martes, 17 de marzo de 2020

Abogados famosos. a

 Sergio Emiliano Concha Rodríguez



Sergio Emiliano Concha Rodríguez (mayo de 1931-19 de mayo de 2020)​ fue un abogado, sacerdote y activista por los derechos humanos chileno. Fue reconocido por su rol como litigante en diversas causas judiciales sobre violaciones de los derechos humanos cometidas durante la dictadura militar en su país.
Hijo del abogado Sergio Concha Garcés y de Eugenia Rodríguez Ortúzar. Tuvo siete hermanos, uno de ellos Andrés Concha, dirigente gremial.
Estudió en la Facultad de Derecho de la Universidad de Chile, titulándose como abogado el 6 de mayo de 1955.​ Su memoria de pregrado consistió en los «Antecedentes históricos del Código Civil chileno», estudio realizado en conjunto con otros cuatro estudiantes, entre ellos, Paulino Varas.​ Posteriormente ingresó a la Congregación de Santa Cruz, en donde fue ordenado sacerdote, y realizó un doctorado en teología en Italia.
A su regreso a Chile, a fines de la década de 1960, asumió como párroco en Lo Barnechea, además de dar clases de sexualidad y vida matrimonial en la Pontificia Universidad Católica de Chile.1​3​ En 1972 fue parte de una declaración emitida por sacerdotes y laicos en La Habana donde se criticaba a la iglesia católica latinoamericana por su «actitud contraria a los pobres y ante los genocidios cometidos por las clases dominantes».​ En 1996 renunció al sacerdocio y adoptó a un joven de 16 años.Falleció el 19 de mayo de 2020.
Tras el golpe de Estado de 1973, comenzó a ejercer su profesión de abogado, representando a los familiares de prisioneros políticos y detenidos desaparecidos. En 1974 se unió al Comité Pro Paz, siendo el redactor y litigante en los primeros recursos de amparo presentados en contra de la dictadura de Augusto Pinochet. Posteriormente se incorporó a otras organizaciones de derechos humanos, como la Vicaría de la Solidaridad, la Corporación de Promoción y Defensa de los Derechos del Pueblo (CODEPU), y la Fundación de Ayuda Social de las Iglesias Cristianas (FASIC).

Nota de prensa


Fallece Sergio Concha, destacado abogado de Derechos Humanos.
por El Mostrador 19 mayo, 2020

Este martes 19 de mayo se confirmó el fallecimiento del abogado de Derechos Humanos Sergio Concha. El profesional se destacó en la defensa de víctimas de la dictadura de Augusto Pinochet, por lo que en el año 2014 fue postulado al premio nacional de DDHH.
Concha fue sacerdote hasta el año 1996 y participó de la Vicaría de la Solidaridad en la dictadura. También fue parte del programa de Derechos Humanos del Ministerio del Interior durante la democracia.
En 1974 comenzó su labor como abogado del Comité Pro Paz, tomando a su cargo la redacción de los primeros recursos de amparo en favor de quienes se encontraban detenidos y de las querellas por desapariciones.
En la Vicaría, la Corporación de Promoción y Defensa de los Derechos del Pueblo (Codepu) y en la Fundación de Ayuda Social de las Iglesias Cristianas (Fasic), trabajó en la labor de búsqueda de justicia y de defensa de los derechos humanos.
El 9 de septiembre de 1998 logró su hito más importante en esta lucha, con el fallo de la Corte Suprema del 9 de septiembre de 1998 sobre el caso de la desaparición de Enrique Poblete Córdova, militante del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), donde acogieron la tesis del secuestro como delito permanente, así como la improcedencia de aplicar la Ley de Amnistía.



Sergio Concha: La marcha de un abogado anónimo
por El Mostrador 22 septiembre, 2003

A principios de los años setenta, se acercó al entonces sacerdote Sergio Concha Rodríguez una jovencita parroquiana de Lo Barnechea para preguntarle si se le ocurría cómo podía ir vestida a una fiesta de disfraces que tenía. El padre Sergio se acordó de su sotana abandonada en un armario, y se la regaló. Para él, el cristianismo no significaba formalidad ni observancia rígida de los mandamientos, sino el rescate de la conciencia social y la opción por los pobres.
Antes de ingresar al sacerdocio, Concha había estudiado derecho en la Universidad de Chile. Tras el golpe militar, su profesión pasó a ser un arma de combate. Ingresó al Comité Pro Paz. De los abogados de aquellos tiempos, sólo quedan trabajando judicialmente en derechos humanos Sergio Corvalán, Héctor Salazar, Álvaro Varela y él. Concha se consagró, hasta ahora y exclusivamente, a representar a las familias de las víctimas.
La dedicación del abogado es reconocida por jueces y ministros. Casi como ningún otro, recorre diariamente los edificios judiciales alegando ante las cortes, presentando escritos que prepara hasta tarde en una máquina de escribir antigua y tomando apuntes de los avances en las casi 60 causas que tramita, entre ellas, la del sacerdote británico Miguel Woodward y unas pocas de la "Caravana de la Muerte". Sus presentaciones llaman la atención de los magistrados, quienes en reserva comentan la prolijidad de ellas y el aporte de información valiosa, fruto de investigaciones que él mismo lleva a cabo.
Con una sencillez extrema, se presenta ante altos miembros del Poder Judicial logrando fallos históricos. Uno de ellos fue el pronunciado por la Sala Penal de la Corte Suprema el 12 de septiembre de 1998, cuando, acogiendo el alegato de Concha donde sostuvo la tesis del secuestro permanente y la improcedencia de la Ley de Amnistía debido a la preeminencia de los tratados internacionales, se reabrió, por primera vez, un proceso por desaparecidos. Fue el caso de Enrique Poblete Córdoba, militante del MIR, detenido en julio de 1974.
Habiendo logrado una resolución tan importante como esa, el abogado bajó las escaleras y se acercó al primer periodista que pilló. "Tengo un fallito que puede interesarles", le dijo en forma humilde. El fallito cambió la historia.
Aunque él prefiere no calificar sus actuaciones, otro de sus triunfos jurídicos ha sido lograr que, permanentemente desde este año, la Suprema traspase desde la justicia militar a la civil todas las causas de derechos humanos que llegan a manos del Poder Judicial para su revisión.

