lunes, 18 de septiembre de 2017

Michael Ignatieff: “La democracia liberal ya no está segura en ninguna parte” a


Michael Ignatieff (Toronto, 1947) nos habla desde Budapest, como rector de la Universidad Centroeuropea, amenazado por el primer ministro, Viktor Orbán, y diana de demonios pasados hoy llamados las más de las veces populistas, nacionalistas cada vez más xenófobos y, a menudo, autoritarios.


En la conversación se repiten los silencios. Sopesa cada una de sus palabras. Revive territorios de la antigua Yugoslavia, las exrepúblicas soviéticas, Irlanda o el Kurdistán, fracturas a las que dedicó un exitoso libro en los 90. Recuerda los días en que fue el líder de la oposición liberal en su bilingüe país, Canadá –hoy su compañero de filas, Justin Trudeau, es el premier… Y a ello este expolítico y experiodista agrega ahora, desde la academia, el puñado de ciudades globales que recorre en su último libro, Las virtudes cotidianas (Taurus, 2018), entre ellas Nueva York y Los Angeles, Río de Janeiro y Fukushima u otras tantas de Birmania, Sudáfrica o Bosnia para hablar del mundo en el siglo XXI, con el pluralismo por bandera.

Quizá por ello se para, mira, analiza y relata el presente, con un ojo puesto en el pasado y la esperanza en el futuro.
Vivimos divididos entre izquierda y derecha, Este y Oeste, Norte y Sur, religión… Y hoy parece el tiempo de la división identitaria incluso dentro de sociedades liberal-democráticas asentadas como EE.UU., Francia e Italia o Suecia. ¿La cuestión identitaria ha venido para quedarse, es la ‘marca’ del siglo XXI?

En la cuestión identitaria, la primera pregunta es: ¿quién soy y cómo obtengo reconocimiento por lo que me distingue, sea mi nacionalidad, religión, raza, clase, género, etcétera? Son cuestiones que todo ciudadano se pregunta, y por eso la sociedad tiene que asegurarse de que este respeto es igualitario y se puede hacer dentro de los parámetros de la democracia liberal, que es lo más problemático. Porque si a eso le añades el reconocimiento y la justicia por lo pasado, se vuelve muy complicado. No sólo hay mujeres, sino mujeres negras, blancas, catalanas… Hay una identidad de clase, social, racial o de género, y todas tienen una historia. No estoy seguro de que pueda lograrse un reconocimiento igualitario para la historia de cada uno. En una democracia liberal, el respeto en vigor es a las personas, los individuos, al ciudadano, y lo que estábamos hablando pertenece a una categoría de grupo, que antes o después puede convertirse en excluyente.

De hecho, usted ha criticado, en su libro más reciente, que no vivimos en un entorno multicultural, en ciudades de comunidades plurales –ni en Londres ni Toronto ni Los Angeles–, sino en unas de barrios autosegregados. ¿Qué problema representa para el futuro de nuestras sociedades liberal-democráticas?

Decimos vivir en una comunidad política, pero de hecho segregamos entre clases, razas, etc.; en divisiones muy destructivas para la democracia liberal, porque se viola la igualdad y la gente comienza a sentir que vive en mundos totalmente segregados. El mundo de los pobres de Barcelona es diferente del de los ricos de Barcelona, por ejemplo. Y esto es un reto enorme. Hay que reducir la distancia entre lo que se dice que hacemos y lo que realmente hacemos, sino la democracia liberal morirá.


Las democracias liberales no son un paraíso. Sólo hay soluciones intermedias

Muchos opinan que el esencialismo, o el fundamentalismo, son la vía para la ruptura de toda comunidad política, porque ésta siempre es más grande que la visión de un solo individuo. Vista la actualidad, ¿volvemos, en cierto sentido, a ese mundo simplificado como quizá lo fue en los años 1930, a una voz, un líder…? ¿Es un problema?

La democracia moderna es difícil de gestionar y hacer funcionar. En ella todo el mundo tiene algo que decir, y hay mucha impaciencia en las reclamaciones. Por ejemplo, muchos catalanes quieren un Estado independiente, pero el problema es que hay muchos en Catalunya que no quieren una Catalunya independiente y no puedes pretender que esas personas no existen. No se trata de si la independencia de Catalunya es una cuestión buena o mala. La esencia de la democracia es reconocer el desacuerdo, y lo complicado vivir en la fantasía de buscar una fe, una nación, un pueblo, un líder. Estas son ideas muy peligrosas. El nacionalismo catalán ha sido democrático y pluralista, pero pertenecer a algo que reclame un pueblo, una nación, un Estado, puede llevar a confiar y desear un líder y ello puede llevar al autoritarismo. Es peligroso, e ingenuo, porque las democracias, cuando son suficientemente fuertes, pueden responder muy rápido a las crisis.


A este respecto, una cita del primer ministro húngaro, Viktor Orbán, tras ser reelegido este año: “El tiempo de la democracia liberal ha acabado”. Y eso que tanto Orbán como su partido Fidesz fueron liberales en el pasado. ¿Qué está haciendo tan mal la democracia liberal que (incluso) sus primeros defensores en el Este quieren finiquitarla?

El mensaje que leo en Orbán y por lo que pasa en otros lugares es que la democracia liberal ya no está segura en ninguna parte. El Ejecutivo quiere más poder. Y el Parlamento. Y la Justicia. Y los medios. Las corporaciones también quieren poder. Todos. Y la Constitución es la que pone las reglas del juego. Es una batalla constante y muy inestable. Así que, ante la constante demanda de poder, el genio de la democracia liberal fuerte es que la constitución marque las reglas de la competición e intente asegurarse de que nadie concentre todo el poder. Aunque puede pasar, y está pasando en Hungría, Polonia, Rusia y Turquía. Y si lo permites, pierdes la democracia.

El único modelo que puede funcionar en el siglo XXI es la inclusión pluralista

¿Se podría decir que la ola populista también es, en parte, consecuencia de una crisis mediática como ya pasó en el pasado?


El mundo vive la mayor revolución mediática desde Gutenberg y la invención de la imprenta en el siglo XV, que llevó a la consecuente inestabilidad del poder en el XVI, una de las razones tras la ruptura de la unidad en el cristianismo y el desafío a la autoridad de la Iglesia católica y Roma. Lo mismo ocurre hoy. Las redes sociales empoderan a los individuos, les da una plataforma y una increíble fuente de información. Se empodera desde las bases, pero también desde lo alto. La cuestión más compleja es cuánto poder dan a los regímenes autoritarios y a los Estados de un solo partido, porque la revolución de las redes sociales ha dado poder al Partido Comunista chino, a Putin en Rusia, a Orbán en Hungría. Hay una batalla, y no sabemos cómo acabará.

Y como en el pasado, esta ola populista, nacionalista, etc., ¿puede llevarnos a nuevos conflictos incluso en Occidente? ¿Es una posibilidad real?

Tenemos bombas nucleares, un enorme poder de confrontación en EE.UU. y Rusia, China o Europa, por lo que es muy improbable. Las nuevas armas nucleares hacen el precio de la guerra increíblemente alto. Además, ahora se ha pasado de la batalla real y física a una donde la competición por el poder está en el ciberespacio. Los rusos lo han intentado. En Alemania, Reino Unido o incluso probablemente en España, no lo sé, pero definitivamente en EE.UU. Si podemos mantener este conflicto en el ciberespacio, al menos las personas no mueren, aunque haya el riesgo de no calcular bien. Es un mundo inestable y peligroso, pero siempre lo ha sido y no creo que sea peor que en los años 50, cuando había un miedo y peligro real de guerra nuclear en Corea, que luego pasó a Vietnam entre China y EE.UU., o en los 80 por los misiles crucero, etc., en Europa. Venimos de tiempos difíciles y no veo nada de momento que se pueda considerar así.

La vuelta del nacionalismo más visceral

En Europa como Estados Unidos hay hoy una clara influencia del autodeclarado populismo, la más de las veces fuertemente nacionalista. Trump, Salvini, Orbán, el partido de Kaczynski en Polonia… ¿es tan fuerte como parece?

Las elecciones al Parlamento Europeo quizá produzcan la evidencia de esta tendencia, que en Europa es realmente fuerte. Hay un nuevo estilo de política, pero su problema es que divide a la gente; hace tantos amigos como enemigos. Y en una democracia, cuando haces más enemigos que amigos, en cierto momento pierdes... Es como funciona. ¿Cuántas veces puedes insultar a las mujeres, a los negros o a los homosexuales antes de que decidan que no volverán a votarte? ¿Cuántas veces puedes jugar con las finanzas públicas antes de que la gente diga que los números no cuadran?

Pero pensando en las razones, ¿hasta qué punto la última globalización ha permitido el actual auge populista y nacionalista en el liberal y democrático Occidente?

Como dijo Dani Rodrik, habría una contradicción entre la globalización y la democracia. Las personas quieren democracia, y la promesa de ésta es que serás el amo de llaves de tu casa. Pero como descubrió el caso español en la crisis financiera, fue despertarse y pensar que nadie tenía el control. ¿Cómo se permitió esa grotesca expansión de la especulación en la construcción y el crédito? Sin embargo, no creo que este ejemplo diga que la economía global es, en sí, un desafío para la soberanía nacional, sino más bien es la prueba de que los gobiernos democráticos no han regulado de forma efectiva. La globalización está bien, si tienes gobiernos fuertes que regulan a los mercados. Pero es peligrosa con gobiernos débiles que no los regulan. Este es el mensaje.


La UE no es un estado-nación ni una democracia liberal tradicional, por lo que, precisamente por lo que nos acaba de mencionar, ¿cómo responder a sus críticos? ¿Sobrevivirá a esta ola populista?

La UE es libertad de movimiento de personas, bienes e ideas, con los europeos manteniendo sus identidades nacionales pero, poco a poco, uniéndose cada año un poco más. Estos son logros poderosos y no veo nada en los problemas que encara que la puedan superar. Todo está mal excepto esto, pero esto es lo más importante, porque funciona y beneficia al europeo, que coge un tren en España, va a París y puede trabajar. Incluso el exprimer ministro de Francia es candidato a la alcaldía de Barcelona. Increíble. Es la Europa del siglo XXI. No sé dónde o cómo debería acabar, pero debemos dar un paso al lado del titular de los medios y ver el cuadro completo.

Precisamente por el renovado debate identitario, ¿en cierto sentido todavía estamos bajo las consecuencias de la política romántica de la Revolución francesa, esa de un estado, una nación en base a una libertad, fraternidad e igualdad de forma que se evita el pluralismo?

Pagamos un alto precio por el modelo de la Revolución francesa. Todo acto revolucionario se ha visto con alguien asesinado, y éste es un problema de violencia. Más allá, tener un pueblo, una nación en un Estado, esto podías hacerlo en la Francia del siglo XVIII, pero incluso entonces tenías una tremenda resistencia, que se afrontó con violencia, como pasó con la revuelta de la Vendée, cuando la Francia católica y rural rechazó la revolución con violencia contrarrevolucionaria. El único modelo que puede funcionar en el siglo XXI es la inclusión pluralista. Todo país debe tener un control de fronteras, decidir quién entra, quién no y poder repatriar a quien entre de forma ilegal. Pero incluso cuando tienes eso, habrá población de todas partes del mundo, y por eso que el único modelo que pueda funcionar sea uno liberal democrático, pluralista, con check and balances y la protección de los derechos de las minorías para evitar que las mayorías las opriman.

Quizá por ello, algunos Estados han reintroducido o piensan en reinstaurar un servicio nacional, sea militar o civil, para dar con un terreno común y ‘construir’ ciudadanía. Otros hablan de propugnar una leitkultur, una cultura predominante en el país que enseñar a los inmigrantes, etc., lo que siempre es polémico. ¿Es ésta una alternativa factible?

Dedicar un año a replantar árboles en tu país, trabajar en un centro para niños, o enseñar en un colegio, entre el instituto y la universidad, estaría bien. Haces algo por tu país y vives con gente de otras partes de España, por ejemplo. Ayudaría a permanecer unidos. Pero esta especie de servicio civil debería ser voluntario y no militar.

España-Catalunya y la solución canadiense

También a raíz del renovado debate identitario, hace poco el presidente Pedro Sánchez dijo que el ejemplo de Quebec en Canadá es la mejor manera de resolver la crisis en España por Catalunya. ¿Usted también lo cree?

Soy canadiense, así que Canadá es perfecto… Pero mire, cada país es diferente y no se puede transportar el modelo canadiense a España. Pero puedes aprender de él. Hace pocas semanas hubo elecciones en Quebec y por primera vez desde los años 1960 la cuestión nacional no estuvo en el centro del debate. ¿Qué nos dice esto? Que las cosas cambian. Y en este sentido, es equivocado pensar que la crisis de España y Catalunya será eterna.

En España se habla de 10, 20 años... Un periodo muy largo.

Generaciones, hasta que se cree que la agenda nacionalista no es una solución a los problemas que haya. Eso es lo que muchos quebequeses están diciendo. Y yo creo que esto pasará en España. La clave es que la discusión y el diálogo entre las personas se mantenga, de los que quieren la independencia con los que no. Seguid dialogando. Porque esta es la otra lección de Canadá: nada de actos unilaterales.

Esta es la otra lección de Canadá: discusión y diálogo, nada de actos unilaterales

Eso es como afirmar que una tensión continúa, pero sin un choque final, es mejor que esperar una solución definitiva o ‘mágica’. Y la gente suele pedir un final, una ‘solución final’, definitiva. ¿Qué responder? ¿La hay?

