domingo, 25 de marzo de 2018

La nueva crisis suburbana estados unidos.-a




A mediados de los años 80 del siglo XX —antes de que cualquiera hubiera pensado que los suburbios estaban siguiendo una trayectoria descendente— David Lewis (un colega de la Universidad Carnegie Mellon en aquel entonces) me dijo que la renovación suburbana iba a ser mucho más difícil que la renovación urbana que se ha intentado en el siglo XX.
De hecho, con su enorme huella física, construcción de mala calidad e infraestructura apresuradamente instalada, muchos suburbios se están desmoronando visiblemente. A lo largo del país, cientos de centros comerciales suburbanos están muertos o muriéndose. Mientras tanto, un sinnúmero de industrias suburbanas —al igual que sus homólogos urbanos hace un par de generaciones— han desparecido.
Por muy incongruente que parezca, la dimensión suburbana de la Nueva Crisis Urbana quizás resulte ser más grande que la urbana, ya que más estadounidenses viven en suburbios que en ciudades. Los miembros de la elite privilegiada quizás estén regresando a los núcleos urbanos pero grandes mayorías de casi todos los demás siguen mudándose a los suburbios. Los suburbios de hoy en día ya no se ven tanto como los lugares ultrablancos retratados en las comedias televisivas de los 50. Más de la mitad de los inmigrantes ahora evitan a las ciudades totalmente y se instalan en las afueras de áreas metropolitanas más grandes. Los blancos representaron sólo un 9% del crecimiento poblacional suburbano en las 100 áreas metropolitanas más grandes de EEUU que ocurrió entre 2000 y 2010. En un tercio de esas áreas metropolitanas, bajaron las poblaciones de blancos en los suburbios.

A lo largo de EEUU, más de uno en cuatro residentes de los suburbios son pobres o casi pobres. De hecho, los suburbios de las áreas metropolitanas más grandes de EEUU tienen más personas pobres viviendo en ellos que los centros de ciudades; además, la pobreza está creciendo a un ritmo mucho más rápido en las afueras. Entre 2000 y 2013, la cantidad de personas viviendo bajo el umbral de pobreza en ciudades estadounidenses aumentó en un 29%. Durante ese mismo periodo, la cantidad de personas pobres en los suburbios se incrementó en un 66%. 17 millones de suburbanos vivieron bajo el umbral de pobreza en 2013, en comparación con 13.5 millones de residentes urbanos viviendo bajo el mismo umbral. La pobreza concentrada también se encuentra en las afueras: entre 2000 y 2012, hubo un crecimiento de un 139% en las cantidades de pobres suburbanos quienes viven en vecindarios en donde por lo menos un 40% de los residentes viven bajo el umbral de pobreza. Se trata de un ritmo de crecimiento que es tres veces mayor que el de las poblaciones concentradas de pobreza de las ciudades.
Una vez promocionada como remansos de seguridad y serenidad, muchos suburbios ahora están luchando con el crimen creciente a medida que sus economías flaquean y las poblaciones cambian. La serie televisiva Breaking Bad hizo que las guaridas de metanfetamina se volvieran tan icónicas como las esquinas urbanas en donde los traficantes callejeros hacían sus trabajos en la serie de HBO The Wire. La actual epidemia opioide tiene raíces profundas en los suburbios. Además, entre 1990 y 2008, el índice de crímenes violentos —el cual ha estado bajando a lo largo de EEUU— bajó tres veces más rápido en las ciudades principales de EEUU de lo que bajó en sus suburbios. Los homicidios realmente aumentaron en un 16.9% en los suburbios entre 2001 y 2010, mientras que bajaron en un 16.7% en las ciudades. Muchos —si no la mayoría— de los tiroteos masivos de EEUU ocurren en los suburbios, desde Columbine a Sandy Hook.

Una casa suburbana una vez era la piedra angular del sueño americano. Ahora, la dispersión urbana se ha convertido en un factor que está impidiendo la capacidad de los estadounidenses de ascender la escalera económica. El viejo dicho estadounidense ' drive ‘til you qualify' (conduce hasta que consigas una hipoteca) refleja la realidad de que los bienes raíces se vuelven más asequibles en los suburbios más distantes, pero la distancia impone costos altos adicionales. La regla general es que la gente debe gastar aproximadamente un 30% de su ingreso en vivienda, pero hasta un 45% cuando se incluye el transporte. Poseer múltiples autos y mantenerlos asegurados, reparados y llenos de combustible puede ser costoso. Vivir más cerca de donde uno trabaja o poder tomar el transporte público pueden reducir esos costos considerablemente. Por esta razón, un condominio más caro o un departamento en el núcleo urbano o cerca de líneas de transporte público puede terminar siendo mucho más asequible que una casa más barata en un suburbio donde se depende del auto.