Renuncia familiar

Sergio Concha tiene 72 años. Es de tez blanca, canoso y delgado en extremo. Viste camisas antiguas, corbatas delgadas, pantalones por sobre la cintura, bototos y parcas de colores en invierno, y chalas en verano. Camina humilde, casi sin notarse, por los pasillos de los juzgados y las cortes.
Hasta hace un año vivía en un departamento en Lo Hermida. Ahora se cambió a una casa cercana. Sin haberse casado nunca, en 1996 adoptó, con todas las legalidades del caso, a un joven de 16 años que vivía en un hogar de menores. Hoy comparte techo con él, y con la esposa e hija de éste. "Esa es mi familia", dice contento.
El abogado es el mayor de siete hermanos, pero a ninguno los ve. Uno de ellos es el empresario Andrés Concha, actual secretario general de la Sofofa. Con él se peleó. Los conflictos comenzaron en la época de la Unidad Popular, cuando su familia maldecía cotidianamente al gobierno de Salvador Allende, y se intensificaron durante el régimen militar.
Costó que el abogado accediera a dar una entrevista para hablar de si mismo. 
"Hay tantas cosas más importantes de que conversar. Los casos están avanzando mucho", esgrimía.

 Sentado ya frente a la grabadora, Sergio Concha reconstruyó su historia enmarcándola siempre en el contexto social que existía en cada época de su vida.

"Nací en mayo de 1931, un año bastante agitado. Caía la dictadura de Ibáñez y la Armada se levantaba. Hubo grandes paros y movimientos sociales. Al año siguiente se instaló la República Socialista, que fue un signo de los tiempos. Siguieron importantes conflictos y luchas sociales. Luego, la gran crisis económica", relata.
Así son todas sus referencias en torno a si mismo. Primero la historia social, luego algunos datos de la suya. Fueron las apreturas de aquellos años las que llevaron a sus padres a instalarse en una vivienda que él define como comunitaria, pues se fueron a vivir a la casa de sus abuelos, "grande pero muy sencilla". Ahí estaban también sus tíos y sus primos. Su papá, Sergio Concha Garcés, era abogado de la Universidad de Chile, pero tenía también un cargo en la fiscalía de la Caja del Seguro Obrero. 

"Tenía una línea conservadora que se fue acentuando con la edad. El orden y la seguridad eran sus temas favoritos".

 Para la matanza del Seguro Obrero, el año 38, Concha tenía siete años.

"Ese día sonó mucho el teléfono de mi casa. Una vez contesté, y una señora estaba llorando. Mi mamá tomó el teléfono. Lo que pasó ese día con mi padre, nunca lo supe. Fue un tema que él no tocó nunca. Cuando junté todas las piezas y me di cuenta que ese día había ocurrido la matanza, ya había pasado bastante tiempo. Fue un tema que nunca salió en la convivencia familiar".

Años de sacerdote

A pesar del pensamiento conservador de toda su familia, ya a los 12 años adquirió un modo de ver los conflictos sociales que mantiene hasta hoy. Cuando ingresó a la universidad, y sin una línea partidaria clara, las ideas entonces progresistas de la Falange y aquellas de la izquierda ya estaban asentadas en su mente.
Tras titularse de abogado, a los 24 años, ingresó al sacerdocio, ingresando a la congregación de la Sagrada Cruz, de origen francés. Luego de presentar sus votos, hizo un doctorado en teología en Roma, donde estuvo cinco años. Volvió al país en las postrimerías del gobierno de Eduardo Frei Montalva para hacer clases de sexualidad y vida matrimonial en la Universidad Católica, con un enfoque hacia la realidad de las parejas de pobladores y la convivencia sin vínculo formal.
Al mismo tiempo, se hizo cargo de una parroquia de Lo Barnechea. Pero en esos años ya se daba cuenta de que la lucha por la justicia social y la opción por los pobres debía canalizarla a través de otras vías e ingresó al movimiento Cristianos por el Socialismo. Poco a poco, se fue alejando de la acción de la Iglesia Católica y, aunque continuó siendo sacerdote, se vinculó cada vez más con la movilización de aquellos años.
El año 72, fue protagonista de una conocida declaración lanzada en La Habana, Cuba, por un grupo de sacerdotes y laicos criticando la iglesia jerárquica latinoamericana por su actitud contraria a los pobres y ante los genocidios cometidos por las clases dominantes.
El Golpe de Estado de 1973 lo encontró con esa acción a su haber. Además, formando parte de la directiva del consejo local de pobladores de Barnechea. Estaba además en las listas de quienes debían ser exonerados de la universidad, confeccionadas por el Servicio de Inteligencia Militar. Un destacamento de Carabineros llegó a echarlo de la parroquia. La Congregación lo mantuvo protegido, pero debió abandonar la iglesia de ese sector y la casa poblacional que habitaba.

El año 1974 se incorporó, como abogado, al departamento jurídico del Comité por la Paz. A ese trabajo se dedicó día y noche. Presentó los primeros amparos en favor de los detenidos. 
"Habían unas colas interminables de gente que venía a solicitar la interposición de estos recursos", cuenta. 
Luego vinieron las querellas por desaparecimiento, la Vicaría de la Solidaridad y el Fasic, donde trabaja hasta el día de hoy y del que recibe el sueldo con que vive.
 "No es un sueldo alto, pero es mucho más de lo que ganan muchos chilenos y me considero una persona privilegiada. No necesito más", dice.
Sergio Concha perteneció a la congregación de la Sagrada Cruz -"en una manera nominal, pues debajo de la legalidad hay cosas que están en una profundidad mucho mas real", explica- hasta el año 1997. 
"Por las leyes de inercia, uno tiende a seguir en lo que está haciendo hasta que llegue otra fuerza. En la Congregación tenían hacia mi una actitud de tolerancia, casi de contemplación. Nadie me dijo que me fuera", dice.

Y la fuerza que lo hizo tomar la decisión se vincula, precisamente, a la adopción de su único hijo, Carlos.
"Lo encontré en un hogar de la Congregación. Después de un tiempo él me empezó a decir papá", cuenta.
A mediados de los 90, Concha tuvo fuertes discrepancias con la gestión del hogar donde crecía Carlos.
"Había un trato autoritario y duro, casi dictatorial, hacia los niños en ese lugar". Fue eso lo que precipitó su renuncia formal al sacerdocio.

El cuchillo del guerrillero.

El abogado de DDHH que menos aparece en televisión y cuyo nombre es pocas veces mencionado en la prensa, ha concentrado todos sus esfuerzos en la búsqueda de la justicia en los tribunales.
Jamás conversó con el Gobierno, ni para la Mesa de Diálogo ni para la propuesta que entregara hace ya mas de un mes el presidente Ricardo Lagos. Aun cuando fue invitado a una reunión con el ministro del Interior, José Miguel Insulza, rechazó la convocatoria y sólo firmó un documento elaborado por el Fasic.
"No me voy a prestar para ningún tipo de maniobra. Sería contradecirme conmigo mismo y con las personas que represento", explica.
Tal postura es valorada por varias familias de víctimas. Mireya García, vicepresidenta de la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos, lo define así:
"Él tiene una posición frente a la justicia que no lo hace perder el camino. Tomó un rumbo definido: trabajar para que la justicia actúe. No creo que tenga una postura radical contra Gobierno, sólo que no va a perder el tiempo en ese tipo de cosas", dice.