No hay soluciones mágicas. Sólo queda hablar, dialogar, discutir, tener paciencia y vivir juntos, pese a no estar de acuerdo los unos con los otros. Las democracias liberales no son un paraíso, es estar de acuerdo en poder estar en desacuerdo. Y seguir adelante. Sólo hay soluciones intermedias, en la vida y en la política. Para todo. En tu matrimonio, en tu negocio, en tu profesión, en la universidad y en un país, hasta que encuentres una solución mejor. La gente que persigue ‘soluciones finales’ destruye países.

Pero en Catalunya y en España, al menos en la actualidad, la desconfianza aparece, muy a menudo, como algo más habitual que la confianza. ¿Qué pasa si uno de los dos se niega a escuchar y hablar?

La alternativa sería la violencia, y tampoco ésta es la solución. Hay que escuchar. Ahora mismo los espacios para ello son muy pequeños. En EE.UU. es terrible. Y esto es veneno para la democracia. Se llega a un punto donde solo hay una alternativa: o escuchas o luchas. Y hablar siempre es mejor que luchar. Toca seguir hablando.

Muchos dirán, ‘está bien hablar, pero luego hay que hacer algo palpable, tomar medidas a nivel institucional.’ ¿Es ‘nostálgico’ de su vida como político para demostrar que todo lo que señala es posible?

Algo que casi todo político aprende de la política es lo difícil que es hacer cualquier cosa. Los objetivos tienen que ser factibles, porque en la democracia liberal casi todos tienen algo que reclamar. Y no podemos tener éxito y arreglarlo todo. Está bien saberlo. No soy nostálgico. Intento mantener una institución libre en marcha en una ciudad donde no quedan muchas. Y las instituciones importan, mucho. Es trascendental que los diarios sigan haciendo su trabajo, y las universidades, etcétera. Son cruciales para una democracia fuerte.

La gente que persigue ‘soluciones finales’ destruye países

lunes, 11 de septiembre de 2017

Dólar Anthony.-a



De 1979 a 1981, y nuevamente en 1999, la Casa de la Moneda produjo los "Anthony Dollars", en español: "Dólares Anthony, representando a la activista del sufragio femenino Susan B. Anthony. De esta manera, Anthony se convirtió en la primera mujer histórica retratada en las monedas circulantes de Estados Unidos. Muchas monedas anteriores que circulaban presentaban imágenes de mujeres a través de figuras alegóricas como Paz o Libertad; La reina Isabel I de Castilla apareció en el dólar de cuarto de la Exposición Colombina de 1893, pero la moneda no estaba destinada a la circulación general. Los dólares de Anthony, al igual que los "dólares de Eisenhower", estaban hechos de un revestimiento de cobre y níquel. Las monedas de 1981 se emitieron solo para coleccionistas pero ocasionalmente aparecen en circulación.
El dólar Anthony o Dólar de Anthony, debido a su color, tamaño y diseño, a menudo se confundía con los cuartos de dólar, por lo que nunca fue popular y la producción se suspendió después de 1981. En 1999, fue golpeado de nuevo cuando las reservas de la moneda del Tesoro eran bajas y el Dólar Sacagawea todavía un año lejos de la producción. Si bien las reservas de las monedas eran altas, las monedas se veían con mayor frecuencia en máquinas expendedoras, sistemas de tránsito y oficinas de correos. 

El desconocido mundo de las escuelas zainichi en Japón (Coreanos japoneses) a





Coreanos en Japón

Se denomina coreanos en Japón a las personas de dicha etnia que residen permanentemente en ese país. En la actualidad constituyen el segundo mayor grupo étnico minoritario de Japón.​ A la mayoría ellos se les llama coreanos zainichi (a menudo zainichi (在 日) a secas; esta palabra por sí misma significa 'permanecer en Japón' e implica residencia temporal).
El término "coreano zainichi" se utiliza para describir a aquellos coreanos que residen permanentemente en Japón y que tienen sus raíces en el periodo del imperialismo japonés en Corea, para distinguirlos de la posterior ola de inmigrantes coreanos que llegaron a Japón en su mayoría en la década de 1980. El término abarca a los coreanos que han conservado su nacionalidad o joseonita (Corea antigua, no dividida) o surcoreana o norcoreana, e incluso a veces incluye a ciudadanos japoneses de origen coreano que adquirieron la nacionalidad japonesa por naturalización o por nacimiento de uno o ambos padres de nacionalidad japonesa.

Estadísticas

Según los datos estadísticos de la Oficina de Inmigración de Japón, las cifras fueron las siguientes en 2005:​

Personas con estatus de residente permanente (general y categorías especiales): 515 570
Naturalizados ciudadanos japoneses: 284 840
Visitantes de largo plazo: 82 666
Estudiantes coreanos en Japón: 18 208

Total: 901 284

Las cifras de 2010 señalan que residían 565 989 coreanos en Japón, sin incluir a aquellos que han adoptado la ciudadanía japonesa.

Historia

Los actuales coreanos zainichi pueden encontrar su diáspora a principios del siglo XX en el periodo de la ocupación japonesa de Corea. En 1910, y como resultado del Tratado de Anexión de Corea de 1910, los coreanos se convirtieron automáticamente en súbditos del Imperio del Japón. Mientras que los japoneses siguen afirmando que la colonización japonesa supuso el pistoletazo de salida de la difunta economía feudal de Corea y que la mayor parte de la inmigración se debió a la inmigración voluntaria en busca de mejores oportunidades económicas, los coreanos reivindican que fue en gran medida la política japonesa de confiscación de terrenos y producción que sufrieron los agricultores de Corea durante la década de 1910 la que provocó la ola de emigrantes forzados durante la década de 1920. 
Durante la Segunda Guerra Mundial, un gran número de coreanos fueron también reclutados por Japón, muchos de ellos obligados a trabajar en condiciones de esclavitud, sobre todo en la minería en condiciones infrahumanas. Otra ola de migración se inició después de que Corea del Sur fuese devastada por la guerra de Corea en la década de 1950. También cabe destacar el gran número de refugiados de la Insurrección de Jeju.


Escuelas coreanas en Japón.


Hace 71 años que la Tokyo Korean High School funciona en Japón y no es la única
 escuela norcoreana fuera de su territorio. (Foto: Francisco Jiménez de la Fuente)

En medio del barrio Kita Ku, a un costado de la Universidad Teikyo, está instalada la Tokyo Korean High School. Es una escuela a todas luces común y corriente, con la única y gran diferencia, de que esta es una escuela norcoreana en pleno corazón de Tokio.
La entrada es por una especie de estacionamiento, donde no se puede ver más que pavimento y un edificio antiguo, gris, avejentado. Frío. Te reciben en una oficina plagada de sillones de cuero gastado y algunas mesas magulladas. Un par de cuadros en la pared disimulan la decadencia.
El director, Kim Seng Fa, 59 años, alto, delgado, amable, entrega tranquilamente las indicaciones antes de iniciar un pequeño tour para mostrar su colegio.
Tiene 71 años de historia y es una de las 63 escuelas norcoreanas que existen en Japón.
Fueron creadas al finalizar la Segunda Guerra Mundial para cubrir la necesidad de miles de Zainichi (como se denomina a los coreanos residentes en Japón), que llegaron al país durante la ocupación nipona en su tierra, ya sea en búsqueda de mejores alternativas de vida o como esclavos del imperio japonés.
Cuando llegaron a Japón, existía solo una Corea, pero al finalizar la guerra su país se dividió en dos y quedaron en la extraña situación de no pertenecer a ningún lugar.

"Después de la guerra nosotros no teníamos nacionalidad. Corea del Sur no quería a los coreanos que vivían en Japón de regreso y Japón los quería fuera del país, ninguno de los dos países quería ayudarnos. Sin embargo, Corea del Norte nos brindó apoyo y nacionalidad", cuenta Kim, eternamente agradecido a su país.


Así son las clases en una de las desconocidas escuelas norcoreanas en Japón
Hoy esta escuela cuenta con 544 alumnos y el 100% de sus profesores son egresados de esta u otra escuela norcoreana en Japón.

Dentro de la escuela

Pese a la primera impresión, nos internamos en un edificio más bien moderno y con sensación de calidez en el ambiente. Los estudiantes corren desaforados, ríen a carcajadas, hablan fuerte y saludan diciendo "hello" "hi" e incluso "hola". Varios se acercan a dar la mano, pasando por alto el estricto protocolo asiático.
El recorrido comienza por las salas de clases. En ellas alumnos participativos estudian principalmente en coreano, pero también practican japonés e incluso inglés.
Los hombres visten pantalón gris y camisa blanca. Las mujeres, llevan puesta una túnica negra con una chaqueta corta llamada Chima Jeogori, clásico uniforme de las escuelas coreanas.

La escuela tiene 71 años y cuenta con 544 alumnos explica a BBC Mundo su 
director Kim Seng Fa. (Foto: Francisco Jiménez de la Fuente)

La mayor particularidad está al frente del salón. Sobre la pizarra, cuelgan los retratos de los antiguos gobernantes de Corea del Norte y emblemas de la dinastía Kim, Kim il Sung y Kim Jong Il, abuelo y padre respectivamente de Kim Jong Un, el actual mandatario.
"
Esto es parte de nuestra historia y así la enseñamos. Ese es oficialmente nuestro origen, es por eso que mantenemos las fotos de los líderes de Corea del Norte. Son nuestras raíces", cuenta Kim, asegurando que es ese también el camino que quieren seguir.
Pero señala que por el momento no tienen planes de colgar el retrato de Kim Jong Un en las aulas.
Los alumnos aprenden en coreano, pero también estudian japonés 
e inglés. (Foto: Francisco Jiménez de la Fuente)

Al salir del pabellón de clases, construido netamente gracias al aporte de más de 2.000 egresados, hay un enorme campo de pasto sintético, donde los alumnos diariamente practican deportes para competir a nivel nacional.
Frente al campo, un gimnasio con una impecable cancha de básquetbol y un escenario, donde los clubes de música entonan melodías norcoreanas ante la atenta mirada de sus compañeros.
"Mis padres eligieron esta escuela porque yo tengo que aprender sobre la cultura coreana. Sobre nuestros orígenes", asegura Lee Taehyon, alumno de primer grado.
Qué ha logrado Corea del Norte con sus 6 pruebas nucleares y cómo escaló la tensión con otros países
Su compañero Son Ryondk cuenta: "Me gusta mucho esta escuela porque podemos aprender de la historia coreana, que no se puede en el resto de las escuelas japonesas. Y todos somos iguales, todos venimos del mismo lugar".
Y es que en esta escuela se habla de una sola Corea. Los mapas que se ven en las salas de clases muestran una Corea, sin división alguna.
Una vez al año los alumnos de tercer grado visitan Corea del Norte en una especie de viaje de estudios.

La escuela cuenta con un campo de deportes para competencias nacionales. (Foto: Francisco Jiménez de la Fuente)

La idea es empaparse de su cultura, entender sus orígenes y darle sentido a todo lo que aprenden en la escuela.
En las murallas de los pasillos se pueden ver las fotos de los estudiantes disfrutando de los parajes de Corea del Norte y posando orgullosos con su bandera.
¿Qué tan preocupados deberíamos estar por que estalle una guerra nuclear entre Estados Unidos y Corea del Norte?

Financiamiento.

Por estos días, la Tokyo Korean High School está da una dura batalla para conseguir apoyo estatal, tal como sucede con el resto de los centros educativos en Japón. Pero las escuelas norcoreanas no tienen derecho a recibir este beneficio debido a su cercanía con Pyongyang, lo que consideran injusto, discriminatorio y racista.
Kim Juyong, egresada de esta escuela y futura profesora de inglés de la misma cuenta: "Yo soy coreana y aunque nací en Japón y vivo en Japón, tengo que estar orgullosa de Corea del Norte. Tenemos que pelear ante los políticos japoneses, tenemos que obtener nuestros derechos humanos. Luchar por nuestra autonomía, por nuestra independencia, por nuestra libertad".

Esta lucha es cuesta arriba.

Los estudiantes de tercer grado viajan anualmente a Corea del Norte en el marco del programa de estudios. (Foto: Francisco Jiménez de la Fuente)

El financiamiento de esta escuela proviene principalmente de donaciones, tanto de exalumnos como de Corea del Norte, que desde su creación ha enviado grandes sumas de dinero que gradualmente han ido disminuyendo.
"Comenzaron a ayudarnos económicamente cuando terminó la guerra. Ahora seguimos recibiendo esa ayuda, especialmente para el financiamiento del texto de estudio, pero más allá del dinero, lo más importante es que nuestra conexión con Corea del Norte es espiritual", recalca Kim.
Dicho texto es revisado por el Chongryon, la asociación de coreanos residentes en Japón. De esa forma, la conexión espiritual se ve reflejada en los libros, donde se plasma el punto de vista norcoreano.
Pese a esto, Kim se esmera en afirmar que "no se le enseña a los alumnos cómo pensar. Nosotros nos enfocamos en enseñar la historia tal como ha sucedido y cada estudiante se puede formar su propia opinión".

