martes, 20 de febrero de 2018

Confesión del Palma Salamanca sobre asesinato de Senador Jaime Guzmán.-a



El testimonio extrajudicial del frentista, que hoy se encuentra en Francia a la espera de una determinación sobre su extradición, no está firmado por el inculpado. Este archivo, del que sólo se conocen fragmentos, es reproducido acá de forma textual.
El 4 de abril del año 1992, la Brigada de Homicidios de la Policía de Investigaciones entregó el informe número 45 que contiene la supuesta declaración de Ricardo Palma Salamanca, condenado a cadena perpetua por el asesinato del senador UDI Jaime Guzmán y el secuestro de Cristián Edwards.

La confesión extrajudicial del frentista, que hoy se encuentra en Francia a la espera de una determinación sobre su extradición, no está firmada por el inculpado. De hecho, el reporte, que es parte de la carpeta de investigación, recalca que tras colaborar con la indagatoria cuando fue detenido el 25 de marzo de 1992, Palma Salamanca se reunió con su abogado el 2 de abril de ese año, luego de lo cual decidió no ratificar su testimonio.

Este último archivo, del que sólo se conocen fragmentos, es reproducido de forma textual por La Tercera.

El 1 de abril de 1991, Ricardo Palma Salamanca, el “Negro” concretó la misión entregada por el Frente Patriótico Manuel Rodríguez de participar del equipo que tenía como misión asesinar al senador de la UDI e ideólogo de la Constitución de 1980, Jaime Guzmán Errázuriz. La investigación judicial por la que fue condenado indica que fue unos de los autores materiales del crimen y su testimonio, que consta en el expediente en el informe 45 del 4 de abril de 1992 de la PDI, entrega detalles de sus dudas políticas sobre la misión encomendada y los contratiempos que tuvo para ejecutar el mandato del Frente.

Se trata de 16 páginas, de las que hasta ahora sólo se habían hecho públicos algunos extractos, en que Palma Salamanca sostiene, por ejemplo, que tras recibir instrucciones del comandante Emilio, Raúl Escobar Poblete, hoy detenido en México, manifestó reparos sobre lo que él denomina como el “ajusticiamiento” del senador y fundador de la UDI: 
Nuestras reuniones o puntos, fueron más frecuentes, siendo informado en una de éstas, que la acción a realizar era el ‘ajusticiamiento’ de Jaime Guzmán, de inmediato le doy a conocer mi opinión, mostrándome adverso a la acción, por cuanto yo pienso que Guzmán está desarmado, es Senador y además representa la lucha que dimos por la Democracia, él me dice que es válido, pero que se trata de una orden, la cual yo acepto”, señala.

Palma Salamanca hoy se encuentra en Francia a la espera de una decisión sobre su extradición a Chile.

El origen

 

“En mi calidad de miembro del Frente Patriótico Manuel Rodríguez, y después del ataque a los Marinos realizada a fines de 1990, seguí en contacto con mi Jefe, Emilio, en espera que nos llegara la orden de cometer una nueva acción”.

“Es así que a mediados del mes de Marzo, en uno de los contactos personales que tuve con Emilio, llamados ‘puntos’, que se realizaban en distintas direcciones, me comunicó que teníamos que realizar una tarea por delante, más o menos difícil y que era importante y que era una obligación de todos ‘nosotros’. Yo le pregunté de qué se trataba y él me dijo que a su tiempo yo lo iba a saber; transcurría el tiempo y yo le inquiría más detalles de qué podría ser, y me decía: ‘algo que sabemos hacer’”.

“Desde ese momento nuestras reuniones o puntos, fueron más frecuentes, siendo informado en una de éstas, que la acción a realizar era el ‘ajusticiamiento’ de Jaime Guzmán, de inmediato le doy a conocer mi opinión, mostrándome adverso a la acción, por cuanto yo pienso que Guzmán está desarmado, es senador y además representa la lucha que dimos por la democracia, él me dice que es válido, pero que se trata de una orden, la cual yo acepto”.

“En el siguiente punto, me informa que la ‘acción’ (ajusticiamiento), se realizaría en el lugar de trabajo del senador Guzmán, vale decir en el Campus Oriente de la Universidad Católica de Chile donde hacía clases, ordenándome que visite el lugar para familiarizarme con él, a la vez de efectuar el ‘chequeo’ correspondiente. Por tal motivo me trasladé hasta el Campus Oriente, comprobando que éste está ubicado en calle Battle y Ordoñez, la cual tiene doble sentido de tránsito y la entrada queda frente a la calle Regina Pacis, la cual tiene doble vía, separadas por un bandejón central; luego observé el flujo de gente, vehículos y los movimientos de patrullero policiales. Posteriormente efectúo una ‘penetración’ al Campus, observando los distintos accesos, tanto al primero como al segundo piso, donde centro mi mayor atención, puesto que Emilio me había informado que Guzmán hacía clases de Derecho en el segundo piso”.

