jueves, 27 de abril de 2017

Marxismo-leninismo.-a





El marxismo-leninismo es la teoría del movimiento de emancipación del proletariado, la teoría y la táctica de la revolución socialista proletaria y de la dictadura del proletariado, la teoría de la construcción de la sociedad comunista. «La historia de la filosofía y la historia de la ciencia social enseñan con toda claridad que en el marxismo no hay nada que se parezca al “sectarismo”, en el sentido de una doctrina tímida, anquilosada, que ha surgido al margen de la gran ruta del desarrollo de la civilización mundial. Por el contrario, el genio de Marx está precisamente en haber dado soluciones a los problemas planteados antes de él por el pensamiento avanzado de la humanidad. Su doctrina surge como la continuación directa e inmediata de las doctrinas de los más grandes representantes de la filosofía, la economía política y el socialismo» (Lenin). La filosofía del marxismo –el materialismo dialéctico y el materialismo histórico– constituye el fundamento teórico del comunismo, la base técnica del partido marxista. Defendiendo del modo más resuelto el materialismo filosófico contra todas las tentativas de desvirtuarlo, combatiendo contra las diversas formas del idealismo filosófico, Marx y Engels no se detuvieron en el materialismo de sus predecesores, sino que imprimieron nuevo impulso a la filosofía, enriqueciéndola con las adquisiciones de la filosofía clásica alemana, especialmente de la filosofía de Hegel. La más importante de estas adquisiciones es la dialéctica. El alma del marxismo es la dialéctica materialista, “la teoría del desarrollo en su forma más completa, más profunda y más libre de unilateralidad, la teoría de la relatividad del conocimiento humano, que nos da un reflejo de la materia en constante desarrollo” (Lenin). “Ahondando y desarrollando el materialismo filosófico, Marx lo llevó hasta su término e hizo extensivo su conocimiento de la Naturaleza al conocimiento de la sociedad humana. El materialismo histórico de Marx es una conquista formidable del pensamiento científico. El caos y la arbitrariedad que imperaban en las opiniones sobre la historia y sobre la política dejaron el puesto a una teoría científica asombrosamente completa y armónica, que revela cómo de un sistema de vida social se desarrolla, al crecer las fuerzas productivas, otro más alto, cómo de la servidumbre de la gleba, por ejemplo, nace el capitalismo” (Lenin). Por oposición a las teorías idealistas que reconocen la idea, la inteligencia, como el fundamento del desarrollo de la sociedad, Marx demostró que el régimen económico, las condiciones materiales de la producción y no las ideas, son el fundamento sobre el cual se erigen las superestructuras políticas, &c.; que la fuerza motriz del desarrollo en las sociedades divididas en clases antagónicas, es la lucha de clases. La obra principal de Marx, El Capital (ver) está consagrada al estudio del régimen económico de la sociedad capitalista. “Allí donde los economistas burgueses veían una relación entre cosas (cambio de unas mercancías por otras), Marx puso de manifiesto una relación entre personas” (Lenin). En su teoría de la plusvalía, Marx descubrió la fuente de las ganancias y de la riqueza de la clase capitalista. “La teoría de la plusvalía es la piedra angular de la teoría económica de Marx” (Lenin). Investigando las leyes que rigen el desarrollo del modo capitalista de producción, Marx fundamentó el carácter inevitable de su muerte y el triunfo del comunismo. En comparación con el feudalismo, el capitalismo que le sustituyó era un régimen más progresista. Pero una forma de explotación y de opresión de los trabajadores fue reemplazada por otra. Como reflejo de la opresión capitalista y de la protesta contra ella, comenzaron inmediatamente a surgir diversas doctrinas socialistas. El socialismo rudimentario era un socialismo utópico: criticaba acremente el régimen capitalista, lo condenaba, fantaseaba acerca de un régimen mejor en el que no hubiera explotación, pero no podía señalar una salida real. Marx y Engels fueron los primeros que transformaron el socialismo de un sueño en una ciencia. Pusieron de manifiesto el papel histórico-universal de la clase obrera como sepulturera del capitalismo y creadora de la sociedad socialista. Lo principal en el marxismo es la doctrina de la dictadura del proletariado. Marx escribía que “entre la sociedad capitalista y la sociedad comunista media el período de la transformación revolucionaria de la primera en la segunda”, que “el Estado de este período no puede ser otro que la dictadura revolucionaria del proletariado”. Para la lucha contra la burguesía, el marxismo pertrechó a la clase obrera con una teoría revolucionaria, dando al movimiento obrero que hasta entonces se desarrollaba de una manera espontánea, una orientación socialista. Cuando se revelaron las primeras manifestaciones de la influencia de las ideas marxistas sobre las masas, “todas las fuerzas de la vieja Europa se unieron para la santa cruzada” contra el marxismo. La burguesía luchaba y sigue luchando contra el marxismo no sólo por la violencia. “La dialéctica de la historia hace que el triunfo teórico del marxismo obligue a sus enemigos a revestirse con el ropaje marxista. El liberalismo podrido interiormente, intenta revivir bajo la forma del oportunismo socialista” (Lenin). “El oportunismo no siempre consiste en renegar abiertamente de la teoría marxista o de algunas de sus tesis y conclusiones. A veces, el oportunismo se manifiesta en el intento de aferrarse a determinadas tesis aisladas del marxismo, que han comenzado ya a envejecer, y de convertirlas en dogmas, para contener de este modo el desarrollo ulterior del marxismo y con él, consiguientemente, el desarrollo del movimiento revolucionario del proletariado” (Historia del P. C. (b) de la U.R.S.S., Compendio). El marxismo es una ciencia creadora. Los fundadores del marxismo consideraban siempre su teoría como una teoría revolucionaria, como guía para la acción. Muerto Engels, Lenin, el formidable teórico, y después de su muerte, sus discípulos con Stalin a la cabeza, son los únicos marxistas que no sólo desenmascararon implacablemente a los oportunistas de toda calaña y defendieron el marxismo contra su desnaturalización, sino que imprimieron nuevos impulsos gigantescos a la teoría marxista, enriqueciéndola con nuevas experiencias, bajo las nuevas condiciones de la lucha de clases del proletariado. Demostraron práctica y efectivamente la omnipotencia del marxismo creador. El marxismo-leninismo es la concepción del mundo única, indisoluble, armónica y científica de la clase obrera. Marx y Engels actuaron y batallaron en el período del capitalismo industrial que aún se desarrollaba en una línea ascendente, en el período en que el proletariado se preparaba para la revolución. Lenin y Stalin, los geniales discípulos de Marx y Engels, actuaron ya en el período del imperialismo, en el período del capitalismo agonizante, en el período de las revoluciones proletarias, en el período en que la revolución proletaria ya ha triunfado en un país y ha inaugurado la era de la democracia proletaria, la era de los Soviets, la era de la construcción del socialismo. “He aquí por qué el leninismo es un nuevo desarrollo del marxismo” (Stalin). El leninismo es el marxismo de la época del imperialismo y de las revoluciones proletarias. «…Lenin no “añadió” ningún “principio nuevo” al marxismo, ni tampoco suprimió ninguno de los “viejos” principios del marxismo» (Stalin). Basándose plena y enteramente en los principios del marxismo, Lenin lo continuó, teniendo en cuenta las nuevas condiciones, la nueva fase imperialista del capitalismo. Stalin, en su entrevista con la primera delegación de obreros norteamericanos, señaló lo nuevo aportado por Lenin al tesoro del marxismo. En primer lugar, Lenin elaboró el problema del imperialismo, nueva fase del capitalismo. “En esto, el mérito de Lenin, y por lo tanto lo que hay de nuevo en Lenin, es que basándose en los principios fundamentales de El Capital hizo un fundamentado análisis marxista del imperialismo, última fase del capitalismo, poniendo al desnudo sus lacras y las condiciones de su hundimiento inevitable. De este análisis surgió la tesis, bien conocida de Lenin, de que en las condiciones del imperialismo la victoria del socialismo es posible en algunos países capitalistas tomados por separado” (Stalin). Luego, Lenin desarrolló la idea de Marx sobre la dictadura del proletariado, descubriendo el Poder de los Soviets corno su forma estatal: definió la dictadura del proletariado como la forma específica de la alianza de clase del proletariado con las masas explotadas de las clases no proletarias (campesinos, &c.); demostró que en la sociedad de clases la dictadura del proletariado es el tipo más elevado de la democracia. Lo fundamental en el leninismo es la teoría de la dictadura del proletariado, lo que hace también del leninismo “la teoría internacional de los proletarios de todos los países y sirve y es obligatorio para todos los países sin excepción, incluyendo los países desarrollados desde el punto de vista capitalista” (Stalin). Bajo las nuevas condiciones, en el periodo de transición del capitalismo al socialismo, en un país cercado por Estados capitalistas, Lenin planteó de una manera nueva el problema de las formas y los procedimientos de la construcción eficaz del socialismo, fundamentando la posibilidad de edificar una sociedad socialista en el país de la dictadura del proletariado cercado por Estados capitalistas, a condición de que este país no fuese estrangulado por una intervención militar. Lenin señaló las formas y caminos concretos de la construcción del socialismo, demostrando que en la U.R.S.S., existe todo lo necesario para su triunfo. Luego, Lenin desarrolló la idea de Marx sobre la hegemonía del proletariado, elaborando “un sistema armónico de la dirección de las masas trabajadoras de la ciudad y del campo por el proletariado, no sólo para derrocar el zarismo y el capitalismo, sino también para edificar el socialismo bajo la dictadura del proletariado” (Stalin). Sobre el problema nacional-colonial, basándose en las ideas de Marx, Lenin las desarrolló, adaptándolas a la nueva época, reunió aquellas ideas en un todo único, en un sistema armónico de concepciones sobre las revoluciones nacional-coloniales en la época del imperialismo, demostrando que la solución del problema nacional-colonial está indisolublemente relacionada con el derrocamiento del imperialismo, “proclamó la cuestión nacional-colonial como parte integrante del problema general de la revolución proletaria internacional” (Stalin). Lenin dotó a la clase obrera rusa y a la clase obrera internacional de una teoría armónica sobre el Partido, sobre los fundamentos políticos, tácticos, orgánicos y teóricos de dicho partido, un partido de nuevo tipo, radicalmente distinto de los partidos de la Segunda Internacional infectados totalmente por el oportunismo. La teoría de Marx, Engels y Lenin obtuvo su ulterior desarrollo en los trabajos de Stalin, quien no sólo desenmascaró implacablemente a los enemigos del leninismo, no sólo defendió contra ellos la unidad, el carácter monolítico y la pureza del Partido bolchevique, sino que desarrolló e impulsó la teoría de Lenin sobre el Partido. Sobre la base de la teoría de Lenin, Stalin continuó desarrollando la teoría sobre la posibilidad del triunfo del socialismo primeramente en unos cuantos países y en un solo país por separado, y de la imposibilidad de su triunfo simultáneo en todos los países, bajo las condiciones del imperialismo. Stalin siguió desarrollando las grandes ideas de Lenin sobre la industrialización del país y la colectivización de la economía agraria, elaboró el problema de la vía de transformación socialista del campo y de la liquidación de los kulaks como clase sobre la base de la colectivización total. Stalin elaboró y siguió desarrollando la doctrina de Marx, Engels y Lenin sobre el Estado en las condiciones del socialismo, mientras durase el cerco capitalista. Dotó al Partido y al pueblo de la Unión Soviética del conocimiento de las leyes de la lucha de clases en las nuevas condiciones y señaló el papel que el Estado proletario desempeña en la defensa de las conquistas del comunismo. Los trabajos de Stalin sobre el problema nacional pertenecen a las mejores páginas de la literatura marxista mundial en este dominio. Stalin continuó desarrollando la teoría de Marx, Engels y Lenin sobre el socialismo y el comunismo, demostrando que el movimiento stajanovista prepara las condiciones para el tránsito del socialismo al comunismo. Bajo la dirección de Stalin, los principios fundamentales del comunismo científico están ya prácticamente realizados en la U.R.S.S., y sancionados por su Constitución, la Constitución del primer Estado socialista en el mundo. En la Constitución staliniana está sintetizada la gigantesca experiencia de la construcción de la sociedad socialista en la U.R.S.S. Los más difíciles problemas esbozados en sus líneas fundamentales por Marx, Engels y Lenin –los problemas del tránsito del socialismo al comunismo, de la supresión de los contrastes entre la ciudad y el campo, entre el trabajo manual y el trabajo intelectual–, fueron elaborados por Stalin y bajo su dirección están siendo prácticamente solucionados en la U.R.S.S. Stalin enseña que el eje de las tareas históricas en el período del socialismo es la tarea de la asimilación de la teoría marxista-leninista por los cuadros la intelectualidad soviética. Dominar el marxismo-leninismo significa aprender a distinguir su letra de su esencia, asimilarse su contenido, aprender a emplearlo en las diferentes condiciones de la lucha de clases, saberlo enriquecer, desarrollar e impulsar en consonancia con la nueva situación histórica y los nuevos objetivos. Un poderoso medio de asimilación del marxismo-leninismo es el Compendio de Historia del P. C. (b) de la U.R.S.S., creado por el Comité Central del Partido Bolchevique con la participación personal de Stalin. (Ver: Historia del Partido Comunista (bolchevique) de la U.R.S.S., Compendio.)