"No somos espías"

Las escuelas norcoreanas en Japón, y los Zainichi en general, no son bien vistas por los nacionalistas extremos japoneses y el escenario político actual no los ayuda demasiado.
"A veces recibimos cartas o llamadas extrañas. Una vez recibimos una llamada diciendo 'váyanse a su país y dejen de lanzarnos misiles' y otras veces recibimos amenazas de bomba".
Kim cuenta estas historias casi como una anécdota. Y es que con el paso de los años se han ido acostumbrando e intentan no darle importancia.
"Una vez un japonés llamó a la escuela y me preguntó: '¿Si hay una guerra, te vas a ir al lado de Corea del Norte o al de Japón?' Respondí que 'no creo que la guerra vaya a suceder, nosotros podemos detenerla, pero si realmente sucediera, yo voy a seguir aquí, nosotros nos vamos a quedar aquí'. Y el japonés se quedó tranquilo con la respuesta".
"En internet se han creado mitos urbanos de que en las escuelas norcoreanas se enseña a ser espía, las historias corren y la gente las cree. Queremos abrir esta escuela a toda la comunidad, para que sepan lo que realmente aquí sucede. Que no somos espías", dice.

Tensión política actual

Kim, asegura que "las posibilidades de un conflicto armado están presentes, pero nosotros deberíamos hacer todo lo posible para que eso no suceda".

"Los misiles no vienen dirigidos a Japón", dice Kim Juyong, egresada
 de esta escuela y futura profesora de inglés
.


No parece preocuparse demasiado por las pruebas nucleares que Corea del Norte realiza, ni tampoco por los misiles que han sobrevolado Japón.
"Los misiles fueron lanzados hacia el océano, que es público y sobre Hokkaido, muy arriba. Solo una parte del cielo pertenece a Japón, arriba es el universo y el universo es público también", añade, "ellos no están intentando comenzar una guerra. Los misiles no vienen dirigidos a Japón". 


Por qué mi padre regaló sus tres hijos al gobierno de Corea del Norte.

19 febrero 2022



La cineasta coreana Yonghi Yang creció en Japón en la década de 1960, como parte de la gran comunidad emigrada de su país de nacimiento que se había asentado en la ciudad de Osaka.  Cansados de soportar los prejuicios anticoreanos en Japón e inspirados por la promesa del régimen norcoreano de crear un paraíso socialista, sus padres tomaron la trascendental decisión de enviar a sus tres hijos adolescentes a Corea del Norte, a principios de la década de 1970, como una especie de "regalo de cumpleaños" al líder Kim Il-Sung.

Mientras sus hermanos fueron vivir a la capital norcoreana, Pyongyang, Yonghi se quedó con sus padres y, desde entonces, ha pasado buena parte de su vida tratando de entender esa decisión y sus consecuencias. Y se ha dedicado a realizar películas sobre su experiencia, la última se llama Soup and Ideology (traducido como "Sopa e ideología"). Yang le contó la historia al programa Outlook de la BBC.

El día que enviaron a dos de mis hermanos a Corea del Norte como un regalo a la revolución, al principio pensé que era un viaje familiar en el que todos nos íbamos a divertir. Nos pusimos el traje tradicional. Vivíamos en Osaka y ese día nuestros padres nos dijeron que íbamos a la playa. Cuando llegamos al puerto, nos dimos cuenta de que había mucha gente. Demasiada. Se nos pasó por la cabeza que el muelle iba a colapsar por el peso.

Se escuchaba a una banda tocar canciones de nuestro país de origen, pero me era imposible ver nada, porque la mayoría de los que estaban allí eran más altos que yo. Recuerdo con nitidez que uno de los amigos de mis hermanos me agarró y me puso sobre sus hombros, como un favor para que pudiera apreciarlo todo. Miles de papelitos de colores caían del cielo. Era 1971 y yo tenía 6 años. Ese día, a mis dos hermanos los iban a enviar a Corea del Norte.

Pero no me enteré de eso al instante, sino que comencé a escuchar que les decían que debían sentirse orgullosos de volver al lugar donde habían nacido y que eran unos buenos muchachos. Entonces caí en la cuenta que se irían de viaje. Lo que no pude prever aquél día es que no los vería por mucho tiempo.

La familia completa, antes de que los hermanos fueran enviados a Corea del Norte como un regalo al gobierno. Ellos eran muy jóvenes. Uno tenía 14 años y el otro, 16. Recuerdo que hubo una fiesta de despedida en la que estuvieron mis hermanos, sus amigos, los vecinos. Todos les deseaban suerte y que hicieran un buen trabajo en Corea del Norte.

Yo estaba triste, muy triste, pero no podía decir nada porque los adultos estaban envueltos en la música y la emoción de la despedida. Mis padres se veían emocionados ante la idea de que sus hijos fueran a ayudar a construir un paraíso socialista. Un año más tarde, mi hermano mayor, que tenía 18, se unió a los otros dos instalados en Pyongyang, en lo que representaba una suerte de regalo al líder revolucionario, Kim Il-Sung. Esto se dio porque en la universidad a la que acudía y que era pronorcoreana surgió un proyecto para dar a los jóvenes como regalo a la revolución. Fueron 200 los seleccionados.

Cerca de la mitad dijo que no quería ir a Corea del Norte. Ante ello, la presión sobre mis hermanos para que regresaran a su país de origen empezó a crecer. Pero lo que él y mis otros hermanos decían es que ni siquiera nuestros padres eran de allí. Ellos tenían sus raíces en el sur del país y se habían mudado a Japón con su familia. Todo esto ocurrió antes de la división de las dos Coreas, en la década del 50.

Una sola Corea

En ese entonces, Corea era parte del imperio japonés y muchas familias coreanas viajaban a Japón con la idea de buscar una mejor calidad de vida. Una de ellas fue la mía. Como a muchas otras familias emigradas, nos tocó vivir en enclaves coreanos, ir a escuelas coreanas, todo para continuar viviendo la cultura de nuestro país. Nuestros padres se casaron en Japón y se mudaron a la ciudad de Osaka, donde había una gran comunidad de compatriotas.

Pero nunca fue un lugar fácil para nosotros. Había mucha discriminación, mucho prejuicio. Además, no nos permitían convertirnos en ciudadanos japoneses, por lo que muchos de nosotros vivíamos en la pobreza al no tener acceso a trabajos dignos. Pero, tras el final de la segunda Guerra Mundial, Corea se dividió en dos: la del norte, apoyada por la Unión Soviética, y la del sur, apoyada por EE.UU. A los coreanos que vivíamos en Japón nos tocó escoger entre el norte y el sur. Y ahora suena raro, pero por unos años, especialmente después de la partición, el norte era mucho más atractivo. Se convirtió de repente en un prometedor paraíso socialista.

Entonces mis padres, seducidos por esa idea, apoyaron el proyecto norcoreano y le ofrecieron no solo su lealtad, sino también a sus hijos. Así, lo que yo escuché cuando despedí a mis dos hermanos es que ellos querían volver a Corea del Norte para tener una vida mejor. Mis padres militaban su apoyo al norte y de verdad pensaban que los dos países se iban a reunificar. Sin embargo, decidieron no enviarme a mí porque yo era más pequeña. A partir de allí comenzaron a promocionar el país a través de la organización cultural a la que pertenecían. Lo hacían en serio. De hecho, recibieron premios y medallas por su trabajo.

Por supuesto, la comunidad de coreanos en Japón se comenzó a dividir como en Corea. Había muchas tensiones entre quienes apoyaban el proyecto del norte y quienes veían con buenos ojos el modelo del sur. Todo mi entorno por aquel entonces había escogido Pyongyang. Eso significó que me enviaran a escuelas que apoyaban a Corea del Norte. Y todo el tiempo me repetían que Corea del Norte era mi patria, un lugar donde yo nunca había estado.Lo peor es que yo sabía que los maestros me iban a regañar si los contradecía. Me iban a decir que debía seguir los pasos de mis padres.

Grietas

Pronto nos dimos cuenta de que ese paraíso socialista en el que mis padres tanto creían era un desastre. Y que la decisión de haber enviado a mis hermanos a Corea del Norte había sido un error. Ellos nos mandaban cartas y fotos cada tanto. En ellas nos decían que eran felices, se lo agradecían a Corea del Norte y nos aseguraban que todo iba a bien, y, sobre todo, que estaban estudiando muy duro. Pero en las fotos veíamos otra cosa. Mi madre notó que mi hermano más pequeño estaba muy delgado. Le afectó su aspecto famélico, tanto que se puso a llorar y decidió romper las imágenes.

Mi madre les envió paquetes llenos de provisiones durante la década del 80 y especialmente durante los 90, cuando el país se vio afectado por la hambruna. Pero no les enviaba dinero, porque, aunque tuvieran plata, no les servía de mucho: no había nada para comprar. Así que las cajas que les despachaba estaban llenas de aceite, azúcar, ropa. Recuerdo que, cuando estaba en el colegio durante la adolescencia, comencé a hacerle notar a mis padres que no me sentía bien con que mis hermanos estuvieran en Corea del Norte. Siempre había sido una niña muy obediente y poco rebelde. Cuando la gente me veía triste y me preguntaba si me pasaba algo, yo solo respondía que estaba bien. Que no había ningún problema. Lo hacía como una forma de protegerme. Pero la verdad es que sufría mucho por las cosas que no podía decir. Por esconderle cosas a mi padre. Por el doble estándar con el que habíamos decidido vivir.

Es un trauma con el que todavía tengo que lidiar. Entonces, llegó un momento en que me vi en una especie de encrucijada. Yo siempre quise mucho a mis padres, pero empecé a sentir que no quería seguir su ideología. No quería eso. Es decir, comencé a rechazar la idea de que debía hacer cosas por mi país o por sus instituciones. No quería estar relacionada con el gobierno norcoreano. Y fue una decisión que confirmé durante un viaje que hice con mi colegio a Pyongyang.

En ese momento tenía 17 años y llevaba 11 sin ver a mis hermanos. Y nos pudimos ver, pero apenas por ratos breves. No pude estar con ellos en sus casas. En cambio, pasé muchas horas visitando museos y lugares donde nos enseñaban sobre la historia de la revolución. Solo pudimos mantener reuniones de 20 minutos. Eso fue algo que me impactó mucho, el poco tiempo que nos dieron. También recuerdo que lloré mucho cuando los vi la primera vez. Otra cosa que me quedó grabada es que se empeñaron mucho en que no se hablara de temas políticos. Siempre que conversábamos, lo hacíamos pensando que nos estaban grabando, especialmente cuando nos encontrábamos en la entrada del hotel donde estaba hospedada, donde ocurrieron generalmente las reuniones.

El único momento en el que pudimos hablar con un poco más de tranquilidad fue al salir a dar una caminata. Pero incluso entonces mi hermano mayor prefirió no hablar de temas difíciles. Y hubo otro detalle que se me quedó grabado, aunque fue algo más sutil. Lo que noté en ese viaje era la enorme diferencia que había entre Pyongyang y las otras ciudades que rodeaban a la capital.

No eran como los suburbios en Japón, sino barrios muy pobres. Lo que supe después es que había gente que era elegida para que viviera en Pyongyang, con las comodidades de una ciudad, y el resto se tenía que conformar con vivir en las afueras. Al poco tiempo mis padres también pudieron visitar a sus hijos. Hacia finales de los años 80 comenzaron a viajar a Corea del Norte. Pudieron estar en el apartamento de mi hermano. También vieron que sus hijos se habían casado. Que eran abuelos.

Fue durante esas visitas que mi madre comenzó a entender cómo mis hermanos habían vivido, y sobrevivido, todos esos años. Y cuanto más entendía la realidad de Corea del Norte, más grandes eran las cajas que les enviaba desde Japón. Me tocó escuchar a mis padres llorar juntos muchas veces, especialmente cuando creían que estaban solos. Pero cuando estaban frente a otras personas, solo decían que sus hijos eran felices en su patria, en Corea del Norte. Y que ellos estaban orgullosos de sus hijos. Quedaba en evidencia la disparidad entre lo que pasaba dentro de la casa y lo que expresaban afuera para mantener las apariencias.

Ahora puedo entender que esa fue la mejor manera de ayudar a mis hermanos. Ellos se enfocaron en asistirlos, en apoyarlos con el objetivo de que pudieran sobrevivir en Corea del Norte. Después de aquel viaje y de varios años de reflexión, comprendí que lo que me llevó a hacer mis películas sobre este tema era responder a una pregunta: ¿se sentía mi padre culpable de haberlos enviado a Corea del Norte?

Los hermanos

Para responder a esa pregunta tenía que empezar por ver cómo se sentían mis hermanos tras haber sido enviados allí. Porque me parecía cruel hacerle la pregunta directamente a mi padre. Fue entonces que tomé la cámara y viajé a Pyongyang. Pero la verdadera respuesta ya me la habían dado antes de grabar el documental Dear Pyongyang, donde relato esta historia de mis padres y mis hermanos. En el poco tiempo que pudimos hablar cuando los fui a visitar aquella vez en la adolescencia, ellos habían sido muy insistentes con que aprovechara las ventajas que me daba Japón.

Me insistían en que me fuera de viaje, que me comprara ropa. Por ejemplo, les conté que me gustaba la ópera, pero que no podía ir porque era muy caro. Entonces ellos me dijeron que no importaba, que tenía que hacerlo como fuera. Me acusaron de no disfrutar lo suficiente el capitalismo. Con el tiempo comprendí esa premisa: fundamentalmente, lo que me dijeron es que disfrutara la vida y que lo hiciera por la que ellos no habían podido tener.

