martes, 17 de julio de 2018

La guerra civil de Angola y otras guerras en áfrica.-a

Guerra civil de Angola.




La guerra civil de Angola fue un conflicto armado que se prolongó en la nación africana por más de 26 años (desde 1975 hasta el 2002), con unos breves periodos de frágil paz.



La guerra estalla una vez que Angola se independiza de Portugal, siendo la última colonia africana en lograr su independencia, iniciándose dentro de sus territorios una violenta lucha por el poder.
Los principales protagonistas de la guerra civil de Angola fueron el Movimiento Popular por la Liberación de Angola (MPLA) y la Unión Nacional por la Independencia Total de Angola (UNITA).
La guerra civil fue, esencialmente, una lucha de poderes entre estos dos movimientos de liberación, respaldados por las grandes potencias a la sombra de la Guerra Fría.
Una vez lograda la independencia, el MPLA fue el primero en hacerse con el poder, tomando una serie de decisiones políticas y económicas que marcarían históricamente a Angola, mientras que, desde la perspectiva internacional, países como Francia, Estados Unidos, Rusia, Cuba y Sudáfrica buscarían su propio protagonismo dentro de la nación africana.
La guerra civil de Angola dejó un saldo de más de medio millón de muertos y hasta un tercio de la población total de desplazados internamente y en países vecinos.
Desde el año 2002, cuando finalizó oficialmente el conflicto armado, el país se ha mantenido en un estado de agitación y confusión, con un sistema económico inestable y una percepción social que vive bajo la sombra de la violencia del pasado.

Tensiones étnicas y sociales

Previo a la llegada de la independencia, las tensiones en Angola versaban sobre las diferencias y conflictos étnicos, así como el enfrentamiento que mantenían las fuerzas del MPLA y FNLE contra el ejército portugués como parte de la Guerra de Independencia de Angola, iniciada en 1961 y cuyo final daría inicio casi instantáneo al conflicto civil.
Con las incursiones y participaciones militares que comenzaron a llevar a cabo a inicios de los 70, países como China, Sudáfrica y Cuba mantenían intereses y proyectos dentro de Angola.
Los movimientos locales comenzaron a sentir cierta aversión ante la injerencia de esas naciones, por lo boicoteaban las operaciones extranjeras mientras continuaban luchando por su independencia.

Independencia de Angola

El golpe de estado que vivió Portugal en el año 1974 dio pie a que un año después Angola adquiriera su independencia.
Para 1975, el MPLA, UNITA y el Frente Nacional por la Liberación de Angola (FNLA) formaron un gobierno de transición que en tan solo un año se vería disuelto, dejando al máximo representante del MPLA al poder, e iniciando el conflicto armado con los movimientos disidentes.
El MPLA, con el apoyo de la Unión Soviética y Cuba, comenzó a hacerse con el control totalitario de la nación angoleña, buscando imponer un sistema político y económico centralizado; la expropiación y nacionalización de la empresa privada; la desestimación del dólar frente a la moneda local (kwanza), que causo una inflación desmesurada.
Por otro lado, y ante el carácter comunista del gobierno al poder, los Estados Unidos y Sudáfrica comenzaron a abastecer a los miembros de UNITA (atribuyéndose una posición anti comunista frente al MPLA) con provisiones, armas, municiones y mercenarios, intensificando el enfrentamiento y la guerra de guerrillas en Angola.

Periodos de paz

Un breve periodo de paz y unas elecciones celebradas en 1992 pudieron marcar el final de la guerra civil en Angola; sin embargo, la victoria y perpetuidad de MPLA causó disgusto en las filas de UNITA, cuyo fundador, y candidato presidencial, decidió desconocer los resultados y retomar el conflicto armado.
En 1994 se inició otro proceso de paz entre el gobierno representado por MPLA y los rebeldes armados de UNITA. Solo dos años bastaron para que se retornara a la violencia armada.

Consecuencias

La guerra finalizó oficialmente en el año 2002, con la muerte del líder de UNITA, Jonás Savimbi, y la deposición de las armas parte de este movimiento, que pasó a convertirse en un partido político.
UNITA y MPLA acuerdan un cese al fuego, comenzando a buscar alternativas políticas no violentas para cambiar el rumbo del país.
El final de la guerra civil dejó a Angola sumida en un estado ruinoso. 500.000 muertos y cuatro millones de refugiados y desplazados internamente.
La guerra dejó a Angola en medio de una crisis humanitaria, con más del 60% de los angoleños careciendo de los más elementales servicios y accesos.