“En el siguiente punto le informo a Emilio de mis observaciones, oportunidad en la cuales me da a saber del lugar exacto donde se va a desarrollar la acción, siendo éste, una escala contigua a la sala de profesores (Secretaría de la Facultad de Derecho). Además me pone en conocimiento de la rutina que realiza Guzmán y que consiste en que una vez que finaliza sus clases, se dirige a la “sala de profesores”, para hacer entrega del libro de clases y luego abandonar el lugar, por esta escala que lo conduce al estacionamiento de vehículos ubicado en el interior del campus, toda esta explicación guiada por unos dibujos tipo planos que él hace a mano alzada en una hoja de dibujo. Identifico el lugar destinado a cometer la acción como la escala que yo encontré en una de mis exploraciones al sitio; en ese momento manifiesto mi opinión ya que me parece contraproducente, por cuanto se trata de una escala solitaria, por lo que al efectuar la acción, Guzmán podría darse cuenta y expongo que lo mejor sería efectuarlo en el exterior, en esta oportunidad Emilio manifiesta que la acción debe efectuarse como él lo indica y en el lugar que él lo señala, no obstante insisto manifestando que por último la acción podría desarrollarse en el estacionamiento, a lo que él responde que el estacionamiento es muy amplio y se daría cuenta al momento en que nosotros deberíamos acercarnos a él”.

“Emilio continúa manifestando que la acción se desarrolla en esta escala, la cual en el primer piso y luego de un pequeño espacio como un salón, comunica a un pasillo a cuyo lado derecho, saliendo de la escala al pasillo, comunica con la salida directa al estacionamiento del interior del campus y por su lado contrario, vale decir hacía el lado izquierdo comunica con un patio interior y a la izquierda de éste se ubica el hall de la entrada principal, lugar que debíamos usar para la retirada, hasta alcanzar la calle Regina Pacis donde se encontraría estacionado un vehículo destinado a la huida”.

“El lugar del estacionamiento del vehículo, sería en calle Regina Pacis, con dirección al sur y entre las calles Battle y Ordoñez y un pasajito que nace en esta calle, para luego en éste, seguir por una calle en línea recta hacia Irarrázaval, en ese momento me vuelvo a oponer y opino que la huida no debe ser de esa forma, sino que efectuando al menos un quiebre para saber si alguien nos sigue una vez efectuada la acción; en esta vez por lo menos Emilio acepta mí proposición y es así que determinamos que la ruta de escape, sería Regina Pacis, Holanda, para virar hacia el oriente por Simón Bolívar y luego hacia el sur por Jorge Washington, lugar en el cual abandonaríamos el vehículo, a la altura de la Municipalidad de Ñuñoa y luego seguir a pie”.

“Todo lo anterior me hizo suponer que Emilio había ‘chequeado’ el lugar, sólo o en compañía de otras personas, no obstante, lo hicimos juntos una vez que le entregué mis informes para afinar los más mínimos detalles”.



Los preparativos


“Hasta ese momento yo no conocía la fecha exacta cuando se iba a efectuar la ‘acción’, pero en un punto, Emilio, me dice que vamos a ‘recuperar’ (robar) un automóvil citándome para el día siguiente a un punto de reunión, que en esta oportunidad correspondía al paradero 7 de Vicuña Mackenna, a efectuarse a las 19:00 horas. Al llegar al lugar, me percaté que Emilio se encontraba acompañado de otro sujeto, un hombre alto, más que yo, de pelo crespo negro, al cual Emilio me presenta como ‘Simón” manifestándome que éste participará en la recuperación del automóvil; en ese momento Emilio le indica a Simón, que se traslade hasta los supermercados y ubique un taxi, de color negro, no muy grande y en buen estado, además agrega, que no sea un Opala. De esta forma y con las instrucciones recibidas, Simón se retira, dirigiéndose por Vicuña Mackenna hacia Américo Vespucio, mientras nosotros nos dirigimos hacia el interior de los pasajes de la Población que se ubica en ese paradero de Vicuña Mackenna, hasta detenernos en un lugar, que supongo había previsto Emilio con Simón”.

“Estas exigencias que debía reunir el vehículo recuperado, se hacen porque es menos notorio para su búsqueda por parte de la policía, además contábamos con el tiempo suficiente para elegirlo antes de la acción”.

“Alrededor de las 21:30 horas, apareció un taxi Opala de color negro en cuyo asiento posterior viajaba Simón, quien hizo detenerse el vehículo en el lugar prefijado por ellos y en ese momento, me acerco hasta la ventanilla delantera izquierda donde procedo a ‘encañonar’ al conductor del taxi y le ordeno pasar al asiento del copiloto, advirtiéndole que se mantuviera tranquilo y así nada le sucedería; en los momentos en que el chofer me obedece, abro la puerta y de inmediato Emilio toma posesión del volante, mientras que yo me subo en el asiento trasero izquierdo. Le explicamos al chofer que no tenga cuidado y que su vehículo lo usaríamos por pocos días, al cabo de los cuales le sería devuelto; en esos momentos, nos desplazamos por algunos pasajes internos de esta población y luego por calles adyacentes, en donde Emilio se percata de algunos detalles mecánicos que posee el automóvil, indicándonos el chofer que al presionar el pedal del freno el vehículo se carga hacia un costado, además hace presente de una dificultad que existe en la ignición; finalmente y luego de dar algunas vueltas, abandonamos al chofer cerca del estadio de Colo Colo”.

“Luego de abandonar al chofer, Emilio le pide explicaciones a Simón, el por qué no dio cumplimiento a las órdenes impartidas, respecto de las características que debía reunir el vehículo, ya que si bien es cierto, era negro, se trataba de un ‘Opala’, a lo que Simón respondió que fue el único taxi negro entero, que había logrado ubicar”.