Al igual que muchos familiares de desáparecidos y ejecutados políticos, Mireya García tiene el mejor concepto de Concha.

"Es una persona seria, responsable, metódica, constante. Está extraordinariamente comprometido con sus procesos y siempre pensando qué se puede hacer, cómo innovar, qué diligencias pedir. No se le pasa ninguna situación en los procesos. Realiza una labor extraordinaria, pero casi no se nota. Él no se hace ver".

Los colegas del abogado que se han dedicado como él a la defensa de los derechos humanos, lo respetan como a ninguno. Lo admiran como un personaje casi mítico, sacado de un libro, con convicciones radicales no sólo en su visión de la discusión política sino también, en el ámbito más material, en sus votos de pobreza y entrega exclusiva a la causa de los derechos humanos, pero cuya doctrina, a estas alturas de la historia, es muy difícil de practicar. Ellos lo bautizaron El Guerrillero.

Respecto al aislamiento de Concha en torno a las iniciativas gubernamentales, el abogado Héctor Salazar Ardiles explica: 
"Para él, las cosas son o no son. No caben términos medios, cuestión que en el mundo de la política es constante. En este tema, donde han existido tantas claudicaciones, su postura es intransable y frontal frente a esas renuncias y posiciones un poco más ambiguas".
"Sergio es un personaje extraordinariamente misterioso. De su vida personal no conocemos casi nada. Es un hombre de muy bajo perfil y de muy pocas palabras. Yo discrepo con él en muchas cosas, pero le tengo mucho respeto. Creo que, en el fondo, sigue siendo un cura", agrega el abogado.

Desde el punto de vista del trabajo de Concha en derechos humanos, Salazar lo define como un cuchillo para los violadores. 
"Tiene una persistencia, tenacidad y disciplina impresionante, una capacidad incomparable para generar información en los juicios. Va obteniendo pruebas que convencen hasta al más extraordinario de los incrédulos. A los jueces los agota, siempre encuentra una hebra investigativa que desarrollar y plantea y plantea diligencias, hasta que las saca adelante".

Los abogados de derechos humanos dicen que la entrega de Sergio Concha a sus causas, como así también la excelsitud de sus escritos y los logros jurídicos que tiene a su haber, sólo son comparables con la labor desarrollada por otros dos religiosos ya desaparecidos: Hernán Parada, abogado y ex sacerdote muerto en la década de los 80, y Blanca Rengifo, una abogada y monja, también difunta. Ambos, igual que Concha, permanecen como personas desconocidos para la opinión pública.

Bobby Lee Cook




 (12 de febrero de 1927 - 19 de febrero de 2021) fue un abogado defensor estadounidense de Summerville, Georgia , en el condado de Chattooga .  Había ejercido la abogacía desde finales de la década de 1940, y es conocido por combinar una mentalidad legal aguda con una conducta campechana. Había representado a una amplia variedad de clientes, desde sureños rurales hasta empresarios y corporaciones internacionales. Tenía fama de haber sido la inspiración para el personaje principal de la serie de televisión Matlock , Ben Matlock , protagonizada por Andy Griffith como un abogado de Georgia. 


Cook nació en 1927 en Lyerly, Georgia . Asistió a la Facultad de Derecho de la Universidad de Vanderbilt en Nashville, Tennessee. Ejerció la abogacía en Summerville con el bufete de abogados Cook & Connelly.
Cook había sido abogado defensor durante más de 65 años. Recordó una época de prejuicios raciales cuando los afroamericanos estaban "obligados a sentarse en el balcón de las antiguas salas de audiencias". Lo describió como "una época extraordinaria e inusual. Fue una época en la que no había mujeres en los jurados y, ciertamente, tampoco negros"
Se estima que Cook ganó el 80% de sus juicios por asesinato y ha "estimado su ingreso neto anual en $ 1 millón".
Bobby Lee Cook murió el 19 de febrero de 2021, a los 94 años.

Casos importantes.

Representó a Wayne Williams , quien apeló contra su condena de 1982 por el asesinato de dos jóvenes negros en lo que se conoció como los Asesinatos de Niños de Atlanta .
Representó a Troy L. Griffith Jr., corredor estrella de Trion High School , Trion, Georgia .
1986 — Defendió al banquero de Tennessee CH Butcher Jr. , quien enfrentó 25 cargos de fraude. Butcher fue absuelto de todos los cargos.
1988 — Representó a la ex estrella del fútbol americano de la Universidad de Auburn , Bobby Hoppe , quien fue acusado de asesinato en un tiroteo en 1957. Los miembros del jurado se estancaron 10-2 para la absolución. El caso nunca se volvió a juzgar.
1989 — Defendió a Jim Williams durante el primer juicio (de cuatro) por la muerte a tiros de Danny Hansford en 1981 . El caso fue la inspiración para el libro Midnight in the Garden of Good and Evil de John Berendt , publicado en 1994. Williams fue declarado culpable del asesinato y sentenciado a cadena perpetua, aunque apeló, pagando una fianza de 200.000 dólares. Cook recibió más tarde, de forma anónima, una copia del informe policial que mostraba que el oficial que lo arrestó se contradijo y el veredicto fue anulado. Se ordenó un nuevo juicio.

El famoso abogado de Georgia Bobby Lee Cook muere a los 94 años
20 de Febrero  2021 


SUMMERVILLE, Ga. – Uno de los abogados más famosos de Georgia, un hombre cuyos modales y experiencia en la sala del tribunal lo convirtieron en una leyenda en los círculos legales durante décadas, murió.
El abogado Bobby Lee Cook murió a los 94 años el viernes después de una larga vida y una carrera legal que comenzó en la década de 1940. Entre sus clientes de alto perfil se encontraban, en un momento, el sospechoso de asesinatos de niños de Atlanta, Wayne Williams, y el anticuario de Savannah, Jim Williams, cuyo juicio por asesinato fue aparece en “Medianoche en el jardín del bien y del mal”.
Cook, conocido por su comportamiento hogareño, supuestamente fue la inspiración para Ben Matlock, el abogado sureño de Andy Griffith que vestía seersucker ”.