La movilidad económica es considerablemente más baja en las áreas metropolitanas dispersadas de lo que es en las ciudades más densas. Los trabajadores de menores ingresos en los suburbios se encuentran más lejos de los centros de trabajo y tienen más dificultad para encontrar y llegar a empleos de los que pueden vivir en una ciudad. La cantidad de tiempo que las personas de bajos ingresos pasan en sus viajes diarios a sus trabajos también desempeña un papel significativo en afectar sus posibilidades de ascender la escalara económica, ya que las personas de bajos ingresos con viajes más largos al trabajo enfrentan niveles más bajos de movilidad ascendente.
Si bien sigue siendo cierto que los vecindarios urbanos persistentemente pobres concentran y perpetúan un ciclo de pobreza, los vecindarios pobres suburbanos también presentan retos: aíslan y desconectan a sus residentes de trabajos y de oportunidad económica, así como de los servicios sociales que pueden mitigar los peores efectos de la pobreza. Incluso cuando los suburbios tienen servicios sociales, los pobres son menos capaces de accederlos porque son más difíciles de encontrar y resulta más difícil llegar a ellos que a los servicios sociales urbanos.
En términos generales, la dispersión urbana es sumamente costosa para la economía. La infraestructura y los servicios vitales como el agua y la energía pueden ser 2.5 veces más caros de prestar a los suburbios que a los centros urbanos compactos. En total, la dispersación le cuesta aproximadamente 600,000 millones de dólares al año a la economía estadounidense en costos directos relacionados con el uso ineficiente de tierra y dependencia en autos. Y le cuesta otros 400,000 millones de dólares en costos indirectos debido a la congestión de tráfico, la contaminación y cosas así, según un estudio de 2015 de la Escuela de Economía de Londres. La factura total es un asombroso un billón de dólares por año.Los vecindarios más ricos estadounidenses están en los suburbios

No todos los suburbios están experimentando deterioro y desolación, por supuesto, del mismo modo en que no todas las ciudades están experimentando estos problemas. Muchos de los inmigrantes y miembros de grupos de minorías que se están mudando a estos suburbios tienen el mismo nivel de aspiraciones que mis padres y muchos son más acaudalados. Aunque algunas partes de los suburbios están estancándose o deteriorándose, hay áreas grandes de riqueza y crecimiento.

Todos menos uno de los diez códigos postales más caros de EEUU están en los suburbios: la única excepción es Tribeca/SoHo en Nueva York. Ocho de los 10 están en California y estos incluyen los suburbios élite de Silicon Valley de Atherton, Los Altos y Palo Alto, así como Beverly Hills y Santa Monica, Rancho Santa Fe en San Diego y Montecito en Santa Bárbara. El enclave exclusivo de Fisher Island —accesible sólo mediante bote o ferry— se encuentra en la Bahía Biscayne cerca de Miami Beach. Los suburbios son los sitios de desigualdad creciente y cada vez son más asolados por sus propias divisiones profundas de clase.
Al igual que en nuestras ciudades, algunas partes de nuestros suburbios son ricas y otras son pobres. Algunas están creciendo rápidamente y otras están en declive. De hecho, el crecimiento hoy día está concentrado en áreas urbanas densas y en las periferias lejanas de los suburbios. El crecimiento poblacional está ocurriendo más rápidamente en las partes más remotas de los suburbios y en los vecindarios urbanos más densos, tal como escribió Jes Kolko —un economista especializado en bienes raíces— para CityLab en 2015. Es mucho menos caro construir en la tierra abierta y no desarrollada en áreas periféricas que en cualquier otra parte y es más fácil crecer rápidamente cuando se empieza desde la nada. Los lugares urbanos más densos están atrayendo a personas y empleos debido a su conveniencia y productividad mejorada. Mientras tanto, se está ahuecando y apretando económicamente al medio de nuestra geografía suburbana: el crecimiento está circunvalando las áreas suburbanas más viejas que quedan entre los dos polos del centro urbano y del nuevo desarrollo periférico.
Al fin y al cabo, la crisis suburbana refleja el fin de una época larga de crecimiento barato. Construir vías e infraestructura más casas en tierra virgen era y sigue siendo una manera increíblemente económica de proveer un sueño americano a las masas. Seguramente es así cuando estos costos suburbanos se comparan con los costos de construir nuevas líneas de metro, túneles y edificios de muchas plantas en ciudades maduras. Durante la mayor parte de los años 50, 60 y 70, y luego siguiendo durante los años 80 y 90, la suburbanización fue el complemento casi ideal de la economía industrial de EEUU. Más que el gran esfuerzo de movilización de la Segunda Guerra Mundial o cualquiera de las políticas de estímulo keynesianas que fueron aplicadas durante los años 30, fue el desarrollo suburbano lo que impulsó la época dorada de crecimiento económico durante los años 50 y 60. A medida que las familias de clase obrera y de clase media se asentaron en casas suburbanas, sus compras de lavadoras, secadoras, televisores, sofás para salas y automóviles estimularon al sector manufacturero que empleó a tantos de ellos, creando más empleos y todavía más compradores de casas. La dispersión urbana fue el motor impulsor de la época de crecimiento económico barato que ahora se está desvaneciendo.


Pero hoy día la aglomeración —no la dispersión— impulsa la innovación y el crecimiento económico. A muchas personas aún les gusta vivir en las afueras, por supuesto, pero el crecimiento suburbano ya no está sincronizado con las demandas de la economía urbana de conocimiento. Demasiada de nuestra valiosa capacidad productiva nacional y riqueza se está despilfarrando en construir y mantener casas suburbanas con cocheras con espacio para tres autos y la infraestructura que las mantiene en lugar de invertirse en el conocimiento, en la tecnología y en la densidad que se requieren para el crecimiento sostenible. Los suburbios no van a desaparecer, pero ya no son el paradigma del sueño americano ni el motor de crecimiento económico.

Este artículo fue publicado originalmente en inglés en CityLab.com. Esta nota se adaptó de libro The New Urban Crisis: How Our Cities Are Increasing Inequality, Deepening Segregation, and Failing the Middle Class—and What We Can Do About It.


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