“Sin otros comentarios, llegamos en nuestro desplazamiento, al paradero 7 de Vicuña Mackenna, donde Simón abandonó el taxi; seguidamente, Emilio me dejó en Macul, quedando en acuerdo de reunirnos en un par de días, ya que había que preparar el vehículo antes de efectuar la acción; en esta oportunidad y previendo que se acercaba la fecha para cometer la operación, le manifiesto mi preocupación por el arma que yo debía utilizar, ya que en la planificación se me había dicho que se usarían armas semi-automáticas, o sea pistolas, y yo en ese momento portaba un revólver calibre 38 con capacidad para seis tiros, me manifiesta que no me preocupe que todo está previsto y que él solucionará el problema”.

“Transcurrido un par de días, concurro hasta el punto prefijado con Emilio; en esta oportunidad correspondió a Macul con Las Torres, lugar hasta el cual llegó alrededor de las 10:00 horas, conduciendo el taxi ‘Opala’, al que le observé sus ruedas y parachoques pintados de negro. Abordé el vehículo y Emilio lo condujo por avenida Las Torres en dirección al oriente, recomendándome que fije mi vista al suelo para no ubicarme en el lugar al cual concurríamos. Después de un trayecto de aproximadamente diez minutos, nos detenemos y Emilio me ordena abrir una reja, percatándome que estamos en la puerta de entrada al estacionamiento de un edificio de departamentos; él entra conduciendo el vehículo y luego de estacionarlo, nos retiramos a pie. En esta oportunidad, Emilio me informa que la acción estaba circunscrita al horario de clases del senador Guzmán ya que se llevaría a efecto una vez que el finalizara sus actividades docentes; me percato que el día señalado corresponde al día 1 de abril, fecha para la cual fijamos el punto a las 16:00 horas en Macul con Las Torres”.





Las horas previas al crimen

 

“El día señalado para efectuar el ajusticiamiento, me reuní en el lugar y hora prefijados, con Emilio, abordando el taxi ‘Opala’ negro que conducía, dirigiéndonos de inmediato hasta el Campus Oriente. En el trayecto mientras transitábamos por Macul al norte, cargamos combustible en la bomba de bencina ubicada en Macul con Camino Agrícola, para luego continuar por esta arteria, siempre en dirección al Norte. En un momento determinado comencé a caracterizarme, pegándome un bigote ancho, que había adquirido con anterioridad en una tienda del centro. Emilio también llevaba un bigote, pero no pudo usarlo por falta de pegamento; además en este mismo trayecto me comunica que para obtener el armamento que voy a usar debo ingresar a una schopería que se ubica frente a la entrada principal del campus, donde en el interior, me estaría esperando un tipo, que como seña, tendría una bebida y una chaleca sobre la mesa”.

“Debido a estos últimos preparativos, que comentábamos en el interior del automóvil, no me percaté de la ruta seguida por Emilio, percatándome solamente en nuestra llegada que transitamos por Battle y Ordoñez en dirección al poniente. Frente al campus, Emilio detiene el vehículo, desde el cual yo desciendo, dirigiéndome hacia la citada chopería de enfrente, que él me indica, en tanto se preocupa de estacionar el auto en la calle Regina Pacis”.
“Al ingresar a la schopería, que está ubicada en la acera sur de Battle y Ordoñez, efectúo una observación del interior, percatándome de inmediato que en una mesa situada más o menos al centro del local, se encuentra un tipo sentado sólo, de frente a la puerta de ingreso, dando la espalda a la barra y el cual tiene sobre ésta una bebida y un chaleco de color obscuro; de inmediato me dirijo donde él, ya que esa era la seña de contacto y sentándome a su lado, le digo : Hola, cambiemos y él responde ‘Ya cambiemos’, extrayendo desde su cintura un arma que envuelve en su chaleco y luego desplaza hacia mí”.

“Por mi parte, yo saco mí revólver, que también llevaba al cinto, y se lo entrego por debajo de la mesa, acto seguido desenvuelvo el arma, percatándome que se trata de una pistola, la cual guardo de inmediato en mí cintura; acto seguido, este tipo me pasa en forma disimulada un ‘depósito’ (cargador) el cual yo guardo; en ese mismo instante le consulté por el estado de funcionamiento del arma y la cantidad de munición, respondiéndome que se encuentra en buen estado y que ambos depósitos están completos. Seguidamente me despedí diciéndole chao, a lo que él respondió: “Que les vaya bien”. En cuanto al tipo, debo manifestar que era bajo, de contextura gruesa, tez blanca, cabellos ondulados y recuerdo que vestía camisa de manga corta, sin percatarme de sus otras vestimentas”.
“Con el arma en mi poder, salí del local y por Battle y Ordoñez camino hasta llegar a la esquina con Regina Pacís, lugar en el cual me encontré con Emilio, quien me preguntó si me había ido bien, contestándole afirmativamente. Al devolverle la pregunta, me comentó que por problemas de espacio no pudo ubicar el vehículo en el lugar planificado, por lo que debió dejarlo casi al llegar a la esquina con Holanda, además me contó que un cuidador de autos, le había avisado que las puertas habían quedado sin seguro a lo que le había respondido que estaban malas y que iba a regresar pronto.
Seguidamente cruzamos la calzada, ingresando por la puerta principal al recinto del campus. En esta oportunidad, yo vestía una chaqueta de ambo, de color gris, camisa clara, jeans y zapatos, además del bigote postizo; Emilio usaba un vestón de color beige, pantalones en el tono y zapatos. Penetramos hacía el interior del edificio por su puerta principal y nos dirigimos por un pasillo lateral, a una escala que conduce al segundo piso. Una vez en éste, doblamos a la derecha y nos dirigimos a las salas de color naranja, en ese momento Emilio salió solo a chequear las salas, a fin de saber si el senador estaba haciendo clases. Lo esperé en el pasillo mirando hacía el patio interior de la Universidad; a los pocos minutos Emilio regresó manifestándome que el senador se encontraba en una de las salas. En ese momento nos dirigimos al baño de las salas azules y en su interior revisé el arma, percatándome que se trataba de una pistola Browning, a la cual preparé dejando un cartucho en la recámara; Emilio no la revisó, por cuanto su pistola marca Taurus, era la que habitualmente usaba y que yo le conocía en otras acciones”.

