Compañeras y compañeros queridos:
Hoy no solo se clausura el VI Congreso, sino que se conmemora el XXX aniversario de la creación de la Unión de Jóvenes Comunistas de Cuba.
Creo que tiene un significado muy grande la decisión tomada entonces, cuando se discutía qué nombre debía llevar nuestra organización juvenil, que un tiempo se llamó Asociación de Jóvenes Rebeldes. Recuerdo bien que propuse que la llamáramos Unión de Jóvenes Comunistas (APLAUSOS), era lo más consecuente con nuestras convicciones, y hoy nos sentimos orgullosos de haber tomado aquella decisión, porque en aquel entonces también había melindres, temores, y aquella palabra comunista resultaba demasiado fuerte.
También entonces hablar de socialismo o hablar de comunismo atemorizaba a mucha gente; luego se hizo algo natural y durante mucho tiempo en el mundo se proclamaban aquellas ideas y se consideraron, con toda razón, un enorme paso de avance. Las mentes se habían liberado y no existía ya tanto temor de mencionar las palabras socialismo y comunismo. Temblaban, sí, los imperialistas; temblaban los capitalistas, pero una gran parte de la humanidad escuchaba con placer y con satisfacción aquella definición.
Hoy vivimos de nuevo tiempos en que pareciera prohibido hablar de socialismo o de comunismo, hemos retrocedido. Se habla de capitalismo. Del gran descubrimiento; se habla del neoliberalismo, la quintaesencia del capitalismo moderno; pero de la misma forma que hay temor a llamarse socialista o llamarse comunista, razón por la cual muchos partidos y organizaciones se han cambiado el nombre, hay temor de hablar de imperialismo. Véase si en algún periódico del antiguo campo socialista o en algún periódico de la antigua URSS se menciona hoy la palabra imperialismo; es algo verdaderamente prohibido, y el imperialismo no ha desaparecido, está más vigente y más fuerte que nunca. Tales son las características de los tiempos que vivimos.
Haber llegado a esto, haber llegado a esta etapa en que haya miedo de mencionar la palabra imperialismo es todo un símbolo del retroceso coyuntural, del retroceso relativo que se ha producido en el campo de las ideas y en el campo de la política.
¿Qué hacen las organizaciones políticas con cambiarse de nombre? ¿Qué hacen con plegar sus banderas? ¿Qué hacen con abochornarse? Porque hay quienes se sonrojan de haber sido comunistas, e incluso de haberse llamado socialistas; hay algunos que creyeron que iban a ganar votos cambiándose de nombre. Lo que uno no se explica es cómo puede haber gente que se sonroje cuando se ha perdido totalmente la vergüenza.
Nosotros no nos sonrojamos, nosotros nos sentimos orgullosos de llamarnos socialistas, y nos sentimos todavía más orgullosos de llamarnos comunistas (APLAUSOS).
Por eso nuestro Partido no cambiará jamás de nombre, nuestra organización juvenil no cambiará jamás de nombre, porque jamás renunciará a sus banderas, jamás renunciará a sus aspiraciones, las más nobles, las más justas, las más humanas que se han concebido jamás.
Hoy por eso recordamos con agrado aquel acto de valor, y si entonces había que ser valiente para llamarse comunista, hoy hay que ser mucho más valientes para llamarse comunista (APLAUSOS); si entonces fue un honor, hoy es un honor mayor, y nos place poder decir esto en estos momentos, y a los 30 años de aquel día en que se creó la Unión de Jóvenes Comunistas de Cuba.
Acabamos de realizar el VI Congreso. Todos los congresos de nuestra organización han sido ricos, emocionantes, pero este lo es más y por muchas razones, entre otras, por el momento que está viviendo el mundo y por el momento que está viviendo nuestra patria.
Se ha discutido mucho, han participado cientos y cientos de delegados, primero en las 17 comisiones que discutieron diversos temas, y después aquí en el plenario; claro, si todos los que deseaban intervenir, intervenían, harían falta, por lo menos, siete días de congreso y no es posible. Puedo imaginarme la cantidad de cosas interesantes que podían haberse dicho, por la cantidad de cosas tan interesantes que se han dicho en día y medio. Ninguno de nosotros pudo participar en todas las comisiones, pero quizás sea conveniente recoger de alguna forma lo que se discutió en ellas, y recoger también lo que se discutió en las reuniones plenarias, para tener una idea de todo lo que hemos abordado y cómo lo hemos abordado.
No podríamos decir que se trataron con profundidad todos los temas, es muy difícil, no alcanza el tiempo para abordar con gran profundidad todos y cada uno de los problemas, podemos aproximarnos, y algunos los discutimos más, otros los discutimos menos; pero cada una de las cosas que se plantean y se debaten, tienen una importancia y un interés, porque nos ilustran acerca de aquellas cuestiones que preocupan, cuestiones que inquietan, cuestiones que necesitan respuesta, cuestiones que deben ser aclaradas, cuestiones que deben ser analizadas. La simple enumeración de todas aquellas cosas que se han discutido siempre será de interés.
Fue muy buena la idea de discutir en comisiones, muy interesante la originalidad de comenzar este congreso en la construcción de túneles y realizar la reunión de las comisiones en los centros de trabajo, de estudio, de servicios. Pero hay que recoger los debates para que, realmente, puedan todos los delegados y también el pueblo tener, aunque sea en forma diferida, conocimiento e información acerca de todos los temas que se discutieron. Pero pienso que desde la base se discutió, en las asambleas provinciales, en las asambleas municipales, en los centros de trabajo, en todas partes. Ese enorme caudal de ideas, de aportes, de formulaciones, creo que debemos tratar de utilizarlo y aprovecharlo.
No se podría hacer un resumen del congreso solo por lo que hemos discutido en los plenarios, ni siquiera todos los temas pudieron ser abordados; algunos de ellos, a última hora, como el interesantísimo tema del turismo, un tema que se discute, se debate; de la zafra se pudo discutir algo —un poco—, de la ciencia. Nosotros, que acabábamos de participar en un congreso con los trabajadores de la ciencia, sabemos cuánto se puede hablar y cuánto pueden hablar ustedes de la ciencia. En fin, hemos discutido variados temas y los hemos abordado dentro de las limitaciones de nuestro tiempo.
El programa alimentario se discutió bastante y algunas cosas asociadas, pero no todo el programa alimentario. Es la cuestión más priorizada en estos momentos —se abordaron distintos aspectos—, realmente este programa tiene una importancia enorme.
Al final se discutió lo ideológico, pero lo ideológico está relacionado con todo esto. Ya ustedes vieron, como algún compañero planteó, que entre las impugnaciones están las de aquellos que creen que el periodo especial tiene que acabarse en 10 días, y otros que se imaginan que los problemas se pueden resolver fácilmente, de la noche a la mañana, o que los problemas son fruto de las estupideces de la gente o de mucha gente, o de los cuadros o de muchos cuadros.
Nosotros debemos exigir la profundización en cada uno de los temas, y debemos pertrecharnos de la mayor información posible. Tenemos que hacer una guerra sin cuartel a las superficialidades y a los análisis simplistas, tenemos que hacer una guerra sin cuartel a los que ignoran las realidades.
Es conveniente recordar —y algunos aquí mencionaban que había cierta gente alérgica con relación a la repetición de argumentos— que nosotros no debemos cansarnos de repetir determinados argumentos una y cien veces.
En el mundo hay religiones —y miren que tienen fuerza—; la cristiana va a cumplir, según los anales, cerca de 2 000 años, porque no existía la religión cristiana ni siquiera el día que se señala como el nacimiento de Cristo. Antes había otras religiones, la judaica lleva mucho más tiempo, quizás 3 000 años; hay religiones en la India que llevan más tiempo que estas todavía.
Todos los pueblos tenían sus religiones —los incas, los aztecas—, cada tribu a veces tenía su religión, nuestros indios siboneyes y atabeyes tenían su religión también, y la desgracia de algunos de estos pueblos fue que creyeron que los conquistadores eran dioses. Si hubiesen descubierto antes que eran mortales, habrían podido ajustar cuentas con ellos rápidamente y tal vez la historia sería diferente; pero, en la propia conquista del imperio azteca, es increíble hasta qué punto los hijos del país se dejaron llevar por la creencia de que eran dioses que regresaban según ciertas leyendas, aunque, no obstante, lucharon contra ellos con bravura. Las religiones repiten cada año los mismos o parecidos argumentos, de lo contrario, no existirían como tales religiones; los mismos o parecidos dogmas, de lo contrario, no existirían como tales religiones; los mismos o parecidos principios. Y los repiten no solamente todos los años, sino que los repiten todos los meses, los repiten todos los días, y los repiten a todas horas.
Nosotros no somos religión y no somos dogma, pero nuestros principios y nuestras ideas fundamentales y básicas, nuestros argumentos tenemos que repetirlos, si es necesario, no solo todos los años, sino todos los meses, todos los días y todas las horas; porque la verdad hay que repetirla una vez, diez veces, cien veces, mil veces, un millón de veces, si es que queremos que se difunda, si es que queremos que se conozca, si es que queremos que se comprenda (APLAUSOS).
No debemos dejarnos desalentar y amedrentar por aquellos que crean que los argumentos no deban repetirse. Y no estoy hablando de teques, estoy hablando de argumentos, estoy hablando de razones.
Es imposible que se ignore el hecho real, y hay que repetirlo una vez y cien veces, de que nuestro país no tuvo ninguna culpa, no tuvo ninguna responsabilidad con lo acontecido en los antiguos países socialistas; porque si un país cumplió sus deberes internacionalistas de manera consecuente en más de 30 años fue nuestro país, si un pueblo cumplió con esos deberes de manera ejemplar fue nuestro pueblo, y nosotros no tenemos que arrepentirnos de haber cumplido esos deberes. Si otros fallaron, si otros fracasaron, si otros se olvidaron de esos deberes, si otros se olvidaron de esos principios, a nuestra Revolución, a nuestro pueblo, a nuestra patria no le cabe ninguna responsabilidad.
Si algún pueblo se enfrentó al imperialismo durante más de 30 años con una firmeza ejemplar, sin una sola mancha, sin una sola laguna, ese pueblo fue nuestro pueblo (APLAUSOS). Si otros se cansaron, no fue nuestra culpa; si el imperialismo pudo apuñalar por la espalda al socialismo en Europa y en la antigua Unión Soviética, no fue nuestra culpa, puesto que nosotros hemos cumplido a cabalidad nuestros deberes (APLAUSOS).
La compañera que habló aquí del deporte dijo que llevábamos 11 años sin ir a olimpiadas. Pero, ¿por qué no fuimos?, cuando nosotros habíamos participado en todos los eventos; cuando nosotros, incluso, en un evento centroamericano en Puerto Rico, cuando no nos daban visa —y tuvieron que dárnosla al final—, nos "parqueamos" allí a tres millas de las costas con nuestro barco "Cerro Pelado" y decíamos que nos daban permiso o íbamos a nado, a pesar de que no habíamos ganado todavía ni una medalla de bronce en natación (APLAUSOS). No sé si a algunos levantadores de pesas o boxeadores los hubiéramos tenido que llevar en una balsa o en un bote, pero estábamos allí.
Sin embargo, un día, cuando se fueron a celebrar las olimpiadas en Los Angeles, los soviéticos dijeron que allí no había condiciones de seguridad. Y nosotros dijimos con toda claridad: No se trata para Cuba de una cuestión de seguridad, nosotros nunca hemos buscado seguridad en esas competencias; es una cuestión de solidaridad. Se desató un mecanismo inexcusable, porque si la URSS y demás países socialistas no iban, nosotros no podíamos aparecernos allí ansiosos por participar y ganar algunas medallas de oro, y por una simple cuestión de solidaridad decidimos no participar. Lo decidimos con nuestros atletas —porque estas no fueron decisiones unilaterales del Partido o gubernamentales, estas decisiones fueron discutidas con nuestros atletas—, y no participamos por una cuestión de principio, por una cuestión de solidaridad. Eso nos costó que nos quitaran la sede de los Panamericanos en el año 1987, se la dieron a Indianápolis. Quién sabe los problemas que eso nos costó, pero no fuimos. Aparte de que aquello fue un ucase no discutido con nadie, vino de arriba, de las tierras del espíritu santo, como hemos dicho nosotros algunas veces.
Pero después vino lo de Seúl, todos los días una gran represión de estudiantes, de obreros, de trabajadores, tiros, gases lacrimógenos, masacres, de todo, y se trataba de una maniobra imperialista, con tiempo, habían organizado unas olimpiadas allá para apoyar a sus aliados. Nadie previó aquello, nadie se opuso a aquello. Ya eran síntomas de blandenguería, de merenguería, debilidades, concesiones.
Recuerdo que en Moscú nosotros planteamos estos problemas en una reunión cumbre, como le llaman, de jefes de Estados socialistas: "Bueno, hay este problema de las olimpiadas y no podemos dejar a los norcoreanos en la estacada, si no había seguridad allí, en Los Angeles, menos hay en Seúl. Hay que ser consecuentes con lo que se hizo en Los Angeles; pero, para buscar una solución, debemos demandar compartir esas olimpiadas."
También les planteé los demás problemas de nuestra economía, la rectificación que estábamos haciendo nosotros y por qué la estábamos haciendo, y también les advertí que no se dejaran arrastrar por determinadas premisas y determinadas ideas, que iban a ir al caos. Eso no lo he dicho públicamente, eso se lo dije allí, las consecuencias que podían tener algunos mecanismos y algunas concepciones que estaban aplicando.
