“La único refrigerador que está llena en Venezuela es la de la morgue”
“Venezuela tiene una nueva geografía”, proclama Tomás Páez Bravo, pues a sus 24 Estados tradicionales hay que sumarle las numerosas comunidades en el exterior. El sociólogo de origen canario reconoce que comenzó a trabajar sobre el fenómeno de la migración venezolana sin proponérselo.
En el año 2013, buscó a 60 de sus alumnos de la Universidad Central de Venezuela que se habían afincado en España y comenzó a hacerles preguntas por curiosidad. Esa semilla terminó alumbrando La voz de la diáspora venezolana, un estudio que ya suma varias ediciones y también se ha traducido en un programa de radio semanal. Calcula que en el camino se ha reunido con al menos 5.000 de sus paisanos distribuidos por el mundo. Se ha convertido en una autoridad en el asunto.
Ha sido invitado a hablar sobre el tema en Harvard, en el Parlamento Europeo y, estos días, en Bogotá: Colombia, el vecino que recibe la mayor parte del flujo migratorio, ya acoge cerca de un millón de venezolanos. “Esta es la oleada de la desesperanza”, sentencia.
Sentado en el tradicional Café Pasaje, junto a la plazoleta de la Universidad del Rosario, en el centro de la capital, Páez rememora las premisas bajo las cuales echó a andar La voz de la diáspora. De entrada, se resiste a la idea de la fuga de cerebros, pues sostiene que el capital humano circula, lo que termina por beneficiar tanto al país de origen como al de acogida. “Toda diáspora es buena, y Venezuela es el mejor ejemplo: creció gracias al aporte que hizo la inmigración”, afirma al repasar cómo el país caribeño ha recibido, históricamente, comunidades de migrantes españoles, italianos, libaneses, sirios o colombianos.
Está convencido de que las diásporas disminuyen la pobreza, y apunta a una relación directa entre migración y emprendimiento. Lo respalda con una cifra: el 20% de los venezolanos en el exterior son emprendedores que crean riqueza. Sus esperanzas para la reconstrucción del país sudamericano están afincadas allí. Incluso si no regresan, “las mejores reservas internacionales con las que cuenta Venezuela es el capital humano que tiene afuera”.
Está convencido de que las diásporas disminuyen la pobreza, y apunta a una relación directa entre migración y emprendimiento. Lo respalda con una cifra: el 20% de los venezolanos en el exterior son emprendedores que crean riqueza. Sus esperanzas para la reconstrucción del país sudamericano están afincadas allí. Incluso si no regresan, “las mejores reservas internacionales con las que cuenta Venezuela es el capital humano que tiene afuera”.
Pregunta. ¿Cómo pasó Venezuela de ser un país de inmigrantes a uno de emigrantes?
Respuesta. Nosotros le preguntamos a la gente por qué se fue del país. Y hay una razón que se desglosa en dos. La razón fundamental es el modelo del socialismo del siglo XXI, y las dos razones particulares son la inseguridad y el desmadre económico, que, más que económico, es institucional. Es un país en descomposición.
Es la escasez de medicinas, pero también de repuestos, de ideas, de verdad… el problema se sintetiza en una frase muy dura que yo suelo repetir: la única nevera que está llena en Venezuela es la de la morgue.
Es la escasez de medicinas, pero también de repuestos, de ideas, de verdad… el problema se sintetiza en una frase muy dura que yo suelo repetir: la única nevera que está llena en Venezuela es la de la morgue.
P. ¿Cómo dimensionar el éxodo venezolano?
R. En el Observatorio hacemos un seguimiento diario con toda la gente que tenemos regada por el mundo dentro del proyecto. Y eso nos da en este momento entre 3,9 y 4 millones de personas fuera de Venezuela —en 90 países y más de 300 ciudades—. La ONU está hablando de 2,3 millones en los dos últimos años, que son consistentes con lo que nosotros hemos dicho, pues hasta 2015 eran 1,6 millones. Al hacer la suma, es el número con el que estamos trabajando.
P. El presidente Nicolás Maduro negó el fenómeno en su discurso ante la ONU.
R. Más allá de los números, la diáspora es un hecho evidente, innegable, inocultable, y quien lo hace, como el Gobierno venezolano, está ofendiendo a los Gobiernos de la región y del mundo que están levantando información diaria sobre los venezolanos que llegan. Se ha quedado sin argumentos. Está enredado. Le molesta la diáspora porque es el testimonio viviente del fracaso de un modelo.
COLOMBIA ESPERA A CUATRO MILLONES DE VENEZOLANOS
En el escenario más crítico, a Colombia podrían llegar más de cuatro millones de venezolanos en los próximos tres años. Así lo anticipó el canciller Carlos Holmes Trujillo durante la presentación del informe Retos y oportunidades de la movilidad humana venezolana en la construcción de una política migratoria colombiana, de la Universidad del Rosario. En el más optimista de los tres escenarios que contempla el gobierno de Iván Duque, llegarían 1.850.000 venezolanos de aquí al 2021.
P. Son cifras que desbordan la capacidad de respuesta de cualquier país suramericano.
R. No solamente de cualquier país, porque al final los ciudadanos aterrizan en un espacio específico. No llegan a Colombia en general, llegan a Riohacha, Maicao, Barranquilla o Medellín. O llegan a Trujillo, Lima, Buenos Aires o Córdoba. Llegan a ciudades, a zonas donde pueden representar números significativos de población. Eso implica contratar profesores, vacunarlos, hacer el censo. Todo cuesta, entonces hay que fortalecer la institucionalidad local y regional. La actitud de brazos abiertos no solamente es una respuesta positiva a una Venezuela que siempre abrió las puertas a todos los inmigrantes latinoamericanos, sino que es una respuesta inteligente al tema de la diáspora, porque se entiende que al final contribuye. Lo que le debe preocupar a Colombia, a Ecuador o las islas del Caribe es que la economía venezolana se destruyó. El comercio colombovenezolano, que era tan dinámico que alcanzó 7.000 millones de dólares... Es lo que hay que recuperar.
P. ¿Quiénes son los venezolanos que migran?
R. La migración venezolana es muy plural, tiene muchos bloques. La gente vendiendo en las calles es una parte, y es verdad. Pero hay otra parte que está en la industria petrolera, hay otros que tienen grandes cadenas que están creciendo a un ritmo interesante en varios sectores. Hay de todo, entonces meterla en un solo saco es no diseñar una política de buen alcance.
P. El Gobierno colombiano se prepara para la llegada de entre 1,8 y más de cuatro millones de venezolanos en los próximos tres años. ¿le parecen razonables esas cifras?
R. El año pasado dije que el proceso migratorio iba a crecer de modo tal, que asusta. No puedo decir el ritmo al que va a crecer. La hiperinflación que hay ahora en Venezuela pulveriza los salarios, no hay efectivo ni repuestos y la comida es impagable. Es imposible ir al ritmo de la inflación.
P. ¿Pero va a ir al alza?
R. Mientras permanezca el socialismo del siglo XXI, la gente va a huir. Es imparable. Pueden ponerle obstáculos, pero va a ser inevitable. Mientras esté este modelo que niega la democracia, que niega la empresa privada, eso va a afectar. El verdadero peligro para la región es que el Gobierno permanezca en el poder.
TOMÁS PÁEZ BRAVO | SOCIÓLOGO VENEZOLANO
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