Un miembro de la Bufete de abogados Cook y Connerly Con sede en Summerville, Georgia, Cook se especializó en práctica civil, derecho penal y municipal.
La Sociedad Histórica del Condado de Chattooga, que relató múltiples historias sobre Cook, describió su carrera como larga e ilustre y dijo que “siempre será prominente en la historia de nuestro condado”.
Facultad de Derecho de la Universidad Estatal de Georgia compartió una publicación el viernes por la tarde describiendo a Cook como un “gran amigo” que había formado parte de la junta de visitantes de la universidad desde 2008
El colegio agregó que también fue el destinatario del Premio al Servicio Público Ben F. Johnson Jr. en 2017.
Su familia está en nuestros pensamientos y oraciones mientras lamentamos el fallecimiento de un verdadero gigante legal”, dijo la escuela.
El forense del condado de Chattooga confirmó la muerte de Cook a prensa el viernes por la noche. No se han dado a conocer detalles sobre los servicios para el abogado de toda la vida.


Obituario: Bobby Lee Cook

Bobby Lee Cook, uno de los abogados más célebres de Estados Unidos, murió pacíficamente en su casa de montaña en Cloudland, Georgia, el 19 de febrero, rodeado de su familia. Tenía 94 años.
Bobby Lee nació en Chattoogaville, en las afueras de la pequeña ciudad de Lyerly, en el noroeste de Georgia, el 12 de febrero de 1927, donde se crió en una casa sin agua corriente, ayudando a administrar la modesta tienda de comestibles de la familia y a mantenerse al día con las tareas agrícolas. Sin embargo, desde este comienzo rural, el hijo de Paul Cook y Alma Edge Cook se embarcó en un viaje de vida que pocos podrían haber imaginado entonces. Dio su primer paso hacia un mundo más amplio cuando, cuando era adolescente, se inscribió en la Academia Gordon, una escuela militar, donde aprendió el valor de la disciplina personal, el deber y una educación sólida.

Estos valores fueron moldeados aún más por la Segunda Guerra Mundial. Tan pronto como se graduó de la escuela secundaria, mintió sobre su edad (entonces solo 17) para alistarse en la Armada. Vio por primera vez el Océano Atlántico desde St. Simons, Georgia, cuando se dirigía a combatir en el Pacífico. Nunca olvidó esa vista, que encendió un amor de toda la vida por la costa de Georgia, y más tarde compraría casas en Sea Island, Georgia. Durante el entrenamiento naval en Nueva Orleans, Cook también se sorprendió al ver cómo se veían barcos ardiendo en la costa casi todas las noches. Boxeó en la Armada, perfeccionando su innato espíritu de lucha que nunca perdió.
Los tiempos de paz trajeron nuevas transiciones, cada una de las cuales desempeñó un papel clave en el resto de esta vida. Primero, continuó su educación: al regresar de la guerra, asistió a la Universidad de Alabama y a la Facultad de Derecho de Vanderbilt. En segundo lugar, encontró a su compañero de vida. Bobby Lee se casó con June Hays el 8 de junio de 1948 en Summerville, Georgia, una verdadera boda de junio que inició una sociedad de sesenta y siete años.

Bobby Lee comenzó su práctica legal en 1949 en Summerville, Georgia, y esa práctica desde sus inicios representó sus valores: disciplina personal, temperamento erudito, deber para con los demás, justicia para todas las personas de todos los ámbitos de la vida y (no la característica menos importante ) un espíritu de lucha indomable. Representó a los sindicatos cuando era impopular y a los moonshiners cuando podría no haber sido conveniente. A medida que su práctica creció, se corrió la voz de sus habilidades y desarrolló una reputación como un abogado litigante talentoso y exitoso.
Si bien Bobby Lee sirvió en la Legislatura de Georgia y una vez se postuló para el Congreso, su llamado realmente estaba en la sala de audiencias. A medida que pasaba el tiempo, muchos lo llamaron allí, algunos de los cuales pagaron honorarios sustanciales de seis y siete cifras por su habilidosa defensa. Representó a los Rockefeller, los Carnegie, Robert Vesco, CH Butcher, Jr., Mike Thevis, Daniel Paradies y, durante décadas, fue contratado o consultado para casi todos los casos de alto perfil en Georgia. Su práctica pasó a trascender Georgia. Entre las más de ciento cincuenta absoluciones que logró en casos de asesinato durante su carrera, ganó juicios por asesinato en Alemania y Vietnam, y se cree que su carrera inspiró el programa de televisión Matlock. Uno de sus casos más coloridos, en Savannah, se narra en Medianoche en el jardín del bien y del mal.
 
Sin embargo, entre todos estos casos, quizás el del que estaba más orgulloso era el caso del asesinato de Matthews. Ese caso encarnaba su sentido perdurable de que la justicia nunca debería negarse a nadie de cualquier condición social. Cook gastó más de $ 50,000 de su propio dinero y años de su carrera para anular condenas por asesinato obtenidas injustamente en el condado de Cobb, Georgia.

Caminó con reyes, pero nunca perdió el toque común. Aunque era amigo y socializaba con el juez Douglas, otros miembros de la Corte, numerosos políticos, dignatarios y líderes empresariales, Cook nunca olvidó sus raíces. Los sábados por la mañana, abría las puertas de su oficina a los residentes locales a quienes ofrecía su consejo, generalmente sin cargo. Cook también fue un maestro incansable y talentoso y fue mentor de numerosos abogados jóvenes, habló en innumerables seminarios y estuvo dando generosamente su tiempo a otros que trabajaban para resolver problemas espinosos que se encontraban en sus propios casos. Era un trabajador incansable y madrugador, y a menudo les decía a sus colegas "Llámame mañana por la mañana a las 7".

Bobby Lee Cook fue reconocido con premios a la trayectoria de las Asociaciones de Abogados de Defensa Criminal Nacional y de Georgia (GACDL), el Premio al Servicio Público Ben F. Johnson, Jr. de la Facultad de Derecho de la Universidad Estatal de Georgia 2017, el Premio a la Trayectoria de GreenLaw, la El premio Town Lawyer Made Good, (presentado por el Colegio de Abogados de Washington), incluido en el Salón de la Fama de los Abogados Litigantes Estadounidenses, y muchos otros premios innumerables, demasiado numerosos para enumerarlos.

Incluso mientras se acumulaban estos merecidos honores, nunca perdió su agudo ingenio. Su premio de GACDL incluyó el honor de tener su retrato colgado en la Corte Suprema de Georgia. Cuando se le presentó esto, Cook bromeó:
 "Prefiero que me cuelguen en la Corte Suprema que en la Corte Suprema". 

Del mismo modo, aunque siempre agradeció el reconocimiento, Cook nunca se durmió en los laureles. Practicó la abogacía hasta prácticamente el momento de su muerte. Fue reconocido universalmente como el decano de los abogados de defensa criminal en Georgia, y su muerte se lamenta en todo el país.