“Enseguida, nos dirigimos hacia el sector de la Sala de Profesores, donde esperamos la salida del senador. Recuerdo que en un momento determinado estuve en la escala destinada a la acción apreciando que algunas personas transitaban por ella y cuando lo hacían cerca mío, yo disimulaba mirando por las ventanas que dan hacía el estacionamiento. Así transcurrió el tiempo, hasta que tocaron un timbre que señalaba el término de la clases, momento en el cual nos preparamos con Emilio esperando al senador, en el pasillo, al lado de la entrada a la escala. Lo vimos pasar y dirigirse a la sala de profesores, a entregar el libro, por lo que nos adelantamos, según el plan, bajando algunos peldaños en forma muy lenta, esperando que apareciera el senador, quien no tardó mucho en hacerlo y antes que nosotros llegáramos a uno de los descansos, al no escuchar los pasos miré hacia atrás, percatándome que Guzmán estaba detenido en el segundo peldaño desde el cual nos observaba; ante esa situación, él se dio vuelta y regresó a la sala de profesores. Nosotros seguimos bajando y una vez que llegamos al pasillo, en el primer piso, mientras nos dirigíamos a la salida, evaluamos la acción, llegando a concluir, que pese a que el senador se percató de nuestra presencia sospechosa, teníamos una nueva oportunidad en el exterior, siempre y cuando Guzmán en su vehículo pasara por delante del paradero ubicado inmediatamente en la entrada al Campus”.

“Emilio me informa además que no debemos temer por el vehículo para la huida, ya que él tenía como señal que el auto estaba sin problemas, al verificar la presencia de una mujer de nombre político “Ximena” y a la cual ya había visto. De esta manera esperamos en el paradero mezclados entre las personas que allí se encontraban”.


El asesinato

“Al cabo de algunos minutos, vimos salir por la puerta del estacionamiento el automóvil Legacy de color gris metálico, en que se movilizaba habitualmente el Senador, el cual vira hacia el poniente por Battle y Ordoñez, aproximándose hacia el paradero, a poca velocidad, lo que nos permite darnos cuenta que en su interior viene Guzmán, sentado al lado del conductor. Cuando a esta misma velocidad el vehículo se encuentra casi frente a nosotros, desenfundamos nuestras armas y nos adelantamos del resto de la gente hacia el automóvil, al mismo tiempo, quedando yo ubicado más al poniente y enfrentando en diagonal al vehículo, mientras que Emilio, separado de mí como a un metro, más hacia el oriente, enfrenta la ventana del copiloto, momento en el cual adoptamos posición de tiro, empuñando las pistolas con ambas manos y disparamos contra el objetivo, a la vez que el vehículo continúa su marcha. Recuerdo haber disparado, aproximadamente seis tiros, al igual que Emilio, salvo que éste, una vez que se aleja el auto y mientras atravesamos Battle y Ordoñez, efectúa unos disparos al aire. Seguidamente corrimos por Regina Pacis hacia el lugar donde estaba estacionado el taxi, el que abordé por el lado del copiloto, mientras que Emilio se sentaba al volante”.

“Nos ponemos en marcha, por Regina Pacis hasta Holanda, donde Emilio efectúa una maniobra rápida tomando de inmediato Simón Bolívar al oriente, en ese momento me indica que observe si somos seguidos, verificando que efectivamente somos perseguidos por un Volkswagen de color rojo, enseguida viramos al sur por calle Washington, y al percatarme que aún el Volkswagen nos sigue, propongo efectuar un ‘rompimiento’, ya que no podríamos abandonar el vehículo en el lugar planificado; por lo que Emilio vira hacia el oriente por calle 10 de Abril, hasta Manuel de Salas, que en este tiempo por reparación se encontraba con doble sentido del tránsito vehicular, lo que aprovechamos para virar al sur y dejar el auto estacionado a un costado de la Plaza Ñuñoa, desde donde continuamos a pie por la mitad de la plaza, hacia el sur, cruzando Irarrázaval, hasta llegar a Dublé Almeyda, arteria por la cual se desplazaba la locomoción colectiva, por reparación de un costado de Irarrázaval”.

