jueves, 16 de febrero de 2017

biblioteca de Bélgica Castro y Alejandro Sieveking a

ARCHIVO FACULTAD DE ARTES.

UC reúne más de 30 mil archivos de vida y teatro de Bélgica Castro y Alejandro Sieveking
13 junio 2022

Un equipo interdisciplinar del Archivo de la Facultad de Artes de la UC está llevando a cabo un Proyecto del Fondo del Patrimonio Cultural desde agosto de 2021. Los objetivos que busca son poner en valor, difundir y activar este fondo documental de 22 álbumes hechos de diversas materialidades y técnicas, que contienen más de 30 mil unidades documentales sobre la trayectoria artística de ambos Premios Nacionales de Artes de la Representación.

Bélgica Castro y Alejandro Sieveking en la obra "La visita de la vieja dama". Archivo de Las últimas Noticias, 1963. Autor fotografía: desconocido. Fuente: Archivo de la Escena Teatral UC.


El pasado marzo de 2020, la comunidad teatral, y el país en general, se conmovió con la partida del actor, dramaturgo, director, diseñador teatral y docente, Alejandro Sieveking, y un día después lo haría su compañera de vida y oficio, Bélgica Castro, actriz de teatro, cine y radio, directora y también docente.

Ambos creadores, figuras emblemáticas de la historia del teatro chileno contemporáneo, compartieron más de 60 años nutriendo los imaginarios de diversos escenarios. Juntos trabajaron, amaron, vivieron, crearon y, al final de sus vidas, juntos partieron. Parte de esa apasionante historia es la que se registra en estos 22 álbumes (1938-2019) creados por Alejandro Sieveking y que fueron donados en vida por el dramaturgo al Programa de Investigación y Archivos de la Escena Teatral UC. Esto, luego de años de conversaciones y gestiones con su directora, y también investigadora teatral y docente de la Escuela de Teatro, María de la Luz Hurtado.

Fondo Bélgica Castro y Alejandro Sieveking

Página digitalizada del álbum N° 1, donde se registran las primeras actuaciones de Bélgica Castro como estudiante en el Liceo de niñas de Temuco, 1938.


A partir de octubre de 2021, el Archivo de la Facultad de Artes UC, gracias a la adjudicación de recursos provenientes del Concurso Regional del Fondo del Patrimonio Cultural, está realizando una serie de actividades que buscan aportar al desarrollo y a la investigación del patrimonio del teatro chileno, a través de la identificación, registro y conservación de este fondo documental de álbumes.

"La idea de este proyecto, como primera etapa, es poner en valor el registro de las primeras décadas de vida profesional de ambos creadores, documentados en los cinco primeros álbumes de este fondo que abarcan desde los años 40, período en que Bélgica figura como fundadora del Teatro Experimental de la Universidad de Chile (que luego crea su escuela a la cual Alejandro se integra en 1956) hasta los años 70, época en que la pareja forma su propia compañía, Teatro del Ángel, y que termina en el exilio en Costa Rica tras el golpe militar en 1973", detalla Patrizio Gecele, docente, documentalista del archivo y quien lidera este proyecto, que tiene como primeros objetivos describir, difundir y activar estos álbumes sobre la vida artística y personal de dos figuras claves de la escena nacional.

Alejandro Sieveking (caracterizado de personaje) y Bélgica Castro, en 1958. Autor fotografía: desconocido. Fuente: Archivo de la Escena Teatral UC.


Un equipo multidisciplinario para un archivo complejo

La diversidad de formatos en que están los contenidos de este complejo fondo documental, que incluye fotografías, afiches de obra, programas de mano, notas de prensa, críticas, carteleras teatrales, entrevistas, desarrollo de contenido humorístico, gráficas, collages y un conjunto de materiales personales, requiere el trabajo de una red diversa de profesionales. 

Es por eso que este fondo se propuso agrupar a diferentes académicos en un equipo interdisciplinar, conformado por Cecilia Beas, conservadora y académica de la Escuela de Arte; Rodrigo Sandoval, coordinador de documentación y archivística de la Facultad de Artes y docente del Instituto de Historia; y María de la Luz Hurtado, académica e investigadora de la Escuela de Teatro. 

"Este es de los pocos archivos en que podemos estudiar el fenómeno teatral a partir de materialidades muy diversas", afirma Patrizio Gecele. En ese sentido, el director de este proyecto explica que cada una de las obras que están registradas se pueden comprender desde un análisis multidimensional. "Las podemos abordar desde lo visual, desde los materiales de difusión y mediación de la compañía o desde las críticas en tanto registro de la recepción de las obras por parte de la opinión pública. El ejercicio que hace Alejandro de registro, selección y composición, el guardar y conservar, son una huella que no solo levanta información del teatro, sino que también son archivos que nos permiten estudiar una época, cómo se vivía, cuáles eran los métodos de producción, difusión y organización del teatro", ejemplifica.