Bobby Lee falleció antes que su esposa, June, su hijo Bobby Lee Cook, Jr. y su yerno Lewis Branch Sutton Connelly y Roger Wheeler Williams. Le sobreviven sus hijas Kristina Cook Graham y Sara Cook Williams; sus nietos, Sarah Holston O'Reagan. Jessica Wheat Cook Hale, Christopher Sutton Connelly, Jeffrey Scott Connelly, Sarah Elizabeth Connelly Turner y Anna Lee Williams Jones; bisnietos, Patrick Aidan Fell, Morgan Aeron Cook Hale, Lillian Grace Connelly, Fiona Bess Connelly, Branch Hays Connelly, Thomasin June Connelly, Vivian Hays Jones y Olive Kristina Connelly Turner.

El famoso abogado de Georgia Bobby Lee Cook muere a los 94 años
20 de Febrero  2021 



SUMMERVILLE, Ga. – Uno de los abogados más famosos de Georgia, un hombre cuyos modales y experiencia en la sala del tribunal lo convirtieron en una leyenda en los círculos legales durante décadas, murió.
El abogado Bobby Lee Cook murió a los 94 años el viernes después de una larga vida y una carrera legal que comenzó en la década de 1940. Entre sus clientes de alto perfil se encontraban, en un momento, el sospechoso de asesinatos de niños de Atlanta, Wayne Williams, y el anticuario de Savannah, Jim Williams, cuyo juicio por asesinato fue aparece en “Medianoche en el jardín del bien y del mal”.
Cook, conocido por su comportamiento hogareño, supuestamente fue la inspiración para Ben Matlock, el abogado sureño de Andy Griffith que vestía seersucker ”.

Un miembro de la Bufete de abogados Cook y Connerly Con sede en Summerville, Georgia, Cook se especializó en práctica civil, derecho penal y municipal.
La Sociedad Histórica del Condado de Chattooga, que relató múltiples historias sobre Cook, describió su carrera como larga e ilustre y dijo que “siempre será prominente en la historia de nuestro condado”.
Facultad de Derecho de la Universidad Estatal de Georgia compartió una publicación el viernes por la tarde describiendo a Cook como un “gran amigo” que había formado parte de la junta de visitantes de la universidad desde 2008
El colegio agregó que también fue el destinatario del Premio al Servicio Público Ben F. Johnson Jr. en 2017.
Su familia está en nuestros pensamientos y oraciones mientras lamentamos el fallecimiento de un verdadero gigante legal”, dijo la escuela.
El forense del condado de Chattooga confirmó la muerte de Cook a prensa el viernes por la noche. No se han dado a conocer detalles sobre los servicios para el abogado de toda la vida.


"Creo que la palabra de un abogado y
su integridad son esenciales para una práctica jurídica exitosa".




19 de febrero de 2021
Por Bill Rankin, The Atlanta Journal-Constitution

Representó a los organizadores sindicales cuando nadie más lo haría. Aconsejó a los Rockefeller y los Carnegies. Y, con una determinación intrépida y ardiente, ganó muchas más pruebas de las que perdió, mientras irradiaba el encanto de un caballero rural bien educado y elegantemente vestido.

Bobby Lee Cook, uno de los principales abogados litigantes en Estados Unidos y quizás el abogado más famoso de Georgia, murió el viernes en su casa de montaña en Cloudland. Tenía 94 años.
"Fue el mejor abogado defensor que he visto", dijo el abogado de Atlanta Steve Sadow, quien como co-abogado fue a juicio con Cook en más de 40 ocasiones. "Estoy seguro de que hay más de mil abogados que te dirían lo mismo".
“Era un gran hombre y un gran líder”, dijo Sutton Connelly, nieto y socio legal de Cook. “Él era mi héroe. Continuaremos haciendo lo que él nos enseñó ”.

La base de operaciones de Cook era Summerville, a unas 90 millas de Atlanta, en el noroeste de Georgia. Durante décadas, todos los sábados por la mañana, abrió las puertas de su bufete de abogados en Commerce Street y dio la bienvenida a cualquiera que necesitara ayuda. Llamaba a una persona tras otra y trataba de ayudarlos a resolver algún problema legal espinoso, a menudo de forma gratuita.
Pero no se equivoque, cuando lo contrataban clientes con mucho dinero, Cook solía cobrar tarifas de seis cifras, generalmente por adelantado. Usó esos criados para comprar una casa de vacaciones en la exclusiva Sea Island, bellas obras de arte, su refugio en la montaña en Cloudland y un Rolls-Royce con chofer, donde a menudo leía y destacaba pasajes de hojas de avance, panfletos de decisiones judiciales recientes.

Cook, un narrador sociable, y a menudo hilarante, vestía trajes hechos a medida con un reloj de oro y una cadena atada a su chaleco. Llevaba una perilla blanca y erizada, se rayaba el pelo por la mitad y mantenía sus pequeños anteojos con montura dorada colocados en la parte inferior de la nariz para no proteger sus intensos ojos azules. Una vez dio una calada a una pipa de marca registrada, pero tuvo que retirarla hace años por razones de salud.
Cook nació en las afueras de Summerville, donde vivía en una casa sin agua corriente. Un joven alborotador, sus padres lo enviaron a una escuela militar para que lo arreglaran. Siguió una temporada en la Marina.

Cook conoció a su futura esposa, June Cook, después de ser invitado a la casa de un amigo para jugar un juego de parchís. Se casaron en 1948, tuvieron tres hijos y estuvieron casados ​​durante 67 años. Murió en 2015.

Asistió a la facultad de derecho de la Universidad de Alabama y la Universidad de Vanderbilt, aunque tomó el examen de la barra y lo aprobó antes de graduarse. A los 21 años, se postuló con éxito para un escaño en la Cámara de Representantes del estado y luego sirvió en el Senado estatal, representando al condado de Chattooga.

Después de una carrera fallida para el Congreso en el conservador distrito 7, Cook se centró en su carrera legal en serio. No pasó mucho tiempo antes de que llevara a los acusados ​​fuera de los juzgados en el norte de Georgia, después de haber obtenido un veredicto de inocencia tras otro.

En una entrevista para su incorporación al Salón de la Fama de los Abogados Litigantes, Cook explicó por qué se convirtió en abogado. “Estaba convencido de que me daría la oportunidad de hacer algo bueno por la gente y estar en un área donde los derechos habían sido privados de muchas personas durante un período de tiempo así”, dijo.

En la década de 1950, esto incluía ser uno de los pocos abogados en Georgia que representaba a los sindicatos en una época en que se consideraba que los grupos laborales eran comunistas.

Décadas más tarde, representó a las familias Rockefeller y Carnegie, alegando que el gobierno de los Estados Unidos las acortó cuando les obligó a vender sus tierras en la isla Cumberland. Cuando el caso Rockefeller fue a juicio, Cook representaba a una de las familias más ricas del país ante jurados rurales con bajos salarios. Otorgaron una sentencia de $ 5.5 millones a los Rockefeller.