“En Dublé Almeyda, nos subimos al primer microbus que pasó por el lugar en el que transitamos al oriente; Emilio descendió como a unas cuatro cuadras luego de haberlo abordado, mientras que yo continué hasta Américo Vespucio, donde me bajé”.

“Debo dejar en claro, que durante toda la actuación usamos guantes quirúrgicos, los cuales nos sacamos cuando abandonamos el taxi, y durante el trayecto en éste, yo me despegué el bigote y lo guardé para más tarde destruirlo en mi casa, junto a los guantes”.

“Según el acuerdo previo al día siguiente me reuní en horas de la noche, en Walker Martínez, con Emilio, quien me manifestó que traía felicitaciones de los jefes y que en reconocimiento podía mantener el arma que me habían facilitado, en mi poder”.

“En cuanto a esta pistola marca Browning calibre 9 milímetros, me fue retirada en Noviembre de 1991, por otro miembro del Frente, de nombre político Alfredo, ignorando por el momento su actual paradero”.
Ana Karina Gonzalez Huenchuñir; francia carolina vera valdes; Ana  Gonzalez Huenchuñir



Película documental sobre el asesino Ricardo Palma Salamanca.


Christian Edwards junto a su padre Agustín y su madre tras ser liberado.


La frase es parte de una carta que le escribió el ex frentista a su madre y que aparece en el trailer de "Negro", coproducción chileno-francesa que se inició en 2016 y que en diciembre pasado fuera seleccionada para el programa de Fomento al Cine Chileno de Banco Estado. 

"Nunca dijo nada. Él miraba, ni preguntaba. Todo lo asumía según su mirada, según sus oídos... tranquilo. Tengo la percepción de que eso significaba cuál iba a ser su camino, de ahí en adelante".

Quien habla es Mirna Salamanca Pérez, la madre del ex frentista condenado a cadena perpetua como autor material del homicidio del senador Jaime Guzmán. Lo hace en una película-documental que se estrena en octubre en Chile: "Negro", del cineasta Sergio Castro San Martín. El año pasado el proyecto tenía otro título:

 "El Negro: Crónica de un fugitivo".


Que el estreno ocurra justo el año en que Ricardo Palma Salamanca fue capturado no estaba en los planes. La obra es una coproducción chileno-francesa.
El 2 de diciembre del año pasado fue seleccionada junto a otras películas de cine-autor por el jurado de la 5ª versión del Programa de Fomento al Cine Chileno de BancoEstado. El trailer y toda la información respecto del proyecto está disponible en internet.

Escenas íntimas

Los ojos de la madre de Palma Salamanca lucen cansados, a diferencia de hace algunos años, cuando aún guardaban la rebeldía de la ex militante del Partido Comunista que se transformó en ayudista del FPMR. Lo capta bien el cineasta chileno Sergio Castro, que busca hacer un documental íntimo del otrora fugitivo. Hoy, el protagonista se encuentra en libertad condicional en Francia, mientras se decide una solicitud de extradición hecha por Chile para que "El Negro" cumpla en el país dos condenas a cadena perpetua.
La escena es íntima. Están la madre y dos hermanas de Ricardo Palma Salamanca. Marcela, la sicóloga, dice:

"¿Cómo ensamblan estas dos personas? Se te mezcla este hombre que asesina a otro, pero este hombre que asesina a otro es tu hermano... Yo creo que está el plano de lo racional, y el plano de lo más familiar y de lo más privado. Y el plano de lo más familiar y de lo más privado es... "¡Chu...!, ¿y es posible? ¿Y será cierto?".
Plano de detalle. El rostro de una mujer buenamoza, ya madura, se va alejando, y aparece el personaje de Palma Salamanca en un lugar que parece ser su cuarto. Está cargando munición en dos pistolas. Y se escucha su voz en off :

"Llegar a la convicción de que la violencia es casi el único acto racional que nos emancipa no es tarea fácil. Hay de por medio algo fundamental para todos. La vida".
Entonces viene lo más que más llama la atención, con el que se pone fin al trailer de la película: La voz en off dice: 
"Madre, he perdido la cuenta desde aquella mañana en que no me despedí de ti y tomé la simple determinación de hacerme un fantasma, de recorrer las calles haciéndome el que no soy. Creyendo ser otro. Seguramente la gente comenta de ti. Que eres la madre de aquel que está saliendo en los diarios. Madre, yo no soy inocente de nada. Yo he matado a otros hombres".
Es parte del contenido de una carta que le escribió a Mirna desde algún lugar del mundo que pudo ser Cuba, México o Brasil.

La intención del cineasta

"El Negro, Chronic of a Fugitive / 2016-17 /chile -france /90´ /color & BN /DCP 2K /5.1 work in progress".