"Este es de los pocos archivos en que podemos estudiar el fenómeno teatral a partir de materialidades muy diversas" -Patrizio Gecele, documentalista del Fondo Castro Sieveking


Además, este proyecto contempla la participación de estudiantes. Desde el 2021 hasta la fecha ya han participado 30 personas, correspondientes a los cursos: Archivos para la sociedad del conocimiento y Laboratorio de Historia digital (Instituto de Historia), Conservación preventiva en museos (Escuela de Arte) y, también en otras instituciones, como el Magíster en Conservación y restauración de objetos y entorno patrimonial, de la Universidad Finis Terrae.

Alejandro Sieveking y Myriam Benovich en la obra "Parecido a la felicidad", 1959. Autor fotografía: René Combeau. Fuente: Archivo de la Escena Teatral UC.

Trabajo de archivo.

Al trabajar este fondo documental, una de las cosas que ha llamado la atención de Patrizio Gecele tiene relación con las redes de afecto y colaboración artística. "Este registro reafirma la idea de que el teatro es colectivo, un trabajo en red y realizado en base al amor, el goce y el afecto, cosa que nos permite repensar nuestras formas de organización actuales. Estamos hablando del teatro en los años 40, 50 y 60, época que en Chile aún no se instalaba el modelo neoliberal, por tanto las relaciones se daban de otra manera", opina.
Por otro lado, más relacionado con la diversidad de formatos de los álbumes, durante la selección y registro de la trayectoria de ambos creadores en estos, se configuró un verdadero desafío. Ya que sus materialidades permiten relevar conocimientos y metodologías no solamente desde la perspectiva de la historiografía teatral, sino que también desde las mismas prácticas de archivo.
"Enfrentarnos a estos álbumes, con las características que tienen, también nos permite reflexionar y resignificar las metodologías archivísticas. Desde ese lugar nos hemos dado cuenta de que dichos álbumes son objetos patrimoniales en sí mismos, ya que contienen una selección, registro y creación compositiva desde la cual aparece el teatro en lo privado y en lo público. Aparecen las giras, los camarines, los festivales y encuentros. Pero no solo eso, sino que es un archivo vivo que está hecho para ser manoseado página por página, ya que está intervenido por ejercicios compositivos donde Alejandro, además, escribía reflexiones y anotaciones particulares sobre los archivos. La relevancia de este fondo es multidimensional", reflexiona Gecele.

"Dichos álbumes son objetos patrimoniales en sí mismos, ya que contienen una selección, registro y creación compositiva desde la cual aparece el teatro en lo privado y en lo público"-Patrizio Gecele, documentalista del Fondo Castro Sieveking

Activación de los álbumes

Para la realización de la activación de los álbumes, el proyecto cuenta con la fundamental colaboración de diversas instituciones en las que Bélgica Castro y Alejandro Sieveking participaron a lo largo de su vida. 

Una red conformada por la Escuela de Teatro UC, donde se realizó una clase y una visita guiada para conocer estos álbumes a estudiantes del curso El proceso de creación teatral, con la docente y subdirectora de la escuela, Coca Duarte. Como también el Departamento de Teatro de la Universidad de Chile, donde se llevó a cabo una clase abierta para estudiantes y profesores de las carreras de Actuación y Diseño teatral.




Alejandro Sieveking y Víctor Jara junto a otras dos compañeras, todo el grupo de estudiantes de Teatro de la U. de Chile, 1956-1957. Autor fotografía: desconocido. Fuente: Archivo de la Escena Teatral UC.



Además, durante las próximas semanas están contempladas más actividades. En el Teatro Nacional Chileno se llevará a cabo una visita guiada y un taller práctico con estudiantes secundarios, el día 28 de junio. Con SIDARTE (Sindicato de Actores y Actrices de Chile), instancia en que se compartirá un catálogo web –de acceso libre y gratuito– que sirva como instrumento de visualización de las redes de artistas y trabajadoras/es de las artes escénicas, vinculadas al trabajo de Castro y Sieveking durante las décadas de los años 40, 50 y 60, con lanzamiento el 19 de julio. Con la Academia Chilena de Bellas Artes se realizará una exposición virtual que estará disponible en la web durante varios meses, cuyo lanzamiento será el 21 de julio. Y con la Asociación Nacional de Diseñadores Escénicos de Chile se organizará un taller y visita guiada al Archivo de la Facultad de Arte UC.
Finalmente, a la Fundación Víctor Jara se traspasarán ciertos materiales en los que trabajó el destacado cantautor y director teatral nacional, según la propia voluntad de Sieveking. Cada una de las actividades, contenidos y coordenadas de las mismas, serán informadas a través de las redes sociales del Archivo de la Facultad de Artes UC y el Archivo de la Escena Teatral de la Escuela de Teatro U.




Bibliotecas personales de Isidora Aguirre y Alejandro Sieveking son donadas a GAM
La Tercera
23 ABR 2015 


El departamento que habitó por 60 años, en la esquina de Rengo con Salvador, luce casi intacto. Y su habitación, donde pasó sus últimos días, se convirtió en un escritorio habitado por libros después de su muerte, el 25 de febrero de 2011. Porque además de dejar cinco novelas -entre ellas Doy por vivido todo lo soñado (1987) y la póstuma Guerreros del sur, de 2011- y un puñado de obras, como La pérgola de las flores (1960) y Lautaro (1982), Isidora Aguirre vivió 91 años rodeada de letras, sumergida en universos imaginarios.