Los miembros del jurado lo adoraban, dijo el ex gobernador Roy Barnes, quien juzgó numerosos casos con Cook.

“Cuando entró en una sala del tribunal, su personalidad simplemente la envolvió”, dijo Barnes. 
“En política, lo llamamos 'el regalo'. Y lo tenía: el encanto, el carisma, la confianza en sí mismo. En muchos sentidos, era más grande que la vida ".
Cook era bien conocido por sus habilidades para el contrainterrogatorio. A veces podría ser encantador, otras fulminante.

“El contrainterrogatorio es el motor legal más grande que jamás se haya ideado para el descubrimiento de la verdad”, dijo Cook en una entrevista en 2002 para la revisión de leyes de la Universidad Estatal de Georgia. "También creo que el contrainterrogatorio en sí mismo es casi el baluarte de la libertad y la justicia".

Una vez dijo:
 “Hay un momento y un lugar para ser gentil. Iglesia. Bodas. Funerales. Sea gentil allí. Pero no en la corte ".

Durante mucho tiempo se ha creído, y se ha informado repetidamente, que Cook fue la inspiración detrás de "Matlock", la serie de televisión protagonizada por Andy Griffith como el abogado Ben Matlock. Pero en una entrevista hace casi tres décadas con The Atlanta Journal-Constitution, el coproductor ejecutivo del programa dijo que eso no era cierto.

Aún así, abundan las historias del ingenio, las payasadas y la destreza legal de Cook. Muchos se han repetido tantas veces a lo largo de los años, que los abogados los toman como un evangelio, aunque algunos son difíciles de verificar por completo.

Como cuando Cook estaba defendiendo a un hombre acusado de asesinato y el testigo estrella del estado testificó que estaba seguro de que el cliente de Cook había disparado exactamente dos tiros. Esperando este testimonio, Cook colocó a un amigo fuera del juzgado y lo hizo disparar seis rondas. Cuando se le preguntó cuántos tiros acababan de realizarse, el testigo del estado no pudo decirlo con certeza. El cliente de Cook caminó.

O el momento en un caso ilegal en el que Cook estaba interrogando al sheriff local. Cuando Cook acusó al sheriff de no arrestar a otro licántropo porque había estado aceptando sobornos de él, el sheriff le arrojó una botella de Coca-Cola a Cook y lo echó por poco. Cook arrastró al sheriff desde el estrado de los testigos y comenzó a golpearlo.

Después de unos momentos, el juez de primera instancia le dijo a Cook que dejara que el alguacil se levantara del piso y le dijo: "Creo que ya ha tenido suficiente". El jurado también absolvió al cliente de Cook en ese caso.

A fines de la década de 1970, Cook defendió al pornógrafo multimillonario Mike Thevis, el llamado "Sultán de Smut", quien finalmente fue condenado por extorsión y conspiración de asesinato. Después de ser arrestado, el abogado de Atlanta, Ed Garland, que también estaba en el caso, recibió la llave de la caja de seguridad de Thevis y le dijeron que podía tomar todo el dinero que había en ella para pagar sus honorarios.

Rebosante de emoción por su gran día de pago, Garland corrió hacia el banco y lo llevaron a una gran caja de depósito, lo que solo aumentó su anticipación. Después de deslizar la llave y abrir la caja, Garland solo encontró una nota escrita a mano en el interior. "Bobby Lee Cook estuvo aquí primero", decía.

"Es seguro decir que Bobby Lee exigió una compensación justa por su talento", dijo Garland, riendo al recordar la caja de seguridad vacía.

"Fue un león de la defensa que aportó fuerza, valentía, determinación y brillantez a la causa de cada cliente", dijo Garland. "No tenía igual".

Garland dijo que una vez le preguntó a Cook si le preocupaba lo que los jurados rurales pensarían de él cuando se presentara en un juzgado en un Rolls con chofer y se vistiera como un escudero inglés.

"No, Ed, no lo hago", respondió Cook, según lo relatado por Garland. “Quiero que el jurado sepa que soy la persona más inteligente en ese tribunal y que soy exitoso y rico porque sé de lo que estoy hablando. Si es así, me buscarán para que les diga qué hacer ".

La mayoría de las veces, los miembros del jurado hicieron precisamente eso.



Bobby Lee Cook
POR MARK CURRIDEN

2 DE MARZO DE 2009

Era el año 1949. Bobby Lee Cook estaba manejando uno de sus primeros juicios por asesinato, defendiendo a un hombre que había matado a otro hombre que lo había llamado "maldito hijo de puta".
Durante las declaraciones de apertura, el fiscal les dijo a los miembros del jurado del condado de Dade, Georgia, que si bien llamar a alguien era algo malo, no le daba al acusado el derecho de matar al hombre.
Lentamente, Cook se levantó de su silla en la mesa de la defensa para acercarse al jurado. “Tengo una pregunta para ti”, preguntó a la docena de la caja. "¿Qué habrías hecho si alguien te hubiera llamado maldito hijo de puta?"
En ese momento, un hombre de montaña mayor con una larga barba sentado en la parte posterior del estrado del jurado susurró lo suficientemente alto como para que los otros miembros del jurado lo escucharan: 
"Bueno, habría matado al hijo de puta".

“Tenía planeada una declaración de apertura completa”, dice Cook. "Pero solo miré al hombre, miré a los miembros del jurado, asentí con la cabeza, regresé a mi silla y me senté".
Al día siguiente, el jurado absolvió a su cliente.
Durante las últimas seis décadas, Cook ha juzgado miles de casos, incluidos más de 300 juicios por asesinato, en más de 40 estados y varios países. Ha representado a licitadores y lavadores de dinero, contrabandistas y estafadores bancarios. Los Rockefeller y los Carnegies han sido sus clientes. Según los informes, el programa de televisión Matlock se basó en la práctica de Cook. Y su defensa del miembro de la alta sociedad de Savannah, Jim Williams, ayudó a dar vida al clásico de crimen verdadero de John Berendt, Midnight in the Garden of Good and Evil .
A los 82 años, Cook todavía vive en Summerville, Georgia, que se encuentra un poco más cerca de Chattanooga, Tennessee, que de Atlanta. Todavía está procesando casos: representa a tres acusados ​​de asesinato en casos separados que irán a juicio este año. Sigue siendo uno de los abogados defensores penales más solicitados del sur.
Estoy teniendo el mejor y más productivo año de mi carrera”, dice Cook. "Disfruto despertarme todas las mañanas y patear a alguien que lo necesita".

Cuando ese sentimiento desaparezca, dice, ese es el día en que se jubilará.