Se notaban esos síntomas y después fueron a Corea uno tras otro, de cabeza, desesperados. Aquello dolía, yo diría algo más, aquello repugnaba; pero nosotros no fuimos. Si se analiza y se lee la historia, se ve una política consecuente de parte de la Revolución.
No habían pasado ni dos años de lo de Los Angeles, nos habían quitado a nosotros los Panamericanos y ya Indianápolis era sede de no sé qué cosa, y ya estaban allí de cabeza los soviéticos y todo el mundo —y nosotros sabemos muchas cosas del comportamiento de algunos comités olímpicos de los antiguos países socialistas—, y entonces nosotros no fuimos ni a Los Angeles ni a Seúl; dejamos de ganar medallas de oro, pero conservamos el honor y conservamos la dignidad. Y me pregunto si sin ese honor habría sido posible ganar las 140 medallas de oro que ganamos en estos Panamericanos (APLAUSOS); y me pregunto si acaso fue por dinero que nuestros atletas obtuvieron esas 140 medallas, o porque querían hacerse profesionales, o porque iban a recibir miles de dólares, privilegios y cosas.
Todo el mundo sabe que nuestros atletas no tienen honor más grande ni premios más grandes, que el reconocimiento y el aplauso de nuestro pueblo, su prestigio, el cariño. Nuestro pueblo les paga no con oro, no con dinero a los atletas, les paga con admiración, les paga con simpatía, les paga con cariño.
Es decir que aquellos venían apartándose de los principios, venían por ese camino, y nuestro pueblo supo cumplir con sus deberes en todo, en la paz y en la guerra, como los supo cumplir cuando la Crisis de Octubre, problema que como ustedes saben se discutió recientemente en una comisión en la que estaban norteamericanos, soviéticos y cubanos, y allí se publicaron documentos, allí se explicó con toda claridad la posición de Cuba, una posición de principio inconmovible.
¡No es nuevo que la Revolución tenga principios! ¡No es nuevo que la Revolución se mantenga firme a cualquier precio! ¡No es nuevo que la Revolución rechace hacer concesiones! Es viejo, ¡es tan viejo como la Revolución! ¡Es tan viejo como el 68 y el 95! ¡Es tan viejo como el Moncada y como el "Granma"! ¡Es tan viejo como Girón! ¡Es tan viejo como la Crisis de Octubre! (APLAUSOS.) ¡Rechazamos terminantemente hacer alguna concesión de principio a la reacción y al imperialismo!
Así hemos cumplido nuestro deber. Si otros destacamentos del movimiento revolucionario no supieron cumplir, si facilitaron el camino del imperialismo; si cooperaron, incluso, en el aniquilamiento del socialismo y de la Unión Soviética con el imperialismo, que alcanzó sin disparar un solo tiro lo que Hitler no pudo obtener después de matar a más de 20 millones de soviéticos, eso no es culpa nuestra. Y a los quintacolumnistas, a los blandengues, a los cobardes, a los oportunistas, a los que pretenden, incluso, hacer criticas desde supuestas posiciones revolucionarias, hay que preguntarles si nuestro país supo o no supo cumplir su deber, si supo o no supo cumplir importantísimas y arriesgadas misiones internacionalistas hasta las últimas consecuencias y llevarlas a cabo victoriosamente. Obtuvimos éxitos por la firmeza, por la decisión; sin firmeza, sin decisión, sin un espíritu consecuente, la Revolución ni siquiera habría triunfado, porque los que hacen concesiones, los que claudican, los que se ablandan, los que traicionan, esos nunca llegan a ninguna parte.
Naturalmente, todos estos fenómenos ocurridos en el antiguo campo socialista se tenían que reflejar en nuestra economía.
Nosotros éramos el único país del Tercer Mundo que había obtenido un intercambio justo, un intercambio equitativo.
Ustedes recordarán cuando se discutió la cuestión de la deuda externa en el año 1985, o muchos de ustedes, cómo nosotros siempre empleábamos el argumento de que teníamos una relación de intercambio justa con el campo socialista, y que ese era el tipo de relaciones de intercambio que debía existir entre el Tercer Mundo y el mundo capitalista desarrollado. Nosotros fuimos los grandes abanderados de la batalla contra la deuda externa, y lo que se ha conseguido en ese campo se debe, en gran parte, a la batalla que Cuba lidereó y a la batalla que Cuba libró, porque el imperialismo se asustó ante aquellas denuncias, ante aquella agitación de Cuba con relación a la deuda.
Nosotros teníamos un intercambio equitativo, y ese intercambio se perdió de la noche a la mañana, de un día para otro; nuestro país perdió más del 50% de las importaciones, importaciones de todo tipo que iban desde alimentos hasta materias primas, equipos, todo. Nuestro país perdió más de 4 000 millones de dólares por año en importaciones.
Si una tonelada de azúcar al precio del mercado mundial hoy equivale a 190 dólares, un poco menos de 200, la pérdida de 4 000 millones de dólares es el equivalente a la pérdida en valores de más de 20 millones de toneladas de azúcar a los precios que tiene en el basurero del mercado mundial, porque nosotros recibíamos de la URSS más de 800 rublos por tonelada, cuando el rublo se podía equiparar con el dólar o valía más que el dólar. Solo por la vía de la reducción de los precios del azúcar, nosotros hemos perdido en el comercio con la antigua URSS alrededor de 2 500 millones de dólares, solo en el azúcar. Lo que nos ha pagado la antigua URSS por el poco azúcar que le hemos vendido este año, es menos de 200 dólares por tonelada.
Aparte del azúcar, nosotros vendíamos níquel a precio determinado, vendíamos cítricos, vendíamos otros productos; obteníamos créditos, créditos comerciales y créditos a largo plazo, cantidades importantes.
A los demás países socialistas les vendíamos el azúcar, si no a un precio tan alto como al que le vendíamos a la Unión Soviética, al doble del precio que tiene el mercado mundial, y de esos países también teníamos algunos créditos comerciales y créditos para inversiones. Hemos perdido abruptamente más de 4 000 millones de dólares por año en ingresos por exportaciones.
El consumo de petróleo en nuestro país había alcanzado una cifra ya de 13 millones de toneladas, y hoy estamos trabajando basados en una cifra de alrededor de 6 millones de toneladas, menos de la mitad, y pagadas en azúcar al precio del mercado mundial, por la cual recibimos menos de la cuarta parte de lo que recibíamos; aunque, desde luego, el petróleo sí mantiene precios muy altos.
Cuando después del triunfo de la Revolución, en el año 1960 los yankis nos quisieron quitar el petróleo, nosotros con una tonelada de azúcar —este argumento hay que repetirlo una vez, diez veces, cien veces, mil veces— comprábamos siete toneladas de petróleo, ¡siete! Hoy con una tonelada de azúcar compramos 1,7, 1,8; compramos el 25% del petróleo que comprábamos al triunfo de la Revolución. ¿Cuánto azúcar necesitaríamos nosotros y qué mercados de azúcar para obtener 12 ó 13 millones de toneladas de petróleo?
Se ha producido un cambio tremendo, porque el petróleo se vende a precio de monopolio en el mundo. El azúcar hay muchos países que lo pagan a precios más altos, no era solo el campo socialista; en Europa el que compran a las antiguas colonias lo pagan más alto, y Estados Unidos, el poco que compra, lo paga a un precio mucho más alto. Ellos antes importaban 5 millones, ahora importan un millón, subsidiaron las producciones azucareras. Pero el hecho real es que el precio del azúcar en el mercado mundial es muy bajo.
Es decir que para obtener el petróleo que nuestro país consumía habría que entregar todo el azúcar, si existiera mercado y si existieran suministradores dispuestos a entregar petróleo por azúcar. Mientras que el azúcar tiene el precio del basurero, el petróleo tiene precio de monopolio; porque lo que cuesta, realmente, producir un barril de petróleo hoy son cinco o seis dólares —unos más, otros menos—, y ese barril se vende a 17, 18, 20, en ocasiones ha estado a 30, sube, baja, pero tiene un precio elevadísimo.
Nosotros, naturalmente, a partir de la existencia de una comunidad socialista habíamos elaborado nuestros planes, coordinados con los de esa comunidad, coordinados con los del CAME, basados en nuestros acuerdos económicos y nuestros acuerdos comerciales.
¿Quién podía decir que la URSS iba a ser liquidada, que el imperialismo iba a liquidar la URSS y el campo socialista sin disparar un solo tiro? Era inconcebible, ¿cómo pudo ocurrir eso? Es lo que yo les decía recientemente a los científicos: ¿Qué es lo que hay que hacer para que eso ocurra?, y, ¿qué es lo que no hay que hacer para que eso no ocurra? Pero el hecho cierto es que destruyeron el campo socialista, con la cooperación del propio campo socialista y la propia URSS; hubo un fenómeno de suicidio, de autodestrucción, sin que se sepa cómo va a parar definitivamente todo.
Tal vez este mismo tema haya que abordarlo desde otro ángulo, en otro momento, hoy mismo, sin pretender extenderme demasiado ahora. Pero eso tenía que tener unas consecuencias terribles para nuestro país, ¡terribles!, inimaginables; y en vez de un bloqueo hoy tenemos dos: estamos bloqueados por Estados Unidos, el imperialismo y sus aliados —sus amigos más cercanos—, y estamos bloqueados por lo que fue la comunidad socialista. Los yankis, para evitar que le vendiéramos un poco de azúcar a la antigua URSS, y al precio del basurero del mercado mundial, que está por debajo de sus costos de producción, le ofrecieron créditos para venderle 2 millones de toneladas de azúcar, con tal que no nos la compraran a nosotros. Y esta es la hora en que nosotros hemos vendido un millón de toneladas de azúcar a la Unión Soviética, donde vendíamos más de 4 millones de toneladas a un precio de más de 800 dólares. ¿Son o no son hechos objetivos? ¿Son o no son realidades objetivas?
Lógicamente, esto tenía que repercutir en todo. De la URSS venía todo el algodón que nuestro país consumía, de la URSS venía una gran parte del fertilizante, a través de la URSS venía una gran parte de los alimentos importados que nosotros consumíamos, de cereales y granos para consumo humano, y de cereales y granos para consumo animal. El país lo perdió todo, el país prácticamente se quedó sin combustibles, algo tan sensible en una sociedad que si al triunfo de la Revolución, con 6 millones y medio de habitantes, apenas el 50% consumía electricidad, y consumía poca, 30 años después, más del 90% de la población consume electricidad, la población es de 10 millones y medio de habitantes, y consume el doble o el triple per cápita de la electricidad que consumía entonces. ¿Son o no son hechos reales?
Nos dejaron sin combustible, nos dejaron sin fertilizante, nos dejaron sin pienso para el ganado, nos dejaron sin alimentos. ¿Era o no realmente un golpe terrible para cualquier país, para un país como Cuba, para un país del Tercer Mundo, y para un país, además, bloqueado por el imperialismo, al cual se suma prácticamente el nuevo bloqueo?
Si nosotros hubiéramos sido de barro, si nosotros hubiésemos sido elaborados con clara de huevo, si nosotros hubiésemos sido blandos, ¿qué quedaría de este país?, ¿qué quedaría de esta Revolución?
Nos obligaron a hacer cosas excepcionales, aunque algunas las veníamos haciendo: el programa alimentario se venía haciendo, se acelera tremendamente con el período especial; los propios programas de turismo los veníamos haciendo, se aceleran tremendamente con el período especial; los programas científicos, los programas de biotecnología y la industria farmacéutica los veníamos desarrollando, se aceleran también a medida que se acercaba el período especial. Lo curioso es que muchos de los programas los veníamos realizando.
En el terreno del programa alimentario se nos planteaba la necesidad de producir más alimento, más leche, más carne, con mucho menos combustible, que es indispensable no solo para roturar la tierra, sino para los transportes, para el regadío; sin fertilizantes, el poco disponible hay que dedicarlo a ciertos cultivos priorizados; sin pienso para el ganado. Es decir, en las peores condiciones que podían imaginarse hemos tenido que llevar adelante estos programas. Ya ustedes se podrán imaginar con cuántas dificultades.
Así, por ejemplo, en la ganadería estamos construyendo 6 000 pastoreos racionales. En un período de 15 meses pasaremos toda la ganadería del país al pastoreo racional; en un período de 15 meses tendremos miles de caballerías de caña sembradas en áreas ganaderas para producir saccharina a base de caña; en un período de 15 meses estamos introduciendo aceleradamente las leguminosas, la leucaena, la glicina, algunas de las que se discutieron aquí o en el congreso de los científicos. Claro que en 15 meses se pueden sembrar miles de caballerías de caña, pero no todas las leguminosas que necesitamos para los bancos de proteínas.
El país ha tenido que invertir de sus escasos recursos en comprar materiales para el equipo y el alambre para la cerca eléctrica; materiales para hacer molinos que puedan cargar las baterías si falla la corriente eléctrica; decenas de miles de kilómetros de mangueras para llevar el agua a todos los cuartones, aplicando una tecnología totalmente nueva, cantidades enormes de bebedores de agua para que el animal no tenga que moverse e ir a tomar agua. Ha sido un cambio total de tecnología en un período acelerado.
Problemas similares hemos tenido con el porcino, que se quedó sin pienso y con mucho menos combustible, buscando fórmulas de cómo alimentarlo, no solo con el pienso líquido; qué complemento proteico se le puede dar, cómo podemos añadirle crema proteica o miel proteica, cómo podemos elaborarla no solo en las fábricas estas que teníamos de hacer torula, sino en fábricas artesanales que han diseñado nuestros científicos y que pueden llevar este alimento donde está el centro integral porcino, donde está el rebaño de ganado sin tener que hacer grandes transportaciones.