Hija de Fernando Aguirre y la pintora María Tupper, la escritora siguió sus impulsos como golpe de corriente: estudió Trabajo social y Literatura. Tomó clases de piano, ballet moderno y dibujo. Finalmente, lo volcó todo en la escritura para el escenario. Mientras, y solo hasta cuando ya no pudo hacerlo luego de los infartos cerebrales que sufrió en 2010, leyó todo lo que llegó a sus manos. 
"Creo que nunca vi a un dramaturgo que investigara tanto como ella", dice Andrea Jeftanovic, autora de Conversaciones con Isidora Aguirre (2009), y responsable de que parte de su biblioteca personal llegara este lunes a la del GAM.

Viejos tomos de historia del teatro universal y chileno, obras de Samuel Beckett y Tennessee Williams, y varias publicaciones de Casa de las Américas, institución que Aguirre integró desde sus inicios en La Habana, en 1958, llegaron distribuidas en una docena de cajas en manos de Carole Sinclair, una de sus cuatro hijos.

  "Son casi 600 volúmenes, entre libros, revistas y otros archivos. Los mantenía estrictamente ordenados en un mueble en el living, junto a su piano y la máquina de escribir. Era muy organizada, obsesiva además: nos corregía al hablar y sus palabras siempre eran las precisas", afirma Sinclair, arqueóloga e hija del segundo esposo de Aguirre, Peter, un inglés que trabajaba como ilustrador para Editorial Nascimiento. 

"Su cercanía con los libros venía de antes. Su primer marido, Gerardo Carmona, fue un español refugiado en Chile que se dedicaba a importarlos",
cuenta.

Aguirre, quien plasmó en su trabajo la lucha de los pueblos oprimidos, y dio voz a pergoleras, mapuches y familias que vivían en basurales, devoraba obras de autores latinoamericanos, como el peruano Antonio Cisneros y el argentino Osvaldo Dragún. Pero sus colecciones más preciadas, como las de Harold Pinter y Shakespeare, serán parte del Archivo Isidora Aguirre, que en los próximos meses llegará a la Universidad de Santiago, donde ella trabajó previo al Golpe de Estado de 1973.

"Ahí quedarán sus manuscritos con anotaciones al margen, con cosas muy domésticas, como que le faltaba gas o las compras que debía hacer. También diarios personales, cartas que recibía de amigos y gente del medio, como Eugenio Guzmán, y sus libros de cabecera", dice Jeftanovic, académica de aquella casa de estudios y gestora del proyecto.
 "Queda por definir cuándo será la entrega del archivo. El primer paso, pienso, será catalogar y digitalizar todo el material", agrega. 
"Mi madre siempre se negó a hablar de su muerte", dice Sinclair, "pero creo estar haciendo lo que ella habría hecho, que es compartir su trabajo con la gente. Esta donación implica dejarla ir en algún sentido, y no ha sido fácil soltarla".

Desprenderse en vida

Su primer acercamiento con la lectura fue por accidente: Alejandro Sieveking tenía 16 años, y su padre trabajaba en el Volcán Llaima. Una mañana, junto a su hermano mayor, subían una colina nevada cuando la superficie se deslizó varios metros hasta cubrirlo por completo. Pescó una sinusitis feroz y una infección a los riñones. Fue desahuciado por un médico pesimista, y ya de regreso en Santiago, al cuidado de su madre, pasó medio año en cama. El supuesto lecho de muerte duró cuatro meses.

Hoy, a sus 80 años, el dramaturgo reconoce que de no ser por aquel episodio, jamás habría descubierto en los libros su mayor fetiche. "Era muy desordenado, flojo e infantil. Sí me gustaban las historietas. Mi padre me regalaba tantas que hoy soy un coleccionista de ellas. Superman es mi favorita", dice.
  "Pero mientras estuve en cama tuve en frente una biblioteca exquisita donde encontré por primera vez a Thomas Mann y autores maulinos como Mariano Latorre o Juan Marín. Desde entonces, no he parado de leer ni escribir", agrega.

Hace dos años, el autor de Animas de día claro, quien es uno de los protagonistas de la aplaudida cinta de Pablo Larraín, El club, que se estrena el 28 de mayo, comenzó a donar parte de su biblioteca a la del GAM.
 
"Es una donación pausada, aún no termina. Hay libros de consulta, textos míos y revistas de cine y teatro, como Theater Houte y La Revue Theatrale, pues me fascinan"
, cuenta el marido de la actriz Bélgica Castro.
  "Ha sido como desprenderme de mi pasado, pero creo que allí tendrá buen futuro. Quiero donar a distintos lugares, dependiendo de su utilidad, pero como aún escribo, no soltaría jamás a Proust, Bolaño ni a Pinter. Hacerlo sería meter una pata en el cajón y, por ahora, me niego a hacerlo".


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Juego de tronos y la política.-a ; Las 50 leyes del poder

vídeos sobre juego de tronos Las 50 leyes del poder para convertirte en El Padrino. 19/05/2023 El sociólogo, politólogo, escritor, podc...