El problema es que nunca más los he podido volver a ver. Desde que estrenamos el documental, donde tratábamos todos estos temas, Corea del Norte lo ha prohibido. Me exigieron que pidiera disculpas públicas y, como no lo hice, no me permiten la entrada al país. Desde 2004, cuando hice público el documental, no he podido verlos. Y aunque eso me ha dolido mucho, no me arrepiento de nada.

Sé que si mis hermanos se hubieran decepcionado de haber sabido que no estrenaba el documental por cómo eso limitaría las visitas. Ellos también me dijeron que aprovechara la vida al máximo. Y lo hago por ellos. Lo hago por mostrarle a la gente cómo se vive en Corea del Norte, cómo nuestros seres amados son rehenes de un sistema en el que no se puede reclamar, donde los que allí viven no pueden informar de lo que realmente pasa.

Eso pasa en Corea del Norte. Es muy injusto y se tiene que acabar. Muchas veces he creído que con esto estoy poniendo en riesgo la seguridad de mi familia, muchas veces me veo como la hermana malvada… pero necesitaba contar esta historia. Por supuesto, me preocupan mis hermanos. Después del documental se ha dificultado la comunicación con ellos. Yo no puedo ir a visitarlos y me aconsejaron que no les enviara más cartas. Era consciente de los sacrificios que iba a traer hacer un documental así, pero lo tenía hacer.

Esto no es un ataque al gobierno de Corea del Norte, yo solo quiero comunicara la realidad y lo que está pasando. Algo que es muy difícil en aquel país. Y lo que más me frustra es que yo no tengo pasaporte norcoreano. Yo no soy de allí y de alguna forma estoy metida en el sistema.

Mis padres

Con mi padre también se vivió otra historia. En el mismo documental él aceptó, en voz muy baja, que no tenía la menor idea de lo que ocurría en Corea del Norte cuando envió sus hijos como un regalo. Que era muy joven. Y aunque nunca dejó de ser fiel al partido de gobierno, esas palabras le costaron mucho.

Mucha gente lo consideró un traidor. Él ya murió y, cuando estaba en su lecho de muerte, muchas personas se acercaron a decirle a mi mamá que su esposo había traicionado al partido. También lo llamaban al hospital para decirle, a los gritos, que qué diablos me pasaba a mí, que por qué había grabado la cinta. Y de hecho, muy pocas personas vinieron a su entierro.

Pero a pesar de todo, mi madre nunca me dijo que dejara de hacer lo que estaba haciendo. Ella siempre fue una seguidora de mi trabajo. Frente a los demás, ella continuó siendo igual. Pero en privado me dijo que no importaba si en Corea del Sur o Corea del Norte, lo importante es que viva con libertad.

Ella falleció hace poco. Y siento que finalmente pude perdonar todo lo que pasó en nuestra familia.Y para eso tuve que transitar muchos procesos, pero finalmente descubrí que todo se reduce a una cosa muy simple: me pregunté qué hubiera hecho yo en su lugar, en ese momento. Con la información que había, que no es la que hay ahora en una era de celulares e internet. Lo que se sabía era muy poco. Tuve mucha rabia durante mucho tiempo. Preguntándome muchas cosas, "¿por qué lo hicieron?, ¿por qué los enviaron a ese lugar?" No tengo todas las respuestas, pero finalmente pude estar en paz conmigo misma.


sábado, 9 de septiembre de 2017

Discurso de Fidel Castro ante la ONU 1979 a





Muy estimado Señor Presidente;

Distinguidos representantes de la comunidad mundial: No he venido a hablar de Cuba. No vengo a exponer en el seno de esta Asamblea la denuncia de las agresiones de que ha sido victima nuestro pequeño pero digno país durante 20 anos. No vengo tampoco a herir con adjetivos innecesarios al vecino poderoso en su propia casa.


Traemos el mandato de la Sexta Conferencia de Jefes de Estado o de Gobierno del Movimiento de los Países No Alineados, para presentar ante las Naciones Unidas el resultado de sus deliberaciones y las posiciones que de ellas se derivan.

Somos 95 países de todos los continentes, que representan la inmensa mayoría de la humanidad. Nos une la determinación de defender la colaboración entre nuestros países, el libre desarrollo nacional y social, la soberanía, la seguridad, la igualdad y la libre determinación. Estamos asociados en el empeño por cambiar el actual sistema de relaciones internacionales, basado en la injusticia, la desigualdad y la opresión. Actuamos en política internacional como un factor global independiente. Reunido en La Habana, el Movimiento acaba de reafirmar sus principios y confirmar sus objetivos. Los Países No Alineados insistimos en que es necesario eliminar la abismal desigualdad que separa a los países desarrollados y a los países en vías de desarrollo. Luchamos por ello para suprimir la pobreza, el hambre, la enfermedad y el analfabetismo que padecen todavía cientos de millones de seres humanos.

Aspiramos a un nuevo orden mundial, basado en la justicia, la equidad y la paz, que sustituya al sistema injusto y desigual que hoy prevalece, en el que, según se proclamó en la Declaración de La Habana, "la riqueza sigue concentrada en las manos de unas cuantas potencias cuyas economías, fundadas en el despilfarro, son mantenidas gracias a la explotación de los trabajadores y a la transferencia y el saqueo de los recursos naturales y otros recursos de los pueblos de África, América Latina, Asia y demás regiones del mundo".

Entre los problemas que ha de debatir en este periodo de sesiones la Asamblea General, la paz figura en el primer orden de preocupaciones. La búsqueda de la paz constituye también una aspiración del Movimiento de Países No Alineados y ha sido objeto de su atención en la Sexta Conferencia. Pero la paz, para nuestros países, resulta indivisible. Queremos una paz que beneficie por igual a los grandes y a los pequeños, a los poderosos y a los débiles, que abarque todos los ámbitos del mundo y llegue a todos sus ciudadanos.

Desde su fundación misma, los Países No Alineados consideran que los principios de la coexistencia pacifica deben ser la piedra angular de las relaciones internacionales, constituyen la base del fortalecimiento de la paz y la seguridad internacional, de la reducción de la tirantez y de la extensión de ese proceso a todas las regiones del mundo y a todos los aspectos de las relaciones, y deben ser aplicados universalmente en las relaciones entre los Estados. Pero, al mismo tiempo, la Sexta Cumbre considero que esos principios de la coexistencia pacifica incluyen también el derecho de los pueblos bajo dominación foránea y colonial a la libre determinación, a la independencia, la soberanía, la integridad territorial de los Estados, el derecho de cada país a poner fin a la ocupación extranjera, a la adquisición de territorios por la fuerza y a escoger su propio sistema social, político y económico.

Solo así la coexistencia pacifica podrá ser la base de todas las relaciones internacionales.

No es posible negarlo. Cuando se analiza la estructura del mundo contemporáneo se comprueba que esos derechos de nuestros pueblos no están todavía garantizados. Los Países No Alineados sabemos bien cuales son nuestros enemigos históricos, de donde vienen las amenazas y como debemos combatirlas. Por eso, hemos acordado en La Habana reafirmar que:

"La quinta esencia de la política de no alineamiento, de acuerdo con sus principios originales y carácter fundamental, lleva aparejada la lucha contra el imperialismo, el colonialismo, el neocolonialismo, el apartheid, el racismo incluido el sionismo y cualquier forma de agresión, ocupación, dominación, injerencia o hegemonía extranjeras, así como la lucha contra las políticas de gran potencia o de bloques".

Se comprende así que también la Declaración de La Habana asocio la lucha por la paz con "el apoyo político, moral y material a los movimientos de liberación nacional y la realización de acciones conjuntas para liquidar la dominación colonial y la discriminación racial".

Los Países No Alineados hemos concedido siempre gran importancia a la posibilidad y a la necesidad de la distensión entre las grandes potencias. De ahí que la Sexta Conferencia señalara, con gran preocupación, el hecho de que después de la Cumbre de Colombo se haya producido un cierto estancamiento en el proceso de esta distensión, que ha seguido también siendo limitado, "tanto en su alcance como geográficamente".

Partiendo de esa preocupación, los Países No Alineados .que han hecho del desarme y de la desnuclearización uno de los objetivos permanentes y mas destacados de su lucha, y tuvieron la iniciativa en la convocatoria del Décimo Periodo Extraordinario de Sesiones de la Asamblea General sobre el Desarme.

Examinaron en su Conferencia los resultados de las negociaciones sobre las armas estratégicas y los acuerdos denominados SALT-II. Consideran que esos acuerdos constituyen un paso importante en las negociaciones entre las dos principales potencias nucleares y que podrían allanar el camino para las negociaciones mas amplias que condujeran al desarme general y a la disminución de las tensiones. Pero para los No Alineados esos tratados no son mas que una parte del avance hacia la paz. Aunque las negociaciones entre las grandes potencias constituyen un elemento decisivo en el proceso, los No Alineados reiteraron una vez mas que el empeño por consolidar la distensión, por extenderla a todas partes del mundo y por evitar la amenaza nuclear, la acumulación de armamentos y, en definitiva, la guerra es una tarea en la que todos los pueblos deben participar y ejercer su responsabilidad.

Señor Presidente:

Basándonos en la concepción de la universalidad de la paz, y la necesidad de asociar la búsqueda de la paz, extendida a todos los países, con la lucha por la independencia nacional, la plena soberanía y la igualdad entre los Estados, los Jefes de Estado o de Gobierno que nos reunimos en la Sexta Conferencia de La Habana dedicamos nuestra atención a los problemas más presionantes en África, Asia, América Latina y otras regiones. Es importante subrayar que partíamos de una posición independiente y no vinculada a políticas que puedan derivar de la contradicción entre las grandes potencias. Si a pesar de ese enfoque, objetivo y no comprometido, la revisión de los acontecimientos internacionales se transforma en un anatema contra los sustentadores del imperialismo y del colonialismo, ello no hace mas que reflejar la esencial realidad del mundo contemporáneo.

Así, al iniciar su análisis de la situación en África, y después de apreciar el avance registrado en la lucha de los pueblos africanos por su emancipación, los Jefes de Estado o de Gobierno subrayaron, como problema fundamental de la región, la necesidad de erradicar del continente, y en especial del África Meridional, el colonialismo, el racismo, la discriminación racial y el apartheid.

Fue indispensable resaltar que las potencias colonialistas e imperialistas continuaban en sus políticas agresivas con el propósito de perpetuar, recuperar o ampliar su dominación y explotación de las naciones africanas.
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No es otra la dramática situación del África. Los Países No Alineados no podían dejar de condenar los ataques a Mozambique, Zambia, Angola, Botswana, las amenazas a Lesotho, los intentos de desestabilización permanentes en aquella zona, el papel de los regimenes racistas de Rhodesia y de Sudáfrica. La necesidad de lograr, en plazo perentorio, la plena liberación de Zimbabwe y de Namibia, no es solo una causa de los Países No Alineados o de las fuerzas más progresistas de nuestra época sino constituye ya acuerdos de la comunidad internacional, a través de las Naciones Unidas, e implica deberes que son insoslayables y cuya infracción supone también la necesidad de una denuncia internacional. Por eso, cuando los Jefes de Estado o de Gobierno aprobaron en la Declaración Final condenar por sus nombres a un grupo de países occidentales, y en primer termino a los Estados Unidos, por su colaboración directa e indirecta en el mantenimiento de la opresión racista y de la criminal política de África del Sur y, en cambio, reconocieron el papel jugado por los Países No Alineados, las Naciones Unidas, la Organización de la Unidad Africana, los países socialistas y los países escandinavos y otras fuerzas democráticas y progresistas en apoyo a la lucha de los pueblos de África, no hay en esto la menor manifestación de inclinación ideológica, es simplemente la expresión fiel de la realidad objetiva.

Condenar a Sudáfrica sin mencionar a aquellos que hacen posible su criminal política habría sido incomprensible. De la Sexta Conferencia Cumbre surge, con más fuerza y más urgencia que nunca, la necesidad de terminar con una situación en la cual no solo esta envuelto el derecho de los pueblos de Zimbabwe y Namibia a su independencia y el requerimiento inaplazable de que los hombres y mujeres negros de Sudáfrica logren un status en que se les considere como seres humanos iguales y respetados, sino que también se aseguren las condiciones de respeto y paz para todos los países de la región.

El apoyo continuado a los movimientos de liberación nacional, al Frente Patriótico y al SWAPO, fue una decisión tan unánime como prevista. Y no se trata aquí .digámoslo bien. de expresar una preferencia unilateral por las soluciones a través de la lucha armada. Es cierto que la Conferencia encomio al pueblo de Namibia y al SWAPO, su autentica y única representación, por haber intensificado la lucha armada y avanzar en ella, y pidió un apoyo total y eficaz para esa forma de combate. Pero ello se debe a que los racistas sudafricanos han cerrado todo camino de verdadera negociación y a que los intentos de soluciones negociadas no pasaron de ser meras estratagemas. La actitud ante las decisiones del Commonwealth en sus reuniones de Lusaka, en el pasado agosto, orientadas a convocar una conferencia por el Gobierno británico como autoridad en Rhodesia del Sur, para discutir los problemas de Zimbabwe, sirvió para confirmar que los Países No Alineados no se oponen a soluciones que puedan ser logradas sin la lucha armada, siempre que de ellas pueda surgir un autentico gobierno de la mayoría y en ellas se logre la independencia en forma que satisfaga a los pueblos combatientes, y que esto se haga conforme a las resoluciones de organismos como la OUA, las Naciones Unidas y nuestros Países No Alineados.

