06/01/2020
Arturo Ezquerro —médico psiquiatra, psicoterapeuta de orientación psicoanalítica y grupo analista— es profesor en el London Institute of Group Analysis y, en las tres décadas anteriores, ha sido Jefe de los Servicios Públicos de Psicoterapia en el distrito de Brent, Londres. Fue el primer español en conseguir este tipo de jefatura.
Es autor de más de 70 publicaciones, incluyendo los libros ‘Encounters with John Bowlby (Routledge: Londres y Nueva York) y ‘Relatos de apego’ (Psimática: Madrid). En esta ocasión, el profesor Ezquerro comparte un artículo de análisis sobre la salida del Reino Unido de la Unión Europea, que ha titulado ‘Brexit y Reyes Magos’.
Libro
Se une de esta manera al grupo de emigrantes españoles que detallan sus experiencias ante el Brexit en La Mirada del Lector de La Vanguardia, sobre todo, después de la victoria electoral de Boris Johnson, que le debe permitir aplicar su plan para que los británicos abandonen la Unión Europea el próximo 31 de enero.
“Nací en Logroño, La Rioja; la tierra con nombre de buen vino; cuna del castellano y del euskera. Mi infancia fue emocionalmente difícil. Perdí dos hermanos y una hermana en los primeros 4 años de mi vida. Estudié medicina en la Universidad de Navarra. Tuve la fortuna de lograr distinciones académicas”.
“Con mi generación comenzó el programa MIR (médicos internos residentes). Nos presentamos más de 30 mil médicos para apenas 2 mil plazas. Tuve suerte de conseguir una. Me formé en psiquiatría general en la Fundación Argibide de Pamplona con el Dr Vicente Madoz, quien se había formado en Oxford en la década de 1960. De él aprendí el rigor clínico anglosajón y un humanismo existencial de compromiso con los pacientes. Siempre lo llevaré conmigo”.
“El Dr Madoz me animó a hacer una segunda especialidad en Inglaterra: psiquiatría infanto-juvenil, la cual no existía en la España de entonces. Y en 1983, me lancé a la aventura londinense”.
“En aquella época había fundamentalmente tres tipos de inmigrantes en Reino Unido: los millonarios, los aventureros con talento y los desesperados. Los primeros tenían las puertas abiertas de par en par. Los últimos eran utilizados habitualmente como mano de obra barata”
“A mí me pusieron en el grupo de en medio, cortesía de su majestad, y desde entonces me trataron como médico más que como inmigrante. Eran otros tiempos”.
“Tuve el privilegio inmenso de formarme con John Bowlby en la Clínica Tavistock de Londres, durante los 6 últimos años de su vida (1984-1990). Bowlby es el ‘padre’ de la teoría del apego y uno de los más lúcidos e influyentes pensadores británicos del siglo XX”.
“Para mí, la Unión Europea es un proyecto supranacional sólido, perseverante, imperfecto y en constante evolución, en el que se exploran y desarrollan configuraciones cada vez más complejas y sofisticadas de colaboración y de apego grupal”
“Según este enfoque, el Brexit es un retroceso: una involución. ¿Cómo ha podido ocurrir? Desde una perspectiva histórica, tanto geopolítica como cultural y religiosa, Reino Unido es una parte integral de Europa”
“Esta ambivalencia y este deseo de separación son rasgos internalizados del carácter inglés. El estereotipo de ser fríos y reservados corresponde a los ingleses (los escoceses, los galeses y los irlandeses son más cálidos y cercanos)”.
“Hay un dicho popular que comenzó a usarse hace 4 siglos y que habla por sí solo: “la casa de un inglés es su castillo”. Imagino que el Canal de la Mancha es el foso del castillo, que protegió a Inglaterra de las invasiones de la Armada española de Felipe II, de Napoleón y de Hitler”.
Nacionalismo inglés
“El sentimiento del Brexit es tan antiguo como la existencia de la nación inglesa. Podemos remontarnos al rey Enrique VIII quien, para anular su matrimonio con Catalina de Aragón en 1534, desafió la autoridad del Papa y estableció la iglesia anglicana”
“Algunos ven al nuevo Primer Ministro, Boris Johnson, como un sucedáneo del mismísimo Enrique VIII”.
“En los siglos XVIII y XIX, una Gran Bretaña ya unida e impulsada por su revolución industrial, construyó un vasto imperio. Esto instigó un sentimiento de superioridad sobre sus vecinos europeos”.
“Esta amalgama de sentimientos de separación y de superioridad (profundamente arraigada en el inconsciente colectivo de Inglaterra) ha jugado un papel importante en el desarrollo de una relación altamente ambivalente entre Reino Unido y la Unión Europea”.
“Un caso que me viene a la cabeza, que es algo extremo pero que puede ilustrar ese arraigado perfil histórico, es el de un paciente inglés. Ante el temor de que pudiera convocarse un segundo referéndum sobre el Brexit, el pasado mes de octubre me escribió”:
— “Dr Ezquerro, si no abandonamos la Unión Europea, la democracia está muerta en este país. Si nos quedamos, seremos parte de los Estados Unidos de Europa. ¿Qué pasará entonces con nuestra familia real? Si Europa quisiese reconocer a nuestra reina como la cabeza visible de Europa, entonces, y sólo entonces, pensaré en ser parte de Europa. Si fuera necesario, estaría dispuesto a tomar las armas para mantener nuestra libertad”.