Mucho ha tenido que sufrir nuestro ganado en todo este período acelerado de transición de una tecnología a otra; cómo hemos tenido que trabajar con los centros de investigaciones para sustituir el fertilizante, para aislar y reproducir bacterias y hongos de carácter útil, e insectos para combatir las plagas; cómo hemos trabajado en desarrollar bacterias nodulares o de otro tipo, a fin de captar nitrógeno del aire en nuestras plantaciones de vegetales, en nuestras plantaciones de arroz. Duro ha sido el esfuerzo realizando selecciones, porque cada uno de los cultivos, y hasta cada uno de los suelos, puede necesitar un tipo específico de estas bacterias, y cómo hemos puesto cuanto fermentador está disponible a reproducir estas bacterias que han desarrollado en los centros de investigación. Casi todo el arroz en este momento lo estamos sembrando con bacterias de azotobacter y estamos investigando otros tipos adicionales de bacterias, estamos probándolas; se está llevando a cabo, en fin, un trabajo acelerado en los centros de investigación y en la producción de todos estos elementos biológicos para ayudar a la fertilización.
No voy a cansarlos a ustedes enumerándoles la gran cantidad de cosas que estamos haciendo en este terreno: cómo se trabaja en los centros de investigación y en las biofábricas para producir plantas, para buscar variedades nuevas resistentes al calor, resistentes a las plagas, con más rendimiento; cómo están trabajando los científicos en todas partes, cómo han ido al surco; cómo se mueven los profesores universitarios, cómo se mueven los estudiantes, qué hacen las unidades docentes, qué esfuerzo tremendo se realiza en nuestro país; cómo se está aplicando la técnica, cómo se multiplican las plantaciones de riego con microjet en el plátano; cómo se multiplica la aplicación del riego por goteo en el cítrico; cómo hemos hecho inversiones en fábricas capaces de producir hasta 40 000 kilómetros de mangueras, para llevar a cabo un proceso acelerado de aplicación de la técnica. Les digo que es un esfuerzo admirable, maravilloso el que en este terreno se está realizando aceleradamente.
En la reunión de la comisión alimentaría se discutió sobre todo esto, se habló de lo que se estaba haciendo con más detalles, de cómo está marchando la agricultura; la cantidad de campamentos que hemos construido en un brevísimo tiempo, precisamente, para resolver el problema fundamental, que era la falta de fuerza de trabajo; las movilizaciones quincenales; las movilizaciones diarias, que aquí fueron analizadas, sacando las conclusiones pertinentes sobre dónde deben hacerse, cómo deben hacerse; los contingentes, cómo pasaron decenas de miles de trabajadores de las construcciones a la agricultura, precisamente para apoyar este plan alimentario, cuyos primeros resultados se empiezan a ver ya en el área de producción de plátano, en el área en general de producción de viandas, vegetales y otros rubros. Es un esfuerzo enorme el que el país realiza en este campo.
Se habló aquí de los esfuerzos que se están haciendo en el terreno científico y en distintos campos. De la zafra se habló, pero no mucho, y la zafra juega un papel decisivo, el poco combustible que disponemos lo conseguimos con azúcar. Para comprar medicinas y algunas materias primas dependemos de los ingresos que obtenemos vendiendo un poco de níquel; o para conseguir fertilizante, del que necesariamente necesitamos a pesar de la aplicación de los biofertilizantes. Porque con biofertilizantes no se puede resolver todo; ojalá se pudiera, creo que lo resolveríamos rápidamente, porque son métodos más sencillos que lo que requieren es empleo de inteligencia y equipos que no son muy costosos. También hay elementos que estamos utilizando para multiplicar las raíces de las plantas, de modo que puedan captar hasta las trazas de minerales que estén en el suelo.
Ayer se explicaba que en los suelos de Pinares de Mayarí había riqueza en fósforo, pero el fósforo hay que hacerlo soluble y necesita raíces que lo absorban. Es decir que en este campo de la ciencia, como fue analizado aquí, el país está realizando un gran esfuerzo.
Les decía que con la zafra obteníamos el azúcar necesario para la importación de cosas esenciales, y que principalmente el petróleo lo conseguimos con azúcar, aparte de otras cosas. Les hablaba también del níquel y lo importante de las divisas que adquiríamos a través de él. El níquel se está autofinanciando; el níquel necesita amoniaco, azufre, combustible, y la producción de níquel se ha organizado de tal forma que se autosuministra los insumos que necesita, y el excedente, naturalmente, va para la economía nacional.
La pesca también suministra ingresos, las exportaciones de langostas y camarones, tanto las producciones naturales de camarones como las que se producen ya en granjas de camarones. Esos ingresos van para otras cosas esenciales. Las exportaciones que hacemos de tabaco y otros cultivos, también satisfacen necesidades importantes; algunas exportaciones de cítricos ayudan, y si sobra el cítrico lo mandamos para la población y no se pierde; los ingresos del turismo son decisivos. Por eso tiene tanta importancia el turismo, que cuesta tanto trabajo que se comprenda. Cuando se desarrolla un hotel nuevo o un recurso nuevo para el turismo, hay personas que reaccionan como si les quitaran algo; no les están quitando nada, se le está dando algo al país. ¿Y qué vamos a hacer? No tenemos aquí los pozos de petróleo de Kuwait o de otros países, en cambio tenemos sol, tenemos aire puro, excelentes recursos naturales para la recreación y el descanso; tenemos que producir esos servicios turísticos y tenemos que exportarlos.
Nos parecen muy buenas las noticias que dio aquí el compañero de Varadero acerca de la forma en que se incrementan los ingresos por el turismo. Esos ingresos por el turismo equivalen a alimentos, a medicinas, a materias primas, a cosas esenciales. ¿Cuántas cosas necesitamos y con qué recursos las vamos a adquirir si hemos perdido 4 000 millones, si una buena parte de lo que producimos en azúcar tiene que ser para conseguir combustible para que las luces no se apaguen, para que las cocinas no se apaguen? Hay que conseguir combustible para la electricidad, cuyo consumo es alto; hay que conseguir combustible para las cocinas, hay que conseguir combustible para el transporte de personal y para el de carga. De modo que tenemos una necesidad desesperada de recursos, de divisas, en medio de un doble bloqueo. ¿Es o no extraordinario el esfuerzo que realiza nuestro país, el que realiza nuestro pueblo frente a tan gravísimos problemas?
La zafra misma que mencionaba está atrasada, debo decirlo, no todas las provincias están al mismo nivel que Granma, hay unas cuantas provincias bien atrasadas, y la parte final de la zafra va a ser muy tensa. Hay algunas provincias importantes productoras de azúcar que están atrasadas por distintos factores, son diversas las causas. Los recursos necesarios para el mantenimiento de los centrales azucareros, la reparación famosa de los centrales son elevados, por mucho que se ha ahorrado, ascienden a casi 160 centrales los que hay que reparar, cambiarles equipos, invertir en ellos acero, materiales, electrodos, de todo. Ha sido tensa, muy tensa la situación con los combustibles, ha sido tensa la situación con los aceites, y en algunas provincias el clima no se ha portado favorable al producirse determinadas lluvias extemporáneas, y se ha tratado de optimizar el momento de las cosechas.
Lo puedo asegurar porque he tenido reuniones con los secretarios del Partido de todas las provincias, con los que dirigen toda la actividad azucarera. Tuvimos una reunión el 10 de febrero, tuvimos una segunda reunión el 30 de marzo, en días muy recientes, para analizar todos estos aspectos, la estrategia, la táctica de la zafra, la estrategia nacional, la estrategia por provincia, la táctica por central: en qué centrales debe terminarse primero porque llueve más temprano y, dentro de los centrales donde puede llover temprano, qué cañas hay que cortar primero para que en el caso de que vengan lluvias prematuras no se pare la zafra, se pueda cortar toda la caña disponible. Y no solo hay que cortar la caña y hacer la zafra, hay que roturar miles y miles de caballerías para hacer las nuevas siembras de caña, hay que cultivar las áreas cosechadas al mismo tiempo que se está roturando casi toda la tierra para el arroz de primavera, al mismo tiempo que se está roturando la tierra para los pastos de gramínea, la caña y las leguminosas que hay que sembrar para el ganado, al mismo tiempo que estamos en el pico de cosecha de viandas y vegetales, y todo eso requiere combustible, camiones, gomas, baterías.
Es tremendo —se lo puedo asegurar—, extraordinario el esfuerzo, yo diría que un esfuerzo digno de admiración y de respeto, y que realmente resultan injustas, resultan miserables algunas de esas argumentaciones en que se pretende ignorar este colosal esfuerzo que está haciendo nuestro pueblo.
Calculen ustedes, con las dificultades para conseguir el combustible, cómo el país está cumpliendo esas tareas, cómo las luces no se han apagado —aunque se apagan las luces en algunas provincias una parte del tiempo, lo sabemos—, cómo se mantienen los hospitales, cómo se mantienen las escuelas, cómo se mantienen los frigoríficos, cómo se mantiene algún transporte, aliviado gracias a ese fabuloso descubrimiento de los tiempos pasados, que es la bicicleta.
Pienso que una de las cosas que debemos sacar de este congreso y que les debemos pedir a los jóvenes aquí es que apoyen a las provincias en la terminación de la zafra. Ellas tienen su estrategia, su táctica; incluso, las provincias que terminen primero, ayudarán a otras provincias que están más atrasadas con hombres, con equipos, con combinadas, con todo lo posible.
Pero está el factor tiempo. Ya ustedes han visto estos mismos aguaceros que cayeron en estos días; con una cosecha tremenda de papa, casi en la mitad de la cosecha, hemos estado todos mirando hacia el cielo a ver si llueve o no llueve, en constante comunicación con el Observatorio Nacional. Escampó, hoy ha habido un día soleado, tienen esperanzas de reanudar la cosecha ya el lunes si no llueve, pero en algunos lugares cayeron en dos días más de 100 milímetros, o cerca de 100 milímetros; en otros llovió menos, con un poco de tiempo podíamos reanudar ya el lunes, tal vez, la cosecha, en algunas empresas después del lunes o el martes.
Ahora tenemos que trabajar de 12 a 15 días durísimos para que esa papa que con tanto esfuerzo hemos sembrado, hemos cultivado, hemos limpiado, rinda todo lo que tiene que rendir. Las plantaciones mayores son en La Habana, la situación más tensa es en La Habana, donde hay ya guardado no menos de un millón de quintales de papas, puede decirse que la papa de mayo, junio, julio, agosto y septiembre está guardada.
Puede ser que en abril —porque puede producirse, si hay un oreo, una arribazón de papas— se distribuya la papa de mayo, porque en la casa 30 días, 40 días, 45 días se puede conservar, es posible.
Ahora, la papa no es lo mismo cosecharla cuando la tierra está húmeda, que cuando la tierra está seca; con la tierra húmeda tiene más fango, tiene más problemas; pero hay que cosechar la papa, hay que sacarla de una forma o de otra, y el hecho es que tenemos cinco meses de distribución aquí en la ciudad ya en los frigoríficos. Si podemos recoger sin dificultades la que nos falta, pudiéramos tener la papa guardada para ocho meses, ocho libras de papa mensuales que se sumarían, desde luego, al plátano, el boniato, la yuca y otros cultivos.
El plátano sí que se ríe de estas lluvias, al plátano le vienen muy bien. Como diría aquella compañera, creo que fue aquí en este congreso, que dijo que el agua le venía bien. Eso fue en El Paraíso, fue una compañera de El Cangre, que dijo allí que la gente se quejaba porque afectaba la papa, pero a ella le venía muy bien para el pasto, porque le había llovido en las áreas ganaderas.
De lo que hemos discutido en el plan alimentario —en lo cual no quiero extenderme mucho más de inmediato—, una de las conclusiones que tenemos que sacar —repito— es la necesidad de ayudar a las provincias, que ustedes tomen esa bandera en sus manos y ayudar en la batalla final de la zafra. Si sacamos esta idea clara, no importa que no hayamos discutido mucho sobre la zafra.
Quiero decirles también que por primera vez se va a hacer un experimento, se van a sembrar alrededor de 500 caballerías de soya en caña que se va a demoler, para sembrarlas después de frío. Esa caña sembrada de frío debe dar más caña a los 14 ó 15 meses de lo que daría una primavera quedada; se ha adquirido la semilla de soya suficiente, se está produciendo el rizobio para inocularla, y si da resultado esta experiencia que en cierta escala vamos a hacer a partir ya de ciertos conocimientos y de cierta información, el año próximo podrían ser algunos miles de caballerías y una parte importante de la caña que antes se sembraba de primavera se podrá sembrar de frío, sembrándola antes de soya, lo cual enriquece el suelo, le da nitrógeno, mejora las condiciones estructurales del suelo y se trata además de una importante fuente de alimento; es decir, se promueve una innovación importante que vamos a tratar de llevar a cabo en la agricultura cañera.
Si algo me faltara por decir del plan alimentario es que realmente las limitaciones de combustible nos han limitado algunas partes del programa. Estamos haciendo todo esto que les expliqué, el número de pastoreos, la siembra de pasto, leguminosa, caña, todo eso. Pero, realmente, el sistema ingeniero en el arroz está prácticamente detenido en este momento, porque cada una de las brigadas necesita, por lo menos, 1 000 toneladas de combustible al año, y tenemos 15 brigadas paradas de 17 que existen. Tenemos los equipos, incluso, para organizar 10 ó 12 más. Por combustible esa parte del programa de construir el sistema ingeniero en el arroz, que duplica la producción de arroz, está parada.