Señor Presidente:

La Sexta Cumbre tuvo que lamentar nuevamente que la Resolución 1514 de la Asamblea General de las Naciones Unidas, sobre la concesión de independencia a los países y pueblos coloniales, no se haya aplicado en el Sahara Occidental. Debemos recordar que las decisiones de los Países No Alineados y Resoluciones de las Naciones Unidas, como especialmente la 3331 de la Asamblea General, han reafirmado el derecho inalienable del pueblo del Sahara Occidental a la libre determinación y a la independencia. En este problema Cuba siente una especial responsabilidad por el hecho de haber sido miembro de la Comisión de Naciones Unidas que realizó las investigaciones sobre el Sahara Occidental, lo que permitió a nuestra representación comprobar la total decisión del pueblo saharauí en favor de la autodeterminación y la independencia. Reiteramos aquí, que la posición de los Países No Alineados no es una posición de antagonismo hacia ningún país.

En el saludo al acuerdo entre la Republica Mauritana y el Frente POLISARIO y a la decisión mauritana de retirar sus fuerzas del territorio del Sahara Occidental, y en el hecho de deplorar la extensión de la ocupación armada por Marruecos de la parte meridional del Sahara Occidental, anteriormente administrada por Mauritania, no debe verse otra cosa que la aplicación de nuestros principios y de los acuerdos de las Naciones Unidas. Por eso la Conferencia expreso su esperanza de que el Comité ad hoc de la OUA, constituido en la XVI Reunión de la Cumbre de la Organización Africana, permitiría asegurar que el pueblo del Sahara ejerciera su derecho a la libre determinación y a la independencia en el término más breve posible.

El mismo principio y la misma posición determinaron los acuerdos sobre Mayotte y las islas del Archipiélago Malgache y su necesario reintegro respectivo a Comores y a Madagascar.

Señor Presidente:

No hay dudas de que el problema del Oriente Medio se ha convertido en una de las situaciones más preocupantes en la actualidad contemporánea. La Sexta Cumbre lo examino en su doble dimensión.

De una parte, la Conferencia reafirmó que la determinación de Israel de continuar su política de agresión, expansionismo y asentamiento colonial en los territorios que ha ocupado, con el apoyo de los Estados Unidos, constituye una seria amenaza a la paz y a la seguridad mundiales.

A la vez, la Conferencia examino el problema desde el ángulo de los derechos de los países árabes y de la cuestión palestina.

Para los Países No Alineados, la cuestión de Palestina es la medula del problema del Oriente Medio. Ambos forman un todo integral, que no puede solucionarse separadamente.

La base de la paz justa en la región comienza por la retirada total e incondicional de Israel de todos los territorios árabes ocupados y supone para el pueblo palestino la devolución de todos sus territorios ocupados y la recuperación de sus derechos nacionales inalienables, incluido el derecho del retorno a su patria, a la libre determinación y al establecimiento de un Estado independiente en Palestina, de conformidad con la Resolución 3236 de la Asamblea General. Ello implica la ilegalidad y nulidad de las medidas adoptadas por Israel en los territorios palestinos y árabes ocupados, así como del establecimiento de colonias o asentamientos en tierras palestinas y en los demás territorios árabes, cuyo desmantelamiento inmediato es un requisito para la solución del problema.

Como dije en mi discurso a la Sexta Cumbre "...no somos fanáticos. El movimiento revolucionario se educo siempre en el odio a la discriminación racial y los pogromos de cualquier tipo, y desde el fondo de nuestras almas, repudiamos con todas nuestras fuerzas la despiadada persecución y el genocidio que en su tiempo desato el nazismo contra el pueblo hebreo. Pero no puedo recordar nada más parecido en nuestra historia contemporánea que el desalojo, persecución y genocidio que hoy realizan el imperialismo y el sionismo contra el pueblo palestino. Despojados de sus tierras, expulsados de su propia patria, dispersados por el mundo, perseguidos y asesinados, los heroicos palestinos constituyen un ejemplo impresionante de abnegación y patriotismo, y son el símbolo vivo del crimen más grande de nuestra época" (APLAUSOS).

.Puede alguien extrañarse de que la Conferencia se viera obligada, por razones que no surgen de ningún prejuicio político sino del análisis objetivo de los hechos, a señalar que la política de los Estados Unidos desempeña un papel fundamental para impedir el establecimiento de una paz justa y completa en la región al alinearse con Israel, apoyarlo y trabajar por obtener soluciones parciales favorables a los objetivos sionistas y garantizar los frutos de la agresión israelí a costa del pueblo árabe de Palestina y de toda la nación árabe?

Los hechos y solo los hechos condujeron a la Conferencia a condenar la política y las maniobras estadounidenses en la región. Cuando los Jefes de Estado o de Gobierno llegaron al consenso en que se condenó los acuerdos de Camp David y el Tratado Egipto-Israel de marzo de 1979, detrás de esas formulaciones estaban largas horas de examen atento y de provechosos intercambios que le permitieron a la Conferencia considerar esos tratados, no solo como un abandono total de la causa de los países árabes sino también como un acto de complicidad con la ocupación continuada de los territorios árabes. Los calificativos son duros, pero veraces y justos. No es el pueblo de Egipto el que ha quedado sometido al juicio de los órganos del Movimiento. El pueblo egipcio tiene el respeto de cada uno de nuestros países y la solidaridad de todos nuestros pueblos. Las mismas voces que se levantaron para denunciar los acuerdos de Camp David y el Tratado egipcio-israelí hicieron el elogio de Gamal Abdel Nasser, fundador del Movimiento y portador de las tradiciones combativas de la nación árabe. Nadie ha desconocido ni desconocerá el papel histórico de Egipto en la cultura y en el desarrollo árabe, ni sus meritos como fundador e impulsor de los Países No Alineados.

Los problemas del Sudeste Asiático ocuparon, igualmente, la atención de la Conferencia. Los crecientes conflictos y las tensiones que han tenido allí lugar constituyen una amenaza a la paz que es necesario evitar. Preocupaciones similares expreso la Sexta Cumbre en torno a la situación del Océano Indico. La Declaración, aprobada hace ya ocho anos por la Asamblea General de las Naciones Unidas, de esta área como zona de paz, no ha logrado sus objetivos. La presencia militar no se reduce en esa zona, sino que se incrementa. Las bases militares se extienden ahora hasta Sudáfrica y sirven adicionalmente para la vigilancia contra los movimientos africanos de liberación.

Las conversaciones entre los Estados Unidos y la Unión Soviética siguen en suspenso, a pesar de los acuerdos recientes entre ambos países para discutir su reanulación. De todo ello surgió la invitación de la Sexta Cumbre a todos los Estados interesados, a trabajar de manera efectiva por los objetivos de la Declaración del Océano Indico como zona de paz.

La Sexta Conferencia analizó otros problemas de interés regional y mundial, como los que atañen a la seguridad y la cooperación en Europa; el problema del Mediterraneo, las tensiones que alli subsisten, incrementadas ahora, como consecuencia de la política agresiva de Israel y el apoyo que prestan a la misma ciertas potencias imperialistas.

Se detuvo a examinar la situación de Chipre, ocupada todavía parcialmente por tropas extranjeras, y Corea, aun dividida, pese a los deseos del pueblo coreano de una reunificación pacifica de su patria, lo que llevo a los Países No Alineados a reafirmar y ampliar resoluciones solidarias dirigidas a la realización de las aspiraciones de ambos pueblos.

Seria imposible hacer referencia a todas las decisiones políticas de la Sexta Cumbre. Realizarlo nos impediría abordar lo que consideramos uno de los aspectos más fundamentales de nuestra Sexta Cumbre: su proyección económica, el clamor de los pueblos en vías de desarrollo, hartos ya de su retraso y del padecimiento que ese retraso origina. Cuba, como país sede, entregara a todos los países miembros de la comunidad internacional la Declaración Final y las resoluciones adicionales de la Conferencia. Pero se me permitirá que, antes de pasar a trasmitirles como ven los Países No Alineados la situación económica mundial, cuales son sus demandas y cuales sus esperanzas, emplee todavía unos instantes para poner en conocimiento de ustedes el enfoque de la Declaración Final respecto a las cuestiones latinoamericanas del momento.

El hecho de que la Sexta Cumbre tuviera lugar en un país latinoamericano dio oportunidad a los Jefes de Estado o de Gobierno allí reunidos para recordar que los pueblos de aquella región iniciaron sus esfuerzos por la independencia en los comienzos mismos del siglo XIX. No olvidaron, asimismo, que, como se dice en la Declaración: "América Latina era una de las regiones del mundo que históricamente había sufrido más por la agresión del imperialismo, el colonialismo y el neocolonialismo de los Estados Unidos y Europa". A los participantes de la Conferencia les fue necesario resaltar que quedan todavía remanentes de colonialismo, neocolonialismo y opresión nacional en aquella tierra de lucha. La Conferencia, por ello, se pronuncio por la erradicación del colonialismo en todas sus formas y manifestaciones, condeno la existencia de bases militares en América Latina y el Caribe, como las de Cuba y Puerto Rico y exigió, una vez más, que la parte de sus territorios ocupada por aquellas bases contra la voluntad de sus pueblos, les fuera devuelta por el Gobierno de los Estados Unidos y las demás potencias coloniales. La experiencia de otras áreas condujo a que los Jefes de Estado o de Gobierno rechazarán y condenarán el intento de crear en el Caribe una llamada "Fuerza de Seguridad", mecanismo neocolonial incompatible con la soberanía, la paz y la seguridad de los países.

Al pedir la restitución a la Republica Argentina de las islas Malvinas, al reiterar su apoyo al derecho inalienable del pueblo de Belice a su libre determinación, independencia e integridad territorial, la Conferencia corroboro de nuevo aquello que su Declaración definió como la quintaesencia del no alineamiento. Comprobó, complacida, el hecho de que a partir del 1ro. de octubre entrarían en vigor los tratados sobre el Canal de Panamá suscritos entre la República de Panamá y los Estados Unidos, dio pleno apoyo a esos tratados, exigió que los mismos fueran respetados en su letra y en su espíritu, y llamo a todos los Estados del mundo para que se adhieran al protocolo del tratado concerniente a la neutralidad permanente del Canal de Panamá. Los Jefes de Estado o de Gobierno, a pesar de las presiones que se ejercieron, de las amenazas y de los halagos, de la obstinación del gobierno norteamericano al exigir que los problemas de Puerto Rico sean considerados problemas internos de los Estados Unidos, reiteraron su solidaridad con la lucha del pueblo de Puerto Rico y con su inalienable derecho a la libre determinación de independencia e integridad territorial y exhortaron al Gobierno de Estados Unidos de América a que se abstuviera de toda maniobra política o represiva tendiente a perpetuar la situación colonial de aquel país (APLAUSOS).

Ningún homenaje más digno que este a las tradiciones libertadoras de la América Latina y al heroico pueblo puertorriqueño, que en estos propios días ha celebrado el "Grito de Lares" con que hace casi 100 anos expreso su indomable vocación de libertad.

Al referirse a la realidad latinoamericana, los Jefes de Estado o de Gobierno, que ya habían analizado la significación del proceso liberador ocurrido en Irán, no podían dejar de referirse al vuelco revolucionario de Granada y a la extraordinaria victoria del pueblo de Nicaragua y de su vanguardia, el Frente Sandinista de Liberación Nacional (APLAUSOS), y destacar la enorme significación histórica que para los pueblos de la América Latina y del mundo tiene este hecho. Subrayaron además los Jefes de Estado o de Gobierno algo que viene a constituir un hecho nuevo en las relaciones latinoamericanas y que sirve de ejemplo para otras regiones del mundo: la forma solidaria y mancomunada en que actuaron los gobiernos de Panamá, Costa Rica y México, y los países del Pacto subregional Andino: Bolivia, Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela, para lograr la justa solución del problema nicaragüense, así como la solidaridad que Cuba brindo históricamente a la causa de aquel pueblo.

Confieso que esos enfoques sobre la América Latina le habrían bastado al pueblo cubano para justificar todos los esfuerzos y desvelos que realizaron cientos de miles de hombres y mujeres de nuestro país, en el empeño de hacer posible que Cuba acogiera dignamente a los países hermanos del Movimiento No Alineado en la Cumbre de La Habana. Pero hubo para Cuba mucho más. Algo que queremos agradecer aquí, en la tribuna de las Naciones Unidas, en nombre de nuestro pueblo. En La Habana, el pueblo cubano recibió el apoyo a su derecho de escoger el sistema político y social que ha decidido, en su reclamación del territorio que ocupa la Base de Guantánamo y en la condena al bloqueo con que todavía el Gobierno estadounidense pretende aislar y suena con destruir a la Revolución Cubana (APLAUSOS).

Apreciamos en su profundo sentido y en su resonancia universal la denuncia que acaba de hacer el Movimiento en La Habana contra los actos de hostilidad, presiones y amenazas de los Estados Unidos hacia Cuba, calificándolos como una flagrante violación de la Carta de las Naciones Unidas y de los principios del derecho internacional, como una amenaza a la paz mundial. Una vez más respondemos a nuestros hermanos y aseguramos a la comunidad universal que Cuba seguirá siendo fiel a los principios de la solidaridad internacional.

