a la Juventud Conservadora y le cambiaron el nombre por la Falange, en una visión de superación de esa Juventud, luego se retiraron de ese partido y crearon la Falange Nacional; con el tiempo se fusionaron con otros partidos y movimientos de inspiración socialcristiana y crearon el PDC. En esa misma lógica creo que se debe superar en positivo el actual instrumento del ideario DC por uno nuevo.
¿Cómo visualiza ese nuevo instrumento?
Primero, con una fuerte inspiración en el pensamiento humanista cristiano, que pone la centralidad en la persona humana y en las comunidades, el bien común por delante y los valores de libertad, justicia social y fraternidad. A partir de esto, un instrumento activo en la representación del ideario democratacristiano y de su historia. Esto, sin complejo respecto de las otras inspiraciones existentes en la derecha y la izquierda. Segundo, un instrumento en que se practique la fraternidad y la amistad cívica entre sus miembros. Donde esta se predique en lo público y se practique en lo interno. Un lugar de encuentro, abierto al diálogo, constituido más en la lógica de un movimiento que de un partido clásico o tradicional. Moderno y eficiente en su organización, con un espacio y liderazgo privilegiados a los más jóvenes, que haga gala del grito falangista de ¡Juventud chilena adelante! Tercero, un instrumento de propuestas, que no rehúya los temas y que bajo su inspiración convoque a los mejores, a aquellos con vocación de servicio y libres de ambiciones de poder, para generar las propuestas programáticas de fondo necesarias para el país.
Habla de un nuevo movimiento político…
Así es, un movimiento que en nuestra inspiración humanista cristiana represente un aporte con nítida identidad a la política del país. Y un movimiento que espero se pueda constituir con la participación de muchos, donde con su aporte se genere una creación colectiva madura, profunda, convocante, seria, cívica y de calidad. Ojalá con muchos jóvenes que asuman el liderazgo.
Usted ha puesto al momento de explicar su renuncia a la DC el énfasis en factores que podrían entenderse de fondo, más doctrinarios. ¿Cuánto han pesado en su decisión los problemas de convivencia que ha habido en ese partido en los últimos meses?
Para mí siempre las ideas son lo más importante. Eso es mi motivación central. En estas el humanismo inspirador se traduce necesariamente en una calidad en las relaciones humanas, respeto y afecto por el otro. Lo que Martin Buber explica en la relación entre el Tú y el Yo.
¿Su opinión es muy crítica de la DC?
No existirá ninguna crítica de mi parte al PDC, ahí me he formado, en él he conocido a personas excepcionales, a militantes ejemplares, un partido que ha hecho mucho por la historia de Chile, el cual ojalá pueda seguir haciéndolo. Seguiré compartiendo su historia y el legado de sus padres fundadores. Seguiré siendo democratacristiana. De lo que se trata es de una nueva opción que buscará representar ese ideario DC, en la perspectiva de superación en positivo antes explicada.
La crisis de la DC cristalizó con los últimos resultados parlamentarios. ¿Cuándo empezó usted a meditar realmente su permanencia en el partido?
Como en todas las cosas, hay múltiples factores que como lo analizamos en el consejo ampliado último, vienen desde hace más tiempo. Ahora fue muy fuerte lo que le ocurrió a Carolina Goic, eso me impactó mucho.
¿Por qué?
Porque sentí que Carolina estaba reposicionando a la DC, dando una lucha valiente, planteando propuestas e ideas y eso entusiasma. Hizo una campaña seria, recorrió el país completo…
¿Nunca pensó antes en sus años de militancia irse del partido?
Nunca. En él he vivido momentos felices. Las Escuelas de Formación, la Reforma Universitaria, las luchas por la democracia, el plebiscito, el trabajo por los DD.HH. y el sindicalismo, nuestros gobiernos de la Concertación, la reducción de la pobreza. La amistad de tantos, que por supuesto mantendré. El cariño de los militantes. Tiempos imborrables y que estarán siempre presentes en mi accionar futuro.
¿Y los malos los olvida?
Sí.
¿Por qué el consejo ampliado de la DC donde usted participó no logró superar los problemas internos?
Fue un espacio de diálogo muy franco y en muy buena onda. Vimos lo que nos unía, básicamente nuestra historia y también lo que nos desunía. Pero lo que no pudimos ver fue cuán viable era solucionar lo que nos desune. El problema es que esta imposibilidad de resolver está dejando desguarnecido el amplio espacio del centro, de la moderación, del sentido común, de la vocación de cambio ejecutado con seriedad y responsabilidad.