 Así se presenta en internet la película que realiza, dirige y escribe Sergio Castro, y que es parte de Puertos Lab del Festival Internacional de Cine de Cartagena de Indias (Ficci), y que produce Storyboard Media.
La sinopsis detalla que una madre recuerda la presencia de su hijo. Dos hermanas evocan algún rastro o fantasma que trae el recuerdo de su hermano, "el fugitivo más buscado en la historia de Chile" tras el asesinato de Jaime Guzmán. "Al estilo de una crónica, este hombre -quizás un héroe, quizás un asesino (sic)- comienza a escribir clandestinamente desde un lugar de soledad y nostalgia sobre aventuras y la evolución y realización de una vida dedicada al combate revolucionario".
La reseña no da cuenta de la vida de Palma Salamanca en México, y su involucramiento en un secuestro por el cual su compañero en el homicidio, Raúl Escobar Poblete, está preso en Guanajuato.
Sergio Castro cuenta:

"Mi película sigue mi reunión con Marcela, la hermana de Ricardo. Esto marcó, para mí, el comienzo de una investigación. Me preguntaba sobre la soledad y la supervivencia, sobre la transición de mi país a la democracia. A través de entrevistas con Marcela, me interesó retratar a un joven, el autor de varios homicidios que cambiaron para siempre nuestra historia".
Ahora está la duda: ¿Cuál será el final de la película? El cineasta no lo sabe. Es posible que ahora logre hablar con Palma Salamanca, cuando vuelva del festival de Berlín a París, y pueda cerrar el círculo de un condenado a dos cadenas perpetuas.


RICARDO PALMA SALAMANCA: LA CINEMATOGRÁFICA HISTORIA DEL VERDUGO DE CÓMPLICES DE PINOCHET


1 de abril de 1991. Marcela Palma Salamanca, de 27 años, entra al comedor de su casa en Nuñoa. Encuentra a su hermano Ricardo, de 21 años, mirando la tele, donde muestran que el senador y fundador de la UDI, Jaime Guzmán, ideólogo de la Constitución del 80- esa que busca perpetuar ad eternum el modelo económico y político de la dictadura de Pinochet– acaba de morir a tiros saliendo del Campus Oriente de la Universidad Católica.
Ricardo está plano, neutro, sin manifestar ninguna emoción. Se frota las manos entre las piernas, un gesto involuntario que realiza desde niño cuando está nervioso.
Ricardo se levanta de su asiento y camina a su pieza. Marcela lo sigue y abraza por la espalda a su hermano. Lloran juntos, en silencio.

Mataron a tu jefe

Guzmán se baja del auto y parte a hacer clases en la Facultad de Derecho, como es habitual. Fuentes se queda leyendo en el auto, dentro del estacionamiento, como es habitual. A la salida de clases, Jaime ve algo que no es habitual. Dos hombres sospechosos. Se devuelve a la secretaría de la Facultad. Le pide Anita, la secretaría, que vaya a buscar a Luis.
Luis sube a buscar a Jaime. Bajan juntos. Toman el auto.
– Ya, vámonos, Luchito. Tenemos que pasar a la UDI – le dice Jaime a Luis.
Salen a la calle, cuando paran en un semáforo dos personas se acercan. Son Ricardo Palma Salamanca y Raúl Escobar Poblete. Jaime toma su rosario. Disparos penetran el cuerpo de Jaime.
– Son los mismos que vi adentro – dice Jaime.
– Lo llevo al Hospital de Carabineros – responde Luis.
– ¡No, no! Al Hospital Militar- dice Jaime.
Antes de llegar, Guzmán se desmaya. Luis decide ir a la sede de la UDI, donde lo ayudan a llevar al herido hasta el hospital Militar.
Mientras Luis está bajo el efecto de calmantes en una pieza del hospital, entra como el mismisimo puto Darth Vader, Augusto Pinochet.
-Se murió tu jefe, le dice.


Palma Salamanca y los niños con bombas

Enero 1985. Es el funeral de Matilde Urrutia, escritora y cantante chilena, tercera esposa de Pablo Neruda.
Palma Salamanca y otros miembros de las Juventudes Comunistas y el Frente Patriótico Manuel Rodriguez escoltan el féretro. Será la primera actividad de Ricardo como activista de izquierda.
Ricardo Palma Salamanca en ese entonces tiene 15 años.
En medio de barricadas, piedrazos y bombas molotov contra la policía, en plena dictadura militar, el “Negro”, como le dicen sus amigos, corre cantando Pink Floyd.
Un joven es agarrado entre varios policías. El “Negro” corre hacia el tumulto de carabineros y forcejea para salvar a su compañero.
Sábado 2 de marzo de 1985. Calle Ramón Cruz con Irarrazabal, Nuñoa. Palma está sentado en una plaza fumando un pito con un amigo. Llega la policía y los toma presos. Pasan la noche detenidos. Al otro día, el domingo, se juntan en Pedro de Valdivia con Simón Bolivar a conversar sobre lo peligroso que es que la policía los tome detenidos por semejante estupidez. Se ríen y prenden un pito. A las 19:45 de la tarde comienza un terremoto de 7,7 grados Richter, que dejará casi 200 muertos, 2500 heridos y casi un millón de damnificados.
Ese mes de ese año, Ricardo sería protagonista de su primera misión subversiva.
Es de madrugada cuando ingresa junto a dos amigos al Liceo 9 de Ñuñoa. Sergio Gaete, el ministro de Educación, daba un discurso ahí al otro día, la intención era poner una bomba durante la noche previa para hacerle saber que no era bienvenido.
Todo sale bien. Creen. Salen y esperan la detonación pero no sucede. Entonces Palma Salamanca contraviene todos los protocolos y se devuelve a ver qué pasa. Arregla el problema y alcanza a huir justo antes de la detonación.
Palma tenía 16 años, corría rápido y era intrépido.