Angola en ruinas

La guerra dejó un escenario económico pésimo: un mercado laboral inexistente (éxodo masivo de angoleños estudiados y profesionales), tierras incultivables a causa de las minas y la ausencia de un aparato productivo nacional devorado por la inflación de la moneda.
Desde entonces, el gobierno se ha alejado de una posición nacionalista y explotando los recursos naturales, ha permitido una mayor cantidad de inversión extranjera, lo que le ha permitido invertir e infraestructura e instaurar acuerdos internacionales.
Todo, sin embargo, se ha visto opacado por actos de corrupción y expropiaciones repentinas que impiden que la economía nacional termine de desarrollarse.
Los ciudadanos desaprueban altamente al presidente José Eduardo dos Santos (al poder desde 1975), al cual se le acusa de retener junto a un pequeño grupos la riqueza monetaria de la nación.
El recuerdo del trato inhumano de los soldados de UNITA y los del MPLA, que sacrificaron la vida de civiles y dejaron aldeas diezmadas, aún persiste en gran parte de la población que se cohíbe de regresar, o reconstruir su país.

Intervención cubana en guerra.


El 10 de noviembre de 1975, Fidel Castro, en medio del mayor secreto, despidió en el aeropuerto de Rancho Boyeros a un primer destacamento de 82 bien entrenados efectivos de las Tropas Especiales del Ministerio del Interior, vestidos de civil, que volaron a Luanda en un avión Britania de Cubana de Aviación.
La misión de esa tropa élite, y de los multiplicados refuerzos que muy pronto fueron enviados, era contener la incursión en territorio angolano de los ejércitos de Sudáfrica y Zaire, e impedir que las guerrillas de la UNITA y el FNLA tomaran Luanda, proclamaran la independencia y formaran gobierno antes que el marxista MPLA.
La intervención cubana en la guerra angolana duró más de 13 años. En ese tiempo, más de 350 000 cubanos pasaron por Angola, 11 veces mayor que Cuba y a 11 000 kilómetros de distancia, Océano Atlántico de por medio.

Jamás un país de América Latina había emprendido un empeño militar de tal envergadura. Las armas y el resto de la logística fueron puestos por la Unión Soviética. Los cubanos pusieron la carne de cañón.
En pocos meses, Cuba llegó a totalizar alrededor de 70 000 soldados en Angola. Pasado el peligro inicial, la cifra se estabilizó en unos 40 000.
La confrontación Este-Oeste impidió que el conflicto entre los tres movimientos guerrilleros que combatieron a los portugueses, el MPLA de Agostinho Neto, la UNITA de Jonás Savimbi y el FNLA de Holden Roberto, fuese otra guerra civil más en el continente africano.
La URSS apoyó al MPLA. Estados Unidos, Sudáfrica y China, en una extraña concertación, favorecieron a la UNITA.

Cuba se involucró militarmente para que los marxistas del MPLA lograran instalar su gobierno en Luanda, pero tuvo que permanecer allí durante más de una década para apuntalarlo. Los cubanos y las FAPLA nunca lograron controlar totalmente el territorio angolano. Las guerrillas de la UNITA, dirigidas por Jonás Savimbi, se convirtieron en la más terrible pesadilla de los generales cubanos.
En julio de 1988, luego de la costosa y prolongada batalla de Cuito Cuanavale, las tropas cubanas consiguieron la retirada sudafricana del sur de Angola. Los acuerdos de paz se firmaron entre Cuba, Sudáfrica, Estados Unidos y la Unión Soviética en 1988. Fue uno de los últimos episodios de la Guerra Fría.
Según cifras oficiales que son consideradas bien conservadoras, dos mil cubanos murieron en Angola. Sus restos fueron repatriados en diciembre de 1989.

Muchos de los veteranos regresaron mutilados, con los nervios destrozados y víctimas de extrañas patologías a un país que se adentraba en la peor crisis de su historia. Una dura realidad que no reflejaron los panegíricos oficiales, la bella crónica angolana de Gabriel García Márquez o la serie documental “La epopeya de Angola”, realizada hace unos años por el periodista Milton Díaz Kanter.


La Guerra de Ogaden.