Usted y su marido, Gutenberg Martínez, iniciaron en paralelo un proceso de reflexión sobre su respectiva continuidad en el partido. ¿Su renuncia también implica la de él a la DC? ¿Lo han conversado?
Con Gutenberg siempre hemos tenido la conversación de lo que uno y otro siente respecto de distintas materias. En lo familiar, en lo personal, en lo profesional, en lo partidario. Sin embargo, al mismo tiempo hemos actuado ambos con absoluta independencia. No voy a olvidar cuando fui ministra de Justicia, que estábamos tramitando la reforma procesal penal en el Congreso. Él estaba en la Comisión de Constitución y presentó indicaciones al proyecto ante la sorpresa del resto. Hoy le estoy comentando mi decisión. Gutenberg habla por sí mismo.
Algunos pensarían que formar un nuevo movimiento implica desafíos duros, complicados…
Ciertamente así lo es. Lo más probable es que sea un camino largo, de mucho sacrificio, mística y testimonio. Requerirá fuertes convicciones en nuestro ideal y un compromiso similar al de aquellos que fundaron y construyeron la falange. Lo que se ha denominado la mística del carbonero falangista. Deberá tener una relación, pero no una obsesión con el poder. Tendrá que dar batallas que probablemente no gusten a muchos. Deberá buscar una forma política democrática y muy moderna.
¿Algo como una Nueva Democracia Cristiana?
En cierta medida sí. En una superación en positivo. Con una actualización de su ideario a las nuevas realidades y a las nuevas lecturas. Atento a los avances de las comunidades religiosas y otras organizaciones. A la creación de los nuevos autores comunitaristas de origen anglosajón, de los partícipes del humanismo cívico, de la socioeconomía, del personalismo. Todo esto con el aporte de nuestros clásicos Maritain, Mounier, Teilhard, Castillo y otros. Con una práctica democrática en la toma de decisiones y con un cumplimiento de sus acuerdos por parte de todos. Con una vida comunitaria y fraterna. Con una vocación de Encuentro con mayúscula.
¿Cuáles serían esos ejes programáticos?
Bueno, eso deberá dialogarse entre quienes tomen este camino. Por mi parte, diría la defensa, promoción, mejora y profundización de la democracia siempre. El respeto irrestricto de los derechos humanos en todo tiempo y lugar. La construcción permanente de la justicia social. La visión de una economía que articule crecimiento y equidad. Para eso favorecer los cambios por la vía de las reformas. Creo fervientemente en la norma personalista de la acción, esto es todo lo que hagamos y propongamos, primero y antes que todo debe tener presente el efecto y la consideración en las personas. Ninguna estructura o instrumento puede o debe subordinar a la persona. Partiendo por el estado y el mercado. Todo esto en la propuesta de un nuevo centro humanista y reformista.
¿Hay un acuerdo para juntarse en el futuro con figuras DC que ya se fueron?
No. No hay ningún acuerdo.
¿No es evidente que junto a usted se pudiera ir más gente?
No sé.
¿Esta renuncia supone un retiro de su participación en la esfera pública?
No. Mi compromiso con lo social y lo público forma parte de mi vida
¿Cómo será su relación con el gobierno de Sebastián Piñera?
De oposición democrática, constructiva y propositiva, colocando siempre por delante el país. Esto significa que si hay un proyecto malo, obviamente hay que rechazarlo. Si hay un proyecto que puede ser mejorado…, trabajar en mejorarlo. Si hay un proyecto que es estupendo hay que apoyarlo. Uno no debe ser una oposición en que niegue la sal y el agua. Si viene un proyecto del gobierno y yo antes de mirarlo voy a decir que lo rechazo, me parece hasta una falta de patriotismo.
¿Usted está disponible, por ejemplo, para asumir un cargo de gobierno?
No.
¿Cómo ha sido para usted este proceso de reflexión?
Durísimo. Mi proceso de discernimiento ha sido largo y doloroso. ¡Son tantos años de militancia! ¡Tantos recuerdos y tareas compartidas con tantos camaradas! Recuerdo la capacitación permanente de nuestros jóvenes, los liderazgos de Frei Montalva, Bernardo Leighton, Jaime Castillo, Radomiro Tomic y Patricio Aylwin, cuya partida la estamos recordando en estos días. Los amigos que tengo, con muchos de los cuales nos formamos juntos. Amigos de ayer y los nuevos de hoy. Esta ha sido la decisión más dura y triste que me ha tocado vivir en política.
¿Hay algo que les quiera decir a quienes seguirán en la DC?
Que la amistad y el cariño no desaparecerán nunca. Que compartimos la misma historia. Que siempre podrán contar conmigo para construir una sociedad mejor más humana y solidaria. Y les quiero dar las gracias.
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