Tiros al aire

En el año 1973 para el golpe de Estado, Ricardo tenía 3 años y dos hermanas mayores, Marcela de 8 y Andrea, de 9. Sus padres, Mirna y Ricardo, eran profesores de educación física y militantes comunistas.
Mientras Mirna se dedicaba a hacer clases, Ricardo trabajaba para la PDI y dirigía el ballet folclórico Pucará.
Por ser activos adherentes a la Unidad Popular, para el golpe de Estado la casa de los Palma Salamanca fue allanada, ambos adultos perdieron sus trabajos y cayeron en la pobreza. A finales de los setenta, Marcela entra a estudiar filosofía en la Universidad Católica y Andrea, pedagogía en la U. de Chile.
Ambas se convierten en dirigentes estudiantiles.
Ambas son detenidas y torturadas por la CNI.

Ricardo, de entonces 13 años, y que de pequeño quería ser militar, decide a partir de estos hechos que militar en el Partido Comunista no será suficiente. Se proyecta en el Frente Patriótico Manuel Rodriguez.
Años más tarde, uno de sus mejores amigos es detenido y brutalmente torturado, al punto de casi no poder hablar ni caminar luego de ser liberado.
Palma Salamanca llora de rabia y dispara tiros al aire. La idea de ingresar al brazo armado de la lucha contra la dictadura se vuelve una necesidad. Paralelamente estudia fotografía en el instituto Arcos.

3 muertos y un secuestro

I.

9 de junio de 1989. El No ganó el plebiscito hace 9 meses. Son las 9 de la mañana. En la calle Lo Plaza (que hoy se llama Jorge Monckeberg), a una cuadra de Irarrazabal Roberto Fuentes Morrison, alias “Wally”, para entonces ex Patria y Libertad y ex miembro de los servicios de inteligencia de la FACH y la DINA, sindicado como cabeza del Comando Conjunto y encargado de varios centros de detención, donde fue un sanguinario torturador responsable de al menos cuatro muertes, camina desde su departamento a su auto.
El “Negro Palma” junto cinco otros miembros del FPMR, lo llevan vigilando hace meses. Antes de poder entrar a su camioneta blindada, Wally cae muerto perforado con 18 balas .

II.

Durante la dictadura, la DICOMCAR, Dirección Comunicaciones de Carabineros, era un eufemismo para algo bastante más siniestro llamado “La Firma”, un centro de detención y tortura que fue calificada luego en el fallo del “caso degollados” como una “asociación ilícita terrorista”.
A las 13:30 del 10 de mayo de 1990, Fontaine está en un taxi junto a su secretaria esperando la luz verde en la esquina de Portugal con Santa Isabel, Santiago Centro. Entonces de entre el montón de colegiales que a esa hora andaban por la calle aparece Ricardo Palma y Raúl Escobar, vestidos de uniforme escolar. Uno lleva una subametralladora y el otro una pistola semiautomática. Las dos están cargadas con balas de 9mm de calibre.
El cuerpo de Fontaine Manríquez muere por el impacto también de 18 balas que lo dejan dentro del auto con el cráneo y la mandíbula irreconocibles.

III.

Siete balazos se abren camino entre carne y huesos del lado izquierdo del cuerpo de Víctor Valenzuela Montesinos que cae fulminado y humeante, condenado por el FPMR  por haber sido escolta del dictador Augusto Pinochet. Son las 7 y media de la mañana. Otros varios balazos más vuelan cielo arriba en la esquina de la calle Maratón con Pedro Rezka, Macul. Son los percutados por Ricardo Palma que actúa de guardaespaldas de Escobar, encargado de ejecutar a Valenzuela.

Edwards en una caja

La noche del 9 de septiembre de 1991, Christian Edwards del Río, hijo de Agustín Edwards, dueño de El Mercurio, fue secuestrado por un grupo del FPMR, dentro de los cuales estaba Ricardo Palma. El Frente necesitaba fondos para su lucha y el hombre de 33 años fue el escogido para conseguirlos.
En el primer contacto con la familia Edwards, pidieron 4 millones de dólares por su liberación. Agustín, que no confiaba ni en el gobierno ni en el ejército ni en la PDI, armó su propio comité de emergencia para negociar con el Frente, y puso a la cabeza del grupo a Hugh Bicheno, un norteamericano, que había sido agente del servicio de inteligencia británico.
La negociación se dio a través de las páginas de Antigüedades y Objetos de Arte de los Avisos Económicos de El Mercurio, donde se mandaban mensajes con el tira y afloja de la cifra. Edwards no quería pagar los 4 millones de dólares.
Mientras, su hijo vivía en una ratonera de dos por tres metros sin luz y poco aire. Con música fuerte las 24 horas. Dopado con remedios y con una bacinica como baño. Años después Christian contaría que tenía alucinaciones donde arrancaba de ahí en sueños, que se sacaba la barba con las manos, que sufrió diarrea, terribles dolores de oídos, que tuvo ataques de nervios y que muchas veces confundía la realidad con la disociación de su mente.
Finalmente la liberación se dio tras 145 días, en que la familia Edwards terminó pagando cerca de un millón de dólares. Cuando entrevistaron a Agustin al respecto, y le preguntaron si la experiencia lo había puesto más empático con los padres de DD.DD. dijo que a fin de cuentas había sido una buena experiencia porque les había permitido unirse como familia a lo cual la periodista Cecilia Serrano casi se desmaya en vivo.