La Guerra de Ogaden fue un conflicto ocurrido entre 1977 y 1978 entre Etiopía y Somalia en la disputa por el territorio de Ogaden. En plena Guerra Fría, Somalia era apoyada por los Estados Unidos mientras que la Unión Soviética y Cuba hacían lo propio con Etiopía. La contraofensiva conjunta etíope-cubana provocó la derrota de Somalia.

Orígenes de la guerra

Si bien la causa del conflicto fue el deseo del gobierno somalí de Siad Barre de incorporar la región etíope de Ogaden habitada por somalíes en una Gran Somalia, es poco probable que Barre ordenara la invasión si las circunstancias no hubieran estado a su favor. Etiopía ha dominado históricamente la región. Para el comienzos de la guerra, el Ejército Nacional Somalí (ENS o SNA, Somalian National Army) era sólo de 35 000 efectivos, siendo enormemente mayor el número de las fuerzas etíopes. Sin embargo, a lo largo de la década de 1970, Somalia fue receptor de grandes cantidades de ayuda militar soviética. El SNA tenía tres veces la fuerza de tanques de Etiopía, así como un concepto más amplio de la fuerza aérea.
Si bien la fuerza militar adquirida por Somalia se incrementó sustancialmente, la contraparte etíope creció débilmente. En septiembre de 1974, el emperador Haile Selassie había sido derrocado por el Derg (junta de militares comunistas), lo que marca un período de agitación. El Derg rápidamente cayó en conflicto interno para determinar quién tendría primacía. Mientras tanto, diversos movimientos de lucha contra Derg, así como los movimientos separatistas comenzaron a aparecer en todo el país. El equilibrio regional de poder ahora era favorable a Somalia.
Uno de los grupos separatistas que trataban de aprovechar el caos fue el prosomalí Frente de Liberación de Somalia Occidental (FLSO) que funciona en las zonas habitadas por somalíes de Ogaden, que a finales de 1975 había golpeado numerosos puestos avanzados del gobierno. De 1976 a 1977, Somalia suministró armas y otras ayudas al FLSO.
Un signo de que el orden se había restablecido dentro del Derg fue el anuncio de Mengistu Haile Mariam como jefe de estado el 11 de febrero de 1977. Sin embargo, el país quedó sumido en el caos, ya que los militares trataron de reprimir a sus opositores civiles. A pesar de la violencia, la Unión Soviética, que había vivido de cerca los acontecimientos, llegó a creer en el intento de crear un estado Marxista-Leninista y mantuvo el interés soviético de ayudar al nuevo régimen. De este modo se acercó a Mengistu en secreto con ofertas de ayuda que él aceptó. Etiopía cerró la misión militar de los EE.UU. y el centro de comunicaciones en abril de 1977.
En junio de 1977, Mengistu acusó a Somalia de infiltrar desde Somalia soldados de la SNA para luchar junto al FLSO. A pesar de las considerables pruebas de lo contrario, Barre insistió en que tal cosa se estaba produciendo, pero que los voluntarios de la SNA eran ayudados por el FLSO.

Contraataque etíope-cubano
El monumento de Tiglachin es un monumento a los soldados etíopes y cubanos involucrados en la guerra de Ogaden . Fue construido bajo Mengistu Haile Mariam en Churchill Avenue en Addis Abeba . El monumento está compuesto por varios elementos: una estatua central, un pilar de 50 m de altura, dos relieves en los lados y dos plazas donde se ven los retratos de soldados cubanos


En represalia por la invasión somalí, a principios de febrero de 1978 se produjo un contraataque etíope-cubano, acompañado de un segundo ataque que los somalíes no esperaban. Una columna de tropas etíopes y cubanas cruzó el noreste hacia las tierras altas entre Jijiga y la frontera con Somalia, evitando la fuerza SNA-WSLF que defendían el Paso de Marda. Helicópteros Mil Mi-6 transportaron por vía aérea vehículos blindados cubanos BMD-1 y ASU-57 detrás de las líneas enemigas. Por lo tanto, la fuerza de ataque pudo asaltar a los somalíes desde dos lados y recuperar Jijiga después de dos días de combates en los que 3000 soldados somalíes perdieron la vida.
 La defensa somalí se derrumbó y todas las principales ciudades ocupadas por los somalíes fueron recapturadas en las siguientes semanas. La lucha terminó el 18 de marzo de 1978 cuando el ejército somalí, que había recibido una terrible paliza de la artillería cubana y los ataques aéreos, comenzó una retirada final de regreso a sus propias fronteras.