Los trabajos para el sistema de riego y drenaje parcelario en la caña están detenidos este año; los trabajos para la construcción de nuevas presas están detenidos, los pocos recursos disponibles se están invirtiendo en la terminación de las presas que estábamos haciendo y en las más importantes; los trabajos de construcción de sistemas de riego están detenidos, excepto los riegos del arroz y otros cultivos que no necesitan esos sistemas, pero están atrasados.
En cuanto a canales estamos construyendo los más importantes, o para aprovechar el agua de aquellas presas que no se están utilizando en este momento.
Claro que este año de 1992 tuvimos que parar muchas cosas, porque había una incógnita muy grande y entre unas necesidades y otras teníamos que dilatar algunos programas. Tenemos la esperanza de que en la próxima seca ya reanudemos de nuevo la construcción de presas, no terminación de presas, sino construcción de nuevas presas a partir de aquellas más prioritarias y más urgentes; los canales a partir de aquellos más prioritarios y más urgentes, donde ya esté el agua y no se esté aprovechando, o que resulte muy importante para un cultivo muy necesario de riego por gravedad.
Esperamos también reanudar los trabajos en el sistema ingeniero del arroz, y en la caña los sistemas de riego y drenaje parcelario. Vamos a ver qué recursos tenemos disponibles.
Los pedraplenes se pararon, pero ya se le dio instrucción al turismo para que con sus propios ingresos y sus propios recursos adquiera el combustible necesario para continuar los pedraplenes que ahora han estado parados. Este primer año, repito, hubo que parar muchas cosas, y ahora hay que ir elaborando ideas y buscando soluciones para echar a andar algunas de las cosas que hemos detenido. Pero debo decirles que algunos programas sensibles están detenidos.
No estaría lo suficientemente completa esta información si no recordara que, además, nosotros no hemos descuidado ni un solo día el trabajo de la defensa. Ustedes inauguraron el congreso construyendo túneles y estamos construyendo cientos de túneles, pero eso es gasto de combustible, gasto de cemento, gasto de cabilla y otros medios. En fin, ¡vean cuántas cosas estamos haciendo con esos pocos recursos que nos quedaron y cómo las estamos haciendo sin descuidar un solo frente, sin descuidar ninguna cuestión fundamental!, y entre las cosas más fundamentales que tenemos está la defensa. No podemos ahora olvidarnos del enemigo, más prepotente que nunca, más arrogante que nunca, más agresivo que nunca, al considerarse dueño del mundo, lo cual lo es con relación a gran parte del mundo y, por supuesto, no lo es con nosotros.
De nosotros, al menos, el imperialismo no es dueño (APLAUSOS), ni sentimos más temor por ese imperialismo aunque su poder sea hegemónico en este mundo unipolar. No le teníamos miedo cuando existía la URSS y le tenemos menos miedo ahora que no existe la URSS (APLAUSOS Y EXCLAMACIONES DE: "¡Fidel, aprieta, a Cuba se respeta!" Y CONSIGNAS).
En la parte final de la sesión plenaria, se discutió el importantísimo tema del trabajo ideológico y político.
Lo que dije antes está asociado a esto. Es realmente injusto, es miserable tratar de culpar a la Revolución de los problemas a los que me he referido, cuando realmente creo que la Revolución está llevando a cabo una proeza sin precedentes.
Eso lo dijo un dirigente parlamentario latinoamericano: "Ustedes están haciendo una proeza que no tiene paralelo en la historia."
Ahora, razonando un poco, nosotros sabíamos que había unas cuantas basuras en el campo socialista. De esa basura habló el Che como gran sabio, como hombre de excepcional clarividencia (APLAUSOS), del juego al capitalismo y todas esas cosas.
Pero nosotros tenemos que ser cuidadosos, no vayamos a echar leña en el fuego de la reacción internacional, leña en el fuego del capitalismo; tenemos que ser muy cuidadosos. Yo mismo era muy crítico de las cosas que hacían los países socialistas cuando estaban bien, cuando estaban fuertes, y ya digo que en una reunión Cumbre les hablé de estos problemas con mucha franqueza. Es una lástima, aquello se pudo recoger, pero con mucho trabajo y algunas deficiencias.
Una vez estuve revisando los materiales de lo que hablé de las olimpiadas y de los temas económicos, pero las grabaciones se hicieron con mucho trabajo, no salieron muy claras y no quedaron como a uno le gustaría que hubiera quedado cada una de las palabras que se pronunciaron; están las ideas esenciales.
Como no podemos ni debemos echar leña en el fuego de la reacción internacional, no podemos venir ahora a anatematizar todo lo que hicieron los países socialistas, y mucho menos anatematizar todo lo que hicieron los soviéticos.
Porque los soviéticos hicieron cosas extraordinarias, excepcionales: el propio desarrollo industrial del país después de la primera intervención, a raíz de la Primera Guerra Mundial, fue una hazaña, una batalla épica sin precedentes —no debemos olvidarnos de eso—; siendo uno de los países más atrasados de Europa, constituir aquel gran Estado multinacional, qué gran proeza histórica.
Después resistir el fascismo y derrotar al fascismo; porque fue la URSS quien derrotó al fascismo, no crean en ninguna otra cosa. Los otros vinieron a abrir un segundo frente por Europa a mediados del año 1944, cuando ya Hitler estaba derrotado, cuando ya Hitler se había estrellado contra el heroísmo del pueblo soviético. Fue una proeza sin precedente.
Además, los soviéticos reconstruyeron el país después de aquella segunda guerra. En un período aproximadamente de 20 años, dos veces fue destruido ese país.
Los norteamericanos desarrollaron el arma nuclear e hicieron un experimento humano en Hiroshima y Nagasaki. Realmente, para rendir a los japoneses no hacía falta lanzar aquellas bombas donde había cientos de miles de personas, hubieran podido tirarlas en un área militar, en una base, en una isla pequeña, en algún lugar de esos, y no en una ciudad; pero querían aterrorizar al mundo con la nueva arma que habían desarrollado, y lanzaron las bombas sobre dos ciudades. Naturalmente, tenían el monopolio del arma nuclear.
Apenas cinco años después de aquella guerra, yo diría que casi a los cuatro años de haber estallado los norteamericanos la primera bomba, los soviéticos hicieron estallar sus primeras armas nucleares. Aquellos desarrollaron la cohetería y los soviéticos desarrollaron más todavía la cohetería, fueron los primeros en poner un hombre en el espacio. Lograron la conquista del espacio cósmico en ese país destruido dos veces, cuando Estados Unidos no había perdido un tornillo siquiera en aquella etapa, cuando Estados Unidos había acumulado todo el oro del mundo, cuando Estados Unidos emerge como el país más rico y aliado de los países industrializados más ricos, que no habían sufrido la destrucción que sufrió la Unión Soviética.
La Unión Soviética llega a alcanzar más de 600 millones de toneladas de petróleo anuales, más de 700 000 millones de metros cúbicos de gas, alrededor de 150 millones de toneladas de acero, una cifra más o menos similar de toneladas de cemento, decenas de millones de toneladas de fertilizantes, una enorme red de gasoducto y de oleoducto, una impresionante red eléctrica; realmente, colosales éxitos, a pesar de errores, descuidos en la ciencia, o descuidos no tanto en la ciencia, sino en la aplicación de las investigaciones científicas. Muchas veces vendían las patentes y los occidentales trabajaban con patente soviética, y ellos no aplicaban las patentes en su propio país.
No niego ni mucho menos los errores, lo que hago es advertir sobre los inconvenientes de anatematizar todo lo que hizo la Unión Soviética. Debemos tener un espíritu critico objetivo, errores políticos que cometieron de distintos tipos, violaciones de principio que cometieron, no lo vamos a negar; pero sería injusto negar los colosales éxitos que tuvieron como primer país socialista. De lo que significó para el mundo la Revolución de Octubre, no podemos olvidarnos ni un segundo: cómo aceleró el movimiento de liberación de los pueblos, cómo se acabó el colonialmo, cómo facilitó la independencia y la revolución en otros países de Africa.
Hay que ver lo que significó el surgimiento de la Revolución de Octubre y la influencia que tuvo en la liberación de otros países, en la liberación de China, en la liberación de Viet Nam, de muchos países de Asia y Africa. Sirvió de contrapeso a un hegemonismo mundial de Estados Unidos, y eso benefició a todos los pueblos del mundo y a todos los países del Tercer Mundo. No es pequeña la preocupación que hoy sienten muchos, incluso países capitalistas desarrollados, por el mundo unipolar, por esta situación que estamos viendo ahora: gente arrogante y prepotente pretendiendo dictar leyes al mundo. Tenemos que tener cuidado. Por eso yo administro la crítica, cuando estaban en la plenitud les cuestionaba muchas cosas.
Nosotros empezamos a hacer nuestra rectificación mucho antes de que se hablara de perestroika en la Unión Soviética, y cuando nos parecía que la perestroika podía entrañar una rectificación, nos alegraba. Sí, perfeccionar el socialismo, magnífico, maravilloso; van a perfeccionar el socialismo, ¿quién se puede oponer a eso?, encantados.
Las primeras cosas que se dijeron, muy bien, muchos conceptos muy claros, el desarrollo acelerado a partir de la aplicación consecuente de la ciencia y de la técnica, desarrollo intensivo de la economía y no extensivo, combatir la corrupción, luchar contra los ingresos no provenientes del trabajo. Y díganme, señores, si el capitalismo no es el campeón olímpico de los ingresos no provenientes del trabajo. Todo el dinero que ganan los capitalistas proviene del trabajo de otro y no de su trabajo. El capitalismo es la negación total del principio de que los ingresos deben provenir del trabajo. Todo muy bien hasta que se desató el pandemonio en ese país e hicieron todo lo que había que hacer para destruir el socialismo, mientras se hablaba de más socialismo.
Podíamos estar de acuerdo con cualquier idea de perfeccionar el socialismo, con lo que no podíamos estar de acuerdo jamás es con la idea de destruirlo, mucho menos con la idea de asesinarlo. Y hay que decir que mucha gente trabajó de manera consciente para asesinar el socialismo, y a esa gente se le crearon las condiciones ideales para asesinar el socialismo. Fue una conspiración, una gran conjura del imperialismo, con el apoyo interno; la conspiración imperialista tuvo apoyo interno para asesinar el socialismo. Es decir, el socialismo no muere a consecuencia de sus errores, muere a consecuencia de que lo asesinaron. Hay que estar muy claro en eso. Asesinaron el socialismo, muere a consecuencia de no haber sido capaz de defenderse, muere a consecuencia de la falta de visión de los líderes y de los políticos, faltó visión. Solo la historia dirá la última palabra.
Constantemente aparece una noticia, otra, quiénes se pusieron de acuerdo para liquidar el socialismo en tal país o en otro país. Y pienso que la historia hurgará en los archivos para saber el papel que tuvo cada cual en esta conjura para destruir el socialismo. El socialismo no muere de muerte natural, muere asesinado por la espalda; el socialismo muere además por la incapacidad de defensa de sus partidos y de sus líderes.
¿Qué quedó de aquel bello socialismo que iba a surgir de su perfeccionamiento? Estas noticias terribles que llegan todos los días. Y me pregunto si eso se puede defender, me pregunto si los trasnochados salvadores que aparecen por ahí, van a dar una respuesta adecuada y van a resolver los problemas de nuestro país. Como si no fuera suficiente la experiencia traumática que acabamos de vivir todos, que haya idiotas de ese tipo —pero cuidado con los idiotas, porque la idiotez puede ser una máscara que esté ocultando otras cosas; el seudorrevolucionarismo puede ser una gran máscara que esté ocultando otras cosas—, estrategas de pacotilla diciendo lo que hay que hacer ahora, cuando lo que hay que ver es que, a pesar de todo, este pequeño país frente a Estados Unidos se ha mantenido (APLAUSOS). Lo que hay que ver es que, a pesar de todo, hemos sabido defendernos, a pesar de todo no hemos hecho lo que hay que hacer para autodestruirse. Por el contrario, hemos hecho lo que hay que hacer, no solo para no autodestruirnos, sino para que no nos destruyan.
Argumentos tenemos millones para defendernos; el capitalismo es indefendible, el imperialismo es indefendible; el socialismo, cualesquiera que sean los errores que puedan cometer los hombres —y no habrá ninguna obra humana en que los hombres no cometan errores—, es lo más noble, lo más justo y lo más digno que se pueda llevar a cabo (APLAUSOS).
En el terreno económico voy a citar un ejemplo de confusión. Una vez cometimos el error del mercado libre campesino. Bueno, surgió la idea, tuvo fuerza, se aprobó. Después empezamos a ver todas las consecuencias del mercado libre campesino. ¿Qué consecuencias tuvo? La primera es que detuvo el movimiento cooperativo, que estaba marchando bastante bien; empezó a enriquecerse un montón de gente, empezaron a aparecer los intermediarios; empezaron a enriquecerse excesivamente los campesinos a base de elevados precios, a destinar el fertilizante que les daban para la caña o para cualquier otra cosa, a los cultivos que estaban vendiendo en ese mercado libre; empezaron a dejar de entregar a acopio muchas de las cosas que entregaban para venderlas en tal mercado a un precio tres, cuatro o cinco veces mayor. Empezamos a ver todos los inconvenientes del famoso mercado libre.