Señor Presidente:

La historia nos ha ensenado que el acceso a la independencia para un pueblo que se libera del sistema colonial o neocolonial es, a la vez, el último acto de una larga lucha y el primero de una nueva y difícil batalla. Porque la independencia, la soberanía y la libertad de nuestros pueblos, aparentemente libres, están de continuo amenazadas por el control externo de sus recursos naturales, por la imposición financiera de organismos internacionales oficiales y por la precaria situación de sus economías que les merma la plenitud soberana. Por ello, en el inicio mismo de sus análisis de los problemas económicos mundiales, los Jefes de Estado o de Gobierno, de una parte:

"Subrayaron solemnemente una vez más la importancia suprema que tenia el consolidar la independencia política mediante la emancipación económica... y reiteraron que el sistema económico internacional existente iba en contra de los intereses básicos de los países en desarrollo, era profundamente injusto e incompatible con el desarrollo de los Países No Alineados y otros países en desarrollo y no contribuía a la eliminación de los males económicos y sociales que afligían a esos países..."

Y, por la otra, enfatizaron: "La misión histórica que el Movimiento de Países No Alineados debiera desempeñar en la lucha por lograr la independencia económica y política de todos los países en desarrollo y de los pueblos; por ejercer la soberanía plena y permanente y el control sobre sus recursos naturales y de todo tipo sobre sus actividades económicas; y por promover una reestructuración a fondo mediante el establecimiento del Nuevo Orden Económico Internacional".

Para concluir con estas palabras:

"La lucha por eliminar la injusticia del sistema económico internacional existente y establecer el Nuevo Orden Económico Internacional es parte integrante de la lucha del pueblo por la liberación política, económica, cultural y social". No es necesario demostrar aquí hasta que punto el sistema económico internacional existente, es profundamente injusto e incompatible con el desarrollo de los países subdesarrollados. Las cifras están ya tan popularizadas que son innecesarias para nosotros. Se discute si el numero de los seres desnutridos de nuestro planeta es solo de 400 millones o ha vuelto a ser de 450, según se consigna en ciertos documentos internacionales. Cuatrocientos millones de hombres y mujeres hambrientos es ya una cantidad demasiado acusatoria.

Lo que nadie duda es que todas las esperanzas que se habían desplegado ante los países en vías de desarrollo aparecen fracasadas y canceladas al terminar este segundo decenio del desarrollo.

Se ha reconocido por el Director General del Consejo de la FAO que "los progresos continúan siendo decepcionantemente lentos en relación con los objetivos de desarrollo a más largo plazo acordados en la Estrategia Internacional del Desarrollo, en la Declaración y el Programa de Acción sobre el Establecimiento del Nuevo Orden Económico Internacional y en la Resolución de la Conferencia Mundial de la Alimentación y en varias conferencias posteriores". Esta lejos de haberse logrado en la producción agrícola y alimentaria de los países en desarrollo, en estos últimos 10 años, el modesto aumento medio anual del 4% que se planteo para resolver algunos de los problemas más perentorios del hambre mundial y acercarnos a niveles todavía reducidos de consumo. Como consecuencia de ello, las importaciones de alimentos de los países en desarrollo, que constituyen ahora mismo un elemento agravante de sus balanzas de pago deficitarias, alcanzaran muy pronto, según la FAO, proporciones tales que serán inmanejables. Frente a eso, disminuyen los compromisos oficiales de ayuda exterior para la agricultura de los países en vías de desarrollo. Este panorama no puede ser embellecido. A veces en ciertos documentos oficiales se reflejan los aumentos circunstanciales de la producción agrícola en ciertas áreas del mundo subdesarrollado, o se destacan las elevaciones coyunturales de los precios de algunos artículos de la agricultura. Pero se trata de avances transitorios y de ventajas efímeras. Los ingresos por concepto de exportaciones agrícolas de los países en desarrollo continúan siendo inestables e insuficientes en relación con sus necesidades de importación de alimentos, fertilizantes y otros insumos para elevar la propia producción. La producción de alimentos por habitante en África durante 1977 fue un 11% menor que 10 años atras.

Si en la agricultura se perpetúa el retraso, el proceso de industrialización tampo o avanza. Y no puede avanzar, porque para la mayoría de los países desarrollados la industrialización de los países en desarrollo es vista como una amenaza. En Lima, en 1975, la Conferencia Mundial para la Industrialización nos propuso a los países en desarrollo la meta de llegar al ano 2000 aportando el 25% de todas las manufacturas producidas en el mundo. Pero los progresos desde Lima hasta hoy son tan insignificantes, que si no se aceptan las medidas propuestas por la Sexta Conferencia Cumbre y si no se lleva a la practica un programa urgente de rectificaciones en la política económica de la mayoría de los países desarrollados, esa meta quedara también incumplida.

No llegamos todavía a producir el 9% de la manufactura del mundo. Nuestra dependencia se expresa, una vez más, en el hecho de que los países de Asia, África y América Latina importamos el 26,1% de los productos manufacturados que entran en el comercio internacional y exportamos solo el 6,3. Se dirá que hay un cierto proceso de expansión industrial, pero no se produce ni al ritmo necesario ni en las industrias claves de la economía industrial. La Conferencia de La Habana lo ha señalado. La redistribución mundial de la industria, el llamado redespliegue industrial, no puede consistir en una nueva confirmación de las profundas desigualdades económicas originadas en la época colonial del siglo XIX. Entonces se nos condeno a ser productores de materias primas y productos agrícolas baratos. Ahora se quiere utilizar la mano de obra abundante y los salarios de miseria de los países en vías de desarrollo para transferirles las industrias de menor tecnología, de más baja productividad y que más polucionan el ambiente. Eso lo rechazamos terminantemente. Los países desarrollados de economía de mercado absorben hoy más del 85% de la producción manufacturera mundial, entre ella la producción industrial de más alta tecnología. Controlan también más del 83% de las exportaciones industriales. El 26% de esas exportaciones va hacia los países en vías de desarrollo, cuyos mercados monopolizan. Lo más grave de esa estructura dependiente es que aquello que importamos, es decir, no solo los bienes de capital sino también los artículos de consumo, esta elaborado según las exigencias, las necesidades y la tecnología de los países de mayor desarrollo industrial y los patrones de la sociedad de consumo, que de ese modo se introduce por los resquicios de nuestro comercio, infecta nuestras propias sociedades y añade así un nuevo elemento a la ya permanente crisis estructural.

Como resultado de todo esto, según lo constataron los Jefes de Estado o de Gobierno en La Habana, la brecha existente entre los países desarrollados y los países en desarrollo no solo subsisten sino se ha ampliado sustancialmente. La participación relativa de los países en desarrollo en la producción mundial descendió considerablemente durante las dos ultimas décadas, lo que tiene consecuencias aun más desastrosas en fenómenos como la malnutrición, el analfabetismo y la insalubridad. Algunos quisieran resolver el trágico problema de la humanidad con drásticas medidas para reducir la población. Recuerdan que la guerra y las epidemias ayudaron a reducirla en otras épocas. Pretenden más aun, quieren atribuir el subdesarrollo a la explosión demográfica. Pero la explosión demográfica no es la causa, sino la consecuencia del subdesarrollo. El desarrollo actuara a la vez trayendo soluciones para la pobreza y contribuyendo, a través de la educación y la cultura, a que nuestros países logren tasas de crecimiento racionales y adecuadas.

En un reciente informe del Banco Mundial se señala una más grave perspectiva. Es posible .se dice. que al llegar el ano 2000 haya 600 millones de habitantes de esta Tierra que continúen en absoluta pobreza. Señor Presidente, Señores representantes:

La situación de retraso agrícola e industrial, de la cual no acaban de desprenderse los países en vías de desarrollo es, sin duda, como lo señala la Sexta Cumbre, el resultado de relaciones internacionales injustas y desiguales. Pero a estas se añade ahora, como también se señala en la Declaración de La Habana, la crisis prolongada de la economía internacional.

No voy a detenerme demasiado en este aspecto. Precisemos ahora que los Jefes de Estado o de Gobierno hemos considerado que la crisis del sistema económico internacional no es coyuntural sino que constituye un síntoma de desajustes estructurales y de un desequilibrio que están en su propia naturaleza; que ese desequilibrio ha sido agravado por la negativa de los países desarrollados de economía de mercado a controlar sus desequilibrios externos y sus altos niveles de inflación y desempleo; que la inflación se ha generado precisamente en esos países desarrollados que ahora se resisten a aplicar las únicas medidas que podían eliminarla. Y señalemos además, porque es algo a lo cual hemos de referirnos después y que también esta registrado en la Declaración de La Habana, que esta crisis es asimismo el resultado de la persistente falta de equidad en las relaciones económicas internacionales, de manera que resolver esa desigualdad, como lo proponemos, contribuirá a atenuar y alejar la propia crisis. Cuales son los señalamien los principales que los representantes del Movimiento de Países No Alineados se vieron obligados a formular en La Habana? Condenamos allí la persistente desviación de recursos humanos y materiales hacia una carrera de armamentos improductiva, derrochadora y peligrosa para la humanidad (APLAUSOS). Y exigimos que parte considerable de los recursos que ahora se emplean en armamentos, en particular por las principales potencias, sean destinados al desarrollo económico y social.

Hemos expresado nuestra grave preocupación por el insignificante progreso en las negociaciones dirigidas a la aplicación de la Declaración y del Programa de Acción sobre el establecimiento de un Nuevo Orden Económico Internacional. Apuntamos que ello se debía a la falta de voluntad política de la mayoría de los países desarrollados y censuramos expresamente las tácticas dilatorias, diversionistas y divisorias adoptadas por esos países. El fracaso del V periodo de Sesiones de la UNCTAD sirvió para poner en evidencia esa situación. Comprobamos que el intercambio desigual en las relaciones económicas internacionales, enunciado como característica esencial del sistema, se ha hecho, si cabe, aun más desigual. Mientras los precios de la manufactura, los bienes de capital, los productos alimenticios y los servicios que importamos de los países desarrollados se incrementan de continuo, se estancan en cambio y están sometidos a fluctuaciones incesantes los precios de los productos primarios que exportamos. La relación de intercambio se ha empeorado. Hicimos hincapié en que el proteccionismo, que fue uno de los elementos agravantes de la Gran Depresión de los años 30, ha vuelto a ser introducido por ciertos países desarrollados. La Conferencia lamento que en las negociaciones del GATT los países desarrollados que pertenecen al mismo no tuvieran en cuenta los intereses y las preocupaciones de los países en desarrollo, y en particular de los menos desarrollados.

La Conferencia denuncio, asimismo, como ciertos países desarrollados intensifican el uso de subsidios internos a determinados productos, en detrimento de producciones que son de interés para los países en desarrollo.

La Conferencia deploro las deficiencias en el alcance y funcionamiento del Sistema Generalizado de Preferencias, y en ese espíritu condeno las restricciones discriminatorias contenidas en la Ley sobre Comercio Exterior de los Estados Unidos, así como la posición inflexible de ciertos países desarrollados, que impidieron que sobre estos problemas se llegara a un acuerdo en el V Periodo de Sesiones de la UNCTAD.

Expresamos nuestra preocupación por el constante deterioro de la situación monetaria internacional. La inestabilidad en los tipos de cambio de las principales monedas de reserva y la inflación, que acentúan el desequilibrio de la situación económica mundial, crean dificultades adicionales a los países en desarrollo, disminuyen el valor real de sus ingresos de exportación y reducen el de sus reservas de divisas. Señalamos como un factor negativo el crecimiento desordenado de los recursos monetarios internacionales, básicamente mediante el empleo de dólares devaluados de los Estados Unidos y otras monedas de reserva. Notamos que, mientras la desigualdad de las relaciones económicas internacionales hace incrementar la deuda externa acumulada de los países en desarrollo hasta más de 300 000 millones de dólares, los organismos financieros internacionales y la banca privada elevan las tasas de intereses, hacen más cortos los plazos de amortización de los prestamos y ahogan con ello financieramente a los países en desarrollo, constituyendo todo esto, como se denuncio por la Conferencia, un elemento coercitivo en las negociaciones, lo que les permite obtener ventajas políticas y económicas adicionales a expensas de nuestros países.

La Conferencia tuvo en cuenta el empeño neocolonialista de impedir a los países en desarrollo ejercer de manera permanente y efectiva su plena soberanía sobre los recursos naturales, y reafirmo ese derecho. Por ello mismo, apoyo los esfuerzos de los países en desarrollo productores de materias primas por obtener precios justos y remuneradores para sus exportaciones y mejorar en términos reales sus ingresos de exportación.

Por otra parte, la Conferencia puso más atención que nunca al fortalecimiento de las relaciones económicas y a la transferencia científico-técnica y tecnológica de los países en vías de desarrollo entre si. El concepto de lo que podríamos definir como "autosustentacion colectiva", o sea, el apoyo mutuo y la colaboración entre los países en vías de desarrollo de modo que estos dependen, en primer termino, de sus propias fuerzas colectivas, cobra en la Declaración de La Habana una fuerza que no tuvo nunca antes. Cuba, como Presidente del Movimiento y país coordinador, se propone realizar, en unión del Grupo de los 77, todos los esfuerzos necesarios para impulsar el Programa de Acción delineado por la Conferencia en materia de cooperación económica. No concebimos esa "autosustentacion colectiva", sin embargo, como algo siquiera parecido a la autarquía, la vemos como un factor de las relaciones internacionales que ponga en juego todas las posibilidades y recursos de esta parte considerable e importante de la humanidad, que somos los países en desarrollo, para incorporarla a la corriente general de los recursos y de la economía que por su parte puedan movilizar tanto en el campo capitalista como en los países socialistas.