2000 soldados etíopes muertos
6000 soldados cubanos muertos
20 000 combatientes somalíes muertos
25 000 civiles muertos

Otras guerras 


Los soldados que Cuba envió a una guerra en África (en la que nunca llegaron a combatir)

El 10 de octubre de 1963, el buque mercante Aracelio Iglesias zarpó de La Habana. A bordo, varios cientos de soldados cubanos emprendieron viaje a un puerto que -aún en ese momento- les era desconocido.
Durante el trayecto, sus superiores les informaron que su destino era la ciudad argelina de Orán, un lugar del que muchos de ellos quizá, ni siquiera habían oído hablar.
Siete días más tarde, al Aracelio Iglesias se le sumaría el buque González Lines y dos vuelos especiales de Cubana de Aviación.
"En la travesía nos fueron dando información de los hábitos, las tradiciones, la religión y las costumbres más importantes del país", le dice a BBC Mundo Pedro Rodríguez Fonseca, quien fue primer jefe del servicio médico del destacamento.

"Fue un viaje rápido de 11 días de travesía. Y los dedicamos a la preparación de los compañeros. No era una gran preparación pero sí la elemental sobre cuestiones éticas y formales", recuerda en conversación telefónica este doctor de 82 años que aún permanece activo en una clínica de La Habana.

686 hombres y 22 tanques cubanos con destino Argelia
En total, viajaron a Argelia 686 hombres, un batallón de 22 tanques, grupos de artillería y de morteros y una batería de cañones antitanques.
Empezaba así -hace 55 años- el primer despliegue militar cubano oficial en un país extranjero.
Aquella misión, que nunca llegó a entrar en combate, abrió el camino a otras de mayor envergadura, como la de Angola de 1975 y la de Etiopía de 1978, que marcaron durante años la política exterior de la isla.
Pero, ¿a qué conflicto se dirigían aquellos efectivos? ¿Qué llevó a Cuba a enviar sus fuerzas al Norte de África?

La "relación especial entre Cuba y Argelia"

Tras una larga y cruenta guerra contra Francia, Argelia alcanzó su independencia el 5 de julio de 1962.
Pero las relaciones entre el gobierno de Fidel Castro y el Frente de Liberación Nacional, la principal organización independentista argelina, habían sido estrechas desde los tiempos de la contienda anticolonial.

"Cuando Fidel llega al poder, una de las cosas que hace en 1961 es establecer contacto con el FLN para ofrecerle ayuda. Y esto se hace a través de Marruecos. Un barco cubano que zarpa hacia Casablanca con armas para el FLN", le cuenta a BBC Mundo el historiador Piero Gleisejes.

"Aquella embarcación regresa a Cuba con niños huérfanos que van a estudiar en Cuba y con heridos en los combates. En una sola misión tiene los dos elementos de la política de Cuba en el tercer mundo y en África en especial: la ayuda militar y la humanitaria", agrega el profesor de Universidad John Hopkins de Washington.
Apenas tres meses después de la independencia, Ahmed Ben Bella, el primer presidente de Argelia, visitó La Habana tras pasar por Nueva York para celebrar el ingreso de su país en la ONU.
Aquella escala de 36 horas selló la alianza entre ambos gobiernos.

Primera misión médica y militar cubana en África.

En marzo de 1963, Cuba envió al país magrebí un equipo sanitario que se convirtió en su primera misión médica internacional. Una colaboración que continúa 55 años después.
En la actualidad, La Habana -que desde 1979 cobra por sus servicios médicos en Argelia- gestiona varios hospitales y cuenta con 890 trabajadores de la salud en aquel país.
El primer destacamento militar cubano, en cambio, llegó al Norte de África siete meses después de la misión médica. Y lo hizo para participar en un conflicto, la llamada Guerra de las Arenas.

En octubre de 1963, Marruecos intentó recuperar territorios en la zona de Bechar y Tindouf que la administración colonial había incluido en la Argelia francesa. La recién nacida república de Argelia rechazó ese cambio de fronteras.

Una guerra en el Sahara

Los combates se intensificaron hasta convertirse en un enfrentamiento abierto entre los dos países por controlar una zona del desierto prácticamente deshabitada pero con valor estratégico.