Esa práctica venía de la URSS, donde todo el mundo quedó con un pedacito de tierra, que históricamente es una concesión que hicieron —no voy a discutir si era buena o mala, no voy a discutir eso— y respondía a las condiciones de ellos: todo el mundo tenía un pedacito, utilizaban el grano de las tierras colectivas. Si a mí me dan media hectárea, tengo 20 vacas siempre que me den el trigo con qué alimentar las 20 vacas, o tengo 10 000 gallinas si me dan el trigo para alimentar las 10 000 gallinas; y había mucha gente que en vez de trabajar en las tierras colectivas se iba a trabajar en el minifundio, porque ganaba más en el minifundio que trabajando en las tierras colectivas. Todo ese tipo de problema.
Nosotros meditamos mucho sobre todo eso, y cuando hicimos nuestras empresas establecimos el autoconsumo colectivo, sobre todo años después. Cuando vimos que solo con empresas especializadas no se podía abastecer a los propios trabajadores, formulamos el principio del autoabastecimiento de las empresas estatales; cuando fomentamos las cooperativas de producción agropecuaria, establecimos también el principio del autoabastecimiento colectivo. Mantuvimos, por otro lado, el principio de la voluntariedad, los que querían quedarse como agricultores independientes se quedaban como agricultores independientes, esa fue una promesa que se les hizo a los campesinos y se cumplió.
Por aquel tiempo rodaban las teorías de que para evitar que el campesino aumentara el precio en el mercado libre, tenía que ir la cooperativa a vender para hacerle competencia al campesino independiente, y que hasta las empresas del Estado tenían que ir a vender también. Todo eso es una locura completa, porque entonces no podía haber planes. Usted hace planes con la tierra para producir abastecimientos para distribuírselos a la población, no para entrar en una competencia con campesinos individuales en un supuesto mercado libre campesino.
En Cuba solo existían, como propietarios privados de tierra, los campesinos independientes, a los cuales les quedaba un 10% del fondo nacional de tierra; no era el caso de la URSS, no había esas microparcelas generalizadas, porque en la reforma agraria que nosotros hicimos no repartimos la tierra en infinitas fracciones. Ese fue el primer gran acierto de la Revolución, no repartir la tierra, mantener las producciones en gran escala. A los campesinos que ya poseían parcelas se les hizo propietarios. Fue otro gran acierto no forzar la asociación en cooperativas de producción, lo que en la URSS en cierto momento hicieron. Nosotros no lo hicimos, por eso yo le pude decir a Gorbachov, desde esta misma tribuna, que no teníamos por qué rectificar errores que habían ocurrido en la URSS y no habían ocurrido en Cuba; si tú te equivocas allá, si te duele la cabeza allá, y aquí te duele una muela, por qué tienes que tomar un medicamento para el dolor de cabeza, o curándote el dolor de riñones con un medicamento para la muela. Es decir, aquí no hubo socialización forzosa de la tierra.
El mercado libre frenó el movimiento cooperativo, se burlaban de los cooperativistas, y fue aquí en este mismo lugar —si no fue aquí fue en el "Carlos Marx"—, en una reunión de todos los representantes de los cooperativistas del país, que plantearon de manera categórica suprimir el mercado libre campesino, dijeron: "No es posible, arruina nuestro esfuerzo, arruina nuestro trabajo, nos toman el pelo." Se suspendió el mercado libre campesino.
Cuando se hizo eso, también comenzaron los programas alimentarios. Si era cuestión de producir plátanos, viandas, vegetales, frutas, vamos a producirlas ya que tenemos todos los recursos necesarios. Se puede decir, pues, que ahí comenzó el programa alimentario en gran escala y también los nuevos planes de producción de cerdo, de aves, se construyeron las instalaciones, están construidas; grandes planes de desarrollo de la producción de leche, de carne de ave, de huevo, de viandas, de vegetales, de todo, hasta que vino esta situación a interrumpir el impulso que llevaban esos programas.
Quedó la filosofía del mercado libre campesino y a cada rato en una asamblea por ahí aparecía el mercado libre campesino, sin que nadie hubiera meditado seriamente a fondo para qué podía servir ese mercado libre campesino. Los hechos empiezan a darnos la razón, y en pleno período especial.
Digamos que, por ejemplo, en La Habana, en los cultivos varios, los campesinos independientes tienen unas 10 000 hectáreas, las cooperativas tienen alrededor de 10 000 y el Estado tiene 22 000. En la provincia de La Habana, hemos pasado 750 caballerías de caña para las áreas de cultivos varios.
En el país la proporción de propiedad estatal es incluso mayor, el 80% de la tierra más o menos —caña, todos los cultivos— lo tiene el Estado. El Estado produce casi todo el arroz que se acopia en este país, el 80% de la caña que se emplea en la industria azucarera, más del 90% de la leche fresca que se consume en este país, de la carne de res, de la carne de cerdo, de la carne de ave, de los huevos, de casi todos los consumos fundamentales; no lo fue nunca en una proporción digna de tomarse en cuenta el mercado libre campesino. El mercado libre campesino cuando existió creo que producía el 2% de esos productos; sin embargo, se creó la filosofía del mercado libre campesino.
Cuando ahora hemos adoptado formas de organización nuevas, reestructurado la agricultura —poco a poco, esto no se puede hacer de repente, se sigue trabajando en eso—, lo cierto es que, por ejemplo, el pasado año 1991, en las producciones estas de vegetales y viandas, el Estado incrementó la producción en 15,8%; las cooperativas redujeron su producción en 6,9%; los campesinos independientes redujeron su producción o sus entregas a acopio en 24,3%. Claro, el año pasado fue un mal año agrícola: mucha mosca blanca, muchas plagas en los tomates, plagas que afectaron la papa; es decir, tiene cierta lógica que la producción de las cooperativas haya bajado algo con relación a 1990 por los problemas climáticos. Tiene lógica también que la de los campesinos hubiera bajado algo, pero bajó más que algo, bajó 24,3%. Resultado final: incremento solo de 1,5% en el año 1991.
Ahora vamos a analizar la provincia de La Habana, que es donde se está haciendo un esfuerzo muy grande. Se está haciendo en todo el país, pero un particular esfuerzo aquí en esta provincia, porque tiene que alimentar casi a 3 millones de habitantes: la gran ciudad y la provincia de La Habana. ¿Saben cuánto creció la producción de las empresas del Estado en el año 1991, año malo, climáticamente desfavorable? Creció 67,1 %.
El otro día explicándoles a los científicos dije 64, no es 64, revisé bien los datos y en 67,1% se incrementó la producción de viandas y vegetales de las empresas del Estado; la de las cooperativas se redujo un 2%, no mucho —digo que el año fue malo—; la de los campesinos individuales, un 19%. Hay que ver de esto cuánto fue efecto del mal tiempo y las plagas, y cuánto del desvío de recursos para el trapicheo; desde luego, conozco a muchos campesinos muy buenos, excelentes, que envían toda su producción al consumo de la población, pero desgraciadamente todos no son iguales y siempre está en algunos la tentación del carrito que llega a trapichear, buscando y ofreciendo cualquier precio. No podría decirse con exactitud en esa disminución cuánto se debió a recursos desviados de acopio para el mercado negro y cuánto resultado de las plagas. Pero a pesar del mal año agrícola, las empresas del Estado incrementaron el 67,1%. Vean qué diferencia. Y en conjunto la provincia produjo un 22% más.
Este año espero que las cooperativas incrementen lo del año pasado, porque están trabajando bien. Aquí se habló con relación a las cooperativas, que habían subido las normas, todas esas cosas pueden pasar porque se da una cierta contradicción entre el hecho de que tenga que ir fuerza de trabajo asalariada movilizada y que la producción sea propiedad de los cooperativistas. Es decir, tiene cierta lógica, se explica, por esa contradicción, que el cooperativista suba las normas para tener que pagar menos por el trabajo de los asalariados. Cuando falta fuerza el campesino individual, por ejemplo, paga dos, tres y cuatro veces el salario, y lo puede hacer porque sus productos tienen muy buenos precios. La papa tiene buen precio —y otros cultivos— lo tenía bueno, incluso se ha mejorado este año el precio de acopio de la papa. El precio del ajo es excelente, y para recoger ajo el Estado no puede triplicar o cuadruplicar el salario de un día para otro, porque el Estado tiene que atender al hombre todo el año y ver sus problemas sociales de vivienda, comedores, todo, mientras que el campesino independiente contrata a un hombre por tres días, cinco días, diez días, quince días, puede pagar lo que le dé la gana, a veces le lleva la fuerza de trabajo al Estado.
Ahora hay campamentos que están ayudando también a las cooperativas de producción. He discutido con dirigentes de estas cooperativas, y debo decir aquí que tengo muy buena opinión de las cooperativas de producción agropecuaria y de los cooperativistas; me parece una excelente institución, no es perfecta, creo que es más perfecta y más justa la empresa estatal propiedad de todo el pueblo, no tengo ninguna duda de eso (APLAUSOS). Atiende a los trabajadores todo el año, se preocupa por la familia, se preocupa o debiera preocuparse por la vivienda y por todas esas cosas, digo debiera porque no siempre se preocuparon debidamente, no las empresas, el Estado socialista no se ocupó todo lo que debía haberse ocupado de las viviendas agrícolas, una de las cosas que estábamos resolviendo en el proceso de rectificación.
La cooperativa es una buena organización de la producción. Ojalá todas las tierras que no son estatales estuvieran organizadas en cooperativas de producción agropecuaria. ¡Ojalá! Sería la forma ideal, porque se trabaja mucho más fácil, se acopia mucho más fácil. En general, las cooperativas no andan especulando con sus producciones, entregan sus producciones a acopio.
Por eso digo que el mercado campesino frenó el movimiento cooperativo, fue el daño más grande que nos hizo.
Con los campesinos individuales hay que trabajar, tenemos que trabajar y vamos a trabajar, porque sencillamente es nuestro deber político, nuestro deber revolucionario, porque los campesinos son aliados de la clase obrera y tenemos que tratarlos como aliados, hay que trabajar con ellos, hay que persuadirlos —pueden ser persuadidos, muchos son ejemplos de ciudadano y de revolucionarios—; hay que llevar, quizás, un control más riguroso de la forma en que emplean los recursos, porque si usted les da fertilizantes, combustible, recursos, gomas, les da lo que pueda darles para que produzcan un cultivo comercial determinado, que puede ser caña, papa, tomate, zanahoria, y algunos se dedican a sembrar aquellas cosas que puedan desviarse para el mercado negro, realmente estos no actúan como aliados de la clase obrera. Sin embargo, los métodos con los campesinos tienen que ser políticos, de trabajo político, de persuasión, de organización. Si se trabaja con los campesinos, se consigue lo que se quiera, porque los campesinos, realmente, como norma, son gente buena, gente noble, gente patriótica, y los recalcitrantes que utilizan las cosechas para la especulación o la bolsa negra, son minoría. Claro, hay mucha gente que les hace presión: Véndeme esto, véndeme lo otro, y se mueven, lo presionan; el campesino, como dije, es noble y muchas veces por complacer a este, al otro, lo hace; no es un acopio que esté asegurado al ciento por ciento.
Este año, por ejemplo, en la provincia de La Habana se sembraron 117 caballerías de zanahoria, sin embargo, 25 caballerías de las que tenía el sector campesino tenían hierba; tienen menos rendimiento, porque por atender el ajo atienden menos la zanahoria. Al tomate se le pueden dar cinco o seis recogidas —y a los campesinos se les dio un buen tomate—, pero a veces le hacen una, dos o tres, no le hacen la cuarta y la quinta. Con una, o dos, o tres recogidas le pueden sacar 3 000, 4 000 quintales; si le hacen seis recogidas le pueden sacar casi hasta 6 000 quintales.
A veces usted veía el campito de frijol muy bien, el de tomate no tan tan bien; ajo, muy bien, el de zanahoria no tan bien. Todo esto hay que decirlo, se lo tengo que decir a los campesinos, va a haber pronto un congreso de campesinos y con la verdad por delante hay que decirles a nuestros aliados cómo son las cosas, con la verdad por delante, la persuasión, el trabajo político y una línea correcta como aliados que son de la Revolución, o aliados que son no solo de la Revolución, sino de la clase obrera, del resto de los trabajadores del país.
Nosotros procuramos con los campesinos utilizar los métodos más adecuados: ¿Qué quieren sembrar? El programa es tanto. Tanto de ajo hay que sembrar, ¿cuántas caballerías quieren ustedes? Ahí las tienen. Tantas de zanahoria hay que sembrar, ¿cuántas quieren ustedes? Ahí las tienen. "Tal cultivo no me gusta." No se preocupe que lo va a sembrar el Estado. El Estado siembra hoy lo que no les gusta a los campesinos. Si no les gusta tanto sembrar boniato, el Estado siembra boniato, lo que falte; si es yuca, yuca; si es tomate, tomate; si es papa, papa. A los campesinos individuales les preguntamos: ¿Cuánta papa quieren sembrar, tanta? No se preocupen. El resto lo siembran el Estado y las cooperativas. Con las cooperativas se trabaja excelentemente bien y entregan sus productos a acopio, no hay problemas con eso.