DE ACREEDORES A CLIENTES

La práctica de la abogacía ha cambiado mucho”, dice Cook. “La ley se considera un negocio en estos días, y no una profesión noble. Los bufetes de abogados funcionan como bancos. Conozco socios de grandes bufetes de abogados que nunca han juzgado un caso ante un jurado. No me convertí en abogado para hacerme rico, pero estoy bien ".
De hecho lo es. El ingreso neto informado de Cook es de aproximadamente $ 1 millón al año. Es dueño de casas en el lado de la histórica Lookout Mountain y en la hermosa Sea Island. Su conductor lo transporta de ida y vuelta en su Rolls-Royce. Pero no siempre ha sido así.
“Durante muchos de los primeros años, recibí más llamadas de acreedores que de clientes”, dice. “Y he representado a algunos clientes que la mayoría de los abogados no querían defender, y me hice enemigos en el proceso”.
En 1951, Cook representó a un hombre que había sido arrestado por fumar ilegalmente por un alguacil de Georgia que no apreció la creencia de Cook de que la prohibición de la Cuarta Enmienda sobre registros e incautaciones ilegales debería aplicarse en Georgia. Cuando Cook se presentó en la cárcel para pagar la fianza de su cliente, el alguacil se negó a aceptar el dinero y amenazó con matar al abogado defensor si intentaba liberar a su cliente.

“No me vas a disparar”, le dijo Cook al sheriff. "Hay cientos de cocineros que viven en este condado y te cazarán como un maldito conejo y te matarán".
Cook dice que puso el dinero sobre la mesa, tomó las llaves de la celda de la cárcel y comenzó a acompañar a su cliente hacia la puerta, cuando escuchó al sheriff amartillar su pistola.
"¡Auge! El arma se dispara y la bala se dispara hacia la puerta justo encima de mi cabeza ”, dice Cook. "Saqué a mi cliente de allí".
Un mes después, en el juicio de su cliente, Cook se vengó. Hizo que el alguacil lo interrogara y le preguntó por qué no había arrestado también a los vecinos de su cliente por fumar ilegalmente. Cuando el alguacil no respondió, Cook respondió que era porque los vecinos habían estado haciendo pagos secretos al alguacil mientras que su cliente no. Enfurecido, el sheriff le arrojó una botella de Coca-Cola a Cook, sin apenas echarle de menos.

“Caminé hasta el estrado de los testigos, agarré al alguacil por el cuello, lo tiré al piso y comencé a azotarlo”, dice Cook. “El juez estaba en el banquillo y el jurado en el estrado mirándome azotarlo durante varios minutos. Todos sabían que el sheriff era un tirano. Después de unos minutos, el juez se aclaró la garganta y dijo:
 'Sr. Cook, creo que ya ha tenido suficiente.
“Empujé al alguacil de vuelta a la silla de testigos y terminé mi interrogatorio”, dice Cook. "El maldito jurado estuvo deliberando solo unos minutos antes de que regresaran con un veredicto de no culpabilidad en todos los cargos".

La fama de Cook creció en 1975 cuando representó en la apelación a siete hombres acusados ​​de asesinar a los patólogos de Atlanta, los Dres. Warren y Rosina Matthews. El testigo clave en el caso, “Demonios, el único testigo”, dice Cook, fue Deborah Kidd, quien testificó que había estado con los acusados ​​y fue testigo de cómo mataban brutalmente a las víctimas. Los fiscales le habían otorgado inmunidad total a cambio de su testimonio.
Pero años después de que los tribunales de Georgia se negaran a volver a examinar el caso, Cook tuvo una oportunidad más de interrogar a Kidd bajo juramento en un procedimiento de habeas federal.
Al principio, Kidd se apegó a la misma historia que había contado en el juicio. Pero Cook le mostró a Kidd un cheque personal que había emitido en Carolina del Sur el mismo día en que afirmó que supuestamente estaba con los acusados ​​cometiendo asesinato.
Cuando Kidd afirmó que el cheque era una falsificación, Cook presentó a tres expertos en caligrafía que confirmaron que la firma era de ella. Cuando Kidd dijo que había retrocedido los cheques, Cook presentó testigos que dijeron que Kidd les dio los cheques en Carolina del Sur el día que afirmó que estaba en Georgia.

Cook también le presentó a Kidd una declaración jurada que había firmado en un caso de divorcio de Carolina del Sur en el momento exacto en que afirmó que estaba en la escena del crimen. Finalmente, Cook presentó evidencia de que Kidd y el detective principal habían estado durmiendo juntos durante el juicio.
Abrumada, Kidd se derrumbó en el estrado de los testigos y confesó a Cook y al juez federal que se había inventado toda la historia y que ella y la policía habían incriminado a los siete acusados.
Las condenas fueron desestimadas y los fiscales admitieron más tarde que los siete eran inocentes.
“Si puedes llevar a un hombre malo a prisión”, dice Cook, “puedes enviar a un hombre bueno a prisión. Es por eso que siempre debemos luchar enérgicamente por los derechos constitucionales incluso de aquellos que son más despreciados en nuestras comunidades ”.

A CONTRAPELO


Cook tiene un historial de representación de clientes impopulares. Por ejemplo, fue el único abogado en Georgia que representó a los sindicatos durante la década de 1950, cuando el trabajo organizado se consideraba comunista. Y su defensa de criminales de alto perfil dejó a muchos de sus vecinos rascándose la cabeza.

A mediados de la década de 1980, estaba desayunando en un restaurante de Summerville cuando un viejo amigo se acercó a su mesa para preguntarle cómo podía representar a un lugareño acusado de matar a cuatro personas.
Le expliqué la Sexta Enmienda, derecho a un abogado, inocente hasta que se demuestre lo contrario, derecho a confrontar a su acusador”, dice Cook. El amigo miró a Cook con desconcierto. Unos días después, otro viejo amigo se acercó a Cook, también buscando una explicación de cómo podía defender a una persona tan horrible.
“Podría decirles que es el derecho a un juicio justo, al debido proceso, a la asistencia efectiva de un abogado, pero hay más que eso”, le dijo Cook a su amigo. "El tipo me pagó $ 150,000 en efectivo por adelantado".
"Bueno, maldita sea, Bobby Lee", respondió el hombre. "Genial. Esperamos que ganes ”.
Cook, que ha ganado alrededor del 80 por ciento de sus juicios por asesinato, dice que hay dos cosas que un abogado debe probar ante un jurado para ganar un caso de asesinato: que la víctima era una mala persona que merecía ser asesinada y que su cliente era el hombre adecuado para el trabajo.