Señor Presidente: La Sexta Cumbre rechazo los intentos de algunos países desarrollados que pretenden utilizar la cuestión de la energía para dividir a los países en desarrollo. El problema de la energía, solo puede ser examinado en su contexto histórico, tomando en cuenta, de una parte, como los modelos consumistas de algunos países desarrollados llevaron a la dilapidación de los hidrocarburos y advirtiendo a la vez el papel expoliador de las empresas transnacionales, beneficiarias hasta fecha reciente de los suministros de energía barata, los que usaron de manera irresponsable. Las transnacionales explotan simultáneamente a los productores y a los consumidores, obteniendo beneficios extraordinarios e injustificados de unos y de otros, a la vez que pretenden culpar a los países en desarrollo exportadores de petróleo de la situación actual. Permítaseme recordar que en mis palabras inaugurales a la Conferencia señalé la situación angustiosa de los países en desarrollo no productores de petróleo, en particular los menos adelantados, y exprese la certeza de que los Países No Alineados productores de petróleo encontrarían formulas para contribuir a mitigar la situación desfavorable de aquellos países golpeados ya por la inflación mundial y por la desigualdad del intercambio, que sufren serios déficit de sus balanzas de pago y un aumento considerable de su deuda externa. Pero ello no excluye la responsabilidad central de los países desarrollados, sus monopolios y sus empresas transnacionales.

Los Jefes de Estado o de Gobierno, al considerar el problema de la energía con ese enfoque, pusieron de relieve que el mismo debería ser objeto de discusiones en el contexto de las negociaciones mundiales que se llevan a cabo en las Naciones Unidas, con la participación de todos los países y relacionando el problema energético con todos los problemas del desarrollo, con la reforma financiera y monetaria, el comercio mundial y las materias primas, de modo que se realice un análisis global de los aspectos vinculados al establecimiento de un nuevo orden económico internacional.

En la revisión de los principales problemas que afectan a los países en vías de desarrollo en el ámbito económico mundial, no podía faltar el examen del funcionamiento de las empresas transnacionales. Una vez más se declararon inaceptables sus políticas y sus practicas. Se imputo que en busca de beneficios agotan los recursos, trastornan la economía y violan la soberanía de los países en desarrollo, menoscaban los derechos de los pueblos a la libre determinación, interfieren los principios de no injerencia en los asuntos de los Estados y recurren con frecuencia al soborno, a la corrupción y a otras practicas indeseables, a través de las cuales pretenden subordinar, y subordinan los países en desarrollo a los países industrializados.

Ante los progresos insuficientes en la tarea de preparar en Naciones Unidas el Código de Conducta que regule las actividades de las empresas transnacionales, la Conferencia reafirmo la urgencia de que esa labor concluya rápidamente, con el propósito de brindar a la comunidad internacional un instrumento jurídico que le sirva al menos para controlar y reglamentar las actividades de las transnacionales, de acuerdo con los objetivos y aspiraciones de los países en desarrollo.

Al consignar todos los abrumadores aspectos negativos en la situación económica de los países en vías de desarrollo, la Sexta Cumbre llamo muy especialmente la atención hacia los problemas que se acumulan sobre los países en desarrollo menos adelantados en condiciones desventajosas, sin litoral y aquellos otros mediterráneos aislados, y pidió que se adoptaran medidas urgentes y especiales para mitigarlos.

Ese es, Señor Presidente y Señores representantes, el panorama poco optimista, y más bien sombrío y desestimulante, que tuvieron ante si los países miembros del Movimiento No Alineado al reunirse en La Habana. Pero los Países No Alineados no se dejaron arrastrar hacia posiciones de frustración o exasperación, que resultarían explicables. Al mismo tiempo que elaboraron concepciones estratégicas que les permitan llevar adelante su lucha, los Jefes de Estado o de Gobierno reiteraron sus demandas y definieron sus posiciones.

El primer objetivo fundamental de nuestra lucha consiste en reducir, hasta eliminarlo, el intercambio desigual que hoy prevalece y que convierte al comercio internacional en un vehiculo provechoso para la expoliación adicional de nuestras riquezas. Hoy se cambia una hora de trabajo de los países desarrollados por 10 horas de trabajo de los países subdesarrollados.

Los Países No Alineados demandan que se le preste una seria atención al Programa Integrado para los Productos Básicos, que ha sido hasta ahora manipulado y escamoteado en las negociaciones llamadas "Norte-Sur". De la misma manera piden que el Fondo Comun, proyectado como un instrumento de estabilizacion de manera que se establezca una permanente correspondencia entre los precios que reciben por sus productos y los de sus importaciones, y que apenas ha podido comenzar a integrarse, reciba un real impulso. Para los Países No Alineados esta correspondencia que vincule de manera permanente los precios de sus mercancias exportadas a los precios de los equipos básicos, productos industriales y materias primas tecnologicas, que importa de los países desarrollados, constituye un pivote esencial de todas las negociaciones económicas futuras.

Los países en vías de desarrollo exigen que los países que han generado la inflacion y la estimulan con su política adopten las medidas necesarias para controlarla, cesando así la agravacion de los resultados del intercambio no equitativo. Los países en vías de desarrollo exigen .y mantendran su lucha por obtenerlo, que los articulos industriales de sus incipientes economias tengan el acceso a los mercados de los países desarrollados; que se elimine el vicioso proteccionismo reintroducido en la economía internacional y que amenaza conducirnos nuevamente a una guerra económica nefasta; que se apliquen de manera general y sin ficciones engañosas las Preferencias Arancelarias Generalizadas y no Reciprocas, como manera de permitir el desenvolvimiento de sus industrias jóvenes, sin que las aplasten en el mercado mundial los recursos tecnológicos superiores de las economías desarrolladas. Los Países No Alineados consideran que las negociaciones que están a punto de culminar sobre el Derecho del Mar no pueden, como lo pretenden ciertos países desarrollados, servir para ratificar el desequilibrio existente en cuanto a los recursos marinos, sino que han de ser un vehiculo para su rectificación equitativa. La Conferencia de Derecho del Mar ha servido una vez más para poner de relieve la arrogancia y la decisión imperialista de algunos países que, poniendo sus posibilidades tecnológicas por encima del espíritu de comprensión y de avenencia que los países en desarrollo solicitan, amenazan con proceder unilateralmente a realizar operaciones mineras en los fondos marinos.

La deuda de los países en vías de desarrollo ha alcanzado ya la cifra de 335 000 millones de dólares. Se calcula que el pago total por concepto de servicios de la deuda externa asciende a más de 40 000 millones cada ano, lo que representa más del 20% de sus exportaciones anuales. Por otro lado, el ingreso per capita promedio de los países desarrollados es ahora catorce veces superior al de los países subdesarrollados. Esta situación es ya insostenible.

Los países en vías de desarrollo necesitan que se establezcan nuevos sistemas de financiamiento, mediante los cuales reciban los recursos financieros necesarios para el desarrollo continuo e independiente de sus economías. Estos financiamientos deben ser a largo plazo y a bajo interés. El uso de esos recursos financieros debe estar a la plena disposición de los países en desarrollo, para que estos puedan establecer en sus economías el sistema de prioridades que corresponda con sus planes de desarrollo industrial y no sean absorbidos esos fondos financieros, como hoy ocurre, por las empresas transnacionales, que se benefician adicionalmente, aprovechando la supuesta contribución financiera al desarrollo para agravar la deformación de sus economías y obtener de la explotación de los recursos de los países máximas ganancias.

Los países en vías de desarrollo y, en su nombre, el Movimiento de Países No Alineados, demandan que una parte importante de los inmensos recursos que la humanidad hoy dilapida en la carrera armamentista sean dedicados al desarrollo, lo que contribuirá, simultáneamente, a alejar el peligro de guerra y facilitar el mejoramiento de la situación internacional.

Los Países No Alineados, expresando las posiciones de todos los países en vías de desarrollo, demandan un nuevo sistema monetario internacional, que impida las fluctuaciones desastrosas que hoy sufren las monedas que prevalecen en la economía internacional, en particular el dólar norteamericano. El desorden financiero golpea adicionalmente sobre los países en vías de desarrollo, los cuales aspiran a que en la elaboración del nuevo sistema monetario mundial ellos tengan palabra y decisión como representantes del mayor numero de países de la comunidad internacional y de más de 1 500 millones de hombres y mujeres. En resumen, Señor Presidente y Señores representantes:

El intercambio desigual, arruina a nuestros pueblos. !Y debe cesar!

La inflación que se nos exporta, arruina a nuestros pueblos. !Y debe cesar!

El proteccionismo, arruina a nuestros pueblos. !Y debe cesar!

El desequilibrio que existe en cuanto a la explotación de los recursos marinos, es abusivo. !Y debe ser abolido!

Los recursos financieros que reciben los países en desarrollo, son insuficientes. !Y deben ser aumentados!

Los gastos en armamentos, son irracionales. !Deben cesar y sus fondos empleados en financiar el desarrollo!

El sistema monetario internacional que hoy predomina, esta en bancarrota. !Y debe ser sustituido!

Las deudas de los países de menor desarrollo relativo y en situación desventajosa, son insoportables y no tienen solución. !Deben ser canceladas! (APLAUSOS)

El endeudamiento abruma económicamente al resto de los países en desarrollo. !Y debe ser aliviado!

El abismo económico entre los países desarrollados y los países que quieren desarrollarse, en vez de disminuir se agranda. !Y debe desaparecer!

Tales son las demandas de los países subdesarrollados.

Señor Presidente, señores representantes:

La atención a esas demandas, algunas de las cuales han sido presentadas sistemáticamente por los países en vías de desarrollo, en los foros internacionales, a través del Grupo de los 77 y del Movimiento de Países No Alineados, permitiría un cambio de rumbo en la situación económica internacional, que ofrecería a los países en vías de desarrollo las condiciones institucionales para organizar los programas que los situarían definitivamente en el camino al desarrollo.

Pero aunque todas estas medidas fueran llevadas a la practica, aunque se rectificaran los errores y vicios del presente sistema de relaciones internacionales, los países subdesarrollados carecerían de un elemento decisivo: el financiamiento externo.

Todos los esfuerzos internos, todos los sacrificios que hacen y están dispuestos a hacer los pueblos de los países en vías de desarrollo, todas las oportunidades de incrementar su potencial económico que se lograrían al eliminar la desigualdad entre los precios de exportación y los de importación y mejorar las condiciones en que se realiza su comercio exterior no serán, sin embargo, suficientes. A la luz de su situación financiera real y actual, necesitan además recursos en tal cantidad que les permitan, a la vez, pagar sus deudas y emprender los enormes gastos que a nivel mundial exige el salto al desarrollo.

Aquí también las cifras son demasiado conocidas para que necesitemos repetirlas. La Sexta Cumbre se preocupo ante el hecho de que no solo la deuda de los países subdesarrollados es prácticamente insoportable, sino también que esta deuda creciera cada ano a un ritmo que podríamos considerar galopante. Y los datos que acaba de suministrar el reciente informe del Banco Mundial, emitido en los mismos días en que celebrábamos la Conferencia de La Habana, confirman que la situación es cada día más grave. Solo en el ano 1978 la deuda publica externa de 96 países en desarrollo aumento en unos 51 000 millones de dólares. Este ritmo eleva la deuda a las cifras astronómicas mencionadas.

!No podemos, Señor Presidente, resignarnos a este panorama sombrío!

Los más reputados economistas, tanto los occidentales como aquellos que se adscriben a las concepciones del marxismo, admiten que la forma en que funciona el sistema de endeudamiento internacional de los países en vías de desarrollo es completamente irracional y que su mantenimiento amenaza con una súbita interrupción, que pondrá en peligro todo el precario e inestable equilibrio económico mundial.

Algunos tratan de explicar el sorprendente hecho económico de que los centros bancarios internacionales continúen suministrándoles fondos a países que están técnicamente en bancarrota, aduciendo que se trata de una contribución generosa para ayudar a esos países a soportar las dificultades económicas. Pero no es así. Es, en realidad, una operación de salvamento del propio orden internacional capitalista. En octubre de 1978 la Comisión de las Comunidades Europeas admitia en forma esclarecedora:

"El equilibrio actual de la economía mundial depende en grado considerable de que continúe la corriente de prestamos privados a los países en desarrollo no productores de petróleo... en una escala sin precedentes antes de 1974, y cualquier impedimento a esa corriente pondrá en peligro dicho equilibrio".

La quiebra financiera mundial seria muy dura, en primer lugar, para los países subdesarrollados y para los trabajadores de los países capitalistas desarrollados. Afectaría también a las más estables economías socialistas. Pero el sistema capitalista dudosamente podría sobrevivir a semejante catástrofe. Y seria difícil que la terrible situación económica resultante no engendrara, inevitablemente, una conflagración mundial. Ya se habla de fuerzas militares especiales para ocupar los campos petrolíferos y las fuentes de materias primas.

Pero si es deber de todos la preocupación por este panorama sombrío, es deber, primero, de los que poseen una mayor suma de riqueza y bienestar material. A los revolucionarios, al fin y al cabo, la perspectiva de un mundo sin capitalismo no nos asusta demasiado (APLAUSOS).

