Gilles de Montmorency-Laval, barón de Rais, llamado Gilles de Rais o Gilles de Retz (Champtocé-sur-Loire, c. 1405-Nantes, 26 de octubre de 1440), fue un militar y noble francés del siglo XV que luchó en los años finales de la guerra de los Cien Años junto a Juana de Arco. Fue juzgado y ejecutado, entre otros motivos, por los casos de abuso sexual y asesinato que cometió hacia múltiples niños y adolescentes.
Biografía
Fue nombrado Mariscal de Campo por su participación en la Guerra de los Cien Años, en la que fue compañero de Juana de Arco y uno de los que más creyó en ella, y heredó una gran fortuna. Pero su buena fama en los pueblos franceses se vio truncada cuando se le acusó de ser el responsable de atrocidades que habría cometido con centenares de niños y niñas en una corte formada por brujos, alquimistas, videntes y adoradores del diablo.
Junto con Erzsébet Báthory, la aristócrata húngara conocida como «la condesa sangrienta», es considerado como uno de esos aristócratas que utilizó su gran fortuna para dar rienda suelta a sus fechorías. Este hombre impulsivo, cuyos crímenes contradecían su exacerbada fe y creencia cristiana, que seguía la frase del pregón pascual O felix culpa quae talem et tantum meruit habere redemptorem —traducido como «¡Oh feliz la culpa que mereció tal Redentor!»— y que tuvo un anhelado deseo del perdón de Dios, también podría ser una de las fuentes históricas en las que se basó Charles Perrault a la hora de explicar la historia de Barba Azul.
Georges Bataille lo calificó como «un niño con poder», y lo acusó de «ser un monstruo esencialmente infantiloide» y de «tener un carácter arcaico». En sus juicios, Gilles de Rais confesó, previo paso por la tortura inquisitorial, que habría actuado según la naturaleza que le habrían impuesto los astros, y que no habría podido controlarse.
Infancia y juventud.
Fue el primer hijo de uno de los grandes linajes de Francia, Guy II de Laval y Marie de Craon. Nació en la torre negra del castillo de Champtocé, bañado por el río Loira en la región de Bretaña.
Tras la muerte de sus padres, Gilles y su hermano menor René quedaron bajo la tutela de su abuelo materno, Jean de Craon. Según dijo en sus juicios, De Rais no tuvo ningún tipo de control por parte de su abuelo e hizo siempre lo que quiso.
Su abuelo De Craon quería aumentar su fortuna y poder de forma calculadora, a diferencia de Gilles, hombre también carente de escrúpulos, que se dejaba llevar por sus impulsos violentos pero que era un inútil en política, según Georges Bataille.
Acciones militares.
Su abuelo De Craon le recomendó a Guillaime La Jumelliers como consejero en política, estrategias militares y finanzas. Se puso a las órdenes de Juan V, duque de Bretaña en las querellas residuales de la Guerra de Sucesión Bretona, entre los Montfort y los Penthièvre. Luchó siempre en la vanguardia con sus soldados —tropas pagadas por él—.
Gilles raptó a su prima Catherine de Thouars, y se casó con ella el 30 de noviembre de 1420.9 La familia Thouars poseía varios castillos. Cuando la viuda Béatrice de Montjean, suegra de Gilles, se casó con Jacques Meschin de la Roche-Aireault, Gilles y De Craon la raptaron y la encerraron a pan y agua hasta que cedió los castillos que ellos pedían. Gilles Meschin, hermano de Jacques Meschin, y otros hombres quisieron rescatar a Béatrice de Montjean y fueron encarcelados también por Craon, de forma que Gilles Meschin murió. Mientras tanto, Gilles y su primera esposa tardaron en tener descendencia, que finalmente llegó en forma de una niña, Marie, nacida en 1429.
Después de las campañas de Juan V, Gilles rindió homenaje a Carlos VII, delfín de Francia en aquel momento, para combatir contra los ingleses y sus aliados de Borgoña. Lo reclutó Georges La Tremoille, gran chambelán del rey. Fue en esa época cuando Gilles conoció, en 1429, a Juana de Arco.
El delfín Carlos concedió un pequeño ejército a Gilles y a Juana para liberar Orleans del asedio inglés. Junto a ellos estaban otros generales como el Bastard de Órleans —conde de Dunois—, el duque de Alençon y La Hire. En solo ocho días las fuerzas francesas lograron levantar un sitio que duraba ya varios meses. Entraron triunfales en la ciudad y todo el mundo los veía como los salvadores de Francia. Poco después contribuyó a las victoria francesas en la batalla de Jargeau y en la batalla de Patay. Además, en ese mismo año fue proclamado mariscal de Francia con tan solo 25 años. Adoptó la flor de lis en su escudo de armas, cuando Carlos VII fue proclamado rey el 17 de julio en la catedral de Reims.
Mientras disfrutaba de su posición como mariscal de Francia ocurrió otro hecho: la captura y condena a muerte en la hoguera de Juana de Arco, el 31 de mayo de 1431. Gilles se encontraba a unos 25 kilómetros de Ruan, localidad en donde se había celebrado el juicio, y se cree que intentó llevar a cabo el rescate de su compañera de armas, aunque finalmente no lo pudo realizar. Su última acción en la guerra de los Cien Años fue en la batalla de Lagny, en agosto de 1432, en la que resultó victorioso.
Además de la muerte de Juana de Arco, el chambelán La Tremoille, su protector, cayó en desgracia en 1434 después de la campaña de amparo al duque de Borbón contra el duque de Borgoña, que sitiaba la ciudad de Grancey. Tras la muerte de su abuelo en 1432, Gilles tuvo plena libertad para hacer lo que quisiera.
Declive y crímenes.
Era culto aunque no reflexivo, ávido de riquezas pero despilfarrador. Desde ese momento se entregó a los más locos dispendios para satisfacer sus más caros caprichos. Tenía pasión por todas las artes, especialmente por la música. Se exacerbaba con los cantos gregorianos, llegando al éxtasis. Si oía decir que se había escuchado una hermosa voz, no descansaba hasta conseguir llevar a su servicio a quien la poseyera, por muy lejos que estuviera, como los cantores contratados en Poitiers, André Buchet, de Vannes, y Jean de Rossingol, de La Rochelle, a quienes sugestionó haciéndoles partícipes de sus fechorías y crímenes. Poseía muchos órganos de toda clase. El sonido de este instrumento le producía tal enajenación que se los hizo construir portátiles para que lo acompañaran en sus menores traslados. Consiguió, en su exaltación religiosa, ser nombrado canónigo de Saint-Hilaire-de-Poitiers y se rodeó de una comitiva de cincuenta eclesiásticos, junto con 200 soldados de caballería, cuya sede se encontraba en la capilla de los Saints-Innocents, en Machecoul.
Por otra parte, todo el que acudía a él disfrutaba de su generosidad; el extranjero era bien recibido, cualquiera que fuese su condición, a cualquier hora del día o de la noche; tenía hospitalaria mesa, y era raro que abandonase su mansión sin salir colmado de dones en especies o en metálico. Gastaba dinero en ostentación para recuperar el prestigio perdido. Realizaba grandes banquetes. Gastó la mayoría de su fortuna en obras teatrales y en fiestas.
Para procurarse el dinero necesario, tuvo que recurrir a numerosos arbitrios y ruinosos contratos. Logró la colaboración de aposentadores, burgueses y mercaderes, que le adelantaban a un interés usurario las sumas que, por una generosidad neurótica, se le fundían entre los dedos y se hundían en un abismo sin fondo.
En 1437 vendió Ingrandes y Champtocé a Juan V de Bretaña por unos escasos 100 000 escudos. Gilles se aproximaba al momento en que se anunciaba, amenazadora, la ruina inevitable. Sus cofres estaban vacíos y su crédito agotado; los que le habían rodeado en las horas dichosas, presintiendo el desastre, se alejaban de él. Ante esta situación se vuelve hacia el esoterismo, buscando en la alquimia el modo de fabricar el oro que le faltaba (se interesó, por ejemplo, en el secreto de la Piedra filosofal). De esta forma se rodeó de nigromantes y alquimistas. Finalmente, cayó en manos de un embaucador florentino llamado François Prelati, quien le aseguró que llenaría sus arcas gracias a la magia negra.
El mariscal visitaba con frecuencia a su cómplice y se informaba con ansiedad del resultado de las investigaciones. Prelati aseguró a su señor que, en una de sus invocaciones, había visto cerca de él al demonio, pero que esta aparición fantástica se había desvanecido sin que hubiera podido pronunciar palabra alguna. El crédulo mariscal, que tenía un pánico atroz al diablo aunque nunca lo hubiese visto, hizo caso de Prelati, y mandó que se redoblasen los ensalmos y los conjuros. En otras ocasiones, Prelati fingía estar herido al salir de una de sus invocaciones, que siempre se realizaban en un cuarto escondido, causando en Gilles más pánico. Sillé fue el proveedor de todos los elementos para las invocaciones en Tiffauges y el padre Eustache Blanchet el encargado de contratar a los invocadores, como Prelati y La Riviére —el cual aseguró haber visto al demonio en una invocación en un bosque en forma de leopardo, ante la credulidad de Gilles— o alquimistas como Jean Petit, el cual realizó varios hornos para trabajar con mercurio.
Sin embargo, los hornos creados debieron ser destruidos ya que el futuro Luis XI, el delfín, visitó a Gilles por una orden del rey Carlos VII, quien condenaba la alquimia como herejía.
«Es imposible que el mariscal salga bien de sus empresas —dijo uno de los familiares de Gilles de Rais— si no ofrece al demonio la sangre y los miembros de un niño».
A esto se unía, además, su voluntad de matar niños para su disfrute y placer personal en el transcurso de orgías sexuales y etílicas.
En su afán por procurarse víctimas para sus sacrificios, servidores de Gilles de Rais como Henriet y Poitou recorrían los pueblos y las aldeas buscando niños y adolescentes a los cuales prometían que los harían pajes en los castillos del señor de Rais. Siempre en lugares lejanos, incluso en algunas ocasiones el propio Gilles con amabilidad acudía personalmente a las casas de los plebeyos para asegurar a los parientes de los niños un prometedor futuro. De las víctimas los padres no tenían más noticias y, si preguntaban, les respondían que estaban bien. Pronto la gente se alarmó y de Rais recurrió a los raptos.
Pero la gran locura llegaba por la noche cuando él y sus esbirros se dedicaban a torturar, vejar, humillar y asesinar a los niños previamente secuestrados. Después de cada sangrienta noche, Gilles salía al amanecer y recorría las calles solitario, como arrepintiéndose de lo hecho, mientras sus secuaces quemaban los cuerpos inertes de las víctimas. El temor se apoderó de los habitantes de los pueblos. Los criados tuvieron que ampliar su campo de acción, con lo que el pavor se extendía más y más. Hasta que las murmuraciones se convirtieron en gritos que llegaron a las más altas autoridades.
Llegó a utilizar varias de sus posesiones, no solo el castillo de Tiffauges, para cometer sus fechorías, como el castillo de Machecoul, el de Champtocé y la casa de la Suze.
Una vez se aprovechó de unos niños que eran mendigos y que fueron a pedir limosna inocentemente a su castillo. Gilles los violó y desmembró, las víctimas fueron asesinadas por decapitación, degollamiento, desmembramiento o rotura de cuello. Una vez muertos, los abrazaba fuertemente y deliraba; en otras ocasiones se reía ante los últimos estertores del niño y muchas veces cortaba la vena yugular haciendo brotar la sangre.
En algunas ocasiones cuando asesinaba a una de sus víctimas se arrepentía y juraba partir hacia Tierra Santa para redimir sus pecados, pero al poco tiempo volvía a cometer las mismas atrocidades.
Durante los ocho años de terror, Gilles parecía no vivir en un mundo real, rodeado de gran fastuosidad y como si no se diera cuenta de las brutales acciones que llevaba a cabo. Según contó en el juicio que se le hizo, junto con su grotesca corte, cortaban las cabezas de varios niños recién muertos y hacían competiciones para elegir los rostros más bellos. Las cabezas eran ensartadas en picas y las iban calificando. Se llegó a contar que estas calificaciones las firmaba el mismo diablo, ya que un brujo llamado Rivière podía invocarlo, o a uno llamado Barrón, al cual le ofrecían un sacrificio, como los órganos de un niño.
En continuadas ocasiones, su hermano René intentó salvar el patrimonio familiar que Gilles estaba vendiendo; incluso, con la ayuda del rey, logró un edicto según el cual Giles no podía vender más posesiones. René logró así comprar el castillo de Machecoul.
Fin de su vida.
Pero llegó el momento de que todo esto acabara, y ese momento fue cuando el obispo de Nantes, Jean de Malestroit, investigó las desapariciones de Bretaña y vio que no eran casuales. Malestroit descubrió los crímenes gracias al hecho de que, en plena depresión, Gilles vendió uno de sus últimos castillos, el de Saint-Etienne-de-Memorte, al tesorero de Juan V, Geoffroy Le Ferron. Gilles se enteró de que un primo suyo, el señor de Villecigne, quería comprar el castillo y creyó que Le Ferron no aceptaría la anulación. Este había dejado a su hermano Jean, eclesiástico, al frente del castillo. Gilles, en otro de sus impulsos, atacó la iglesia donde Jean celebraba misa y lo secuestró, encerrándolo en Tiffauges. El ataque fue conocido por el duque de Bretaña y por el propio Malestroit. Juan V mandó a su hermano, condestable del rey, a rescatar a Jean Le Ferron mientras él intentaba apaciguar a Gilles.
Finalmente, Gilles de Rais fue capturado el 15 de septiembre de 1440, cuando se presentó a las puertas del castillo de Machecoul, donde estaba entonces Gilles de Rais, un grupo armado al mando del capitán Jean Labbé, que iba acompañado por el notario Robin Guillaumet en nombre del obispo de Nantes, portando órdenes del duque. Gilles de Rais se entregó, junto con Prelati, Blanche, Henriet y Poitou, y fue llevado a juicio. El 19 del mismo mes, es decir, cuatro días después de su detención, empezó el interrogatorio que continuó el 28, y el 8, 11, 13, 15 y 22 de octubre.
En el juicio, altamente detallado y cuyos escritos del siglo XV aún existen, pasaba del insulto a los jueces al hundimiento más absoluto. Aparentemente las declaraciones de Gilles y sus cómplices fueron tan estremecedoras que los jueces ordenaron omitir de las actas las peores partes. Fue encerrado en una prisión acomodada por su condición de noble. Se declaró al principio inocente, pero en uno de los trastornos de personalidad que ya sufría de años atrás, rectificó y se declaró culpable, quedando el día 15 de octubre muy arrepentido de lo que había hecho. Finalmente, el día 22, ante los jueces eclesiásticos comandados por el obispo de Saint-Brieuc, documentó todos los asesinatos y las vejaciones que practicaba a los niños de entre 7 y 20 años, actuaciones pedófilas, rasgaduras, colgamientos del techo por ganchos, decapitaciones, etcétera.
Dijo que hasta había bebido la sangre de los niños, incluso cuando estos aún estaban vivos, que «necesitaba aquel goce sexual» y que había escrito un libro de conjuros con la sangre de los asesinados. Fueron confesiones tremendas, y toda Francia se convulsionó ya que la gente no se creía que uno de sus héroes fuera un hombre tan vil. Se constató que había matado entre 80 y 200 víctimas, todas menores de edad, aunque probablemente fueran muchas más. Fue condenado por asesinato, sodomía y herejía.
Ante su desmedido arrepentimiento fue incluso objeto de compasión de clérigos y plebeyos y se concedió la petición de que fuera una comitiva detrás de él hacia su lugar de ejecución. Finalmente, el 26 de octubre de 1440 Gilles de Rais, junto a dos de sus más perversos colaboradores, habiendo rechazado la gracia real —perdón de la pena que se le extendía por ser Par de Francia—, fue conducido al prado de la Madeleine en Nantes para ser ahorcado y quemado públicamente. Se comportó dignamente y arengó a los que morirían con él a pensar solo en la salvación.
Su cuerpo fue bajado del cadalso antes de que las llamas lo alcanzasen, a diferencia de los de sus colaboradores, y fue enterrado en la iglesia de las carmelitas de Nantes.
Juicios seculares y eclesiásticos.
Investigaciones eclesiásticas y seculares.
Probablemente poco después del ataque en Saint-Étienne-de-Mer-Morte, la justicia eclesiástica abrió una investigación secreta, la inquisitio infamiae . Este trámite inquisitivo se inicia con una fase de información destinada a recabar testimonios sobre la fama de un individuo, es decir, sobre su reputación establecida por el rumor en un marco legal.
En consecuencia, obispo Jean de Malestroit realizó una visita pastoral a su diócesis de Nantes, comenzando por la parroquia de Notre-Dame donde se encuentra el Hôtel de la Suze, donde vive Gilles de Rais. El obispo busca así información sobre los infames rumores que corren sobre las desapariciones de niños alrededor de las casas del barón.
El 29 de julio de 1440, los resultados de la investigación eclesiástica se publican en forma de cartas patentadas por Malestroit: Rais es acusado por el rumor público de violaciones y asesinatos cometidos contra numerosos niños, así como de invocaciones y pactos demoníacos.
Al mismo tiempo, la justicia secular procede a la audiencia de los mismos testigos en el marco de la investigación dirigida por el secretario Jean de Touscheronde en nombre de Pierre de L'Hôpital , juez mayor de Bretaña.
El 13 de septiembre de 1440, el Señor de Rais es citado para comparecer ante el tribunal eclesiástico de Nantes, acusado de "asesinato de niños, sodomía, invocación de demonios, ofensa a la divina Majestad y herejía" .
El 15 de septiembre de 1440, el barón es arrestado en su castillo de Machecoul por Jean Labbé, capitán de armas al servicio del duque de Bretaña.
Acusados.
Entre los acusados se encuentran el clérigo Francesco Prelati, el sacerdote Eustache Blanchet, los sirvientes Henriet Griart y Étienne Corillaut, conocidos como “Poitou”, así como Tiphaine Branchu y Perrine Martin, conocidos como “la Meffraye” , las dos mujeres acusadas de ser proveedoras de niños.
Los primos del barón de Rais, Gilles de Sillé y Roger de Briqueville, fueron acusados, prófugos de la justicia, y no son aprehendidos.
Primeras audiencias.
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Tras su arresto el 15 de septiembre de 1440 Gilles de Rais aparecen en una fecha desconocida para el corte secular de Nantes, presidido por Pierre de l'Hôpital, Presidente y Juez mayor de Bretaña, Gran Oficial del Duque Juan V . El barón debe responder a los cargos relacionados con el asesinato de niños y el ataque a la iglesia de Saint-Étienne-de-Mer-Morte seguido de la ocupación del castillo del mismo lugar. Sin embargo, el informe no oficial de esta primera audiencia solo menciona la respuesta de Gilles a los jueces civiles sobre el caso Saint-Étienne-de-Mer-Morte, sin ninguna referencia a los asesinatos.
El 18 de septiembre, en el marco del proceso secular, el clérigo Jean de Touscheronde comienza a recoger los testimonios de los padres de los niños desaparecidos.
El 19 de septiembre de 1440, en la gran sala superior del castillo de la Tour Neuve , Gilles de Rais aparece por primera vez ante la autoridades judiciales eclesiásticas de Nantes, es decir, el tribunal eclesiástico presidido por Jean de Malestroit, obispo de Nantes, y canciller del duque Juan V . Este último cargo convierte a Malestroit en “el superior jerárquico de toda la administración judicial, incluida la de Pierre de L'Hôpital, presidente de la corte secular y juez mayor de Bretaña. "
El "promotor [es decir, el fiscal ] de las causas de la fe" Guillaume Chapeillon acusa al barón de haber cometido " herejía doctrinal" y por ello lo convoca a comparecer el día 28 del mes ante el representante de la Inquisición de la ciudad. Y diócesis de Nantes: el dominico Jean Blouyn, vicario del inquisidor del reino de Francia Guillaume Merici.
Durante esta primera audiencia, el tribunal eclesiástico aparentemente no presenta los cargos relacionados con el asesinato de niños, como el tribunal secular. En todo caso, Gilles de Rais consiente en comparecer ante sus dos jueces, el obispo canciller y el vice-inquisidor, en la fecha acordada por el tribunal eclesiástico.
En consecuencia, Jacques Chiffoleau , historiador de la religión y las instituciones medievales, considera:
“Que deberíamos hablar de juicios. Si el obispo de Nantes inicia el caso a través de su juez -el funcionario-, pronto nombra al representante del Inquisidor de Francia -lo que transforma la causa y le da las características de un procedimiento típico inquisitorial- , y es retransmitido o duplicado por el juez del duque, para un juicio típicamente secular. Este doble o triple carácter del proceso plantea el problema, capital en tiempos de Juan V y Carlos VII , de las relaciones entre lo religioso y lo político, de la naturaleza teológico-política del poder. "
De acuerdo con la conceptualización de la soberanía siglo XV, la celebración de estos "juicios doble, emparejado, casi mixto" se justifica por la naturaleza dual - temporal y eterna - un "crimen imperdonable" de traición ducal y divina.
Testimonios de los padres.
El tribunal eclesiástico finalmente consagra la sesión de 28 de septiembre de 1440 escuchar a diez denunciantes sin la presencia de Gilles de Rais, posponiéndose la comparecencia del barón hasta 8 de octubre. Al mismo tiempo, 27 de septiembre para 8 de octubre, Jean de Touscheron de sigue escuchando a muchos padres de niños desaparecidos, como parte de la investigación civil.
Acumulación de cargas
Sábado 8 de octubre de 1440, en la sala inferior del castillo de la Tour Neuve, los diez demandantes del 28 de septiembre son escuchados nuevamente por el tribunal eclesiástico.
El mismo día, en un gran aposento alto del castillo, el señor de Tiffauges compareció nuevamente ante el mismo tribunal, esta vez integrado por el obispo Malestroit y el inquisidor dominico Jean Blouyn, asistido por notarios públicos y escribas. También está presente el “presidente de Bretaña” Pierre de L'Hôpital , responsable de la corte secular.
El "promotor de las causas de la fe" Guillaume Chapeillon expone oralmente los artículos de la acusación, revelando todos los delitos y delitos alegados contra Gilles de Rais.
El medievalista Jacques Chiffoleau recuerda que “(…) las acusaciones lanzadas contra el Mariscal en realidad forman un tríptico obligatorio cuyo origen es muy antiguo y que une muy estrechamente:
1º) la rebelión, es decir el rechazo interiorizado del orden legal;2º) el pacto con el diablo, que otorga poderes mágicos;3) actos contra la naturaleza, [tal] sodomía ” .
Sin embargo, Chiffoleau precisa que al "insistir en el peso del procedimiento y en los modelos muy fuertes que entonces gobiernan a los jueces" , no pretende, como historiador, entregar una verdad judicial sobre los juicios.
Ante las acusaciones, el señor de Rais desea desafiar a sus jueces. Jean de Malestroit y su hermano Blouyn rechazaron inmediatamente su recurso, considerado "frívolo" , alegando que no se había presentado por escrito. El barón niega "la veracidad de dichos artículos" y niega que haya motivos para un juicio, mientras se afirma a sí mismo como "un verdadero cristiano" .
El promotor luego jura decir la verdad y luego le pide a Gilles que haga el mismo juramento, en vano. Malestroit y Blouyn convocan a Gilles a jurar, amenazándolo con la excomunión, pero el acusado persiste en su negativa y sus negaciones. En reacción, el obispo de Nantes y el vicario del inquisidor convocan el martes al promotor Guillaume Chapeillon y al mariscal de Rais.11 de octubre.
El día señalado, Malestroit y Blouyn posponen la aparición de Gilles de Rais hasta dos días después. Vuelven a escuchar, en la sala inferior del castillo de la Tour Neuve, las quejas y lamentos de los familiares de las víctimas, que ruegan al obispo y al vice-inquisidor "que les proporcione la justicia necesaria y oportuna".
El jueves 13 de octubre las 9 de la mañana, en la gran sala alta del castillo, en presencia de Malestroit, Blouyn, L'Hôpital y personalidades de Nantes, el promotor Guillaume Chapeillon lee la acusación de cuarenta y nueve artículos frente a Gilles de Rais. Interrogado sobre este tema por el obispo y el vice-inquisidor, el señor de Tiffauges se niega a reconocer la autoridad de sus jueces y los trata como “ simoniacs ” y “ribaud” , lo que provoca como reacción su excomunión .
Cuando el juicio se reanude el sábado 15 de octubre, "Se produce una reversión decisiva" ya que Gilles reconoce a Malestroit y Blouyn como sus "jueces competentes" , admite haber "cometido y perpetrado maliciosamente los crímenes y delitos previstos en su jurisdicción" y luego pide, entre lágrimas, perdón del obispo, del vice-inquisidor y otros clérigos por las palabras ofensivas pronunciadas contra ellos, que le conceden sus jueces.
Excomunión y confesión.
Su primera confesión, conocida como "confesión sin juicio" se pronuncia "voluntaria, libre y dolorosamente" en 21 de octubre de 1440 en el “aposento alto” del castillo de Nantes de La Tour Neuve, donde estuvo preso. El imputado repite, con más detalles, esta confesión en la audiencia del 22 de octubre.
Alquimia y evocaciones del mal.
Los 16 y 17 de octubre de 1440, el sacerdote de Saint-Malo Eustache Blanchet y Francesco (François) Prelati, un clérigo toscano de Montecatini Terme, cerca de Pistoia, comparecen ante el tribunal eclesiástico. Estos dos sirvientes del Señor de Rais afirman que su amo se dedicó a la alquimia para encontrar la Piedra Filosofal. Con este fin, el barón envió a buscar en el reino de Francia y en el extranjero "maestros que interceden en el arte del tiro con arco", acusación que luego será retomada por los herederos de Gilles en las memorias destinadas a demostrar su prodigalidad. Blanchet habría reclutado a Prelati en 1438, durante un viaje a Florencia.
Además de los experimentos alquímicos, Prelati declara haber intentado convocar a un demonio familiar llamado "Barron" al castillo de Tiffauges , en presencia de Gilles de Rais. El empleado también afirma haber interrogado a Barron en un prado cerca de Josselin, por lo tanto, no lejos del castillo donde se llevó a cabo la entrevista. Julio 1440 entre el duque Juan V de Bretaña y Gilles de Rais.
Siguiendo los "esquemas interpretativos" de los jueces, estas palabras incriminan al Señor de Tiffauges al asociar estrechamente "su rebelión contra Dios y el Duque" y su relación con el diablo .
Dado que las invocaciones demoníacas con el objetivo de aumentar el poder y la riqueza del Mariscal se habrían perpetrado, a fortiori cerca de Juan V , estos “actos indecibles” amenazarían directamente el poder ducal además de ofender gravemente al Creador .
A estas dos acusaciones principales se suma una tercera, los “atentados a la naturaleza” , es decir, la sodomía y los asesinatos cometidos por Gilles de Rais. Así se construye "un sistema muy coherente" , pero en parte mitológico, según el medievalista Jacques Chiffoleau .
Sentencia y la ejecución de la sentencia.
La sentencia fue pronunciada el 25 de octubre por el tribunal eclesiástico en la gran sala superior del castillo de la Tour neuve, en presencia de Gilles de Rais. A continuación, este último es llevado, el mismo día, al castillo de Bouffay para escuchar el juicio del tribunal secular presidido por el juez mayor de Bretaña, Pierre de L'Hôpital .
Gilles de Rais fue excomulgado por “apostasía herética […] invocación de demonios […] crimen y vicio contra la naturaleza con niños de ambos sexos según la práctica sodomita. "
La decisión del tribunal eclesiástico acusa a Gilles de Rais de ciento cuarenta asesinatos " o más " mientras que el laudo del tribunal secular no puede dejar de número exacto. Gilles de Rais y sus dos sirvientes están condenados a la horca y luego a los quemados .
A petición suya, Pierre de l'Hôpital le concede tres favores: el día de la ejecución, los familiares de las víctimas podrán organizar una procesión, será ejecutado ante sus cómplices y su cuerpo no será totalmente quemado a ser enterrado en la tierra de la iglesia en el monasterio de Notre-Dame des Carmes en Nantes.
Restos.
A la mañana siguiente, miércoles 26 de octubre de 1440, después de una misa en la catedral Saint-Pierre-et-Saint-Paul de Nantes , la actuación se lleva a cabo en el “prado de Biesse” , la parte aguas arriba de la isla de Grande Biesse. Mientras sus sirvientes, Poitou y Henriet, quedan en la hoguera, el cuerpo de Gilles de Rais es retirado, antes de ser demasiado dañado por las llamas.
De acuerdo con la solicitud que había formulado y que le había sido concedida antes de su ejecución, su cuerpo fue enterrado en la iglesia del convento de las Carmelitas de Nantes. Este convento y el monumento funerario dedicado a su memoria serán destruidos durante la Revolución Francesa, y su cuerpo indudablemente arrojado al Loira .
Para conmemorar la tortura, se construyó un monumento expiatorio, cruz de piedra o calvario, en la Chaussée de la Madeleine, cerca del actual Hôtel-Dieu en Nantes (ubicado en la Place Alexis-Ricordeau , y no en el lugar de la ejecución. lugar en la orilla opuesta del Loira).
Este monumento se convierte en lugar de peregrinaje para mujeres embarazadas. Los restos de este pequeño monumento conocido como “Notre-Dame-de-Création-Lait” se conservan actualmente en el museo arqueológico de Nantes.
Declaraciones.
“Yo, Gilles de Rais, confieso que todo de lo que se me acusa es verdad. Es cierto que he cometido las más repugnantes ofensas contra muchos seres inocentes —niños y niñas— y que en el curso de muchos años he raptado o hecho raptar a un gran número de ellos —aún más vergonzosamente he de confesar que no recuerdo el número exacto— y que los he matado con mi propia mano o hecho que otros mataran, y que he cometido con ellos muchos crímenes y pecados. ”“Confieso que maté a esos niños y niñas de distintas maneras y haciendo uso de diferentes métodos de tortura: a algunos les separé la cabeza del cuerpo, utilizando dagas y cuchillos; con otros usé palos y otros instrumentos de azote, dándoles en la cabeza golpes violentos; a otros los até con cuerdas y sogas y los colgué de puertas y vigas hasta que se ahogaron. Confieso que experimenté placer en herirlos y matarlos así. Gozaba en destruir la inocencia y en profanar la virginidad. Sentía un gran deleite al estrangular a niños de corta edad incluso cuando esos niños descubrían los primeros placeres y dolores de su carne inocente."“Contemplaba a aquellos que poseían hermosa cabeza y proporcionados miembros para después abrir sus cuerpos y deleitarme a la vista de sus órganos internos y muy a menudo, cuando los muchachos estaban ya muriendo, me sentaba sobre sus estómagos, y me complacía ver su agonía... ”“Me gustaba ver correr la sangre, me proporcionaba un gran placer. Recuerdo que desde mi infancia los más grandes placeres me parecían terribles. Es decir, el Apocalipsis era lo único que me interesaba. Creí en el infierno antes de poder creer en el Cielo. Uno se cansa y aburre de lo ordinario. Empecé matando porque estaba aburrido y continué haciéndolo porque me gustaba desahogar mis energías. En el campo de batalla el hombre nunca desobedece y la tierra toda empapada de sangre es como un inmenso altar en el cual todo lo que tiene vida se inmola interminablemente, hasta la misma muerte de la muerte en sí. La muerte se convirtió en mi divinidad, mi sagrada y absoluta belleza. He estado viviendo con la muerte desde que me di cuenta de que podía respirar. Mi juego por excelencia es imaginarme muerto y roído por los gusanos ”“Yo soy una de esas personas para quienes todo lo que está relacionado con la muerte y el sufrimiento tiene una atracción dulce y misteriosa, una fuerza terrible que empuja hacia abajo. (...) Si lo pudiera describir o expresar, probablemente no habría pecado nunca. Yo hice lo que otros hombres sueñan. Yo soy vuestra pesadilla.”
Jueces.
Jean de Malestroit fue un cardenal francés que se desempeñó como obispo de la diócesis católica romana de Nantes desde el 17 de julio de 1419 hasta el 1443, cuando renunció.
El inquisidor dominico Jean Blouyn.
Pierre de l'Hôpital, fue un magistrado que ocupó varios cargos bajo el ducado de Juan V de Bretaña :Presidente en el Parlamento de Bretaña desde 1403 hasta su muerte en 1444. Juez universal de Bretaña desde 1403 hasta su muerte en 1444. Fiscal General en Bretaña. Senescal de Rennes.
Cómplices.
François Prelati fue un sacerdote y alquimista italiano que participó en los asesinatos cometidos por Gilles de Rais en el siglo XV. Está pensado por algunos de ser un posible socio sexual de Gilles. Afirmó que podía convocar demonios e involucró a Gilles en esta práctica.
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