Ross Douthat: “Vivimos en una decadencia sostenible” 31/01/2021 ¿Somos víctimas de nuestro propio éxito? ¿Sólo podemos dar vueltas y vueltas sobre los éxitos del pasado, sin apenas dar pasos adelante que sean realmente innovadores? Así lo cree Ross Douthat (San Francisco, California, 1979), la voz joven y conservadora en las páginas de opinión del The New York Times en La sociedad decadente (Ariel). Las luces, según su análisis, escasean. Y todo mientras esperamos a “los bárbaros…” Señala que vivimos en una “decadencia sostenible”, en una felicidad rodeada de declive económico, político, cultural y demográfico, porque se combina con una sociedad más o menos rica y con avances tecnológicos. ¿Cuánto tiempo puede vivir una sociedad así antes de estallar? Las protestas y los disturbios del verano en EE.UU. y los de este mes sugieren que el mundo occidental puede estar en un momento más explosivo del que se pueda pensar, pero no sabemos en qué medida es una respuesta a la experiencia, singularmente loca, de la pandemia y en qué medida volverá la estabilidad decadente en el 2021. El experimento es novedoso, aunque habrá más respuestas cuando la epidemia se diluya. Si hablamos de decadencia, ¿estamos peor o mejor tras la inesperada crisis-shock del coronavirus? La buena noticia es que la velocidad en el desarrollo de la vacuna es una prueba de que los avances científicos todavía son posibles y una muestra tal vez de que una nueva era de progreso tecnológico podría estar por venir. La mala noticia es que la respuesta política e institucional al virus, tanto en EE.UU. como Europa Occidental, ha sido incluso más ineficaz y esclerótica de lo que mi hipótesis de la decadencia me hace esperar. La peor noticia es que socialmente la era del confinamiento ha hecho mucho peores varias de las características de la decadencia: la huida a la realidad virtual o la decadencia del sexo, el matrimonio y la maternidad. Los aztecas no esperaban los microbios europeos, tampoco los romanos y el París del siglo XVIII las plagas, y todos ellos colapsaron un concepto de sociedad, dice. ¿Es lo que está pasando con la covid? No creo que esté al nivel del fin de la civilización de los aztecas o los incas, en especial porque Cortés y Pizarro no están, hasta donde se sabe, esperando entre bastidores. Pero una plaga no tiene que destruir una sociedad para cambiarla. Se puede ver en desastres como la peste de Cipriano o el terremoto de Lisboa, que son momentos clave de la historia. Este podría ser uno, aunque todavía no sabemos qué hay al otro lado de la puerta. En su libro indica que los disturbios y los logros científicos (como el aterrizaje en la Luna, el mundo atómico, etc.) de los años 60 fueron vistos como un “punto de partida” más que un final, al contrario de lo que ocurre hoy con SpaceX y las nuevas tecnologías, por ejemplo. ¿Son sólo fuegos de artificio del progreso? Space X puede ser un nuevo comienzo. Y espero que lo sea. Pero la gente se ha acostumbrado a las hazañas técnicas que deslumbran sin transformar el mundo y aún no sabemos si Elon Musk sólo deslumbra o es un verdadero transformador. Cuando miras a la era espacial de las décadas de 1950 y 1960, lo sorprendente es la confianza que tenía mucha gente en que a estas alturas ya viviríamos en el espacio y se habrían colonizado otros mundos. Que ninguna de las profecías se haya cumplido significa que las personas dudan de si poner demasiada fe en las innovaciones actuales por prometedoras que sean. Otras Fuentes Y eso le lleva de nuevo a la decadencia. ¿No queda viva ninguna ambición aunque utópica como para sacudirse de ésta y poder avanzar? ¿O toda vez que usted se define conservador cree que la salida está más en el pasado que en el presente o que en imaginar un futuro desconocido? Pienso que los movimientos que alteran el futuro a menudo comienzan mirando al pasado. Mire los comienzos de la Europa moderna: el Renacimiento se inicia con artistas que miraban a los antiguos romanos y griegos, la Reforma con reformadores religiosos que miraban o al menos que imaginaban estar mirando a una iglesia pre-medieval. Espero que cualquier huida de la decadencia tome en serio el pasado y el futuro y se niegue a quedar aprisionada por el chovinismo presente. Gramsci dijo que toda revolución necesita primero de una revolución cultural, y esto no es lo que parece estar pasando. ¿O si y lo está haciendo la cultura digital? No estoy seguro de si Gramsci está en lo cierto. La “cultura” es en sí misma una cosa tan enredada que es difícil decir con certeza dónde debe comenzar un renacimiento. Y probablemente a veces el cambio cultural sigue al cambio científico o político en lugar de precederlo. En todo caso, no creo