Diccionario filosófico marxista · 1946:192-195

Marxismo-leninismo

Teoría del movimiento de liberación del proletariado, teoría y táctica de la dictadura del proletariado, teoría de la construcción de la sociedad comunista. “La historia de la filosofía y la historia de la ciencia social enseñan con toda claridad, que en el marxismo nada hay que se parezca al “sectarismo”, en el sentido de ser una doctrina cerrada, petrificada, nacida al margen de la ruta principal del desarrollo de la civilización mundial. Por el contrario, toda la genialidad de Marx consiste, precisamente, en que él dio las respuestas a preguntas que ya se había planteado el pensamiento avanzado de la humanidad. Su doctrina surgió como una prolongación directa e inmediata de las doctrinas de los más grandes representantes de la filosofía, de la economía política y del socialismo” (Lenin).

Diccionario de filosofía y sociología marxista · 1959:60-61

Marxismo-leninismo

Ciencia relativa a las leyes del desarrollo de la naturaleza y de la sociedad, a la revolución de las masas explotadas, a la victoria del socialismo, a la construcción de la sociedad comunista; ideología de la clase obrera y de su Partido Comunista.

Fueron fundadores del marxismo los geniales pensadores y jefes de la clase obrera Carlos Marx y Federico Engels. Habiendo sintetizado y reelaborado críticamente todo lo valioso y avanzado que fue creado por el pensamiento social a lo largo del desarrollo multisecular de la humanidad, armaron al proletariado con la teoría revolucionaria de la lucha por la construcción de la sociedad comunista sin clases. Al revelar las fuerzas motrices del desarrollo social, y descubrir las leyes objetivas que sirven de base para este desarrollo, el marxismo realizó una revolución en la historia del pensamiento social.

Marx y Engels vivieron y trabajaron en la época en que el capitalismo se desarrollaba aún en línea ascendente, cuando recién maduraban las premisas para la revolución proletaria. En el linde entre los siglos XIX y XX el capitalismo entró en su última etapa monopolista (ver Imperialismo). En la época, en que el centro del movimiento revolucionario mundial se trasladó a Rusia, el jefe del proletariado ruso Lenin defendió al marxismo de los atentados de parte del revisionismo y el oportunismo, desarrolló de manera creadora el marxismo, adaptándolo a las nuevas condiciones históricas. El leninismo es el marxismo de la época del imperialismo y de la revolución proletaria, de la época de la victoria del socialismo.

Las partes integrantes del marxismo-leninismo son: la filosofía marxista, la economía política marxista y la teoría del comunismo científico. La filosofía del marxismo-leninismo, el materialismo dialéctico, representa la unidad del método dialéctico marxista y el materialismo filosófico marxista. La dialéctica marxista es la ciencia más profunda y multifacética sobre el desarrollo. El materialismo filosófico marxista es la forma superior del materialismo, que revela científicamente las leyes del desarrollo del mundo objetivo. El materialismo histórico es la aplicación del materialismo dialéctico al estudio de la vida de la sociedad. El materialismo dialéctico e histórico, fundamento teórico del comunismo, es el único método correcto de investigación científica y transformación revolucionaria del mundo en interés de las masas trabajadoras. Los problemas de la filosofía marxista son expuestos en forma más completa y amplia en las obras: El Manifiesto del Partido Comunista de Marx y Engels, Crítica de la economía política de Marx, Anti-Dühring de Engels, Materialismo y Empiriocriticismo de Lenin.

La economía política marxista-leninista estudia las relaciones sociales de producción, es decir las relaciones económicas entre los hombres. La piedra angular de la teoría económica de Marx es la teoría de la plusvalía, que revela la naturaleza de la explotación capitalista, fuente de enriquecimiento de la clase burguesa. El marxismo-leninismo enseña que las relaciones de producción del capitalismo, que al principio contribuyeron al crecimiento de las fuerzas productivas, a la creación de la gran producción social, se transformaron posteriormente en grilletes para el desarrollo de las fuerzas productivas. Se agrava extremadamente la contradicción entre el carácter social de los bienes materiales existente bajo el capitalismo y la forma privada de su apropiación. Madura la necesidad de la liquidación revolucionaria de las relaciones de producción capitalistas. La teoría económica marxista fundamenta científicamente la inevitabilidad de la desaparición del capitalismo y de la victoria del comunismo. Las obras principales de la economía política marxista son El Capital de Marx e Imperialismo, etapa superior del capitalismo de Lenin.