Ajusticiamiento, no homicidio

El 25 de marzo de 1992, Ricardo Palma es detenido por un escuadrón de la PDI compuesto de equipos tácticos, detectives de la Brigada de Homicidios y la Brigada Investigadora de Organizaciones Criminales
En un interrogatorio con el subcomisario Jorge Barraza, jefe de la Brigada Investigadora de Organizaciones Criminales “Bulnes”, lo presiona para confesar el homicidio de Guzmán, luego sería también vinculado al secuestro de Edwards y condenado a cadena perpetua.
Antes de entregar una completa declaración confesando el hecho, Ricardo, de entonces 21 años, dirá con total seguridad:

¡¿Homicidio?! No se llama homicidio. Se llama ajusticiamiento.



“Todo se achica, pierde la imponencia que tiene desde abajo, la cárcel se ve inmunda, pequeña, espantosamente lejana, ridícula para la melancolía y el dolor que alzaban sus murallas durante todo esos años. Pero ahora iban volando, ya lejos de la cárcel.
¿Cómo puede ser todo tan absurdo, tan inmediato? Que la longitud de todos esos años se desplome como un edificio de huesos calcinados por el sol. ¿Qué sentido existió tras todo ese tiempo de ahogo y humedad? ¿Qué maldición sostuvo todo eso amparado en un engaño de hechizero? Las oraciones de estos cuatro se escucharon en algún lugar de la tierra: Mórbido encierro ultramarino no conocerás más nuestra carne ni caeremos seducidos por la calidez de tu costumbre. Te escupiremos en cada estepa de la tierra y más allá de ella fulminando los trozos de horror que dejasteis sobre nosotros. Te maldeciremos mil veces, antes de caer en la tumba con una daga y una copa de vino en nuestras manos, pero jamás nos volverás a tragar para perecer en tus intestinas”, escribió en su libro “El gran rescate” Ricardo Palma.

Porque en 1996, luego de 4 años preso, se fugó de la Cárcel de Alta seguridad, llamada “La Bestia”, por los internos, literalmente volando. Colgando de un canasto amarrado a un helicóptero que miembros del Frente habían secuestrado luego de una teatral puesta en escena que incluyó simular el vómito de una supuesta turista argentina. Un grupo de frentistas arrendó un helicóptero de paseo para sobrevolar Santiago y en medio del vuelo simularon el mareo de una de ellas para hacerlo aterrizar. Ahí ocurrió el secuestro y luego el cinematográfico rescate de miembros del FPMR, entre ellos Ricardo Palma.
A la operación se le llamó “Vuelo de justicia”.
Luego de eso, a Palma se le perdió la pista, hasta este año.






Esteban Solís, pintor


A principios de este mes, las noticias abrieron con un breaking news que el calor del verano y la proximidad del Festival de Viña y etc. hicieron pasar relativamente desapercibida respecto del calibre de historia que había detrás. Ricardo Palma Salamanca había sido detenido en Paris.
En junio del 2017, “Emilio”, Raul Escobar Poblete, su compañero de armas en el FPMR había sido aprehendido en México por lo que la policía comenzó a acercarse a Palma, cosa que finalmente ocurrió.
Palma y Escobar habían estado junto en México trabajando para una revista llamada Espiral, donde Palma se desempeñaba como fotógrafo bajo el nombre de Esteban Solis. La revista era dirigida por Escobar, que en México se llamaba Ramón Guerra.
Ese mismo mes, del mismo año, probablemente apurado por la detención de su compañero, Palma junto a su pareja Silvia Paulina Brzovic, llegan a París, Francia. Ahí llegando, los detuvieron en el aeropuerto cuando descubrieron sus identidades falsas. Pero algo pasó, un error en el sistema de alertas de captura, hizo que a los 12 días fueran dejados en libertad.
Pero la PDI, Interpol, y la policía francesa ya estaba trabajando en conjunto. Y Palma lo sabía, por eso no intentó abandonar Francia pese a saber que lo seguían. Era más peligroso intentar pasar por una frontera.
Durante los nueves meses que permaneció en Paris, Palma, bajo el nombre de Esteban Solis, el ex frentista armó un personaje el cual, según la policía, era un pintor que vendía obras de arte y que incluso realizó algunas exhibiciones en galerías.
Al momento de su detención, en una calle de París, no ofreció resistencia. Actualmente su futuro está en disputa. La defensa de Jaime Guzmán y el gobierno buscan que sea extraditado a Chile, donde está condenado a cadena perpetua. Su ex abogado en Chile, Alberto Espinoza, cree que sus condenas ya están prescritas.
Palma Salamanca aguarda la decisión de los tribunales franceses en libertad condicional y firma diaria. Su pareja, Silvia, fue detenida el día de ayer (miercoles 22 de febrero) y dejada también en libertad condicional. Ella también es requerida por el gobierno de Chile por su complicidad en el secuestro de Christian Edwards y su estrategia ha sido pedir asilo político en Francia.
Desde el movimiento Izquierda Libertaria, del Frente Amplio han pedido al gobierno de Francia otorgar asilo político a Palma:

 
“Ricardo Palma Salamanca fue parte de una generación de jóvenes que asumieron con determinación y valentía dar la vida por poner fin a la brutal dictadura de Pinochet”, expresaron a través de un comunicado.

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