"En ese momento los recursos del Sahara estaban por explorar y por explotar y ya se sabía que había importantes recursos minerales. Por lo tanto era una cuestión ideológica, política y económica", le explica a BBC Mundo Ana Torres, profesora de la Universidad de Sevilla.
"Es la primera crisis severa que pone de relieve la rivalidad entre ambos países por la hegemonía en el Norte de África. Y a partir de ahí la tensión ha caracterizado las relaciones bilaterales, desgraciadamente", añade la autora del libro La guerra de las Arenas, conflicto entre Marruecos y Argelia en la Guerra Fría.

La Guerra de las Arenas fue un conflicto fugaz y desigual.

El ejército de Marruecos -independiente desde 1956- era superior en armamento y en preparación frente a los argelinos, acostumbrados aún a los combates de guerrillas.
"Argelia está prácticamente desarmada y no tiene tanques. Marruecos tiene pocos pero tiene unos cuantos. Entonces hay una petición de Ben Bella de ayuda a Cuba. La resolución cubana es que dos barcos zarpen de Cuba con un contingente de soldados y la mitad de los tanques de Cuba", señala Gleisejes.

La sombra de la Guerra Fría

El despliegue cubano fue una decisión rápida y la participación de los designados para la operación, sostiene Rodríguez Fonseca, voluntaria.
Además del apoyo de La Habana, Argelia también recabó la ayuda de Egipto, gobernado en aquel momento por Gamal Abdel Nasser, uno de los principales impulsores del panarabismo y del socialismo árabe.
La misión cubana, que se había intentado mantener en secreto, pronto salió a la luz y fue difundida por los medios de comunicación. Paradójicamente, esa publicidad fue clave a la hora de terminar el conflicto.
En el contexto de la Guerra Fría, estos movimientos de tropas dieron una dimensión internacional inesperada a un enfrentamiento que hasta entonces se había visto como una disputa vecinal.
"Al principio, Estados Unidos no prestó mucha atención al rifirrafe en la frontera. El problema es cuando empiezan a llegar informaciones del apoyo a Argelia de Cuba y de Egipto. La administración Kennedy pensó que la URSS podía venir detrás y que la situación pudiera convertirse en un conflicto mayor en el patio trasero de Europa Occidental", explica Torres.

"Entonces, los estadounidenses presionarán a ambas partes: al rey de Marruecos Hasan II y a Ben Bella. Y EE.UU. apoya la labor mediadora de Haile Selassie (emperador de Etiopía) y del presidente de Mali, Modibo Keïta, con la idea de que en el marco regional se llegue a un acuerdo".


Una misión sin combate

El alto el fuego incluyó que las líneas fronterizas recuperaran el trazado anterior al conflicto. Fue sellado en Bamako, la capital de Mali, el 29 de octubre de 1963 tras un encuentro entre Ben Bella y Hassan II.
Aquel mismo día atracó en Orán el buque Andrés González Lines. El carguero Aracelio Iglesias lo había hecho solo una semana antes. Las fuerzas cubanas nunca llegaron a combatir en Argelia, pero permanecieron en el país varios meses más.

Ya sin guerra en el horizonte, su labor consistió en entrenar al ejército local y en enseñar a manejar un armamento que acabaría quedándose en suelo argelino.
Rodríguez Fonseca afirma que la tarea del equipo médico militar consistió en buena parte en atender a civiles.

"El campamento había sido de la legión extranjera y tenía buenas condiciones desde el punto de vista de las instalaciones. No podíamos ingresar gente de afuera pero sí atender en consulta externa al personal civil del pueblecito de al lado. Porque la tropa era gente joven y las enfermedades eran mínimas", cuenta.
"Al principio nos entendíamos con el idioma común de los gestos porque no hablábamos nada. Cuando la gente le duele y se toca el lugar y hace gestos y exagera con los ojos y uno se da cuenta al palparlo y apretar fuerte. En ese estilo, muy rudimentario, pero muy eficaz, pudimos interpretarnos mutuamente", asegura.

Finalmente, el 17 de marzo, la primera mitad de las tropas cubanas abandonó Argelia en el mismo barco en que habían llegado. El resto lo hizo dos semanas después.
"Yo más nunca volví a Argelia. Y amistades allí no me quedan. Con compañeros de la tropa sí, por supuesto, pero con argelinos no (...). Después hubo misiones mucho más importantes, con más peso y categoría en la práctica, pero aquella fue la primera. Y eso siempre se recuerda con orgullo", concluye Rodríguez Fonseca.

1 comentario:

  1. una guerra absurda, cuba gano la batalla pero perdió la guerra, la guerra FRÍA; POBRES MISERABLES

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