También antes de Marx y Engels existían teorías que pregonaban la necesidad del establecimiento del socialismo, pero no eran científicas, sino utópicas. Criticando agudamente el orden de cosas capitalista, el socialismo utópico no podía sin embargo señalar el camino correcto hacia el socialismo, no vio la fuerza capaz de liquidar al régimen capitalista y construir la sociedad socialista. El marxismo-leninismo transformó el socialismo de utopía en ciencia, demostró que el capitalismo mismo crea las condiciones de su desaparición personificadas por el proletariado, la clase más revolucionaria de la historia, llamada a ser el sepulturero del capitalismo y el creador del comunismo. La teoría del comunismo científico está expuesta con mayor profundidad en las obras: Crítica del programa de Gotha de Marx, Dos tácticas de la socialdemocracia en la revolución democrática, El Estado y la Revolución, La economía y la política en la época de la dictadura del proletariado y El izquierdismo enfermedad infantil del comunismo de Lenin.

La fuerza motriz de toda sociedad antagónica, enseña el marxismo-leninismo, es la lucha de clases, la lucha entre los explotadores y los explotados. Para cumplir su misión histórica, el proletariado tiene que realizar, en alianza con el campesinado trabajador y otras capas explotadas de la población, la revolución socialista, expropiar a la burguesía los medios de producción y transformarlos en propiedad social. La doctrina marxista-leninista sobre el comunismo fundamenta científicamente la legitimidad de la revolución proletaria y de la dictadura del proletariado, señala los caminos concretos de la construcción de la sociedad comunista.

La producción social en gran escala, el crecimiento del proletariado y la elevación de su conciencia de clase y organización crean las condiciones objetivas para la transformación revolucionaria del régimen capitalista. En la solución del problema de la transformación socialista de la sociedad, el marxismo-leninismo es ajeno al esquematismo. Lenin señalaba que “todas las naciones llegarán al socialismo; esto es inevitable, pero no todas llegarán en forma idéntica, cada una de ellas aportará algo peculiar a tal o cual forma de la democracia, a tal o cual variedad de la dictadura del proletariado, a tal o cual ritmo de la transformación socialista de los diversos aspectos de la vida social”.

La revolución proletaria no se limita a la toma del poder por el proletariado. Después de tomar el poder, el proletariado lo utiliza para la construcción de la sociedad socialista. Por eso la teoría de la dictadura del proletariado, como contenido fundamental del período de transición del capitalismo, al comunismo, es lo principal en el marxismo-leninismo.

Muy importante para la solución exitosa de todas las tareas de la revolución socialista es la teoría marxista-leninista sobre el partido del proletariado como forma superior de organización de la clase obrera, como su destacamento de vanguardia. Los Partidos Comunistas y Obreros, que se apoyan en su actividad en la teoría marxista-leninista, son la fuerza dirigente y orientadora en la preparación y la realización de la revolución, en la construcción del socialismo y del comunismo.

El marxismo-leninismo es una ciencia creadora, que se desarrolla y enriquece constantemente en el proceso del desarrollo y la generalización de la experiencia del movimiento obrero internacional, de la construcción socialista y del desarrollo de la ciencia.

Diccionario filosófico abreviado · 1959:322-325

Marxismo-leninismo

Doctrina revolucionaria de Marx, Engels y Lenin; constituye un sistema íntegro y armónico de concepciones filosóficas, económicas y político-sociales. El marxismo surgió en la década de 1840, tuvo por cuna la lucha liberadora de la clase obrera y se convirtió en expresión teórica de los intereses fundamentales de dicha clase, en programa de su lucha por el socialismo y el comunismo. El nacimiento del marxismo representó un gran viraje revolucionario en la ciencia de la naturaleza y de la sociedad. Los fundadores del marxismo llevaron a cabo una hazaña científica sin par en la filosofía, la economía política, la teoría del socialismo y otras esferas del saber humano, crearon una auténtica ciencia revolucionaria, cuyo objetivo no se circunscribía a explicar acertadamente el mundo, sino que se incluía, además, el propósito de modificarlo. La doctrina de Marx, indicaba Lenin, es completa y armónica. Proporciona al hombre una concepción cabal del mundo. Es omnipotente porque es exacta. Lo principal, en el marxismo, estriba en la fundamentación del papel histórico-mundial de la clase obrera como creadora de la sociedad comunista, sin clases- El comunismo científico –importantísima parte componente del marxismo-leninismo– tiene su profunda fundamentación económica en la economía política creada por Marx, teoría que nos descubre las leyes del modo capitalista de producción y demuestra que el cambio de la sociedad capitalista en socialista es inevitable. La base filosófica del marxismo-leninismo está constituida por el materialismo dialéctico e histórico. El marxismo-leninismo se desarrolla como una doctrina viva y creadora, incompatible con todo dogmatismo. Extrae de la vida, de la práctica revolucionario, su fuerza creadora. Es característico del marxismo-leninismo, el estrecho vínculo entre la teoría y la práctica, y ello lo distingue de todo género de teorías reformistas y revisionistas. Marx y Engels prosiguieron infatigablemente las investigaciones acerca de su teoría, la fueron enriqueciendo con nuevas tesis y conclusiones cuya veracidad comprobaban en la experiencia revolucionaria de las masas, en los nuevos éxitos de la ciencia. La nueva etapa en el desarrollo creador del marxismo está indisolublemente unida al nombre de Vladimir Ilich Lenin, fiel continuador de la teoría de Marx. La aportación de Lenin a la doctrina marxista es tan grande que con razón esta teoría se llama, hoy, marxismo-leninismo. La nueva época histórica que se inicia a fines del siglo XIX –la época del imperialismo y de las revoluciones socialistas– planteó al movimiento comunista internacional nuevos problemas acerca de la teoría y de la práctica de la lucha revolucionaria. Lenin aplicó con gran maestría la dialéctica marxista al análisis de los fenómenos de la época que se iniciaba, prosiguió el análisis que Marx había hecho del capitalismo, formuló una teoría científica acerca del estadio imperialista del modo capitalista de producción, hizo avanzar la teoría de la revolución socialista y llegó a la conclusión de que era posible la victoria del socialismo primero en un solo país. La victoria de la revolución socialista en la U.R.S.S. convirtió en realidad las ideas de Lenin. El Partido Comunista de la Unión Soviética elaboró un plan para construir la sociedad socialista e hizo posible que se llevara a cabo. El subsiguiente desarrollo creador del marxismo-leninismo se halla indisolublemente unido a la experiencia de la construcción socialista en la U.R.S.S. y en los países de democracia popular, a la formación del sistema socialista mundial, al paso de la U.R.S.S. al período de la edificación del comunismo en todo el frente. En las resoluciones y en los documentos de los Congresos XX y XXII del P.C.U.S. y de los partidos proletarios de otros países, de las Conferencias de representantes de partidos comunistas y obreros, la teoría marxista-leninista ha alcanzado desenvolvimiento ulterior en su aplicación a los problemas del desarrollo mundial en nuestro tiempo y de la lucha por la paz, por la democracia y por el socialismo. Una de las importantes condiciones para el desarrollo creador de la teoría marxista-leninista en este periodo, ha sido la superación de las nocivas consecuencias del culto a la personalidad de Stalin, el restablecimiento de las normas leninistas de la vida del Partido, del Estado y la sociedad. El programa del P.C.U.S., elaborado y aprobado por el XXII Congreso, representa un nuevo e importante hito en el desarrollo del marxismo-leninismo. En el programa se hace una síntesis de los conocimientos marxistas-leninistas acerca de todas las cuestiones esenciales de nuestro tiempo. Se parte del examen de los nuevos fenómenos del capitalismo moderno, se generaliza la experiencia de la lucha de clases y de la lucha de liberación nacional en la etapa presente, se resuelven con espíritu creador los problemas de la revolución socialista, de la guerra y de la paz, las cuestiones fundamentales de la edificación del comunismo. Todo el espíritu, todo el contenido del programa del P.C.U.S. son un reflejo de la unidad existente entre la teoría del marxismo-leninismo y la práctica de la edificación comunista. Cuestiones como la creación de la base material y técnica del comunismo, como la formación de relaciones sociales comunistas y la educación del hombre nuevo son problemas esenciales de la teoría marxista-leninista y, al mismo tiempo, de la práctica de la construcción comunista. Por primera vez en la historia del marxismo-leninismo, en el programa se determinan las vías concretas de la construcción del comunismo, las tareas en el dominio de la industria y de la agricultura, en el desenvolvimiento del Estado, de la ciencia, de la cultura y de la educación comunista. Actualmente, el marxismo-leninismo no es sólo la teoría, sino también la práctica de centenares de millones de personas que construyen el socialismo y el comunismo. Bajo el socialismo, y en la edificación del comunismo, el papel y la importancia de la teoría marxista-leninista crecen extraordinariamente, pues el socialismo y el comunismo se construyen de manera consciente y planificada. En el programa del P.C.U.S. se subraya que el Partido considera como importantísima obligación suya seguir impulsando el desarrollo de la teoría marxista-leninista a partir del estudio y de la generalización de los nuevos fenómenos de la vida de la sociedad soviética, así como de la experiencia del movimiento obrero y de liberación en todo el mundo, conjugar con espíritu creador la teoría y la práctica de la construcción comunista. Una de las condiciones importantes para el ulterior desarrollo del marxismo-leninismo sigue siendo, como antes, la lucha contra el revisionismo, el dogmatismo y el sectarismo, contra las tergiversaciones, cualesquiera que sean, de la teoría revolucionaria de Marx, Engels y Lenin, la lucha por llevar a la práctica, de modo creador, esta teoría.