Ese sentimiento nacionalista inglés, aparentemente fuera de lugar, parece ser un síntoma de un duelo no resuelto por la pérdida de la gloria y el poder del imperio británico.
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La salida del Reino Unido de la Unión Europea, también conocida popularmente como brexit, palabra combinada de las palabras inglesas Britain, ‘Gran Bretaña’, y exit, ‘salida’), fue un proceso político que consiguió el abandono por parte del Reino Unido de su condición de Estado miembro de la Unión Europea. Tras un referéndum celebrado el 23 de junio de 2016 en el que el 51,9 por ciento de los votantes apoyó abandonar la Unión Europea, el Gobierno británico invocó el artículo 50 del Tratado de la Unión Europea, iniciando un proceso de dos años que debía concluir con la salida del Reino Unido el 29 de marzo de 2019. Ese plazo fue prolongado en primer término hasta el 12 de abril de 2019. El plazo volvió a ser prolongado hasta el 31 de octubre de 2019.23 Por tercera y última vez, el plazo volvió a ser prorrogado hasta el 31 de enero de 2020.
Pasada esa fecha, tras haberse aprobado definitivamente el Acuerdo de Retirada a las 00:00 horas del viernes 31 de enero, Reino Unido abandonó automáticamente la Unión Europea a las 23:00 horas (hora británica) de dicho día. En virtud de dicho acuerdo, habrá un periodo transitorio hasta el 31 de diciembre de 2020 por el cual Reino Unido se mantendrá en el mercado europeo y los ciudadanos y las empresas no notarán diferencias. Reino Unido y la UE deberán negociar una nueva relación comercial los siguientes meses.
La retirada de la Unión Europea ha sido defendida principalmente por los euroescépticos de derecha (aunque también en menor medida por los de de izquierda), mientras que los proeuropeos, que abarcan todo el espectro político, han abogado por la membresía continua y el mantenimiento de la unión aduanera y el mercado común. Ya en 1975 se había celebrado un primer referéndum sobre la permanencia del país en la Comunidad Económica Europea, precursora de la UE, con resultado favorable a la permanencia. En los años setenta y ochenta, la salida de la Comunidad Europea fue abogada principalmente por la izquierda política, y el manifiesto electoral de 1983 del Partido Laborista abogó por la retirada total. En 1987, el Acta Única Europea, la primera revisión importante de los Tratados de Roma de 1957, estableció formalmente el mercado único europeo y la Cooperación Política Europea
Desde la década de 1990, la oposición a una mayor integración europea vino principalmente de la derecha. Cuando en 1992 el Tratado de Maastricht, que creó la UE y el mercado único y garantizó las cuatro libertades básicas (la libre circulación de bienes, servicios, capitales y personas en toda la UE) fue presentado ante el Parlamento, hubo divisiones dentro del Partido Conservador, lo que llevó a una rebelión sobre el Tratado.
El Partido de la Independencia del Reino Unido (UKIP por sus siglas en inglés), formado en 1993, creció fuertemente a principios de la década de 2010 y la influencia de la campaña People's Pledge («Compromiso del Pueblo») entre partidos también se ha descrito como influyente para lograr un referéndum. El primer ministro conservador, David Cameron, prometió durante la campaña para las elecciones generales de 2015 celebrar un nuevo referéndum, una promesa que cumplió en 2016 tras la presión del ala euroescéptica de su partido. Cameron, que había hecho campaña para permanecer, renunció después del resultado y fue sucedido por Theresa May, su ex-Ministra del Interior. Llamó a elecciones generales anticipadas menos de un año después, pero perdió su mayoría general. Su gobierno minoritario fue apoyado en votos clave por el Partido Unionista Democrático.
May anunció la intención del gobierno de no buscar ser miembro permanente del mercado interior europeo o de la unión aduanera de la UE después de abandonar la UE y prometió derogar la Ley de Comunidades Europeas de 1972 e incorporar la legislación vigente de la Unión Europea en la legislación nacional del Reino Unido. Las negociaciones con la UE comenzaron oficialmente en junio de 2017. En noviembre de 2018, se publicó el Proyecto de Acuerdo de Retirada, negociado entre el Gobierno del Reino Unido y la UE. La Cámara de los Comunes votó en contra del acuerdo por un margen de 432 a 202 (la mayor derrota parlamentaria en la historia para un gobierno del Reino Unido en funciones) el 15 de enero de 2019, y nuevamente el 12 de marzo con un margen de 391 a 242 en contra del acuerdo.
El 14 de marzo de 2019, la Cámara de los Comunes votó para que May le solicite a la UE una extensión del período permitido para la negociación. Miembros de toda la Cámara de los Comunes rechazaron el acuerdo. Los líderes sindicales exigieron que cualquier acuerdo debe mantener una unión aduanera y un mercado único. Theresa May acabó dimitiendo en julio de 2019 y fue sustituida por Boris Johnson, quien obtuvo un gran resultado electoral en diciembre de ese año.
El amplio consenso entre los economistas es que el brexit tiene la posibilidad de reducir la renta per cápita real del Reino Unido a mediano y largo plazo, y que el referéndum sobre el brexit en sí mismo dañó la economía. Existe la posibilidad que el brexit reduzca la inmigración desde países del Espacio Económico Europeo (EEE) al Reino Unido, y plantea desafíos para la educación superior y la investigación académica del Reino Unido. A partir de julio de 2019, el tamaño de la "ley de divorcio" —la parte del Reino Unido de las obligaciones financieras de la UE— y las relaciones con Irlanda y otros Estados miembros de la UE siguen siendo inciertas.
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