Explico todo esto para aquellos que soñaban con la ilusión del mercado libre campesino como solución. Me pregunto qué mercado libre campesino hubiera podido traer 300 rastras cargadas de viandas, frutas y vegetales para la ciudad, todos los días, durante dos meses, ya llevamos casi dos meses en un nivel muy elevado. ¿Saben cuántos quintales de viandas, frutas y vegetales entraron a la capital en marzo? Dos millones cuatro mil quintales, jamás hubo una transportación tan grande de viandas, frutas y vegetales. Claro, se incluyen el tomate y el cítrico; el cítrico, parte procedía de la Isla de la Juventud, parte de Jagüey, parte de La Habana.
La Ciudad de La Habana ha tenido consumos de cítricos en este año que están por encima de cualquier nivel mundial, han sido altísimos; solamente en el mes de marzo fueron más de 500 000 quintales. Y de tomate casi medio millón de quintales.
¿Cuál es entonces el camino de resolver los abastecimientos? ¿No era resolver la fuerza de trabajo, crear los campamentos, movilizar a los trabajadores necesarios? ¿Había otro camino mejor para garantizar los abastecimientos?
Se está desarrollando un programa de siembra de 500 caballerías de plátano fruta con microjet en la provincia de La Habana, ¿se podía hacer eso en las 10 000 hectáreas de los pequeños agricultores para resolver los abastecimientos de la capital? Los abastecimientos de la capital estaban en el esfuerzo de las empresas del Estado que tenían un gran potencial y donde se puede aplicar la técnica, y en las cooperativas que tienen también un buen potencial y donde se puede aplicar la técnica. Claro, hay que ayudar a las cooperativas, aquí se demostró, y en la reunión de la comisión se demostró; quedó claro que algunas cooperativas —y creo que fue aquí cuando se habló de la movilización diaria—, han recibido hasta 700 trabajadores en un día. Tiene lógica que traten de que la norma sea elevada. Las cooperativas son buenas, resuelven, pero muchas requieren la ayuda de movilizados o estudiantes de las escuelas en el campo o al campo, porque del campo se fue bastante gente, no hay fuerza de trabajo suficiente.
Ahora ese campo hay que repoblarlo. La construcción de los campamentos no estará completa hasta que no hayamos construido los pueblos. Los campamentos no van a ser la solución definitiva, la solución definitiva es el traslado, la repoblación, pagándoles los salarios adecuados y creando las condiciones de vida adecuadas para los trabajadores agrícolas.
Claro que seguiremos con las escuelas en el campo, con la escuela al campo, con todas esas cosas, pero la fuerza permanente hay que fijarla allí mediante la solución de los problemas sociales. Nosotros tenemos un proyecto de 44 pueblos solamente aquí, en la provincia La Habana, y el período especial lo ha frenado. Vamos a hacer, sin embargo, todo lo posible para ir desarrollando las construcciones, y si no los podemos tener en cinco años, vamos a tenerlos en seis, siete, ocho, nueve; pero no hay que dejar de trabajar en eso, no hay que desmayar en eso, porque es la solución, está clarísimo y lo estamos viendo este año ya.
El problema que nos queda por resolver es con qué métodos trabajamos con los campesinos sin crear el caos, la desorganización, cómo se les fiscaliza mejor su trabajo. Porque yo digo, si hay un compromiso que dice 50 caballerías de algo, hay que contarlas físicamente; pero no solo hay que contarlas físicamente, hay que ver cómo las están atendiendo, porque una caballería de zanahoria sembrada a tiempo puede producir 6 000 quintales, 7 000 quintales; sembrada fuera de tiempo y sin atenderla produce 1 500, 2 000 quintales; y así cualquier cultivo.
Desde luego, ya ustedes ven, las empresas estatales han cambiado de una manera radical, los movilizados quincenales se están haciendo veteranos, los contingentes son ya veteranos, los estudiantes de la escuela al campo están trabajando mucho mejor y mucho más organizados, los estudiantes de la escuela en el campo están produciendo el doble o el triple de lo que producían, ha tenido lugar una revolución. Ese era el camino para producir los 15 millones que yo calculo, ya que calculo 15 millones de viandas, frutas y vegetales para que esté supersaturado, ya no digo saturado, sino supersaturado el mercado de esta ciudad que es para nosotros un gran campo de investigación, se puede decir. ¿Qué necesita esta ciudad para que se sature de esos productos?
Al producir estos alimentos en la provincia de La Habana, liberaremos a las otras provincias que eran las que tenían que mandar para acá las viandas y vegetales, con excepción de Pinar del Río, donde se hizo un programa para suministrar de tomate, en parte, a la capital, que pienso que se prolongará todavía algunos años, y de otro gran plan, un plan enorme de cítricos como el de Jagüey en Matanzas, para que, cuando se han reducido las exportaciones y se produjo un excedente de cítricos, vengan los excedentes de cítricos y se distribuyan a la población. Calculo en 15 millones de quintales de viandas, vegetales y frutas las necesidades de la capital.
Permítanme darles otro dato. En el año 1992 las empresas estatales, si no viene un ciclón —un ciclón es lo único que puede variar los datos aquí— por La Habana, deben producir el doble de lo que produjeron en 1990; y en el año 1994, tal y como marchan las cosas, las empresas estatales de La Habana deben producir cuatro veces lo que producían en 1990, y casi el doble, si es que no el doble, de lo que van a producir las cooperativas y los campesinos individuales en estos renglones. Las empresas estatales de La Habana son las que más conozco, porque por aquí empezó este movimiento; movimiento que digo ayuda a todas las provincias, porque antes incluso desde Banes venía yuca. ¿Ustedes saben lo que es la yuca en unos camiones, con lo que se deteriora la yuca a las 24, las 48 horas?; plátano, viandas de todo el país, de Holguín, de Camagüey, de Cienfuegos. Cuando esta provincia abastezca a los casi 3 millones, no tendrán que venir viandas ni vegetales del interior del país, con excepción de algunos productos como piña de Ciego de Avila; cítricos de Jagüey, que siempre vendrá alguna cantidad, porque aunque la provincia tiene su huerto citrícola que está siendo renovado, al cual se le está aplicando el riego por goteo y algún día llegará a producir entre 150 000 y 200 000 toneladas de cítrico al año. Siempre podrá venir algún cítrico excedente de Jagüey, y durante algunos años a la vista, algunas cantidades de tomate de Pinar del Río, para no tener que quitarle más tierra a la caña en esta provincia, solo por eso. Pudiera llegarse a quitar, pero no creo que sea lo más conveniente para la economía del país que disminuyamos las áreas de caña por dejar de traer un poco de tomate de una provincia que es vecina, que está cerca y que tiene una excelente vía de comunicación.
Estos son elementos hechos realidades que ayudan a discutir con los que están confundidos, con los que no entienden, con los que impugnan.
Ya les decía que cuando no se hablaba todavía de perestroika, ya nosotros estábamos haciendo el proceso de rectificación en un sentido diferente, porque nosotros queríamos menos mercachiflismo y no más mercachiflismo; nosotros queríamos menos contradicciones entre los intereses de las empresas y los intereses de la nación, y no más contradicciones entre los intereses de la empresa y los intereses de la nación.
Había algunas cosas que hubo que frenar, las empresas comercializadoras tenían ganancias, tenían premios; las empresas productoras no tenían ganancias ni tenían premios y, sin embargo, esas empresas, como las azucareras, eran las que sostenían la economía del país. En buena lógica, de acuerdo con aquel Sistema de Dirección y Planificación de la Economía, había que cerrar todos los centrales azucareros, porque eran aparentemente irrentables. Ahora, le pagaban 160 pesos por una tonelada de azúcar y una parte importante de ese azúcar se vendía en 800 rublos, al central le tocaban 160, ¿cómo podía ser rentable el central?
Había un montón de cosas que rectificar y las estábamos rectificando. Las microbrigadas habían desaparecido y no había fuerza de trabajo para construir viviendas; el trabajo voluntario estaba desapareciendo, ya todo el mundo quería cobrar hasta por hacer una guardia, limpiar un jardín; las mejores virtudes que nos podía aportar el trabajo voluntario, virtudes socialistas, y virtudes comunistas, estaban siendo erradicadas; ya querían pagar por todo, primas para todo, premios para todo. Ibamos a caer en una enajenación mayor que la del capitalismo, y usted no puede defender el socialismo aplicando métodos sencillamente capitalistas; no puede, sería un desastre, nosotros tenemos algunos ejemplos: cómo, incluso, algunas veces medidas que hay que tomar por razones sólidas no las entienden, es muy difícil que se entienda.
Para mencionar una que no tiene acuerdo muy unánime, está la del cigarro. Ha habido y hay mucha incomprensión, aunque un poco menos, pero hay mucha todavía con lo del cigarro en el mercado paralelo, a pesar de todos los argumentos de salud, a pesar de todos los argumentos económicos, a pesar de los argumentos de otro tipo. Y no se le ha quitado nada a nadie, ¡no se le ha quitado nada a nadie!, sino se incrementó, en cierto modo, la producción. Se están haciendo, incluso, dos fábricas más para regionalizar mejor la distribución, y se vendió mucho más caro; más caro, pero no tan caro como el que se vendía en bolsa negra, se puso un límite. Pero ha habido muy poca comprensión.
Digo: Esto tiene de bueno y tiene de malo. ¿Cómo reaccionaría la gente en este país si le hacen lo que hicieron en la antigua URSS, y le disparan el kilogramo de pan de un rublo a 70, le disparan el litro de leche en cientos de rublos, le disparan todo, y le disparan dos mil y pico de rublos por un par de zapatos?
Esto demuestra que nuestra gente no entiende ni pescado frito de lo que se llama economía de mercado; porque precio de mercado se puede poner aquí mañana y se recoge todo el dinero, se acaba todo el dinero. ¿A qué precio habría que poner lo que se reparte? ¿A qué precio el azúcar, a qué precio la leche de los niños, a qué precio el frijol?
Teníamos mercado paralelo con determinados productos, porque era una forma de recoger dinero y es algo a lo que no hay que renunciar en el futuro, porque nosotros tenemos que buscar en el futuro cierto equilibrio financiero, es imprescindible. Es preferible buscarlo principalmente a través de aquellos productos que no son esenciales. A algunos productos esenciales habrá que elevarles en el futuro los precios también en cierta medida, aunque no de inmediato, ya que debemos tratar de que los productos agrícolas sean, al menos, costeables, que no tengan que ser subsidiados; pero, claro, el ron habrá que venderlo siempre mucho más caro, el cigarro y el tabaco habrá que venderlos mucho más caro, todo lo que sea suntuario hay que venderlo mucho más caro.
Nadie protestó del precio de la bicicleta, y nosotros sabemos que por ahí se paga 1 500 pesos por una bicicleta; sin embargo, el Estado vende la bicicleta en 120, 125 y 130 pesos. El Estado vende al costo, más el transporte y los gastos de distribución, si acaso.
Las bicicletas se venden a su costo y son cientos de miles, y van a ser millones de bicicletas. El Estado no anda haciendo negocios con eso esencial; el Estado siente que el país se beneficia cuando un obrero garantiza su transporte a la fábrica, o un estudiante garantiza su transporte; el Estado se beneficia, ahorra combustible, ahorra ómnibus.
¿Qué vamos a hacer con esos ómnibus húngaros, que pertenecen realmente, compañeras y compañeros, a la prehistoria? ¿Ustedes saben lo que es gastar divisas convertibles ahora para comprar piezas de ómnibus Ikarus que envenenan la ciudad? El Estado no vende la bicicleta en 800 pesos, ni en 1 000, ni en 1 500 pesos. Pesos hay por ahí a montones, ustedes lo saben. El Estado las vende a los precios de costo y, además, da un crédito hasta de un año para comprar la bicicleta. No la regala por no regalar, un poco para educar, un poco para que la aprecien algo, un poco para que la respeten. (Le dicen algo sobre el precio de la bicicleta de los estudiantes) Es verdad, se me había olvidado, pero las cosas buenas no hay que pregonarlas, mencionarlas en exceso. A los estudiantes se les vende a mitad de precio, y con un plazo para pagarlas.
El Estado debe tener una política de precios, pero el Estado socialista no es el capitalista; el Estado socialista distingue entre lo esencial y lo no esencial, trata de poner lo esencial al alcance del pueblo, y trata de elevar los precios a lo no esencial, porque tiene que recaudar.
No se puede pagar más salarios y más pensiones que la cantidad de productos y servicios de que se disponen, o más salario y más pensiones que lo que se recauda. Es decir, el Estado socialista tiene que recaudar lo que entrega, lo que redistribuye, pero lo hace con un concepto diferente al capitalista.
El capitalismo descubre veneno, y es capaz de vender el veneno más barato y la medicina muy cara. El socialismo tiene que vender el veneno caro y la medicina barata. Esto es lo que diferencia al socialismo del capitalismo, son cosas esenciales.
Esa es la gran ventaja que tiene el socialismo, tiene millones de ventajas, la posibilidad de poner a trabajar a todos en algo útil. Estoy hablando en condiciones normales, ahora estamos en condiciones realmente anormales. Ahora, cuando no les podemos garantizar el trabajo a todos, les garantizamos un ingreso y no se queda nadie sin ingreso.
Vean ustedes esa política de choque por América Latina y por el mundo, vean ustedes los millones de desempleados que tiene el capitalismo desarrollado. Estados Unidos tiene alrededor de 9 millones de desempleados en este momento; Francia, España, Inglaterra tienen, cada uno de ellos, 2, 3, 4 millones de desempleados.
Si una fábrica se queda sin materia prima aquí, le dan un ingreso al hombre o a la mujer, no se le deja en la calle, no está nadie abandonado. Ese es el socialismo.