Diccionario filosófico · 1965:295-297

Marxismo-leninismo

Sistema científico de opiniones filosóficas, económicas y sociopolíticas, creado por Marx y Engels y desarrollado con espíritu creador en las nuevas condiciones por Lenin. El marxismo surgió a mediados del siglo 19, cuando se vislumbraron ya los límites históricos del capitalismo y salió a la palestra de la historia el futuro sepulturero del capitalismo: la clase obrera. Fue creado sobre la base de la reelaboración crítica de las realizaciones de la filosofía clásica alemana (Hegel, Feuerbach), la economía política de A. Smith y D. Ricardo y el socialismo utópico de Saint-Simon, Fourier y Owen, que Lenin llamó fuentes del marxismo. Las partes integrantes interiormente interconectadas del marxismo-leninismo son: la filosofía (materialismo dialéctico e histórico), la economía política y el comunismo científico. El marxismo-leninismo no sólo explicó científicamente el mundo, sino que determinó las condiciones, vías y medios de su transformación. La aplicación de los principios de la filosofía marxista, de la dialéctica materialista al análisis de la sociedad condujo al descubrimiento de las leyes de su funcionamiento y desarrollo. Por primera vez la sociedad fue concebida como un organismo íntegro en cuya estructura se pueden destacar las fuerzas productivas, las relaciones de producción y las esferas –determinadas por ellas– de la vida social: el Estado, la política, el Derecho, la moral, la filosofía, la ciencia, el arte y la religión. Marx y Engels crearon la economía política científica, que puso de relieve la naturaleza de la explotación capitalista, demostró el carácter históricamente pasajero del capitalismo y fundamentó la necesidad del tránsito al socialismo. Los principios y el programa de la edificación de la nueva sociedad constituyen una importantísima parte integrante del marxismo-leninismo: el comunismo científico. El marxismo mostró que la transición del capitalismo al socialismo se opera en virtud de la lucha de la clase obrera, cuya misión histórica consiste en la conquista revolucionaria del poder político, con el objetivo de suprimir toda explotación del hombre por el hombre y edificar el comunismo. El movimiento obrero sólo vence en caso de que se una a la teoría socialista, al marxismo. Esta unión la realiza el partido comunista, vanguardia de la clase obrera, su organizador y dirigente. El marxismo-leninismo es una guía para la transformación de la sociedad y la naturaleza. No es una colección de dogmas y recetas preparadas, sino una doctrina en constante desarrollo. Una nueva etapa importantísima en el desarrollo del marxismo está ligada a la actividad de Lenin que enriqueció creadoramente todas sus partes integrantes en el período en que la revolución proletaria y la edificación del socialismo se convirtieron en una cuestión de práctica inmediata. Elevó a un peldaño cualitativamente nuevo la filosofía marxista al sintetizar las últimas realizaciones del pensamiento científico, y desarrolló en todos sus aspectos la dialéctica materialista, aplicándola a las nuevas condiciones de la vida social. Lenin formuló la doctrina del imperialismo como fase superior última del capitalismo, y enriqueció la teoría de la revolución socialista. En el proceso de dirección de la primera revolución socialista del mundo, Lenin determinó las vías concretas de edificación de la nueva sociedad. En el presente, el marxismo-leninismo se desarrolla con espíritu creador gracias a los esfuerzo colectivos del PCUS y de otros partidos comunistas y obreros, los cuales analizan el proceso de profundización de la crisis general del capitalismo, así como la contradicción fundamental de la época contemporánea –la existente entre el socialismo y el capitalismo– y su influencia sobre los procesos del desarrollo mundial. La experiencia histórica ha confirmado que las regularidades generales de la revolución socialista y la edificación de la nueva sociedad se manifiestan en diversas formas concretas en dependencia del grado de desarrollo de la sociedad y de la correlación de las fuerzas de clase en el país y en el ámbito internacional. Estas regularidades sirven de base objetiva a la solidaridad internacional de la clase obrera y de todas las fuerzas del movimiento liberador mundial. Tiene trascendental significado la conclusión de los partidos comunistas de que no existe la inevitabilidad fatal de una nueva guerra mundial, el análisis del nexo entre la coexistencia pacífica y la lucha de clases, así como la importancia de la lucha por la paz para el progreso social. El PCUS y los partidos comunistas y obreros de otros países socialistas elaboraron la concepción sobre la sociedad socialista desarrollada, madura. Al ser construida en la URSS la sociedad socialista desarrollada, el Estado de la dictadura del proletariado se convirtió en Estado de todo el pueblo y se formó una nueva comunidad histórica: el pueblo soviético. Los partidos comunistas defienden el carácter creador del marxismo-leninismo en la lucha contra la ideología burguesa y contra las tergiversaciones revisionistas y dogmáticas del marxismo-leninismo. En nuestra época, la teoría marxista-leninista concede una atención primordial a los problemas de la edificación socialista y comunista, de la lucha de la clase obrera en los países capitalistas y del movimiento de liberación nacional. Toda la marcha del desarrollo social contemporáneo demuestra la fuerza y la vitalidad, la justeza de las conclusiones y tesis fundamentales del marxismo-leninismo y hace ver su creciente influencia sobre la orientación, las formas y el ritmo del progreso social. El marxismo-leninismo se apoderó de las mentes de la humanidad progresista y se materializa en la actividad de millones de personas que luchan por una vida mejor y construyen el socialismo y el comunismo.

Diccionario de filosofía · 1984:272-273

miércoles, 26 de abril de 2017

Fascismo.-a

Benito Mussolini de Philip Alexius de László, 1923





fascismo.

Del it. fascismo y este de fascio [littorio] 'fasces [del lictor]', símbolo del partido, e -ismo '-ismo'.

1. m. Movimiento político y social de carácter totalitario que se desarrolló en Italia en la primera mitad del siglo XX, y que se caracterizaba por el corporativismo y la exaltación nacionalista.

2. m. Doctrina del fascismo italiano y de los movimientos políticos similares surgidos en otros países.

3. m. Actitud autoritaria y antidemocrática que socialmente se considera relacionada con el fascismo.


Diccionario de Real Academia Española. 




Fascismo

no figura

Diccionario filosófico marxista · 1946


Fascismo

Es la forma más reaccionaria y abiertamente terrorista de la dictadura del capital financiero instaurada por la burguesía imperialista con el fin de aplastar la resistencia de la clase obrera y de todos los elementos progresistas de la sociedad. El fascismo es una manifestación de esa reacción política en todos los dominios, lo que es propio del capitalismo en la etapa suprema de su desarrollo, en la etapa imperialista. El establecimiento del fascismo prueba que las clases dominantes burguesas no están ya en condiciones de gobernar, de conservar el poder por los medios ordinarios “democráticos"; prueba que las aspiraciones crecientes de las masas populares a la libertad, no pueden ser reprimidas sino por medio de la violencia y el terror sangriento. Lo que caracteriza al fascismo es la supresión de las libertades democráticas, aun las más elementales, la destrucción de las organizaciones obreras y demás organizaciones progresistas, la instauración de un régimen de terror declarado para mantener el poder de la burguesía; es la preparación y el desencadenamiento de guerras de rapiña con el fin de esclavizar a los pueblos independientes y conquistar el dominio mundial.

El régimen fascista fue instaurado primeramente en Italia (1922), luego en Alemania (1933) y en varios países más: en España, en Polonia, en Bulgaria, &c. El advenimiento del fascismo fue favorecido por la política de traición practicada por los socialdemócratas. En Alemania, el fascismo se revistió con la máscara del “nacional-socialismo”.

En el dominio ideológico, el fascismo constituye el más franco obscurantismo, con una “filosofía” y una “moral” que proclaman el odio al hombre y el bandidaje. El fascismo se apoya en la teoría racista (ver Eugenesia; Racismo) según la cual, la burguesía de tal o cual nación tendría derecho al dominio mundial, sería la única raza “superior”. Los hitleristas preconizaban una “ciencia” particular: la “geopolítica” (ver) que justificaba las pretensiones imperialistas al “espacio vital”, es decir, a la conquista de tierras extranjeras. Los “filósofos” fascistas repudiaban las adquisiciones de la cultura y las destruían, proclamando la superioridad de los instintos bestiales sobre la razón humana. Y establecieron el culto místico de la “sangre racial”, el culto de la persona del “Führer”, &c.