Se ha propuesto que en lugar del espíritu de enfrentamiento utilicemos el sentido de la interdependencia económica mundial que permita conjugar las fuerzas de todas las economías para obtener beneficios comunes, pero el concepto de la interdependencia solo es aceptable cuando se parte de admitir la injusticia intrínseca y brutal de la actual interdependencia. Los países en vías de desarrollo rechazan el que se les proponga como "interdependencia" la aceptación de la injusta y arbitraria división internacional del trabajo, que el colonialismo moderno les impuso a partir de la revolución industrial inglesa y que el imperialismo profundizo.

Si se quiere impedir la confrontación y la lucha, que es el único camino que aparece abierto para los países en vías de desarrollo .un camino que ofrece largos y difíciles combates cuyas proporciones nadie podría ahora predecir., es necesario que todos busquemos y encontremos formulas de colaboración para resolver los grandes problemas que, si bien afectan a nuestros pueblos, no pueden resolverse sin afectar de alguna forma a los países más desarrollados.

No hace muchos años expresamos que el derroche irracional de bienes materiales y el consiguiente despilfarro de recursos económicos de la sociedad capitalista desarrollada era ya insostenible. .Cual ha sido si no la causa de la dramática crisis energética que estamos viviendo? .Y quienes tienen que soportar las peores consecuencias, sino, los países subdesarrollados no petroleros? Estos criterios sobre la necesidad de poner fin al despilfarro de las sociedades de consumo son hoy una opinión generalizada.

En un reciente documento de la Organización de Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial se afirma que:

"Las modalidades de vida actuales, especialmente en los países industrializados, tal vez tengan que experimentar un cambio radical y doloroso".

Claro esta que los países en vías de desarrollo no pueden esperar, ni esperan, que las transformaciones a que aspiran y los financiamientos que requieren puedan llegarles como una dadiva derivada de meros análisis sobre los problemas económicos internacionales. En este proceso, que implica contradicciones, lucha y negociaciones, los países No Alineados tienen que depender, en primer termino, de sus propias decisiones y esfuerzos.

Esa convicción emerge con claridad de la Sexta Cumbre. En la parte económica de la Declaración Final, los Jefes de Estado o de Gobierno reconocen la necesidad de realizar en sus países los cambios estructurales necesarios de índole económica y social, considerando que es esta la única forma de eliminar la vulnerabilidad actual de sus economías y de convertir el simple crecimiento estadístico en un verdadero desarrollo. Solo así lo reconocen los Jefes de Estado., los pueblos estarían dispuestos a pagar el precio que les exigiría ser los protagonistas principales del proceso. Como dijimos en aquella oportunidad: "Si el sistema es socialmente justo, las posibilidades de supervivencia, y desarrollo económico y social son incomparablemente mayores". La historia de mi país es un ejemplo irrefutable de ello.

La necesidad emergente e impostergable de dar solución al subdesarrollo, nos hace volver, Señor Presidente, al problema que hace un momento abordáramos, y que quisiera que fuese el ultimo presentado por mi ante esta XXXIV Asamblea General de las Naciones Unidas. Me refiero al financiamiento internacional.

Uno de los fenómenos más graves que acompaña al endeudamiento acelerado de los países en vías de desarrollo lo constituye, según dijéramos, el hecho de que la mayor parte del dinero que reciben del exterior esos países se ven forzados a emplearlo para cubrir sus balances comerciales y de cuenta corriente negativos, renovar deudas y pagar intereses.

Si tomamos el ejemplo de los países en vías de desarrollo no exportadores de petróleo, a cuya situación me referí en la Conferencia de La Habana, solo en los últimos seis años han acumulado déficit en sus balanzas de pagos que sobrepasan los 200 000 millones de dólares.

Frente a eso, las inversiones que realmente necesitan los países en vías de desarrollo son enormes. Y las necesitan, precisamente y en primer termino, casi sin excepción, en ramas y producciones de escasa rentabilidad, que no atraen a los inversionistas y prestamistas privados extranjeros.

Los países socialistas no participaron en el saqueo del mundo ni son responsables del fenómeno del subdesarrollo. Pero la obligación, sin embargo, de ayudar a superarlo, la comprenden y la asumen partiendo de la naturaleza de su sistema social, en el cual la solidaridad internacionalista es una premisa. De la misma manera, cuando el mundo aguarda que los países en desarrollo productores de petróleo contribuyan también a la corriente universal de recursos que ha de nutrir el financiamiento externo para el desarrollo, no lo hace en función de obligaciones y deberes históricos que nadie podría imponerles, sino como una esperanza y un deber de solidaridad entre países subdesarrollados. Los grandes países exportadores de petróleo deben estar conscientes de su responsabilidad. Incluso los países en desarrollo con mayor nivel deben hacer su aporte. Cuba, que no habla aquí en nombre de sus intereses y no defiende un objetivo nacional, esta dispuesta a contribuir en la medida de sus fuerzas con miles o decenas de miles de técnicos: médicos, educadores, ingenieros agrónomos, ingenieros hidráulicos, ingenieros mecánicos, economistas, técnicos medios, obreros calificados, etcétera.

Es, por ello, la hora de que todos nos unamos en la tarea de sacar a pueblos enteros y a cientos de millones de seres humanos del retraso, la miseria, la desnutrición, la enfermedad, el analfabetismo, que les hace imposible disfrutar a plenitud de la dignidad y el orgullo de llamarse hombres (APLAUSOS).

Hay que organizar, pues, los recursos para el desarrollo, y esa es nuestra obligación conjunta. Existen, Señor Presidente, tal numero de fondos especiales, multilaterales, públicos y privados, cuyo objetivo es contribuir a uno u otro aspecto del desarrollo, ya sea agrícola, ya sea industrial, ya se trate de compensar los déficits en los balances de pagos, que no me resulta fácil, al traer ante la XXXIV Asamblea los problemas económicos discutidos en la Sexta Cumbre, formular una proposición concreta para el establecimiento de un nuevo fondo.

Pero no hay duda de que el problema del financiamiento debe ser discutido profunda y plenamente, para encontrarle una solución. Además de los recursos que ya están organizados, por los distintos canales bancarios, por las organizaciones concesionarias, los organismos internacionales y los órganos de las finanzas privadas, necesitamos discutir y decidir la manera de que, al comenzar el próximo decenio para el desarrollo, en su estrategia se incluya el aporte adicional de no menos de 300 000 millones de dólares, a los valores reales de 1977, distribuidos en cantidades anuales que no deben ser menores a los 25 000 millones ya desde los primeros años, para ser invertidos en los países subdesarrollados (APLAUSOS). Esta ayuda debe ser en forma de donaciones y de créditos blandos a largo plazo y mínimo interés.

Es imprescindible movilizar estos fondos adicionales como aporte del mundo desarrollado y de los países con recursos, al mundo subdesarrollado en los proximos 10 años. Si queremos paz, harán falta estos recursos. Si no hay recursos para el desarrollo no habrá paz. Algunos pensaran que estamos pidiendo mucho; yo pienso que la cifra es todavía modesta. Según datos estadísticos, como exprese en el acto inaugural de la Sexta Cumbre de los Países No Alineados, el mundo invierte cada ano en gastos militares más de 300 000 millones de dólares. Con 300 000 millones de dólares se podrían construir en un año 600 000 escuelas con capacidad para 400 millones de niños; o 60 millones de viviendas confortables con capacidad para 300 millones de personas; o 30 000 hospitales con 18 millones de camas; o 20 000 fabricas capaces de generar empleo a más de 20 millones de trabajadores; o habilitar para el regadío 150 millones de hectáreas de tierra, que con un nivel técnico adecuado pueden alimentar a 1 000 millones de personas. Esto despilfarra la humanidad cada año en la esfera militar. Considérese, además, la enorme cantidad de recursos humanos en plena juventud, recursos científicos, técnicos, combustible, materias primas y otros bienes. Este es el precio fabuloso de que no exista un verdadero clima de confianza y de paz en el mundo. Solo Estados Unidos gastara en el decenio 1980-1990 seis veces esta cifra en actividades militares. Pedimos para 10 años de desarrollo menos de lo que hoy se gasta en un ano en los ministerios de Guerra y mucho menos de la décima parte de lo que se gastara en 10 años con fines militares.

Para algunos puede parecer irracional la demanda: lo verdaderamente irracional es la locura del mundo de nuestra época y los riesgos que amenazan a la humanidad. La enorme responsabilidad de estudiar, organizar y distribuir esta suma de recursos debe corresponder enteramente a la Organización de las Naciones Unidas. La administración de esos fondos debe hacerla la propia comunidad internacional, en condiciones de absoluta igualdad para cada uno de los países, ya sean contribuyentes o beneficiarios, sin condiciones políticas y sin que la cuantía de los donativos tenga nada que ver con el poder de voto para decidir la oportunidad de los prestamos y el destino de los fondos.

Aunque el flujo de recursos debe ser valorado en términos financieros, no debe consistir solo en ellos. Puede estar formado también por equipos, fertilizantes, materias primas, combustible y plantas completas, valoradas en los términos del comercio internacional. También la asistencia de personal técnico y la formación de técnicos debe ser contabilizada como una contribución. Estamos seguros, estimado Señor Presidente y Señores representantes, que si el Secretario General de Naciones Unidas .asistido por el Presidente de la Asamblea, con todo el prestigio y el peso de esta organización, apoyada además, de inicio, por la influencia que los países en vías de desarrollo y, más aun, el Grupo de los 77, le prestarían a esa iniciativa., convocara a los distintos factores que hemos mencionado para iniciar discusiones en las cuales no habría lugar para el antagonismo llamado Norte-Sur ni para el denominado antagonismo Este-Oeste, sino que allí concurrirían todas las fuerzas como una tarea común, como un deber común y una esperanza común, esta idea que presentamos ahora a la Asamblea General puede ser coronada por el éxito. Porque no se trata de un proyecto que beneficie solo a los países en vías de desarrollo, beneficiaria a todas las naciones.

Como revolucionarios, la confrontación no nos asusta. Tenemos fe en la historia y en los pueblos. Pero como voceros e intérpretes del sentimiento de 95 países, tenemos la responsabilidad de luchar por la colaboración entre los pueblos. Y esa colaboración, si ella se logra sobre bases nuevas y justas, beneficiara a todos los países que constituyen hoy la comunidad internacional. Y beneficiara en especial a la paz mundial. El desarrollo puede ser, a corto plazo, una tarea que entrañe aparentes sacrificios y hasta donativos que parezcan irrecuperables. Pero el vasto mundo que hoy vive en el retraso, desprovisto de poder adquisitivo, limitado hasta el extremo en su capacidad de consumir, incorporara con su desarrollo un torrente de cientos de millones de consumidores y productores, el único capaz de rehabilitar la economía internacional, incluyendo la de los países desarrollados que hoy generan y padecen la crisis económica. La historia del comercio internacional ha demostrado que el desarrollo es el factor más dinámico del comercio mundial. La mayor parte del comercio de nuestros días se realiza entre países plenamente industrializados. Podemos asegurar que mientras más se extienda la industrialización y el progreso en el mundo, más se extenderá también el intercambio comercial, beneficioso para todos.

Es por ello, que pedimos en nombre de los países en vías de desarrollo y abogamos por la causa de nuestros países. Pero no es una dadiva lo que estamos reclamando. Si no encontramos soluciones adecuadas, todos seremos víctimas de la catástrofe. Señor Presidente, distinguidos representantes:

Se habla con frecuencia de los derechos humanos, pero hay que hablar también de los derechos de la humanidad.

Por que unos pueblos han de andar descalzos para que otros viajen en lujosos automóviles? .Por que unos han de vivir 35 años para que otros vivan 70? .Por qué unos han de ser míseramente pobres para que otros sean exageradamente ricos? Hablo en nombre de los niños que en el mundo no tienen un pedazo de pan (APLAUSOS); hablo en nombre de los enfermos que no tienen medicinas; hablo en nombre de aquellos a los que se les ha negado el derecho a la vida y la dignidad humana. Unos países tienen mar, otros no; unos tienen recursos energéticos, otros no; unos poseen tierras abundantes para producir alimentos, otros no; unos tan saturados de maquinas y fabricas están, que ni respirar se puede el aire de sus atmósferas envenenadas (APLAUSOS), otros no poseen más que sus escuálidos brazos para ganarse el pan. Unos países poseen, en fin, abundantes recursos, otros no poseen nada. ¿Cuál es el destino de estos? .Morirse de hambre? .Ser eternamente pobres? .Para que sirve entonces la civilización? Para que sirve la conciencia del hombre?

Para que sirven las Naciones Unidas? (APLAUSOS) .Para que sirve el mundo?

No se puede hablar de paz en nombre de las decenas de millones de seres humanos que mueren cada ano de hambre o enfermedades curables en todo el mundo. No se puede hablar de paz en nombre de 900 millones de analfabetos.

El ruido de las armas, del lenguaje amenazante, de la prepotencia en la escena internacional debe cesar. Basta ya de la ilusión de que los problemas del mundo se puedan resolver con armas nucleares. Las bombas podrán matar a los hambrientos, a los enfermos, a los ignorantes, pero no pueden matar el hambre, las enfermedades, la ignorancia. No pueden tampoco matar la justa rebeldía de los pueblos y en el holocausto morirán también los ricos, que son los que más tienen que perder en este mundo (APLAUSOS).

Digamos adiós a las armas y consagrémonos civilizadamente a los problemas más agobiantes de nuestra era. Esa es la responsabilidad y el deber más sagrado de todos los estadistas del mundo. Esa es, además, la premisa indispensable de la supervivencia humana. !Muchas gracias!"

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