La sociedad capitalista es la sociedad de los privilegios, es la sociedad de los vicios, es la sociedad de la enajenación, es la sociedad del egoísmo; es la sociedad del hombre explotando al hombre, del hombre enemigo del hombre, del hombre —como decía Engels o Marx— lobo del hombre.
El capitalismo es una sociedad de lobos y no una sociedad nueva. Los gérmenes del capitalismo se iniciaron hace más de 3 000 ó 4 000 años. Tanto que se habla de Grecia como ejemplo, cuna de la civilización occidental, y usted se pone a leer la historia antigua y se encuentra que cuando Atenas, el centro de la luz, del arte, de la arquitectura, de la pintura, del teatro, de la poesía, de la filosofía, incluso, aunque muchos de aquellos filósofos tenían 5, 10, 15, 20 esclavos —no vamos a insultarlos ahora, porque ellos nacieron en aquella sociedad; estamos analizando a la sociedad y no a los filósofos griegos que hicieron muchos aportes al pensamiento, fueron los fundadores de la filosofía—; cuando Atenas tenía 40 000 habitantes, contando hombres, mujeres y niños, había 35 000 esclavos dedicados a trabajar en los talleres y en la agricultura, 25 000 mujeres esclavas para los trabajos domésticos —en los hogares—, 10 000 niños esclavos para servicios en el hogar —los empleaban en eso— y 20 000 esclavos en las minas. En definitiva, 40 000 ciudadanos llamados libres, que no todos eran iguales, porque entre esos 40 000 había algunos que eran muy ricos y otros que eran pobres; pero, además de eso tenían 90 000 esclavos.
Cuando les hablaba recientemente a los científicos les decía: No podemos volver a esa época, en que gente esclava trabaje para la llamada gente libre. Ese es el capitalismo, ni más ni menos; ese es el obrero asalariado, ese es el desempleado, ese es el ejército de la reserva laboral, esa es la sociedad de clases, la sociedad de explotadores y explotados. Yo les decía: Nuestra sociedad no puede ser solo una sociedad de intelectuales, porque, ¿quién va a trabajar con sus manos?
Ahora, no crean que los ciudadanos de esa llamada democracia de Europa, en Francia, en España, en Estados Unidos, en todos esos países, son los que cultivan el tomate, la papa, las viandas o los vegetales. No, son los inmigrantes. Una nueva forma de esclavitud en Europa es la inmigración, una nueva forma de esclavitud en Estados Unidos es la inmigración. Esos miles de haitianos que fueron a parar a la base de Guantánamo por qué fueron allí, iban de viaje a Estados Unidos para la cosecha de tomate; millones de mexicanos y de latinoamericanos recogen el tomate o los vegetales en Estados Unidos; son inmigrantes de Africa en Europa, o son inmigrantes de Turquía, o inmigrantes de Asia los que hacen los trabajos más duros. Esa es una nueva forma de esclavitud en que el hombre no está amarrado ni mucho menos, pero es el que hace los trabajos más duros.
De modo que ese es el capitalismo, cuyas bases tienen más de 3 000 años. La sociedad concibió otra forma de organización ahora, en esta época contemporánea, una sociedad más justa, donde el hombre pusiera la ciencia, la técnica y las máquinas al servicio del hombre, realmente, la producción al servicio del hombre, y desapareciera esa horripilante desigualdad que existía entre unos seres humanos y otros.
El marxismo-leninismo es tan noble que se propone no solo una fórmula de distribución socialista, sino que sueña con una fórmula de distribución comunista. El marxismo sueña con darle a cada cual según sus necesidades; debemos reconocer que estamos lejos de eso, pero el socialismo es un gran paso de avance, y el período especial se parece bastante al comunismo, porque no nos queda más remedio que hacer un reparto lo más equitativo posible, desde luego.
La sociedad capitalista, el imperialismo —repito— son indefendibles, no pueden defenderse desde ningún ángulo, desde ningún aspecto. La propiedad privada de los medios de producción es indefendible, la idea de convertir a nuestros excelentes médicos y en especial a los médicos de la familia en médicos privados es, sencillamente, criminal; habría que hacer todo un trabajo para convertir en bandidos a nuestros miles y miles de médicos de la familia. Es criminal la simple sugerencia de eso y creer que este país ganaría algo con eso.
Les aseguro a ustedes que con todas las vueltas que quieran darle al sistema capitalista, que es en esencia el sistema imperialista, este es criminal e indefendible. Eso es lo que nos están ofreciendo a nosotros; porque hay, además, dos capitalismos: el capitalismo desarrollado, que tiene montones de calamidades y de injusticias sociales, y el capitalismo subdesarrollado, que es peor todavía. ¿Qué nos están ofreciendo a nosotros, un capitalismo subdesarrollado? ¿Es acaso para emplear la ciencia y la técnica? La ciencia y la técnica no las puede impulsar nadie más de lo que las está impulsando el socialismo, porque ningún otro sistema puede buscar la integración, la cooperación entre todos los científicos, entre todos los centros de investigaciones científicas, entre todos los profesionales, entre todos los hospitales.
¿Qué movimiento como el Foro de Piezas de Repuesto puede haber en el capitalismo? ¿Qué movimiento como los polos científicos? ¿Qué movimiento como el sindicato de las ciencias? ¿Qué movimiento como esta cooperación extraordinaria que se está desarrollando entre todos los trabajadores científicos? Solo el socialismo y solo nuestro país tiene el privilegio de poder aplicar masivamente la técnica, y no en balde ocupa el primer lugar entre los países subdesarrollados, en el campo de la ciencia y de la técnica (APLAUSOS).
¿Qué capitalismo permite realizar un congreso como este, donde se puede decir que han sido escogidos los mejores jóvenes de nuestro país para representar la juventud? —y no lo digo por halagarlos a ustedes (APLAUSOS). Los veo aquí, pero he visto en estos días tantos muchachos excelentes y tantos cuadros excelentes en la FEU, entre los estudiantes de medicina y de otras facultades en todas partes, movilizados por los campos, que digo que tienen que ser muy buenos los que vienen aquí representando a la juventud, porque es que nuestra juventud es muy buena (APLAUSOS).
¿Qué democracia puede haber en un país fragmentado en 100 pedazos, en una juventud fragmentada en 1 000 pedazos? ¿Qué fuerza, que unión puede haber para trabajar unidos a fin de impulsar las grandes tareas de nuestra sociedad, de nuestra Revolución, de nuestro pueblo? Es un crimen fragmentar esa fuerza en un país del Tercer Mundo que necesita empujar duro, que necesita desarrollarse, que necesita enfrentarse a los intentos de dominación del imperio, a los intentos de absorción del imperio, que tiene que enfrentarse a los bloqueos, a todas las calamidades del mundo de hoy.
¿Qué están ofreciéndole a Cuba? ¿Convertirla en un Puerto Rico, en un Haití, en una Centroamérica? Nadie nos va a regalar nada, y cuando el imperialismo regala algo es porque teme algo. Ahora están buscando cómo le regalan algo a la antigua URSS, porque tienen miedo que empiecen a vender armas nucleares tácticas, empiecen a venderlo todo y que se produzca un pandemonio allí, una guerra civil. Ahora están asustados; se alegraron mucho en los primeros momentos y ahora están asustados de la propia desintegración de la URSS.
A nosotros nadie nos va a regalar nada, ¡ni queremos que nadie nos regale nada, además! (APLAUSOS) No queremos que nadie nos regale lo que podemos producir con nuestro sudor y con nuestra inteligencia. ¡No queremos que nadie nos regale nada a costa de la dignidad y el honor de nuestro pueblo! (EXCLAMACIONES Y APLAUSOS PROLONGADOS) No queremos que nadie nos regale nada a costa de nuestras ideas. Nosotros no queremos que nos regalen nada a costa de la patria, de la independencia, de los principios.
Hace mucho tiempo que han querido regalarle algo, desde los siglos pasados; que han querido comprar a este país los imperialistas del Norte. Pero este país existe como nación, con su cultura, su personalidad, su independencia, porque ha sabido defenderla en heroicas guerras y a lo largo de momentos muy difíciles durante todo este siglo.
Hace más de 150 años que estamos amenazados de absorciones y no queremos convertirnos en una Florida, en un Miami; no queremos convertirnos en una neocolonia, y sabemos, además, que la neocolonia lo que trae es infelicidad al hombre, dolor, sufrimiento, desigualdad, injusticia, humillación. Los que han conocido la dignidad no se olvidarán ni renunciarán jamás a ella.
Aquellos que hoy se venden miserablemente, aquellos que hoy se entregan, esos nunca tuvieron dignidad ni verdadero honor; esos convirtieron el honor y la dignidad en una máscara, y el título de revolucionario en una máscara. ¡El verdadero revolucionario no claudica jamás, ni se vende jamás, ni traiciona jamás! (APLAUSOS) Eso es cosa de cobardes, de vendepatrias y de oportunistas.
Esa basura que nos ofrecen no la queremos ninguno de nosotros, preferimos cualquier sacrificio, cualquier destino, menos el de la esclavitud, menos el desprecio que significa la sociedad capitalista, la humillación que significa la sociedad capitalista.
En este congreso hemos visto cómo ustedes se han preocupado por las delegadas embarazadas, son 27, no quieren que monten bicicleta. Habrá que buscarles su bicicleta si no les tocó, porque después del parto necesitan ejercicio en bicicleta (APLAUSOS). Ustedes las cuidan como las niñas de los ojos, porque son las embarazadas. Pero ustedes quieren cuidar no solo a las embarazadas, quieren cuidar a los niños que van a nacer.
Ustedes saben que esas embarazadas van a parir en los hospitales —por no decir dar a luz, para no ponerme demasiado fino aquí, decir parir como dicen los médicos, como dice el pueblo—, ninguna comadrona va a recoger a ninguno de esos niños. Van a tener todos sala de terapia intensiva pediátrica, servicios intensivos neonatales. ¿En qué lugar del mundo los tienen?
Ustedes se preocupan por los niños para que no mueran en el primer año de vida y que tengan alimento, que no mueran en sus primeros cinco años, que no mueran entre los 5 y los 15, que las incidencias de muerte sean mínimas para todos esos niños.
Ustedes se preocupan de que las niñas que nazcan de esas embarazadas no sean mañana prostitutas. Puede haber aquí jineteras, pero habría que añadir que son estrictamente voluntarias (APLAUSOS). Ninguna mujer en este país está obligada a prostituirse. ¿Qué puede traer el capitalismo, qué puede prometer? Prostitución con alto nivel escolar para las mujeres cubanas: promover que haya maestras, profesoras, técnicas, ingenieras y hasta médicas —sin que este "hasta" quiera decir nada exclusivo de los médicos— prostitutas, porque si les hemos dado empleo a 44 000 médicos en este país, la mayoría mujeres. Y les vamos a dar empleo a 4 000 más este año, y se lo seguiremos dando mientras gradúe la universidad médicos —graduaciones que iremos regulando, desde luego, como es lógico, porque todo tiene su límite—, cuando el capitalismo las lance a la calle, cuando vengan fórmulas de Fondo Monetario, de Banco Mundial y dejen sin presupuesto a la educación, la salud, el deporte, todo, ¿qué les van a ofrecer a las mujeres de este país, el prostíbulo; aquí en este país donde casi el 60% de la fuerza técnica son mujeres? ¿Eso es lo que van a prometer estos teóricos de pacotilla, estos trasnochados recomendadores del capitalismo, o estos hipócritas que se disfrazan con la máscara del revolucionarismo?
No, ustedes no quieren que los hijos de las más de 100 000 mujeres embarazadas en este país, que son jóvenes como ustedes —porque tengo entendido también que las ancianas no traen criaturas al mundo, y entre las acusaciones que les podían hacer a los jóvenes está esa. Son campeones olímpicos, son jóvenes, da la casualidad que todos estos olímpicos son jóvenes, y da la casualidad que todas las que paren son jóvenes, y que la edad fértil, por excelencia, está en la edad de ustedes.
Entonces, ¿qué les está ofreciendo para las hijas de esas madres embarazadas y qué les está ofreciendo para los hijos, pedir limosnas por las calles, limpiar parabrisas, convertirse en drogadictos? (EXCLAMACIONES DE: "¡No!") ¿Qué les puede ofrecer el capitalismo a esos niños? Eso es lo que no queremos y por eso preferimos la muerte. Está claro, no es un capricho, no es un dogma, no es un fatalismo; es que hay cosas que sencillamente no se pueden aceptar.
¿Qué les van a ofrecer a nuestros cientos de miles de estudiantes que se están educando como se están educando? Porque puedo decir una cosa sin temor a equivocarme, y lo digo: ¡Los mejores estudiantes del mundo son nuestros estudiantes! (APLAUSOS) Los veo en el trabajo, los veo haciendo tantas cosas, los veo con tanta conciencia, los veo con tanto entusiasmo.
Los mejores adolescentes del mundo son nuestros adolescentes. No quiero decir que la mejor pedagogía del mundo sea la nuestra, pero podemos tenerla si nos proponemos tenerla; tenemos todo el personal, todos los maestros.
Los mejores niños del mundo son nuestros niños, los más sanos, los más inocentes.
Los mejores deportistas del mundo son nuestros deportistas, los más sanos, los más desinteresados, no los hay igual en el mundo. ¿Qué quieren, destruir todo eso?
La mejor juventud del mundo, lo digo sin que me quede la más mínima duda, es la juventud cubana (APLAUSOS Y CONSIGNAS).