El mérito histórico del pueblo soviético ante toda la humanidad progresista consiste en haber encabezado la lucha contra el fascismo durante la segunda guerra mundial y en haber desempeñado un papel decisivo en la derrota de los imperialismos alemán y japonés. A pesar de la catástrofe del fascismo a consecuencia de la segunda guerra mundial, los elementos reaccionarios de ciertos países imperialistas tratan de resucitarlo.

Diccionario filosófico abreviado · 1959:182-183


Fascismo

“…Es la dictadura terrorista abierta de los elementos más reaccionarios, chovinistas e imperialistas del capital financiero” (Documentos del XXII Congreso del P.C.U.S.). El establecimiento del fascismo es un reflejo de la incapacidad de la burguesía dominante para mantener su poder recurriendo a los habituales medios «democráticos». El fascismo actúa al frente de las fuerzas anticomunistas, su golpe principal va dirigido, contra los partidos comunistas y obreros, contra las demás organizaciones progresivas. El régimen fascista se implantó por primera vez en Italia (1922), luego en Alemania (1933) y en otros varios países. En Alemania, el fascismo se presentó bajo la máscara del nacional-socialismo. El fascismo ha constituido la fuerza de choque de la reacción internacional; los estados fascistas, en primer lugar la Alemania hitleriana, desencadenaron la segunda guerra mundial. Es un mérito histórico del pueblo soviético ante toda la humanidad progresiva, el haber desempeñado el papel decisivo en el aplastamiento del fascismo germano. A pesar de la derrota total sufrida por los estados fascistas en la segunda guerra mundial, los elementos reaccionarios de algunos países imperialistas procuran resucitarlo en nuestros días. En el aspecto ideológico, el fascismo significa irracionalismo, chovinismo y racismo extremos, oscurantismo y antihumanismo.

Diccionario filosófico · 1965:170


Fascismo

(ital. fascio: unificación): dictadura terrorista abierta de los elementos más reaccionarios y chovinistas del capital financiero. La instauración del fascismo expresa la incapacidad de la burguesía dominante de mantener su poder valiéndose de medios “democráticos” comunes. El fascismo encabeza las fuerzas del anticomunismo y dirige su principal golpe contra los partidos comunistas y obreros y otras organizaciones progresistas. Por primera vez, el régimen fascista fue instaurado en Italia (1922) y más tarde en Alemania (1933) y en algunos otros países. El fascismo alemán se ocultaba tras la fachada del nacional-socialismo. El fascismo se convirtió en la fuerza de choque de la reacción internacional; los Estados fascistas, en primer lugar la Alemania hitleriana, desencadenaron la segunda guerra mundial. El mérito histórico del pueblo soviético ante toda la humanidad progresista consiste en haber desempeñado el papel decisivo en la derrota del fascismo alemán. A pesar de la derrota total de los Estados fascistas en la segunda guerra mundial, los elementos reaccionarios de algunos países imperialistas tratan de resucitar el fascismo. En ideología, el fascismo se manifiesta como irracionalismo, chovinismo extremo y racismo, oscurantismo y antihumanismo.

Diccionario de filosofía · 1984:164



viernes, 21 de abril de 2017

El Maoísmo en España.-a

El maoísmo o pensamiento Mao Zedong, también llamado marxismo-leninismo-maoísmo
 (MLM), es la teoría desarrollada por Mao Zedong (1894-1976).

En España apenas quedan restos de la influencia del ideario maoísta que a partir de los años sesenta infundió otra inspiración a las izquierdas de desobediencia soviética en toda Europa y el mundo. Diluido el candor maoísta y escépticos ante el nuevo rumbo tomado por el Partido Comunista de China (PCCh) bajo el liderazgo de Deng Xiaoping, justamente al mismo tiempo que en España se iniciaba la transición democrática, el destino de aquellos movimientos ha sido muy  decadente, sin que dejen de sorprender militancias de alto nivel de esta izquierda en el aparato no ya del PSOE o IU sino hasta del PP (la ex ministra de Educación del PP, Pilar del Castillo, por ejemplo), si bien muchos otros, la inmensa mayoría, han derivado su militancia a los nuevos movimientos sociales, buscando especialmente  la influencia cívica de carácter no partidista.

El maoísmo entró en conflicto abierto con el comunismo soviético a comienzos de los sesenta y aún compartiendo ideas muy importantes con él, se desmarcó en puntos esenciales como las relaciones con Estados Unidos, las formas de lucha que debían emplearse para transformar las sociedades o la evaluación del papel desempeñado por Stalin. Como expresión de la influencia del marxismo chino proliferaron en casi todo el mundo grupos maoístas.
Así, el maoísmo en España se articula en los años sesenta en torno a lo que podríamos calificar de extrema izquierda crítica con la URSS, reafirmando una intensa vocación revolucionaria frente al discurso revisionista procedente de Moscú. El detonante que sirvió de impulso a este proceso es la ruptura sino-soviética que se agudiza a partir del XX Congreso del PCUS celebrado en 1956. La desestalinización y la institucionalización de la bipolaridad con Washington, junto con la resolución de los partidos comunistas europeos de integrarse en la vida política parlamentaria de las democracias occidentales abandonando el proyecto revolucionario son factores que propician la emergencia de las agrupaciones maoístas, claramente situadas a la izquierda de los partidos comunistas tradicionales (1), en un momento de gran tensión política no solo en el mundo desarrollado (mayo francés, guerra de Vietnam, igualdad racial) sino también en el bloque soviético (primavera de Praga), en el Tercer Mundo y en la propia China, a las puertas de la Gran Revolución Cultural del Proletariado (1996-1976).

Los rasgos comunes que caracterizan la ideología de aquella izquierda revolucionaria podríamos resumirlos con Josepa Cucó i Giber, en los siguientes. Primero, su carácter revolucionario, insistiendo en la transformación radical del orden social, la destrucción del Estado burgués y la instauración de la dictadura del proletariado. Segundo, el partido se conceptúa como una formación que agrupa a revolucionarios profesionales, totalmente entregados a la causa de la emancipación obrera para alcanzar el socialismo. Tercero, rechazo absoluto de la democracia burguesa como fase intermedia e inevitable en el camino hacia el socialismo. Cuarto, el antiimperialismo, que enfatiza su afinidad con los movimientos de carácter revolucionario en curso en el Tercer Mundo, idealizados como la última esperanza para identificar un proceso auténticamente emancipador y capaz de disipar las frustraciones causadas por la deriva soviética. (2)
Durante la década de los sesenta y principios de los setenta, el maoísmo exportó tres grandes ideas a los revolucionarios europeos, que contribuirán de forma decisiva a la formación en España de las principales corrientes agrupadas en torno al PTE (Partido del Trabajo de España),  la ORT (Organización Revolucionaria de Trabajadores) y el MC (Movimiento Comunista) (3). La primera es la denominada línea de masas, que además de exaltar la indispensable humildad de los auténticos revolucionarios, destacaba la importancia de fundirse con ellas para confirmar la corrección de la política elaborada por el partido: “de las masas a las masas” era la consigna que resumía la clave del proceder político del maoísmo organizado. 
La segunda idea, siguiendo a Del Río, es la “revolucionarización ideológica”, una proclama que incide en la necesidad de una auto mejora individual permanente, de la autotransformación, sin la cual es imposible el cambio social, que debe empezar por uno mismo como ejemplo de la posibilidad y virtud del “hombre nuevo”. En tercer lugar, la importancia concedida a la critica y a la autocrítica como mecanismo llamado a consolidar la franqueza y la lealtad absoluta como valores irrenunciables del buen comunista, siempre en permanente estado de tensión para aportar la máxima energía al proceso revolucionario fortaleciendo la disponibilidad y la entrega personal absoluta, un mecanismo que derivó en instrumento clave de las luchas internas de poder con resultados catastróficos en la gestión de la pluralidad interna.

La asunción a pies juntillas de tal credo dio lugar a procesos de proletarización voluntaria no solo como resultado de la necesidad orgánica de situar militantes avanzados entre la clase obrera para fomentar la elevación de su nivel de conciencia y autoorganización sino como un ejercicio de coherencia con el papel atribuido a la clase trabajadora como eje y motor del cambio social.
La entrega total, la plasmación de organizaciones de corte leninista, basadas en el centralismo democrático y dotadas de una fuerte disciplina, son características de estos movimientos (4), reforzados en dichos trazos diríase que hasta la exacerbación en función de las condiciones de clandestinidad en la que debían desarrollar su actividad en la España de la dictadura fascista. El elevado compromiso de la militancia y su entrega total a la causa bebe directamente en las fuentes maoístas que promueven la adhesión absoluta como virtud del gran revolucionario y expresión de una generosidad y altruismo sin límites. El énfasis en los valores y en la moral, aspectos siempre realzados por el maoísmo, están muy presentes también en buena parte de la extrema izquierda, animados por cierta vocación heroica y la disposición al sacrificio personal en aras del éxito del proyecto.