que la cultura digital, tal como ha evolucionado hasta ahora, presagie un renacimiento: ha creado un mundo de hinchas y pornografía dominado por unas pocas empresas y marcas dominantes, que se caracteriza por una mezcla de mediocridad y paranoia. Por ahora Internet es más enervante que inspirador. Usa las películas para explicar nuestra época y argumenta que ahora no hay más filmes del tipo Braveheart sino que se producen otros, por dar aquí algún ejemplo, del estilo de los héroes de Marvel o secuelas de Avatar. ¿Qué significa? No considero a Braveheart como un ejemplo de grandeza artística, pero es un ejemplo de una narrativa de Hollywood relativamente original a diferencia del reciclaje sin fin del universo Marvel, siempre con las mismas historias y temas adolescentes. Por una variedad de razones sociales y económicas, nuestra cultura pop está dominada por los productos culturales creados para la generación baby boom, sobre todo por La guerra de las galaxias y las películas de superhéroes. Es difícil hacer algo verdaderamente novedoso hasta que ese legado no se deje atrás. Como católico, ¿cree que sólo la fe se escapa de esa sociedad tan decadente? Las religiones pueden ser decadentes; mi propia Iglesia católica se siente así estos días. Pero la fe misma es, casi por definición, un escape de la decadencia porque apunta a un horizonte distinto para la vida humana que el de la era de la repetición y estancamiento. En ese sentido, la pérdida de la fe es a menudo una condición previa para la decadencia. Si eliminas de las personas la sensación de que la vida humana tiene un propósito, un significado más grande que ellos mismos, entonces se vuelve mucho, mucho más fácil aceptar el absurdo, la futilidad y la sensación de ir dando círculos en la política y la cultura. Salir de la decadencia probablemente requiere una recuperación de la fe, un sentido renovado de la comedia humana como una historia real en lugar de una sola cosa tras otra. Otras Fuentes También señala que las sociedades suelen tender a evitar las catástrofes aunque de alguna manera las necesiten para seguir adelante. ¿La guerra o el conflicto son así necesarios? El conflicto de algún tipo es obviamente necesario. No se puede progresar si no se cuestionan las viejas ideas, si no se prueban las nuevas, y si los movimientos y las instituciones y las naciones no compiten entre sí. ¿Puedes tener un conflicto sin riesgo de guerra? Probablemente no. El camino para salir de la decadencia es peligroso, y no debe tomarse a la ligera. Pero el reino de la paz perpetua es casi inevitablemente un reino de letargo y estancamiento. ¿El asalto al Capitolio por el trumpismo puede considerarse como tal? ¿Es una revolución conservadora? No: es más probable que se acelere la retirada del conservadurismo. La derecha estadounidense tiene poder político pero su poder cultural e institucional se está desvaneciendo. La era Trump ha empujado a las instituciones estadounidenses hacia la izquierda mientras deja a la derecha radicalizada, desventurada, atravesada por la paranoia y dividida internamente. El asalto al Capitolio no ha sido la señal de un movimiento preparado para tomar el poder, sino el signo de un movimiento en el camino del colapso social y epistemológico. La pérdida de la fe es a menudo una condición previa para la decadencia Mientras, China se expande en Hong Kong, tiene disputas por sus fronteras occidentales… ¿Es la señal de una sociedad vibrante, frente a un Occidente decadente? Usted incide en que todas las sociedades dinámicas y creativas fueron expansionistas. China, obviamente, tiene confianza en sí misma y dinamismo. Se ve como una potencia en ascenso, de lo que las naciones occidentales carecen de forma visible. Se suponía que el coronavirus derribaría al régimen de Pekín y, en cambio, tras estrangularlo, han sido Europa y EE.UU. las que han terminado devastadas. Es un momento de expansión del poder chino, claramente, pero no está claro si China está realmente bien posicionada para superar a Occidente o si converge con nosotros. Tiene problemas demográficos más profundos incluso que los de Europa Occidental, es probable que sus tasas de crecimiento se estabilicen a la baja durante la próxima década antes de llegar a los niveles de riqueza de Japón o Corea del Sur, y su totalitarismo interno y su fanfarronería externa alejan a más aliados potenciales de los que gana. Los próximos diez años podrían ser un punto álgido para el expansionismo chino, si bien lo que hay detrás puede ser una decadencia con características chinas. |
estos miserables protestantes, son anarquista que lo único que le interesa es el terror y ANARQUÍA
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