“Si prueba esas dos cosas, nueve de cada 10 veces, su cliente camina”, dice.
No es que Cook gane todos sus casos. En la década de 1970, representó a un joven acusado de incendio provocado en la pequeña ciudad del acusado en el norte de Georgia. Cook preguntó a los miembros del panel durante la selección del jurado si alguno de ellos conocía a su cliente. Varios miembros del jurado levantaron una mano. Cook señaló al azar a uno de los posibles miembros del jurado y le preguntó qué sabía.
"Todo el mundo sabe que Tommy siempre ha sido un pequeño bombero", respondió el jurado.
“Entonces supe que era hora de defender este caso”, dice Cook.
Y luego están esos casos en los que tienes que ajustar tu argumento en función de la composición de tu jurado. Cook señala un caso de pena de muerte que defendía en una zona rural de Georgia a principios de la década de 1970.
Buscando la indulgencia del jurado durante los argumentos finales, Cook citó a Shakespeare:
“La calidad de la misericordia no se tensa. Cae como la suave lluvia del cielo, sobre el lugar de abajo. Es dos veces bendecido: bendice al que da y al que toma ”.
Cook comenzó a atribuir su cita a Shakespeare cuando se contuvo.
“Me di cuenta de que estaba en el condado de Dade, Georgia”, dice Cook. “La gente del condado de Dade es gente buena pero sencilla. No saben quién diablos es William Shakespeare. Pueden pensar que es un tipo llamado Bill de Tennessee, o peor aún de Alabama, y ​​condenar a muerte a mi cliente ".

Entonces Cook se aclaró la garganta y le dijo al jurado: "Y eso es del Cantar de los Cantares en la Biblia". Todos los miembros del jurado asintieron con reverencia.
Esa noche, Cook fue despertado por una llamada telefónica. Fue el fiscal del caso quien dijo que acababa de terminar de leer el Cantar de los Cantares por cuarta vez.
"Lo que le dijiste al jurado no está ahí, hijo de puta", dijo el fiscal de distrito.
"¿Qué versión de la Biblia estás leyendo?" Cook preguntó.
“La versión King James”, respondió el fiscal.
"Nunca dije que era la KJV", respondió Cook y luego colgó.
“Al día siguiente, el jurado le perdonó la vida a mi cliente”, dice.

UN DESTINO TOQUE CON EL JURADO

Cook utiliza con frecuencia la desconfianza básica de la gente hacia el gobierno y el poder como base para su caso. En 1979, los Rockefeller y los Carnegies contrataron a Cook después de que el gobierno federal confiscara su propiedad costera de Georgia como parte de un procedimiento de expropiación de tierras, ofreciendo solo cinco centavos por dólar. Sus clientes le dijeron que dudaban que un jurado de Georgia alguna vez se pusiera de su lado porque son vistos como ricos y poderosos.
Pero Cook le dio la vuelta a ese argumento. Le dijo al jurado que si el gobierno federal podía hacer esto con los ricos y poderosos Rockefellers, entonces imaginen lo que podrían hacer con los ciudadanos comunes de Georgia. El jurado otorgó a las familias $ 5,5 millones, varias veces lo que había ofrecido el gobierno.

En 1985, Cook usó su extraordinaria habilidad para relacionarse con los miembros del jurado y sus excepcionales habilidades de contrainterrogatorio para defender a CH Butcher Jr. de Knoxville, Tennessee, en lo que entonces era uno de los casos de fraude bancario federal más grandes de la historia. El hermano de su cliente, Jake Butcher, ya se había declarado culpable por su papel en el supuesto plan.
Durante la selección del jurado, los compañeros abogados de Cook le aconsejaron que usara sus golpes perentorios para sacar del jurado tanto a un veterano militar como a una mujer de 81 años, ninguno de los cuales encajaba en el perfil que buscaban.
“Pensaron que era demasiado mayor y se quedaría dormida durante el testimonio financiero sumamente complicado, y pensaron que la veterana era demasiado progubernamental”, dice Cook.
“Nunca utilizo jurados expertos porque creo que están llenos de mierda. Elegir un jurado tiene que ver con el sentido común y algo muy profundo en sus entrañas. No se trata de ciencia.
Así que los mantuve en el jurado ".

El testigo clave en el caso fue un alto ejecutivo de una firma nacional de contabilidad contratado por fiscales federales para revisar millones de páginas de documentos del fallido United American Bank. Los auditores descubrieron que el imperio bancario Butcher de $ 3 mil millones en Tennessee no era más que un castillo de naipes basado en el fraude en papel. Decenas de miles de personas habían perdido su dinero.
Todo el caso se basó en la credibilidad e independencia de los auditores privados.
En el contrainterrogatorio, Cook preguntó al testigo si había revisado personalmente los documentos presuntamente fraudulentos.
"No señor", fue la respuesta.
“Pero tengo trabajando para mí al mejor y más honesto equipo de contadores del negocio”, respondió el ejecutivo.
Cook preguntó si estaba dispuesto a responder personalmente por ellos.
“Sí, señor”, respondió el ejecutivo. “Conozco a todos y cada uno de ellos, y son los mejores”.

Cook luego se volvió hacia los cuatro contables sentados detrás de la mesa de la acusación y les pidió que se pusieran de pie.
"¿Son estos los cuatro?"
Sí, dijo el testigo.
"Bueno, quiero que presente a cada uno de ellos al jurado", continuó Cook.
El testigo tartamudeó durante un minuto y luego procedió a decir que cada uno era muy educado y estaba bien calificado.
"Pero quiero sus nombres", dijo Cook. “Dijiste hace un minuto que conoces a todos y cada uno de ellos, y que respondiste por su credibilidad y experiencia. ¿Cuáles son sus nombres?"
Uno por uno, Cook reconoció a los cuatro contadores y le pidió al ejecutivo que proporcionara sus nombres.
Finalmente, el ejecutivo admitió que no los recordaba.
Cuando los cuatro empezaron a sentarse, Cook los detuvo y les pidió que permanecieran de pie. Regresó al testigo. "Y si usted, en algún momento durante mi interrogatorio, recuerda alguno de sus nombres, deténgame y hágamelo saber".
Cada pocos minutos, después de una serie de preguntas, Cook hacía una pausa dramática y devolvía la atención a los contadores permanentes: "¿Ya recuerdas alguno de sus nombres?"

Nunca lo hizo.

En su argumento final, Cook casi ignoró la mayoría de los hallazgos de los contables. Cuestionó la integridad de la auditoría, se centró en temas patrióticos y recordó a la gente en la tribuna del jurado que podrían ser un control para un gobierno todopoderoso.
Al final del juicio de seis semanas, el jurado absolvió a Butcher de todos los cargos. Mientras Cook salía de la sala del tribunal, el jurado de 81 años se le acercó y le susurró al oído:
"Estuve contigo desde el principio, Bobby Lee".

1 comentario:

  1. un abogado izquierdista, no simpatizo por sus ideas, y un enemigo de pinochet, y derecha. Muchas personas te detesto por ser abogado de izquierda y atacar el ejercito

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