Las expresiones orgánicas

Sin ánimo de hacer un inventario exhaustivo de las organizaciones que en España abrazaron el ideario maoísta, cabe citar, al menos, al PTE (Partido de los Trabajadores de España) y al MC (Movimiento Comunista), si bien en mayor o menor medida, en los años sesenta y setenta, existieron numerosos grupos de signo menor afectos a esta línea de pensamiento que alternaban los procesos de escisión y unificación. Cabe destacar también que los manuales editados en Pekín formaban parte del proceso de autoformación de la militancia de izquierdas de numerosos movimientos, incluidos nacionalistas, sin que ello permita adscribir en plenitud dichas formaciones a este ideario.

El Movimiento Comunista (1972-1991) surge de una escisión de ETA en 1967, siendo despectivamente calificados de “españolistas” por su defensa de una mayor aproximación a la izquierda obrera representada por otros grupos comunistas de otros territorios del estado. Su mayor implantación radica en Euzkadi, aunque también cuenta con militancia en Asturias, Aragón, Galicia, Madrid o Barcelona, cobrando un gran impulso a comienzos de los años setenta. 
Su tendencia maoísta inicial, claramente reflejada en el nombre de su primera publicación periódica, “Servir al pueblo”, fue evolucionando hacia una posición equidistante de las diferentes corrientes imperantes, diferenciándose por su posición más abierta en relación a los nacionalismos o en una mayor sensibilidad hacia fenómenos nuevos como el feminismo. El MC, actuando en ocasiones conjuntamente con la LCR (Liga Comunista Revolucionaria) desempeñó un papel significativo en los movimientos sociales surgidos en los años ochenta, en especial en las movilizaciones contra la OTAN. La fusión en los años noventa con LCR, de tendencia trotskista, duró poco, y la ruptura condujo a buena parte de su militancia a integrarse en las filas del nacionalismo gallego, vasco o catalán, si bien otros optaron por reafirmar su contribución al desarrollo del pensamiento crítico a través de ONGs y colectivos diversos.
En cuanto al Partido del Trabajo de España (PTE), fue el resultado de una escisión del PSUC que junto a otros colectivos fundaron en 1967 el Partido Comunista de España (Internacional), siguiendo la línea maoísta. En 1975 pasa a llamarse PTE, adoptando una estructura federal y agrupando a colectivos de menor significación pero muy activos socialmente como “Lucha de Clases” o “Larga Marcha”, entre otros, proceso que culmina en 1979 con la unificación con la ORT (Organización Revolucionaria de Trabajadores), surgida en Euzkadi en 1969 a partir de la católica Acción Sindical de Trabajadores. Su influencia era notoria en las grandes concentraciones industriales del país y en el campo andaluz, siendo los artífices de entidades como la Confederación Sindical Unitaria de Trabajadores, de la que formaba parte el Sindicato Obrero del Campo (SOC) de Andalucía. También contaba con una organización juvenil, la Joven Guardia Roja de España Los malos resultados electorales cosechados a partir de 1977, ya sea presentándose en coalición o en solitario, precipitaron su disolución al inicio de la transición.

La proximidad a los nacionalismos periféricos se explica tanto en razón de su origen histórico como por la inclusión en su programa del derecho a la autodeterminación de los pueblos, principio que, paradójicamente, estaba descartado en la Nueva China, partidaria de la autonomía de las “minorías étnicas”. La incorporación a su ideario del nacionalismo de izquierdas facilitó finalmente, tras la disolución, que destacados militantes se integraran en sus filas donde aun ostentan cargos de influencia.

Crisis y declive con la transición democrática

El inicio de la transición política en España afecta de forma medular a la izquierda maoísta, sumida en un proceso de constante crisis que agrava su desencantamiento y declive. Después de una primera etapa en la que cabe destacar su preocupación por las aportaciones teóricas y sus implicaciones en la lucha social, tanto estudiantil como obrera, inicia su colaboración con otras fuerzas de la oposición pero sin abdicar por ello de su propio discurso. También participa en las campañas electorales, si bien alejándose de cualquier hipótesis de pacto con la derecha, aspecto si asumido por la izquierda oficial liderada por los partidos socialista y comunista. 
Esa coherencia derivó en una rápida pérdida de protagonismo y la subsiguiente marginalidad, un proceso que se agudizó a la vista de los resultados de las elecciones de junio de 1977, cuando no obtienen ni un solo escaño. No obstante, cabe destacar su presencia a nivel municipal, especialmente en Andalucía.
Su condición extraparlamentaria acentúa el inevitable debilitamiento que en unos casos lleva a la disolución, a fusiones (incluso inestables como la fraguada con los trotskistas) o simplemente la marginalidad, transformados en minorías políticas que evolucionan hacia fórmulas de resistencia de distinto signo alejadas del juego político formal. Sin una organización explicita a nivel estatal, sus fragmentos subsisten de forma autoorganizada y autónoma, convergiendo en diferentes movimientos sociales de signo territorial autonómico (Revolta, Acción Alternativa, Inzar, Liberación…) que le sirven para mantener vivas las afinidades, contactos e intercambios que hoy día desembocan en nuevos movimientos, siempre alejados de aquellos sectores de izquierda instalados en el tradicionalismo hegemónico y carentes de la flexibilidad creativa que han podido exhibir estos a lo largo de las últimas décadas.  

CITAS:

(1)   Cucó i Giner, Josepa, La izquierda de la izquierda. Un estudio de antropología política en España y Portugal. Papeles CEIC, Volumen 2007/1.

(2)   Idem. anterior.

(3)   Del Rio, E- “Influencia de la Revolución Cultural china en la izquierda europea y latinoamericana”, en Izquierda e ideología, Madrid: Talasa, pp. 127-150.

(4)   Laiz, C., La lucha final. Los partidos de la izquierda radical durante la transición española, Madrid, 1995, Los Libros de la Catarata.

viernes, 7 de abril de 2017

El Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) a



El Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) fue una organización de extrema izquierda chilena fundada en 1965. Bajo el apoyo de Cuba, tenía por objeto instalar mediante una revolución un estado marxista en Chile. Se distinguió por su actuar directo y paramilitar desde 1967 y por su posterior resistencia a la dictadura militar como movimiento guerrillero. En su cenit en 1973, contó con 10 000 miembros.
Nació con la intención de ser «la vanguardia marxista-leninista de la clase obrera y de las capas oprimidas de Chile» y la finalidad del «derrocamiento del sistema capitalista y su reemplazo por un gobierno de obreros y campesinos».​
 El movimiento «lucha por una sociedad socialista que prepare las condiciones de la sociedad sin clases y sin estado: la sociedad comunista», según la II Declaración de Principios del MIR de 1998, que ratifica y complementa la primera.
​ Ha manifestado su rechazo al terrorismo como una forma de lucha militar o política,6​ a pesar de descartar la «vía pacífica» en su manifiesto político.
Desde 1986 hasta comienzos de los años 1990 sufrió un proceso de divisiones internas, motivado por las distintas formas de analizar la realidad chilena hacia fines de la dictadura militar, que llevaron lentamente a un fuerte debilitamiento de la organización. Luego de las diversas divisiones y el éxodo de militantes a otros partidos durante los años 1990, está representado principalmente por los dirigentes Demetrio Hernández y Mónica Quilodrán.​ En enero de 2016 inició los trámites ante el Servicio Electoral de Chile para ser reconocido legalmente como partido político, sin embargo no logró reunir las firmas necesarias.

Orígenes del MIR

El MIR tiene su origen en el denominado I Congreso Fundacional de Santiago, realizado en la sede de la Federación de Trabajadores del Cuero y Calzado10​ (anarcosindicalista), ubicada en la calle San Francisco 269 (local proporcionado por el dirigente anarquista Ernesto Miranda).​ A dicho Congreso asistieron:
Los dirigentes del grupo Vanguardia Revolucionaria Marxista-Rebelde, organización surgida en la Universidad de Concepción, en la que militaron brevemente un grupo de jóvenes marginados del Partido Socialista (PS) de esa ciudad (Miguel Enríquez, su hermano Marco Antonio, Bautista van Schouwen y Marcello Ferrada de Noli (jefe del denominado Núcleo Espartaco).
Los integrantes del Movimiento de Fuerzas Revolucionarias (MFR), fundado en 1961 por el sindicalista Clotario Blest, entre los que se contaban:

los sindicalistas agrupados en torno a Blest
los delegados del Partido Socialista Popular;
los militantes descontentos del Partido Radical de Chile;
anarquistas del grupo Libertario, reunidos en torno a la figura del anarcosindicalista Ernesto Miranda;
algunos militantes de las Juventudes Comunistas de Chile, críticos a las políticas de su partido, encabezados por Luciano Cruz;
un sector del Partido Socialista Revolucionario; y
los miembros del Partido Obrero Revolucionario de Chile (POR), reunidos en torno a la figura del historiador trotskista Luis Vitale.


En el I Congreso Fundacional de 1965 fueron aprobados tres documentos, en este orden: la Tesis insurreccional (su título era «La conquista del poder por la vía insurreccional»)11​la Declaración de Principios y el Programa. Los autores de la tesis «La conquista del poder por la vía insurreccional» fueron Miguel Enríquez, Marco Antonio Enríquez y Marcello Ferrada de Noli.La Declaración de Principios del MIR, expresa al inicio:

Las directivas burocráticas de los partidos tradicionales de la izquierda chilena defraudan las esperanzas de los trabajadores; en vez de luchar por el derrocamiento de la burguesía se limitan a plantear reformas al régimen capitalista, en el terreno de la colaboración de clases, engañan a los trabajadores con una danza electoral permanente, olvidando la acción directa y la tradición revolucionaria del proletariado chileno. Incluso, sostiene que se puede alcanzar el socialismo por la "vía pacífica y parlamentaria", como si alguna vez en la historia de las clases dominantes hubieran entregado voluntariamente el poder.


Y en su Artículo VII:

El MIR se organiza para ser la vanguardia marxista-leninista de la clase obrera y capas oprimidas de Chile que buscan la emancipación nacional y social. El MIR se considera el auténtico heredero de las tradiciones revolucionarias chilenas y el continuador de la trayectoria socialista de Luis Emilio Recabarren, el líder del proletariado chileno. La finalidad del MIR es el derrocamiento del sistema capitalista y su reemplazo por un gobierno de obreros y campesinos, dirigidos por los órganos del poder proletario, cuya tarea será construir el socialismo y extinguir gradualmente el Estado hasta llegar a la sociedad sin clases. El MIR rechaza la teoría de la vía pacífica porque desarma políticamente al proletariado y por resultar inaplicable, ya que la propia burguesía es la que resistirá, incluso con la dictadura totalitaria y la guerra civil, antes de entregar pacíficamente el poder. Reafirmamos el principio marxista-leninista de que el único camino para derrocar el régimen capitalista es la insurrección popular armada.


El II Congreso (1967) estuvo marcado por el ascenso del grupo de estudiantes provenientes de la Vanguardia Revolucionaria Marxista-Rebelde (Miguel Enríquez, Luciano Cruz y Bautista van Schouwen), mientros que los militantes de definición trotskista se vieron apartados.
Al año siguiente, se integraron al MIR el Grupo Avanzada Marxista (GRAMA) de Concepción y las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) de Santiago.
En 1969 Luis Vitale, miembro fundador del partido, fue expulsado junto al resto de los trotskistas que aún permanecían en la organización. Posteriormente dejarían también la organización el sindicalista Clotario Blest, Ernesto Miranda y los anarquistas.

Durante el gobierno de Salvador Allende


Al llegar al poder la Unidad Popular y Salvador Allende en 1970, la dirección del partido determinó suspender cualquier tipo de acción armada, al tiempo que definía una postura crítica ante el gobierno y de apoyo a la movilización y organización social. El MIR cesó de ser perseguido, dejó la clandestinidad que tuvo hacia finales del gobierno de Eduardo Frei Montalva e inició una rápida inserción política en distintos sectores sociales, con los llamados Frentes Intermedios de Masas: el Movimiento de Campesinos Revolucionarios (MCR), el Movimiento Universitario de Izquierda (MUI), el Frente de Trabajadores Revolucionarios (FTR), el Frente de Pobladores Revolucionarios (FPR) y el Frente de Estudiantes Revolucionarios (FER).

Entre 1970 a 1973, el MIR se convierte en un partido de masas, con influencia a nivel nacional y en disputa con aquella izquierda partidaria del reformismo, es decir, con los sectores que apoyaban mantener el proceso político de la Unidad Popular por un cauce legal e institucional. Esta disputa la dará principalmente contra el Partido Comunista en los distintos frentes sociales. En este sentido, por ejemplo, el MIR compite por la rectoría de la Universidad de Chile, con la candidatura de Andrés Pascal Allende; se lanza también a las elecciones por la directiva de la CUT, logrando un 2%. Por otra parte, adquiere una importancia significativa a nivel del campesinado —en las zonas de Cautín, Chillán— con las celebres "corridas de cerco". Además, se inserta notablemente en campamentos y poblaciones marginales, siendo un referente de la organización el campamento Nueva Habana.
A pesar de las diferencias con Allende, coloca su incipiente estructura militar a disposición de la seguridad del presidente.

Gobierno  militar


Después del golpe de estado, que llevó al poder a Augusto Pinochet en 1973, el MIR fue proscrito y reprimido severamente: centenares de sus dirigentes y militantes sufrieron la tortura, muerte o desaparición forzada, y hasta el día de hoy muchos de ellos permanecen en calidad de detenidos desaparecidos. Su secretario general, Miguel Enríquez, murió en un combate con las fuerzas de seguridad de la dictadura el 5 de octubre de 1974 y la dirección del partido recayó entonces en Andrés Pascal Allende.
El MIR realizó múltiples esfuerzos con el objetivo de lograr la derrota política y militar de la dictadura, organizando acciones armadas y de movilización social. Desde el exterior montó la Operación Retorno (1977-1979), en el marco de la cual cuadros de la organización regresaron al país para realizar tareas de conducción política, operaciones militares y propaganda, entre las que se puede citar el robo de la bandera de la Independencia (1980)​ y el asesinato del intendente de Santiago General Carol Urzúa (1983).
Durante la dictadura, su mayor presencia la tuvo en el movimiento poblacional por medio de la Organización de Pobladores (ODEPO); desarrolló también una importante labor en la reconstrucción del movimiento estudiantil universitario y secundario opositor, con la creación de la Unión Nacional de Estudiantes Democráticos y, posteriormente, la Juventud Rebelde Miguel Enríquez. Sus militantes participaron, además, en la defensa de personas que sufrían la violación de sus derechos humanos, impulsando la creación del Comité de Defensa de los Derechos del Pueblo (CODEPU, 1980); sin embargo, su inserción en el movimiento sindical fue menor. También participó de la creación del Movimiento Democrático Popular (1983-1987), que reunía a las organizaciones antidictatoriales de izquierda.
Para finales de la década de 1970 e inicio de la de 1980, el MIR tenía cerca de 3000 miembros y simpatizantes.16​ Uno de los momentos más dramáticos de su historia lo vivió tras el intento de organizar una columna guerrillera en los sectores rurales, con un grupo de combatientes infiltrados en la zona de Neltume y Nahuelbuta en (1981),​ ubicada en la zona centro-sur del país, el que fue detectado y aniquilado por la dictadura.

División del MIR (1987-1997)

A partir de 1987, la organización sufrió una serie de divisiones internas, surgidas como consecuencia del debate sobre las formas de lucha a implementar contra la dictadura. Se conformaron inicialmente tres fracciones: la liderada por Hernán Aguiló —quien había sido dirigente del Frente de Trabajadores Revolucionarios, frente político del MIR entre los trabajadores durante la Unidad Popular— declaraba privilegiar las formas armadas de lucha; la encabezada por Nelson Gutiérrez y el joven dirigente Jecar Neghme Cristi, denominada MIR político por su rechazo a continuar el desarrollo de formas de lucha militares en el momento que vivía el país; y la de Andrés Pascal Allende, denominada corriente histórica, que proponía combinar formas de lucha de masas con acciones armadas.
Los sectores encabezados por Aguiló y Pascal fueron sucumbiendo víctimas de los golpes policiales recibidos y como resultado de las labores de seguridad emprendidas por la dictadura militar del general Pinochet, y terminaron desapareciendo atomizados en pequeños grupos autónomos. Su última expresión fue el denominado MIR Ejército Guerrillero de los Pobres Patria Libre (MIR EGP-PL), que impulsó acciones armadas durante el inicio del periodo de la llamada transición política. Aunque muchos de sus miembros terminaron encarcelados, la estructura mantiene una pequeña presencia, más bien propagandista, hasta el presente.
El MIR Gutiérrez abandonó cualquier intento de impulsar formas armadas de lucha y trató de desarrollar una estrategia de inserción en el proceso político que se abrió luego del plebiscito de 1988, iniciando a su vez un proceso de disolución luego de que Chile retornara a la democracia. Sin embargo, con anterioridad a ese desplazamiento, esta fracción sufrió una crisis que derivó en un quiebre que dio origen a tres grupos: los que postulaban emigrar al Partido Socialista a otras organizaciones de centroizquierda, argumentando que el MIR ya no tendría sentido con el fin de la dictadura; la Dirección Nacional Provisoria encabezada por Carlos Lafferte, Luciano Vejar, Mauricio Chamorro y Pedro Huerta, fundada por un grupo de direcciones regionales que apostaban por la continuidad del MIR y del proyecto revolucionario en un nuevo contexto político, generando las alianzas con otros grupos de izquierda que dieron forma en 1991 al Movimiento de Izquierda Democrático Allendista (MIDA); y, por último, un grupo de militantes encabezados por el dirigente Demetrio Hernández, miembro del comité central del MIR Político.
Solo mantiene una presencia política relativamente relevante la fracción conducida originalmente por Hernández, quien asumió la dirección del partido a mediados de 1992, luego de la disolución del Comité Central del MIR Político.

La Internacional Comunista.-a


Fotografía de los líderes que participaron en el II Congreso de la Tercera
Internacional, con Lenin delante, en el que se aprobaron las 21 condiciones
 para el acceso a la misma.


La Internacional Comunista, también conocida como la III Internacional, así como por su abreviatura en ruso Komintern (Коминтерн, abreviatura de Коммунистический интернационал, transliterado como Kommunistícheskiy Internatsional) o Comintern (abreviatura del inglés: Communist International), fue una organización comunista internacional, fundada en Moscú el marzo de 1919, por iniciativa de Lenin y el Partido Comunista de Rusia (bolchevique), que agrupaba a los partidos comunistas de distintos países, y cuyo objetivo era luchar por la supresión del sistema capitalista, el establecimiento de la dictadura del proletariado y de la República Internacional de los Soviets, la completa abolición de las clases sociales y la realización del socialismo, como primer paso a la sociedad comunista, como fijaba en sus primeros estatutos.

Antecedentes históricos

Como ya recordaba el preámbulo de los primeros estatutos de la Internacional Comunista, los antecedentes de ésta se remontan a la Asociación Internacional de los Trabajadores, fundada entre otros por Karl Marx y Friedrich Engels en Londres, en 1864, que por primera vez en la historia agrupaba a los trabajadores de distintos países.
Tras la desaparición de esta Primera Internacional en 1876, Friedrich Engels promovió la creación de una Segunda Internacional, creada en París en 1889, que agrupó a los partidos socialistas, socialdemócratas y laboristas, formando un amplio bloque internacional de partidos de izquierda, adheridos todos en mayor o menor grado a las doctrinas del socialismo.

Ruptura con la Internacional Socialista

Con el comienzo de la Primera Guerra Mundial en 1914 se produce la fractura de la Segunda Internacional entre los socialistas reformistas y los revolucionarios, pues los primeros apoyaron el esfuerzo bélico de sus respectivos gobiernos al entrar éstos en guerra (dado el caso), mientras que los segundos se opusieron por completo al conflicto por considerarlo "útil sólo para la burguesía" y contrario a los intereses del proletariado. En este caso, los grupos revolucionarios acusaron a los reformistas de haberse dejado llevar por el chauvinismo de guerra y haber descartado el internacionalismo que debía distinguir a los partidos socialistas.
Los grupos socialistas revolucionarios celebraron la Conferencia de Zimmerwald en septiembre de 1915 y la luego la Conferencia de Kienthal en abril de 1916, ambas en la neutral Suiza. En estas conferencias las organizaciones revolucionarias manifestaron su ruptura con la Internacional Socialista y se convirtieron en la base de la III Internacional, construida por los partidos socialistas que se habían opuesto a la Primera Guerra Mundial.
La "Tercera Internacional" fue fundada como Internacional Comunista en marzo de 1919, en la ciudad rusa de Moscú, con el proyecto de romper definitivamente con los elementos reformistas que, a juicio de los socialistas revolucionarios, habían "traicionado a la clase trabajadora" y provocado la "bancarrota moral" de la Segunda Internacional. La debilidad de los partidos socialistas tras el fin de la guerra en 1918, y el hecho de que los bolcheviques rusos ya hubieran empezado su propia revolución de modo exitoso causó que los "socialistas revolucionarios" eligieran Petrogrado como su primera sede.

El I Congreso Mundial de la Internacional Comunista tuvo lugar en Petrogrado, entre el 2 y el 6 de marzo de 1919. En este congreso se abordó la "democracia burguesa y la dictadura del proletariado" y la necesidad de difundir el sistema de soviets. También se nombró al líder bolchevique ruso Grigori Zinóviev como presidente del "Comité Ejecutivo de la Internacional Comunista" (CEIC), que era la máxima autoridad de la III Internacional durante el periodo entre congresos.

Se invitó a los siguientes partidos y movimientos al Congreso Fundacional:

Alemania: Partido Comunista de Alemania

  1.  RSFS de Rusia: Partido Comunista (Bolchevique) de Rusia
  2.  Austria: Partido Comunista de Austria
  3. Hungría: Partido Comunista de Hungría
  4.  Finlandia: Partido Comunista de Finlandia
  5. Polonia: Partido Comunista Polaco
  6. Estonia: Partido Comunista de Estonia
  7. Letonia: Partido Comunista de Letonia
  8.  Lituania: Partido Comunista de Lituania
  9. Bielorrusia: Partido Comunista de Bielorrusia
  10.  Ucrania: Partido Comunista (Bolchevique) de Ucrania
  11.  Bohemia: Sectores revolucionarios del Partido Socialdemócrata Checo
  12.  Bulgaria: Partido Social-Demócrata de Bulgaria
  13. Rumania: Partido Socialdemócrata de Rumania
  14. Serbia: El ala izquierda del Partido Socialdemócrata de Serbia
  15.  Suecia: Partido Social Democrático de Izquierda
  16.  Noruega: Partido Laborista Noruego
  17.  Dinamarca: El grupo Klassekampen de Dinamarca
  18.  Países Bajos: Partido Comunista de Holanda
  19.  Bélgica: Sectores revolucionarios del Partido Obrero Belga (que después formarían el Partido Comunista de Bélgica en 1921)
  20. Francia: Sectores de la Sección Francesa de la Internacional Obrera (que después formarían el Partido Comunista Francés en 1920)
  21.  Suiza: Sectores revolucionarios del Partido Socialista Suizo (que después formarían el Partido Comunista Suizo)
  22.  Italia: Partido Socialista Italiano, Partido Comunista Italiano
  23.  España: Sectores revolucionarios del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) que en 1921 formarían el Partido Comunista de España
  24.  Portugal: Grupos revolucionarios marxistas, que luego formarían el Partido Comunista Portugués en 1921
  25. Reino Unido: Partido Socialista Británico
  26.  Reino Unido: Partido Laborista de Reino Unido

  27.  Irlanda: : Sectores revolucionarios de organizaciones obreras de Irlanda
  28. Reino Unido: Sectores revolucionarios del sindicalismo británico
  29.  Estados Unidos: Partido Socialista Laborista de América
  30.  Estados Unidos: Sectores de izquierda del Partido Socialista de América
  31.  Unidos Estados Unidos: el sindicato Industrial Workers of the World de Estados Unidos
  32. Australia: el sindicato Industrial Workers of the World de Australia
  33. Estados Unidos: el sindicato Unión Internacional Industrial de Trabajadores
  34.  Japón: Grupos socialistas de Tokio y Yokohama (que luego formarían el Partido Comunista de Japón)

De estos grupos, los siguientes atendieron la llamada: los Partidos Comunistas de Rusia, Alemania, Austria, Hungría, Polonia, Finlandia, Ucrania, Letonia, Lituania, Bielorrusia, Estonia, Armenia, la Región del Volga; el Partido Social Democrático de Izquierda de Suecia, representantes de la Conferencia de Zimmerwald, grupos comunistas checos, búlgaros, yugoslavos, británicos, franceses y suizos; socialdemócratas de los Países Bajos, el Partido Socialista Laborista de América, la Liga de Propaganda Socialista de los Estados Unidos, el Partido Socialista de los Trabajadores de China, la Unión de Trabajadores de Corea, y las Secciones del Buró Central soviético correspondientes a Turquía, Azerbaiyán, Georgia, Persia y Turquestán.
También se unió a ella el Partido Laborista Noruego (aunque la abandonó en 1923). La negativa del Partido Socialista Italiano a ingresar en la Internacional Comunista también provocó que en 1921 el sector partidario se escindiera y se formara el Partido Comunista Italiano.
En este primer Congreso se determinó la tajante separación entre comunistas y socialistas, y se definió el programa de "expansión revolucionaria" por el cual los delegados comunistas trabajarían para obtener el poder en sus respectivos países siguiendo el modelo de la Revolución Rusa: trabajo de agitación entre las masas del proletariado y soldados rasos (dejando al campesinado en segundo lugar), alzamiento armado, y alianza circunstancial con otras fuerzas de izquierda pero conservando la identidad de los militantes propios. Para la fecha del Primer Congreso la sublevación comunista alemana había sido ya aplastada pero aún ocurrían en Alemania amplias revueltas comunistas (como la República Soviética de Baviera) mientras que en Hungría el comunista Béla Kun había logrado imponer un régimen de tipo bolchevique, por lo cual el plan de "revolución mundial" parecía todavía realizable.

Juego de tronos y la política.-a ; Las 50 leyes del poder

vídeos sobre juego de tronos Las 50 leyes del poder para convertirte en El Padrino. 19/05/2023 El sociólogo, politólogo, escritor, podc...