Puedo decir que los soldados más nobles del mundo son nuestros soldados. Lo veo en los compañeros del Ejército Juvenil del Trabajo, lo que hacen esos muchachos (APLAUSOS); lo veo en las tropas regulares, uno pasa de una impresión extraordinaria a otra. Me encontré con 120 soldados de fuerzas especiales, eran las 7:00 de la noche y estaban recogiendo papa, habían empezado a las 7:00 de la mañana. ¿Eso se hace por dinero? ¿Eso lo hace cualquier joven, cualquier soldado en cualquier parte del mundo?
El día que nos reunimos en la comisión de la agricultura me encontré otros 120 compañeros y compañeras de las FAR en el campamento El Paraíso. ¿Se podrá encontrar en el mundo gente mejor que esa? Lo digo así, sin chovinismo, lo digo con una convicción absoluta: ¡Qué extraordinaria calidad!
¿Y eso es lo que quieren destruir, esa, que es la obra mejor de la Revolución? ¿En qué quieren convertir a esos hombres y mujeres? ¿Qué quieren hacer con este país, atomizarlo, dividirlo en cien pedazos, llevarlo a la guerra civil?
¿Quiénes son los criminales que tales cosas pretenden? ¿Quiénes son los criminales que tal servicio quieren prestarle a la reacción mundial, al imperialismo? ¿Quieren hacer trizas de este ejemplo sin precedentes en la historia?
¿Habrá pueblo que se haya enfrentado a un desafío mayor? ¿Habrá pueblo que se haya enfrentado a dificultades mayores? ¿Habrá pueblo más sereno y, a la vez, más valiente? ¿Podía alguien concebir en el mundo que Cuba se mantuviera, a pesar de que desapareciera la URSS y el campo socialista, cuando el imperialismo no ha desaparecido todavía y cuando es más fuerte, más poderoso y más influyente que nunca? ¿Escribió alguna vez un pueblo semejante página? ¿Enfrentó algún pueblo una lucha mayor?
¿Ahora mismo qué hacen los imperialistas? Ya todos los cañones de la propaganda imperialista se dirigen contra nosotros. No se dirigen contra el antiguo campo socialista, no se dirigen contra la URSS, no se dirigen contra China, no se dirigen contra nadie, tienen relaciones comerciales de todo tipo con todos esos países. Se dirigen contra un país que se llama Cuba, y eso es lo que no quieren perdonarnos los mediocres, los farsantes, los hipócritas, los oportunistas, porque, según sus cálculos matemáticos, la Revolución tenía que derrumbarse y tenía que haberse derrumbado hace rato, y, como la Revolución no se derrumba, en vez de echarles la culpa a sus matemáticas le echan la culpa de su amargura a la Revolución, le echan la culpa al pueblo. Sobre algo tienen que descargar su odio y su frustración, y tiene que ser grande cuando sepan que no solo no se ha derrumbado, sino que para liquidar la Revolución tendrán que pasar sobre el cadáver de todos los revolucionarios de este país (APLAUSOS PROLONGADOS Y CONSIGNAS).
Contra Cuba se dirigen hoy todos los recursos de la propaganda imperialista, decenas de miles de millones con que cuentan para eso, y podríamos decir que más que decenas de miles de millones, si se suma a la propaganda imperialista la de sus aliados, todas se dirigen contra Cuba. No hay otro caso en el mundo de un bombardeo de publicidad como el que se realiza contra Cuba, más de 500 horas semanales de trasmisión radial lanzando consignas de todo tipo para sembrar el confusionismo ideológico, para alentar la subversión, la delincuencia, el sabotaje, se emplean contra Cuba, ¡más de quinientas horas de radio!
Incluso en estos días, cuando empezaba el congreso, se les ocurrió la idea cínica de lanzar su televisión en horas del mediodía cuando el país por ahorrar combustible, haciendo grandes esfuerzos por sobrevivir, se ha privado de la televisión un número de horas, entre otras, las horas del mediodía, y no pensando tanto en lo que cuesta la emisión como lo que cuesta en electricidad la recepción de cientos de miles de televisores encendidos. Cuando el país hace eso, el imperialismo, de forma cínica, empieza a emitir sus señales de televisión al mediodía.
Es decir que no solo nos bloquean, no solo tenemos un doble bloqueo, no solo hacen lo indecible para impedir que avancen nuestro comercio y nuestro desarrollo, sino que quieren obligarnos a gastar combustible, a la vez que emplean sus venenosos métodos de publicidad, y empeñados en introducir la televisión que no han podido hasta ahora, dicen que para mantenernos informados, cuando el pueblo peor informado del mundo es el de Estados Unidos. Por eso nos consideramos también con derecho a informar al pueblo de Estados Unidos, y lo vamos a informar con el mismo derecho que ellos nos quieren informar a nosotros, a través de determinadas emisoras radiales que alcanzan perfectamente el territorio de Estados Unidos (APLAUSOS Y EXCLAMACIONES). Lo vamos a informar, ya que estaríamos informando al pueblo peor informado del mundo, porque las estadísticas de las encuestas demuestran que un número enorme de norteamericanos no sabe ni siquiera dónde está América Latina, ni cuál es la capital de México o de Brasil, y confunden a Argentina con Brasil o Bolivia, a Brasil con Colombia, es una ignorancia generalizada. De Cuba no saben nada y nos quieren informar. Eso, naturalmente, nos da derecho también a informarlos a ellos en la medida de nuestras posibilidades.
Pero es verdaderamente cínico en estos instantes llevar a cabo esa grosera provocación contra nuestro país, llevar a cabo esa grosera agresión contra nuestro pueblo. Es que no conocen suficientemente nuestro país y vienen en tales circunstancias a hacer llover sobre lo mojado: no les bastan las 500 horas radiales y están empeñados en poner la televisión al mediodía. Eso es lo que puede esperarse del imperialismo, de su arrogancia, de su prepotencia, de su papel hegemónico; pero que no nos confundan con otros, ¡que no nos confundan con otros! Ellos serán responsables de cualquier tipo de problemas o de incidentes que puedan surgir con Cuba, pero hay cosas que sencillamente son intolerables. Eso lo hacen apoyándose en su fuerza, en su carácter de dueños del mundo.
Por eso hacemos bien en no descuidar nuestras defensas, por eso fue excelente que la juventud inaugurara su congreso en los túneles.
Sí, ellos saben que ya no recibimos las armas que recibíamos antes; pero pienso que con lo que tenemos les podemos hacer una resistencia a los imperialistas bien grande. Nosotros no buscamos conflictos, nosotros no queremos conflictos, pero a lo que no estamos dispuestos es a arrodillarnos frente al imperio (APLAUSOS).
El destino nos dio este papel singular, extraordinario, superior a las fuerzas de cualquiera para preservar la esperanza, esa esperanza de que hablaba la soviética en el mensaje que envió a la compañera invitada a este congreso; el destino nos dio el papel de defender la soberanía, la independencia —no ya solo el socialismo, no estamos defendiendo solo el socialismo—, no solo para defender las ideas más nobles, no solo para defender las ideas de Marx, de Engels, de Lenin, adaptadas, como es natural, a nuestras condiciones —las ideas revolucionarias no pueden constituir un dogma, sino un conjunto de principios y de objetivos, y cada pueblo en concreto tendrá que adaptar los suyos—; siempre dijimos que éramos marxista-leninistas y martianos, siempre lo dijimos, ¡nunca!, ni por un segundo, se olvidaron las ideas de Martí, la imagen de Martí, las enseñanzas de Martí, ¡nunca!, desde el Moncada hasta hoy. Por eso tenemos tan legítimos títulos para reclamar nuestra militancia martiana unida al marxismo-leninismo (APLAUSOS).
Vean ustedes nuestros símbolos, los símbolos de la juventud: el Che, Mella, Camilo, ¿podrá haber símbolos mejores que esos?, ¿podrá haber símbolos superiores a esos? (APLAUSOS Y EXCLAMACIONES DE: "¡No!")
Y me pregunto lo siguiente: En unas circunstancias como estas, ¿qué haría el Che, estaría hablando de capitalismo y de economía de mercado y de esas cosas? (EXCLAMACIONES DE: "¡No!") ¿Qué haría Mella, a ese Mella que ustedes tanto conocen, esa figura luminosa que precedió a esta generación, estaría hablando de economía de mercado y de capitalismo? (EXCLAMACIONES DE: "¡No!") ¿,Qué haría Camilo, estaría hablando de economía de mercado y de capitalismo, y andaría hablando las basuras esas que hablan por ahí algunos mediocres, vendepatrias y oportunistas? (EXCLAMACIONES DE: "¡No!")
Pero si nos vamos más atrás, si nos encontráramos con Céspedes, si viviera Céspedes hoy, si viviera Agramonte, si viviera Maceo, si viviera Gómez, si viviera Martí, ¿estarían haciendo algo diferente de lo que estamos haciendo nosotros? (EXCLAMACIONES DE: "¡No!"), ¿estarían hablando de claudicaciones, de concesiones al imperialismo?, ¿estarían hablando de renunciar a la patria, de renunciar a la independencia, de renunciar al honor, de renunciar a la dignidad? (EXCLAMACIONES DE: "¡No!") ¡Jamás! Pienso que estamos haciendo lo que ellos harían (APLAUSOS).
Y así como ellos nunca dieron razones para que otros se avergozaran de ellos, esta generación de revolucionarios no dará jamás razones para que las futuras generaciones puedan avergonzarse de ella (APLAUSOS).
¿Va a renunciar esta generación de jóvenes y esta generación de revolucionarios a los privilegios que tiene, a la patria que tiene, a los principios que tiene, a la Revolución que tiene? (EXCLAMACIONES DE: "¡No!") ¿Y quiénes son los herederos de todo lo que se hace hoy, de lo que hacemos ustedes y nosotros juntos? Son ustedes, son los hijos de ustedes, esos hijos que ustedes no quieren que sean ni prostitutas ni drogadictos, esas hijas e hijos que ustedes no quieren que sean discriminados, que sean humillados, que sean esclavizados. ¿A qué van a renunciar ustedes, a lo que tienen hoy y que no tiene ningún otro país del Tercer Mundo, que no tiene ningún país capitalista?, ¿este nivel de vergüenza, este nivel de honor, este nivel de seguridad, de confianza en sí mismo, esta gloriosa altura revolucionaria que hemos alcanzado?
¿Cómo pueden pensar que las jóvenes generaciones renuncien a eso, a esta cultura que hemos adquirido para volver a tener enfermos sin hospitales, niños sin escuelas, para perder hasta las viviendas en que habitan esos núcleos que tan generosamente los han recibido a ustedes, cuando vengan capitalistas a reclamarlo todo?, o vinieran capitalistas a reclamarlo todo, que no van a venir y no podrán reclamar nada mientras haya un brazo capaz de defender la Revolución (APLAUSOS); cuando vinieran a reclamar tierras, y casas, y fábricas, y círculos infantiles, como dije una vez, para convertir las escuelas preuniversitarias en el campo en posadas, o los círculos infantiles en bares, ¿a quiénes creen que van a engañar con eso?
¿A renunciar a nuestros centros de investigaciones, a renunciar al fruto del trabajo de decenas de miles de investigadores y de cientos de miles de racionalizadores e innovadores, al fruto de las Brigadas Técnicas Juveniles? ¿Creen que una sociedad que haya tenido eso renuncie a ello?
No se puede obligar a una sociedad a renunciar a semejante cosa, ni nos suicidaremos con concesiones cobardes y entreguistas, ni nos autodestruiremos, ni renunciaremos a nuestra independencia, ni renunciaremos a nuestra sólida unidad, ni renunciaremos a la esperanza, ni renunciaremos a las oportunidades que la vida nos ha dado de construir nuestro destino sin importarnos las difíciles condiciones de hoy. ¡Y para arrebatarnos lo que tenemos, tendrán que exterminamos, si es que pueden exterminarnos! (APLAUSOS PROLONGADOS Y EXCLAMACIONES DE: "¡Ay, Malembe, la juventud ni se rinde ni se vende, Malembe!")
Ninguna juventud en el mundo cuenta con la cantidad de personas educadas con que ustedes cuentan, con menos analfabetos que los que ustedes cuentan; ninguna juventud en el mundo cuenta con tantos científicos, tantos técnicos, tantos ingenieros, tantos profesores, tantos maestros, tantos médicos. Somos el país del Tercer Mundo y del mundo con más maestros y profesores per cápita. ¿Vamos a renunciar a eso? (EXCLAMACIONES DE: "¡No!") Somos uno de los países del mundo con más alto índice de médicos per cápita, y el más alto si vemos la distribución de los médicos, que están per cápita de verdad. ¿Vamos a renunciar a eso? (EXCLAMACIONES DE: "¡No!")
Ninguna juventud del mundo contó con tantos recursos y por eso, aunque hay un mundo unipolar, somos libres y somos independientes; aunque haya un mundo unipolar, repito, somos libres y somos independientes, porque somos capaces de defender esa libertad y esa independencia.
Digo también que ninguna juventud del mundo cuenta con la cantidad de armas físicas con que cuentan ustedes, y ninguna juventud del mundo cuenta con la cantidad de armas políticas y morales con que cuentan ustedes (APLAUSOS PROLONGADOS).
Por eso confiamos en ustedes, y confiamos de una manera plena y total. Por eso estamos seguros de que ustedes y nosotros, las nuevas generaciones y las anteriores generaciones revolucionarias, sabremos defender con hechos y no simplemente con palabras, sabremos defender con todo el valor y con toda la energía que sea necesaria la patria, la Revolución y el socialismo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario